20 de enero de 2015

San SEBASTIÁN. M. 288.


(Bastián)
Venerable. Digno de respeto

Martirologio Romano: San Sebastián, mártir, que, orginario de Milán, llegó a Roma, como refiere san Ambrosio, en el tiempo en el que arreciaban violentas persecuciones y sufrió la pasión; en Roma, donde había llegado como huesped extranjero, tuvo el domicilio de la perpetua inmortalidad; su deposición fue en Roma en las Catacumbas en este mismo día


Parece ser que nació en Narbona o en Milán (según san Ambrosio). Ingresó el ejército romano en el año 269. Jefe de la guardia pretoriana de Maximiano y Diocleciano. Ayudó a muchos cristianos y convirtió a los hermanos santos Marcos y Marcelino, prisioneros en la casa de san Nicóstrato, a quien convirtió a la fe junto a su mujer santa Zoa, dama ilustre a la que devolvió el habla después de seis años de mudez. En casa de Nicóstrato también convirtió al historiador san Claudio y a sus dos hijas, a san Tranquilino, padre de Marcos y Marcelino, y a su esposa Marcia, al prefecto san Cromancio y su hijo san Tiburcio. El papa san Cayo, lo nombró "Defensor de la Iglesia" por el celo que ponía en el socorro de los cristianos perseguidos. 
Fue denunciado al emperador. Maximiano lo llamó, le afeó su conducta y le obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo. Sebastián no dudó y escogió la milicia de Cristo; el emperador, enfurecido, ordenó que sus mismos soldados le cosieran a flechazos. 
La tradición asegura que sobrevivió a las heridas que le infligieron las flechas, ya que sus propios soldados no quisieron matarle. Santa Irene, una piadosa viuda, le curó y, una vez repuesto, reapareció en el palacio para reprochar al emperador su proceder con los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir (otros autores apuntan que murió de un mazado en la cabeza). Los soldados cumplieron esta vez sin errores el encargo y arrojaron su cuerpo a la cloaca Máxima, el lugar más inmundo de toda Roma, donde fue recogido por santa Lucina. Una inscripción en su sepultura dice: “A Sebastián, mártir y campeón de Cristo, defensor de la Iglesia, terror de la peste”. Sebastián está considerado como uno de los prototipos de caballero cristiano. Patrón de San Sebastián y copatrono de Roma. MEMORIA FACULTATIVA. 

San FABIÁN. Papa (236-250). M. 250.


Cultivador de habas. Venerable

Martirologio Romano: San Fabián, papa y mártir, que, siendo simple laico, fue llamado al pontificado por indicación divina y, después de dar ejemplo de fe y virtud, sufrió el martirio en la persecución bajo el emperador Decio. San Cipriano, al hacer el elogio de su combate, afirma que dejó el testimonio de haber regido la Iglesia de modo irreprochable e ilustre


Nació en Roma. Era seglar cuando sucedió al papa san Antero; según la "Leyenda Dorada" era un simple granjero, que cuando iban a elegir nuevo Papa, una paloma se posó sobre su cabeza, y eso se consideró un signo del Cielo, y por ello fue destinado a subir al trono de san Pedro. Fue desterrado a Cerdeña a los 40 días de su pontificado. 
La muerte violenta del emperador Maximino hizo que la Iglesia viviera una relativa calma. Aprovechó los intervalos de paz, especialmente durante el imperio de Felipe el Árabe, para la organización de la vida social de la Iglesia; distribuyendo Roma en siete regiones, cada una con un diácono al frente (uno de estos será san Lorenzo). Cada uno de los siete diáconos tenía un subdiácono como ayudante, y un notario o historiador regional, encargado de redactar las actas de los mártires, que tan buen servicio hicieron en la posteridad. Parece que a él se debe que una misión de obispos evangelizara las tierras de la Galia. Hizo llevar a Roma los restos mortales de santos Ponciano e Hipólito, que se habían visto unidos, en la muerte, en las minas de Cerdeña, después de saber estado discutiendo toda su vida y los enterró en las catacumbas de San Calixto.
El prestigio de Fabián fue inmenso. Decio, se decía que prefería antes un rival en el Imperio que a Fabián en Roma, por esto cayó entre los primeros mártires de la persecución más sanguinaria de la historia, la de Decio. "Me alegro de que un gobierno tan integro como el suyo, haya sido gloriosamente coronado" le escribió san Cipriano desde Cartago. Al parecer también intervino en favor de Orígenes, convencido de su ortodoxia por una carta de éste y, por tanto, lo readmitió a la comunión con la Iglesia romana, de la que se le había excluído anteriormente. Murió en la persecución de Decio, después de haber sido atado a un poste y atormentado con tenazas, fue decapitado. Sus reliquias fueron llevadas a la basílica de San Sebastián y por esta razón estos dos mártires han sido honrados con una única fiesta hasta el 1969, cuando han sido separados en la liturgia. MEMORIA FACULTATIVA.   

Santos FRUCTUOSO, AUGURIO y EULOGIO. M. 259.


(Fructuoso de Tarragona, Fructidor, Fructor, Frutor, Frutoso). Fructífero. Que da fruto.
Augurio: Auscultación de las aves.
(Eulogio de Tarragona). Que habla bien.

