(Edberto).
Glorioso, resplandor.
Lo que sabemos de él nos los cuenta san Beda: "Hombre bien conocido por su entrega a Dios y su generosidad en las limosnas". Lo que se cabe con certeza es que estudió en Irlanda y que fue un excelente calígrafo y artista. Tardó tiempo en escribir e iluminar los Evangelios que pueden verse ahora en la Biblioteca Británica. Le dio a los Evangelios una presentación preciosa con sus dibujos y su letra atrayente y viva. Algunas de sus obras se encuentran en la actualidad fuera de Inglaterra, en Italia, en concreto. Hay en sus obras muchos elementos que pertenecen a la iglesia romana y a la irlandesa.
Sucesor de san Cutberto, en el 687, como abad mitrado de la isla de Lindisfarne y tuvo el mérito de ser el impulsor de la veneración a su predecesor y de sus reliquias, que trajeron mucha devoción entre los escoceses, la construcción de la ciudad de Durham, hasta que, durante el anglicanismo, fueron quemadas. Fue muy celebrado por su saber teológico y su vida de oración. Cada año, durante los once de su episcopado, se retiraba durante un tiempo para entregarse exclusivamente a la meditación y a la penitencia. Tenía tan buenas cualidades y dotes que la gente iba a hacerle consultas. Fue muy generoso con los marginados. Cuando murió, después de una larga enfermedad, se le sepultó, según su deseo, junto a san Cutberto.
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