Martirologio Romano: En Tarraco (hoy Tarragona), ciudad de la Hispania Citerior (hoy España), pasión de los santos mártires Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, sus diáconos, los cuales, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno, después de haber confesado su fe en presencia del procurador Emiliano, fueron llevados al anfiteatro y allí, en presencia de los fieles y con voz clara, el obispo oró por la paz de la Iglesia, consumando su martirio en medio del fuego, puestos de rodillas y en oración.


Parce ser, que Fructuoso era natural de Tarragona, y durante una peste se dedicó a ayudar a los enfermos, tanto celo puso que lo eligieron obispo de Tarragona, y los otros dos sus diáconos. Mártires en Tarragona, bajo Galieno y Valeriano, la orden la impartió el prefecto Emiliano. El Martiriologio  dice: “…que después de una admirable confesión de fe ante el procurador Emiliano, fueron conducidos a la cárcel y después al anfiteatro, donde el obispo, con voz clara ante los fieles le acompañaban oró por la Iglesia católica extendida pacíficamente de Oriente a Occidente”. 
En 257 aparecía un edicto por el cual los jefes de las iglesias se veían obligados a ofrecer sacrificios a las divinidades del Imperio. En los primeros días del año siguiente, la policía imperial arrestaba a Fructuoso en Tarragona y le encerraba en la cárcel con dos de sus diáconos, Eulogio y Augurio. Toda la "fraternidad" de los cristianos pasó por la prisión, presentándole sus donativos y rogándole que les tuviese presentes en su confesión. El obispo seguía predicando y catequizando, y, aunque encadenado, tuvo la alegría de bautizar a algunos catecúmenos, entre ellos a Rogaciano.  Siete días más tarde, los tres detenidos comparecían ante el tribunal.
San Fructuoso, obispo -Introducid al obispo Fructuoso y a sus diáconos- ordenó el gobernador Emiliano. -Aquí están- respondieron los oficiales. Y comenzó el interrogatorio. -¿Conoces las órdenes del emperador?- preguntó Emiliano. -No las conozco, pero soy cristiano- respondió el obispo. -Pues exigen que adores a los dioses. Yo adoro a un solo Dios, que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos. -¿No sabes que hay dioses? -No sé nada de eso. -Pues lo aprenderás. Fructuoso levantó los ojos al cielo y rezó silenciosamente. -¿Quién -repuso el gobernador- podrá ser obedecido, temido, honrado, si se rehúsa el culto a los dioses y la adoración a los emperadores?
Después, dirigiéndose hacia el diácono Augurio, añadió: No escuches lo que Fructuoso te dice. -También yo -replicó el diácono- adoró al Dios omnipotente. -Y a Fructuoso, ¿le adoráis, acaso?- preguntó Emiliano a Eulogio. -Yo no adoro a Fructuoso, sino al Dios que Fructuoso adora.
Entonces el gobernador, volviéndose de nuevo hacia el prelado, le preguntó: -¿Eres obispo? -Lo soy. -Lo fuiste -dijo Emiliano, levantándose y ordenando que los tres fuesen quemados vivos.
Los esbirros se apoderaron de ellos y los llevaron al anfiteatro, que era el lugar designado para el suplicio. El pueblo caminaba junto a ellos llorando. En el trayecto hubo un momento emocionante y de un sabor arcaico. Varios "hermanos" se acercaron a los reos ofreciendo una copa de vino. Fructuoso la rehusó diciendo: "Aún no es hora de romper el ayuno." Efectivamente, era miércoles, día de ayuno para los primeros cristianos, ayuno que duraba hasta las tres de la tarde. Pero, en realidad, con esta excusa iba unida la más noble modestia. El brebaje ofrecido por la "caridad fraterna" no era un vino puro, sino una bebida en que se mezclaban infusiones de plantas aromáticas, que daban al cuerpo un vigor momentáneo y le hacían menos sensible a los dolores. Tertuliano se reía de los mártires a quienes había que sostener con semejantes artificios. La altivez ibérica de Fructuoso no se avenía tampoco con esas cobardes mitigaciones. Tenía un sentido demasiado alto del honor cristiano, para permitir que le confundiesen con aquellos "mártires ambiguos" de que hablaba el vehemente africano. Imitando al Salvador, apartó los labios de la copa que debía adormecer su agonía, y prefirió beber hasta las heces el cáliz del martirio.
Habían llegado al anfiteatro; la hoguera ardía, y Fructuoso iba a subir a ella, cuando un lector, llamado Augustalis, se acercó para desatarle las sandalias. También ahora rehusó el mártir, prefiriendo descalzarse él mismo. Iba a consumar el sacrificio de su vida; estaba, como Moisés, junto a las llamas, y sólo descalzo podía subir a aquel altar. Ya avanza, cuando un cristiano llamado Félix se le acerca, le coge de la mano y le ruega que se acuerde de él. Entonces Fructuoso, extendiendo a lo lejos la mirada, dijo con voz poderosa: "Es preciso que tenga en mi pensamiento a la Iglesia Católica, derramada de Oriente hasta Occidente." Estas fueron sus últimas palabras. Inmediatamente, sin la menor señal de turbación, penetró en la hoguera. Sus diáconos le siguieron. 
Fueron condenados a la hoguera, los testigos lo describen: "Ya en la hoguera, al quemarse las cuerdas con que tenían atadas las manos, gozosos, conforme a la costumbre, se ponen de rodillas con los brazos en cruz; y seguros de la resurrección, representando así el triunfo del Señor, entregan su vida en medio de la oración". "Dos de nuestros hermanos, pertenecientes a la casa del prefecto -dicen las Actas-, vieron a los tres elegidos subir al cielo", y la hija del gobernador fue también testigo de la maravilla. Los fieles, cuando el fuego consumió los cuerpos, se precipitaron en el anfiteatro, rociaron los huesos con vino, en recuerdo de las libaciones que hacían los antiguos en la ceremonia de la cremación, y, habiendo cogido cada cual lo que pudo de las reliquias, se las llevaron a sus casas. Pero, comprendiendo luego que aquello era un celo mal entendido, encerraron las cenizas en un mismo sarcófago, "para que recibiesen juntos la corona los que juntos habían alcanzado la victoria".
Sus Actas son auténticas. El poeta de Calahorra, Prudencio, escribió su vida. Patrón de la diócesis de Tarragona. El Martirologio Romano en su edición de 2007, sitúa su Memoria el día 20 de enero, pero la festividad se celebra en Tarragona y el resto de Cataluña el 21 de enero. MEMORIA FACULTATIVA en España.

San ASCLA. M. c. 287.


(Asclas, Asclio, Asclino).

Martirologio Romano: En la ciudad de Antinoe, en la Tebaida (hoy Egipto), san Ascla, mártir, que no temió las amenazas del juez, dado que le causaba mucho más temor renegar de Cristo, y después de variados tormentos, fue arrojado al río.

Mártir durante la persecución de Diocleciano, fue arrojado al Nilo en Antinoe o Tebaida. Le dijo al juez: “No temo tus amenazas, mayor sería mi temor si despreciara a Cristo”. Puede ser el mismo san Acisclo.
Su vida, tal como la resumen los sinaxarios, se reduce a lo siguiente en un relato plagado de elementos legendarios: “Asclas, originario de la Tebaida, fue acusado de creer en Cristo, y compareció ante el gobernador llamado Arriano. Como confesara valientemente su fe, fue torturado en el potro, azotado hasta dejarle descubiertas las costillas, y finalmente encerrado en un calabozo. 
Por entonces, el gobernador tuvo que hacer un viaje a la otra ribera del Nilo. El santo pidió a Dios que no le dejase llegar a la otra orilla, hasta que hubiese confesado por escrito la divinidad de Cristo. Arriano se embarcó, pero la barca permaneció inmóvil, a pesar de los esfuerzos de los remeros. Al saber esto, el santo envió a decir al gobernador que sólo confesando por escrito la divinidad de Cristo podría llegar a salvo a la otra orilla. El gobernador pidió que le trajesen un papel y escribió que era grande el poder del Dios de los cristianos y que fuera de Él no existía ninguna otra divinidad. Inmediatamente la barca empezó a avanzar. En cuanto Arriano estuvo de vuelta, mandó que las heridas del santo fuesen quemadas con antorchas; después, ordenó que le colgasen una gran piedra al cuello y le arrojasen al río. Así ganó Asclas la corona de los mártires”. 

San EUTIMIO "el Grande". (c.378 - 473).


Animoso


Martirologio Romano: En Palestina, san Eutimio, abad, que, nacido en Armenia y consagrado a Dios desde la infancia, fue a Jerusalén y, después muchos años pasados en la soledad, al final de su vida, fiel y esforzado en la humildad y en la caridad, murió dejando ejemplo de observancia y disciplina.

Nació en Melitene, provincia de Laconia, Armenia, y su madre, Dionisia, al serle anunciada que tendría un hijo, hizo la promesa de ofrecerlo a Dios desde el momento de su nacimiento. A los dos años fue ofrecido a Otreios, obispo de Melitene quien, tras bautizarlo, lo nombró lector; después estudió en su ciudad natal y, con 19 años fue ordenado presbítero y fue encargado de la vigilancia de todos los monasterios de la región. 
A los 20 años se hizo monje en Faran, en Palestina, allí estableció amistad con un vecino de celda, san Teoctisto, con el que cada año, en cuaresma, se retiraba al desierto de Koutila en oración. Tras cinco años de vida en Faran, eligió la soledad, estableciendose con san Teoctisto en una gruta, al oeste de Qumrán. Allí fueron descubiertos y se les unieron muchos monjes, de modo que fundaron un cenobio, cuya dirección fue confiada a Teoctisto, mientras que Eutimio vivía en una gruta cercana, y ejerció como consejero espiritual. Hacia el 420 curó al hijo de un jefe de una tribu de beduinos, que logró su conversión al cristianismo, y la noticia del milagro hizo que acudiese más gente a su retiro. Eutimio deseando mayor soledad se alejó a las regiones desérticas de Ruban y de Ziph, en el sur del Hebrón, donde fundó varias "lauras"; tuvo como discípulo a san Sabás. Junto a éste contribuyó a establecer la liturgia en una compilación titulada el "Typikon"
Combatió con igual coraje el nestorianismo y el eutiquianísmo y envió al Concilio de Calcedonia, en el 451, a dos de sus discípulos. Cuando la emperatriz Eudoxia, arrepentida por su inclinación a la herejía, pidió consejo de san Simón Estilita, éste le respondió: "No hace falta venir tan lejos por agua, teniendo un pozo mejor a la puerta; que acuda a Eutimio y siga su consejo". Fue famoso por haber conseguido la sumisión de Oriente a los decretos del Concilio de Calcedonia y por convencer a la emperatriz Eudoxia de abandonar la herejía de Eutiques. 

San WULFSTANO DE WORCHESTER. (1008-1095).


(Wolstano, Wulstan, Wulfstan, Wulstano, Ulfstan, Vulstan, Wolstan)
Lobo-piedra

Martirologio Romano: En la ciudad de Worchester, en Inglaterra, san Wulfstano, obispo, que, pasando del claustro a la sede, mantuvo las costumbres monásticas junto al celo pastoral. Visitó incansablemente las parroquias de su diócesis, ocupándose en erigir iglesias, fomentar los estudios y condenar la venta de esclavos.

Nació en Ichtington, Warwickshire, Inglaterra. Estudió en las abadías de Evesham y de Peterborough. Entró al servicio del obispo de Worchester, quien lo ordenó presbítero hacia el 1038. Deseando mayor perfección ingresó como monje en Worchester, donde fue maestro del coro y prior del cabildo catedralicio. Ocupó este cargo, edificando a todos con su caridad y santidad de vida, y con la observancia estricta de la regla.
En el 1062, el rey san Eduardo III “el Confesor” lo nombró obispo de Worchester; trabajó con tanta inteligencia (aunque no era un hombre de inteligencia especialmente dotada para el mando) que fue el único obispo sajón que pudo conservar su sede después de la conquista normanda de Guillermo el Conquistador. Elredo de Rievaulx cuenta la leyenda de que Wulfstan fue llamado a dejar su cargo, y que entonces él depositó su báculo en la tumba de Eduardo el Confesor, en Westminster. El báculo quedó inamovible, como signo del cielo, y eso hizo que conservara su sede. 
Durante su episcopado (que duró 32 años), reconstruyó la catedral al estilo sajón y visitó regularmente su diócesis. Favoreció la instalación de los benedictinos en el priorato de Great Malvern. Se dice que nunca pasó por delante de una iglesia sin detenerse a orar ante el altar. Murió mientras lavaba los pies a 12 pobres (lo que hacía a menudo). 
Fue oficialmente canonizado en 1203 por Inocencio III, y pertenece por tanto al grupo de las escasas canonizaciones formales anteriores al establecimiento de la Congregación de Ritos.

Beato BENITO RICÁSOLI. (c. 1040 - 1107).


(it.: Benedetto Ricásoli da Coltibuono). 
Bendecido. Decir bien de alguien

Martirologio Romano: En el monasterio de Coltibuono, en la Toscana (hoy Italia), beato Benito Ricásoli, eremita de la Congregación de Valumbrosa.

Nació en la aldea de Montegrossi, Coltibuono (Fiesole), y después de vivir muchos años en el mundo, hacia el 1093, ingresó en el monasterio de Coltibuono, fundado por sus padres para los monjes de Vallumbrosa en Fiesole, ya que habían conocido a san Juan Gualberto. 
Pero, como aspirara a mayor perfección y soledad que las que le ofrecía la vida comunitaria, Benito se retiró a una choza en la montaña, a cierta distancia de la abadía y allí vivió en soledad practicando duras penitencias para acercase más a la corredención de Cristo. 
De vez en cuando, iba al convento a celebrar con sus hermanos algunas fiestas de la Iglesia. En una de esas raras visitas, que duró desde la Navidad hasta la Epifanía, exhortó especialmente a los monjes al fervor y la perseverancia en su ardua vocación. Su vida, les dijo, debía consistir en una constante preparación para la muerte; y les repitió insistentemente las palabras del Evangelio: «Estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando no lo esperáis». Después de esto, se retiró a su ermita y falleció en total soledad. 
Fue sepultado en el monasterio de Coltibuono. Las leyendas sobre su muerte se propagaron por doquier. El culto del beato Benito fue confirmado en 1907 por san Pío X. Se dice que sus reliquias reposan en el santuario de Galloro, cerca de Riccia.

San ENRIQUE DE UPSALA. M. c. 1156.


(fil.: Piispa Henrik).
Señor del soto o Bien nacido. Caudillo de la fortaleza

Martirologio Romano: En Finlandia, san Enrique, obispo y mártir, nacido en Inglaterra, a quien se le confió la iglesia de Upsala, donde se dedicó con empeño a la evangelización de los finlandeses, siendo herido de muerte por un homicida, al que había tratado de corregir con la disciplina eclesiástica.

Si bien había nacido en Inglaterra, es posible que residiese en Roma, cuando el cardenal Nicolás Breakspear, que fue posteriormente Papa con el nombre de Adriano IV, partió como legado pontificio a Suecia y Noruega, en 1151. Enrique parece haber formado parte de su comitiva, y no faltan razones para creer que el mismo legado pontificio le consagró obispo de Upsala, en 1152. El nuevo obispo se ganó la benevolencia del rey san Erico IX Jedvarsson de Suecia. Cuando el monarca emprendió una especie de cruzada contra los paganos de Finlandia, el obispo le acompañó en ella. Los suecos obtuvieron una señalada victoria, lo cual tuvo como efecto la conversión de algunos finlandeses. San Erico retornó a Suecia, pero el obispo se quedó en Finlandia para continuar el trabajo de las conversiones "con celo apostólico, aunque en algunas ocasiones, con poca prudencia apostólica".
Enrique impuso penitencia a un convertido, llamado Lalli, que había cometido un asesinato. Considerándola éste como una humillación, se puso al acecho del obispo y le asesinó en una marisma del río Abo. Un pescador advertido por los graznidos de un cuervo encontró un dedo ensangrentado del mártir. Su culto se ha limitado a los calendarios locales. El santo realizó algunas curaciones y otros milagros. Las reliquias de san Enrique fueron trasladadas en 1300 a la catedral de Abo (actualmente Turku). Aunque la afirmación de que el mártir fue canonizado por el Papa Adriano no descansa sobre ninguna prueba, lo cierto es que los fineses le consideran como su santo patrono, desde épocas muy remotas. Patrón de Finlandia y de Abo que es su capital religiosa. Tiene culto local.

Santa EUSTOQUIA CALAFATO. (1434-1485).


(it.: Eustochia Calafato di Messina).
Ingeniosa.

Martirologio Romano: En Mesina, santa Eustoquia Calafato, virgen, abadesa de la Orden de Santa Clara, que se dedicó con gran ardor a repristinar la antigua disciplina de la vida religiosa y a promover el seguimiento de Cristo según el modelo de san Francisco

Nació en la aldea de la Anunciata cerca de Mesina y era hija del conde Bernardo Calafato y de Matilde Colonna. Se llamaba Esmaragda o Esmeralda. Fue educada en la fe franciscana. Fue prometida dos veces, y las dos veces sus pretendientes murieron; esto fue lo que la hizo madurar en su vocación religiosa, pero su padre se opuso a que se hiciera religiosa, y no lo consiguió hasta la muerte de su progenitor ocurrida en el 1449. 
Ingresó en el monasterio de las clarisas de Santa María de Basicó en Mesina. Cambió su nombre por el de Eustoquia. Allí llevó durante ocho años una vida de oración y de austera penitencia, centrada en la meditación de la vida y pasión de Cristo. Le pareció que la regla de santa Clara no se vivía con excesivo rigor, y por ello pidió permiso al papa Calixto III, en 1457, para fundar un convento donde la pobreza fuera vivida en sus últimas consecuencias. Tras obtener el permiso, comenzó su obra, en 1460, en el antiguo hospital de la Accomandata; la siguieron su hermana, su madre, y otras religiosas. Tuvo dificultades con la hostilidad de la abadesa de Basicó y del clero de Mesina, que rechazó atender espiritualmente al nuevo monasterio. Por una bula de Pío II en 1461, que obligaba a los franciscanos observantes a atenderlas en sus necesidades espirituales. El monasterio de clarisas reformadas se trasladó al monasterio de Montevergine. 
Fue elegida superiora y hasta su muerte dejó una estela de caridad unida a una espiritualidad cristocéntrica que tomó de santa Clara y san Francisco, y que expresó con un amor especial a la Eucaristía, la Pasión y a María. Escribió himnos religiosos como los "Laudes de Jacopone" y tratados ascéticos como el "Monte de oración". A partir de 1468 su salud se resintió, tanto que le impidió fundar un nuevo monasterio en Reggio Calabria. Aquejada por la peste en 1482, Eustoquia vivió todavía tres años, entre muchos sufrimientos. Su cuerpo incorrupto se conserva en Mesina. Fue canonizada por Juan Pablo II el 11 de junio de 1988.

Beato ÁNGEL PAOLI. (1642-1720).


(it.: Angelo Paoli).
Enviado de Dios. Mensajero. Menguante

Martirologio Romano: En Roma, beato Angelo Paoli, sacerdote de la Orden de los Carmelitas de la Antigua Observancia.

Se llamaba Francisco, y nació en Argigliano, anejo entonces del municipio de Fivizzano, hoy de Càsola en Lumigina (Massa). En 1660 recibió la tonsura y las dos primeras ordenes menores. Se hizo carmelita en Fivizzano y el noviciado en Siena, donde pronunció los votos en 1661. Estudió Teología en Pisa y Florencia donde fue ordenado sacerdote en 1667.
Cambió de residencia varias veces: Argigliano y en Pistoya, en 1675, vuelve a Florencia como maestro de novicio; párroco en Corniola y en 1677 es trasladado a Siena y luego a Montecatini en 1680, donde se le encarga la enseñanza de la gramática a los religiosos jóvenes; le trasladan a Pisa y luego a Fivizzano como organista y sacristán. En 1687, el general de la Orden lo llama a Roma donde en vivió 32 años en el convento de San Martín ai Monti, primero como maestro de novicios, ecónomo, sacristán, organista, director del conservatorio para muchachas fundado por Livia Vipereschi. 
Durante la primera época de su vida, por doquier había ido dejando a su paso el muy grato recuerdo de un alma sedienta de silencio, de oración, de mortificación, pero sobre todo de un hombre entregado a la caridad espiritual y corporal hacia los enfermos y los pobres, tanto que en Siena le dieron el apelativo de “Padre Caridad”. Y siempre hizo honor a este apelativo dondequiera que se hallara, especialmente en Roma donde cuido de los dos hospitales de S. Juan (el de hombres y el de mujeres) y fundo el hospicio para convalecientes pobres en la avenida entre el Coliseo y la basílica de S. Juan. Su lema fue: “Quien ama a Dios debe buscarlo entre los pobres». Supo también atraer a muchas personas que le imitaron en su atención a los necesitados. Y así se comprobó sobre todo durante las calamidades públicas, tales como los terremotos e inundaciones que se abatieron sobre Roma en los anos 1702 y 1703, en una época en la que el fasto de unos pocos contrastaba con la miseria de la mayoría.
Acertó a dar a los ricos muy buenos consejos y ellos le estimaron y le secundaron y emplearon como mediador en sus propias obras de beneficencia. Enseñó a los pobres a ser agradecidos y a encontrar en su humilde condición motivos de perfeccionamiento moral. Fue consejero de príncipes y de otros “grandes” de la Roma de entonces o de los huéspedes ilustres de la ciudad. Cardenales y altos prelados le tenían en gran estima. Rehusó la púrpura que le ofrecieron Inocencio XII y Clemente XI porque - decía – “habría redundado en perjuicio de los pobres a los que no habría podido atender”.
Tuvo una confianza plena en la Divina Providencia, a la que solía llamar su “despensa”, en la cual nunca falta nada. Esta confianza se vio no pocas veces recompensada con hechos humanamente inexplicables, tales como la multiplicación de cosas sencillas destinadas al alimento de los pobres. Al practicar la caridad, no descuidaba, sin embargo, la justicia: siendo el mismo ejemplo de justa retribución a los obreros, sabía conseguir también que obraran con justicia quienes a veces se olvidaban de ello. Su unión profunda con Dios la buscaba en la oración solitaria. Destaco por su amor a la Cruz. El Señor le dio a conocer algunos sucesos lejanos (como la muerte de Luis XIV y la victoria del Príncipe Eugenio de Saboya; en Petrovaradin) o futuros (como su propia muerte y la de otros). Varias personas le atribuyeron señaladas gracias estando él todavía en vida. Fue sepultado en la iglesia de San Martino ai Monti donde se encuentra actualmente en la nave izquierda. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 25 de abril de 2010.

Beato BASILIO ANTONIO MARÍA MOREAU. (1799-1873).


(fr.: Basile Antoine Marie Moreau).
Rey.

Martirologio Romano: En Le Mans, Francia, beato Basilio Antonio María Moreau, presbítero, fundador de la Congregación de la Santa Cruz.


Nació en Laigné-en-Bélin (Le Mans, Francia) en el seno de una familia piadosa. En 1821 recibió la ordenación sacerdotal. En su corazón ardía el deseo de ir de misiones, pero su obispo, que le quería como profesor, le envió a estudiar a los seminarios de San Sulpicio de París, y después en la “Solitude D’Issy”. Al volver a Le Mans, enseñó Filosofía, Teología dogmática y Sagrada Escritura. 
En 1833 participó en la fundación del Buen Pastor de Le Mans, institución destinada a la reeducación de delicuentes juveniles. En 1835 su obispo, le encargó la dirección espiritual de la Congregación de los Hermanos de San José, constituida pr laicos fervorosos que tenían como misión instruir a la gente del campo de Le Mans. En este mismo año fundo la sociedad de Sacerdotes Auxiliares, con la finalidad de ayudar a los párrocos mediante retiros espirituales, predicaciones de misiones populares y cursillos. En 1937 unió los Sacerdotes Auxiliares con los Hermanos de San José en una única comunidad, que tomó el nombre de Congregación de la Santa Cruz.
Completó su obra en 1841, fundando la rama femenina de las Marianias de la Santa Cruz. De este modo, realizó su ideal de una única congregación religiosa con tres secciones, siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia: a los sacerdotes les dio el nombre de Salvatoristas; a los hermanos, el de Josefinos; y a las religiosas, el de Marianitas.
La finalidad de la Congregación era: la educación, la predicación, sobre todo en las zonas rurales y en las misiones extranjeras, el ministerio parroquial, la difusión de la buena presa, así como la dirección de casas destinadas a la acogida de delincuentes jóvenes o de personas abandonas.
La vida del P. Basilio estuvo marcada por el sufrimiento y la incomprensión, pero él se sintió siempre instrumento en manos de Dios. Dio como lema a su comunidad el verso de un himno litúrgico: “Salve, oh cruz, nuestra única esperanza”. Murió lleno de méritos en Le Mans. Fue beatificado el 15 de septiembre de 2007 por SS. Benedicto XVI.

Beata MARÍA CRISTINA DE LA INMACULADA BRANDO. (1856-1906).


(María Cristina de la Inmaculada Concepción)
Excelsa. Del origen de Cristo.

Martirologio Romano: En la ciudad de Casoria, cerca de Nápoles, en Italia, beata María Cristina de la Inmaculada (Adalheides) Brando, virgen, que dedicó su existencia a la formación cristiana de los niños y fundó la Congregación de la Hermanas Víctimas Expiatorias de Jesús Sacramentado, con la cual promovió fuertemente la adoración de la santa Eucaristía.

Nació en Nápoles y a los pocos días de nacer murió su madre. Pronto dio signos de una clara inclinación a la oración, diariamente se confesaba e iba a recibir la Eucaristía. Solía repetir: "Debo ser santa, quiero ser santa".
En 1876 ingresó en la Congregación de las Sacramentinas de Nápoles, tomando el nombre de María Cristina de la Inmaculada Concepción. Por motivos de salud tuvo que abandonar este camino.
En 1878 fundó las Religiosas Víctimas Expiatoras de Jesús Sacramentado, Congregación que creció rápidamente, a pesar de las estrecheces económicas, las oposiciones y la salud precaria de la fundadora. Después de cambiar de sede varias veces, la comunidad, por consejo del siervo de Dios: Michelangelo da Marigliano y del beato Ludovico da Casoria, se estableció en Casoria, cerca de Nápoles. El nuevo Instituto afrontó grandes dificultades, pero siempre contó con la ayuda de la Providencia, y se dedicó a la educación de niños y niñas.
María Cristina siempre estuvo iluminada por su fe sencilla, firme y viva, que alimentó con la participación de los sacramentos y la lectura de la Escritura. Cultivó particularmente la devoción a la Encarnación, a la pasión y muerte de Cristo y a la Eucaristía. Para estar más cerca del Sagrario, con el espíritu y el cuerpo, mandó construir una celda contigua a la iglesia.
El carisma de la Congregación es: "El fin principal de la Obra es la reparación de los ultrajes que recibe el Sagrado Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento, especialmente las muchas irreverencias y descuidos, comuniones sacrílegas, sacramentos recibidos indígnamente, misas mal escuchadas, y, lo que amargamente traspasa aquel Corazón santísimo, es que muchos de sus ministros y muchas almas consagradas a él se unen a esos ingratos... A las Adoratrices perpétuas el divino Corazón de Jesús ha querido encomendarles el dulce y sublime oficio de víctimas de perpetua adoración y reparación de su divino Corazón y horriblemente ofendido y ultrajado en el Sacramento del amor". Murió llena de méritos.
Fue beatificada en Roma por san Juan Pablo II el 27 de abril de 2003. El 17 de septiembre de 2014 el papa Francisco ha promulgado el Decreto para su Canonización.

Beato CIPRIANO IWENE TANSI. (1903-1964).


(ing.: Cyprian Michael Iwene Tansi).
Sin mezcla. Natural de Chipre.

Martirologio Romano: En el monasterio de Mount Saint Bernard, cerca de Leicester, en Inglaterra, beato Cipriano (Miguel) Iwene Tansi, presbítero, de la Orden Cisterciense, que nació en el territorio de Onitsha, en Nigeria, y siendo aún niño, y en contra de su familia, abrazó la fe cristiana y fue ordenado sacerdote, dedicándose con gran diligencia a la cura pastoral hasta que, hecho monje, mereció coronar con una santa muerte una vida santa.


Nació en el seno de una familia de la tribu de los ibos, que practicaban la religión animista. Estudió en el poblado de Nduka, donde conoció a los misioneros irlandeses que lo instruyeron en el cristianismo. Se bautizó con 9 años en 1912, se le impuso el nombre de Miguel. Su nombre original era Iwene. Estudió magisterio y a los 20 años ingresó en el seminario a pesar de la oposición de su familia. 
Fue ordenado sacerdote en 1937, fue el primer sacerdote de la zona y el segundo nativo de toda Nigeria. En 1939 fue destinado como párroco a Dunokofia. Tenía que caminar a pie para visitar las aldeas y las capillas de su gran parroquia. Luego pasaba días enteros en el confesionario. Desarrolló una amplia labor misionera de evangelización, centrada en la purificación de costumbres de los fieles, combatiendo los restos del animismo incompatibles con la fe y moral cristianas. Creó centros de preparación para el matrimonio, fomentó la asociación cristiana de las jóvenes (Liga de María), se esforzó en la instrucción de la juventud femenina y creó centros de oración; cultivó las vocaciones sacerdotales y religiosas y transformó su parroquia haciéndola una verdadera y viva comunidad cristiana. 
En 1950, en un retiro espiritual, el obispo diocesano manifestó su deseo de que algún sacerdote se hiciese monje con vistas a la instalación de la vida monástica en el obispado. Miguel y su coadjutor se ofrecieron a ello, ingresando en la abadía de Monte San Bernardo en Leicester, Inglaterra, perteneciente a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (Trapenses). Hizo la profesión religiosa en 1956. En el monasterio se llamaba "Padre Cipriano". El cambio total de vida, especialmente el vivir bajo la obediencia después de haber sido un líder de su pueblo, el cambio de clima, de comida y, sobre todo, el cambio brutal de cultura ponían a prueba su vocación, pero estaba convencido de estar allí donde Dios lo quería. El Padre Mark Ulogu, que fue más tarde Abad de Bamenda, vino el año siguiente.
En el año 1962 Mount Saint Bernard decidió hacer una fundación en Africa, pero, por varias razones, se estableció cerca de la ciudad de Bamenda en Camerún, país vecino del Nigeria. Aunque había sido nombrado maestro de novicios para la fundación, Padre Cipriano, no pudo fundar ningún monasterio cisterciense en Nigeria porque en mitad de los preparativos murió de una trombosis, dejando tras de si una gran fama de santidad.  
El 22 de marzo de 1998, en Onitsha, durante un viaje a Nigeria hecho precisamente para este fin, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó al Padre Cipriano Miguel Tansi, al proponerlo como modelo de celo y de oración sacerdotales.

OTROS SANTOS DEL DÍA:


San Neófito de Nicea. M. 310. 
Novato
Martirologio Romano: En Nicea, ciudad de Bitinia (hoy Turquía), san Neófito, mártir.
Muchacho que fue martirizado en Nicea de Bitinia, durante la persecución de Galerio. 
Según Baronio, nació en Nicea, en Bitinia en el seno de una familia cristiana. Como dato prodigioso de su vida, se cuenta que, a los nueve años, era capaz de instruir a los compañeros de su edad y que a los diez, se retiró a una gruta del monte Olimpo. Una extraña bestia roja se apartó de la cueva para hacerle sitio. 
Cuando tenía quince años, en los momentos en que la persecución ardía con más furia, fue detenido por cristiano, en Nicea de Bitinia. Rehusó sacrificar a los ídolos y por este motivo fue azotado con varas y arrojado a un brasero ardiente. Como estos suplicios no hicieron ningún efecto en él, fue decapitado por la fe.

San Fechin de Fore. M. 664. 
(Fequino, Feighin, Vigean).
Fecundo
Natural de Luighne (Irlanda, condado de Sligo), fue hijo de san Lassar. Fue educado por el abad san Nathy. Se le atribuyen numerosos milagros bastante extravagantes. Fue abad fundador del monasterio Fower (Westmeath) y de varios monasterios e iglesias irlandesas. En el monasterio de Fower llegaron a habitarlo 300 monjes. Fundó también la iglesia de Ballysadare. Fue famoso por su ascetismo y su piedad. Es el presunto autor de un poema en honor de  Màeldub. Murió durante una epidemia de peste en el asentamiento monástico de la isla de Omey. 
Es probablemente el más activo e influyente de los santos irlandeses del siglo VII. Su nombre está ligado a varias localidades irlandesas. 

San Molacca. s. VII. 
(Molagga, Laicin)
Era un irlandés que nació en el seno de una familia humilde; sus padres ya eran mayores cuando vino al mundo.  Fue bautizado por san Cumián Fada, director de la escuela monástica de Clonfert y fundador y abad del monasterio de Kilcummin. Molacca ingresó muy joven al monasterio, después construyó un monasterio, que después abandonó para ir a la parte septemtrional de Irlanda, es decir a Escocia y Gales, junto al obispo san David de Gales, de quien recibió una campana como regalo. Fundó un monasterio en Fulchmhin. Regresó a Irlanda donde murió en el monaterio fundado por él. Se le atribuye la resurrección de la mujer de Cathal, rey de Munster. Se le venera en Irlanda.

San Eusebio de Esztergom. Beato. M. 1270.
(hug.: Boldog Özséb) 
Elocuente. Piadoso. Que honra el bien
Pertenecía a una noble y rica familia húngara y después de la ordenación sacerdotal fue nombrado canónigo del Capítulo metropolinato de Esztergom. En 1246 renunció al cargo -importante y rentable en aquellos tiempos- y se retiró como ermitaño en los montes de Pilis (Hungría); la fama de su santidad se difundió pronto y se le añadieron otros eremitas de la región. 
Así en 1250, Eusebio construyó para ellos, con lo que le quedaba de su patrimonio, un monasterio y una iglesia dedicada a la Santa Cruz. Doce años después marchó a Roma para pedirle al papa Urbano IV unas constituciones de una Orden religiosa que acogiera a sus eremitas. Obtenido el permiso, fundó la Orden de San Pablo Ermitaño, aunque sus seguidores también fueron llamados Ermitaños de la Santa Cruz. Las constituciones de su Orden fueron escritas por santo Tomás de Aquino y recibieron la aprobación papal. Eusebio murió en Pilis.  

San Esteban Mik Kuk-ka. (1787-1840). 
Corona. Coronado de laurel, victorioso
Martirologio Romano: En Seúl, ciudad de Corea, san Esteban Min Kuk-ka, mártir, que fue degollado en la cárcel por ser catequista cristiano.
Nació en Gyeonggi-do, Corea. Era catequista de la comunidad cristiana de Seúl, y era viudo. Fue encarcelado y se le pidió, que apostatara, pero él se negó. Después de un tiempo en la cárcel, fue decapitado en la propia celda. Fue canonizado por san Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984.