24 de julio de 2015

San CHARBEL MAKHLUF. (1828-1898).


Martirologio Romano: San Charbel (José) Makhluf, sacerdote de la Orden Libanesa Maronita, que, en busca de una vida de austera soledad y de una más alta perfección, se retiró del cenobio de Annaya en Líbano en un eremo, donde sirvió a Dios día y noche en suma sobriedad de vida con ayunos y oración, reposó en el Señor un 24 de Diciembre




Era hijo de un mulero, se llamaba Joseph Zarun Majluf y había nacido en Beka-Kafra (Líbano). Su padre murió pronto abrumado por los impuestos con que los aplastaban los turcos. Su madre luchó por sacar adelante a los hijos. 

A los 22 años, ingresó en el monasterio de San Marón en Annaya de la orden maronita libanesa baladita, donde fue ordenado sacerdote en 1859. Tomó el nombre de Charbel (Sarbelio). Era muy obediente: un día fue encargado de limpiar la alcantarilla, y le eximieron del coro para que pudiera terminar su trabajo; Charbel trabajó de día y de noche sin comer apenas. Un hermano le advirtió que era una pena que hubiera dejado la oración, y él le contestó: "No hermano, la parte espiritual no ha sufrido nada, porque durante mi trabajo no dejaba de orar, y pude observar que con la oración, mis fuerzas, en vez de disminuir, crecían cada vez más". 
En 1875, se hizo ermitaño, y llevó una vida sencilla y austerísima en una desnuda celda que muchos, entre ellos musulmanes, visitaban para pedir sus consejos, oraciones y su bendición. Su virtud más característica fue, además de la obediencia, su gran amor hacia la Eucaristía. 
Se ofreció todos los días de su vida, y el Señor se lo llevó consigo al terminar la consagración de su Misa de Nochebuena: el 16 de diciembre de 1898 estaba celebrando la misa hacia las once de la mañana, cuando le sobrevino un ataque de parálisis en el momento de la consagración. Murió el 24 de diciembre y sus restos reposan en el monasterio de San Marón, actual meta de peregrinaciones y milagros incesantes. 
Al abrir la fosa donde estaba enterrado san Sarbelio y otros cincuenta y dos monjes por motivo de una inundación, encontraron su cuerpo incorrupto, y un líquido rojizo saliendo de su cuerpo. Por cincuenta y cuatro años consecutivos fue desenterrado el cuerpo de san Sarbelio y siempre se veía el cadáver tan fresco como si estuviera dormido. Aunque un médico retiró finalmente todos los órganos del cuerpo, el flujo de sangre no paraba. Con la unción de este líquido, se dieron muchísimas curaciones milagrosas, y no sólo del cuerpo sino del alma: pecado, indiferencia, odio e incredulidad.Entre los maronitas se le conoce por Mar Charbel, Mar = santo. Fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI. MEMORIA FACULTATIVA.

Santa CRISTINA DE BOLSENA. M. c. 300.


Martirologio Romano: En Bolsena en el Lazio, santa Cristina, virgen y mártir


Nació en la margen derecha del lago Bolsena. Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. Su hija, de 11 años, por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo. "Se aficionó a la fe de Cristo, y por la devoción de su santo nombre se llamó Cristina contra la voluntad de su padre". 

A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Mientras tanto, el padre desconocía lo que ocurría. Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa, al ser de oro, se lo repartía entre los pobres. Un juego más, pensaba el padre. La realidad era todo lo contrario.
Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras:"No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".
La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Al final de un calvario típico de la leyenda de los mártires, de los que se salvó ayudada por los ángeles, terminó asaeteada y arrojada en el lago Bolsena; su padre, el juez, y otros personajes murieron antes que la santa. 
Santa Cristina fue antiguamente muy popular en el Occidente, pero más tarde se confundió su leyenda con la de santa Cristina de Tiro, tan popular como ella en el Oriente. Para identificar a ambas santas, se inventó la historia de la translación de las reliquias de Cristina de Tiro a Bolsena (aunque las reliquias de santa Cristina de Roma se hallan, según se dice, en Palermo). Según otra versión, citada por Alban Butler, el martirio de la santa occidental tuvo lugar «en Tiro, que era una ciudad que antiguamente estaba en una isla en el lago de Bolsena que fue más tarde cubierta por las aguas» 
En realidad no sabemos nada sobre Cristina de Bolsena. El hecho de que su fiesta se celebre en la fecha de hoy, procede sin duda de una confusión con Cristina de Tiro, de la que heredó también la absurda leyenda. Es muy dudosa la existencia de una mártir llamada Cristina relacionada en alguna forma con la ciudad de Tiro. Pero no carece de fundamento la tradición que sostiene que en Bolsena fue martirizada una doncella llamada Cristina, a la que se profesaba gran devoción. Las excavaciones llevadas a cabo en Bolsena han probado la existencia de una especie de catacumba en la que había un santuario dedicado a la santa. Como se comprenderá, esto es lo único verdaderamente cierto que podemos decir sobre la santa.

Santa EUFRASIA DE CONSTANTINOPLA. (c.380 - c.410).


Martirologio Romano: En la Tebaida, santa Eufrasia, virgen, que, siendo de familia senatorial, optó por hacer vida eremítica en el desierto, en humildad, pobreza y obediencia.

Natural de Constantinopla, estaba emparentada con la familia imperial de Teodosio. Sus padres, Antígono y Eufrasia, educaron a su hija en la virtud. Cuando tenía cinco años murió su padre. El emperador la tomó bajo su tutela. Era tan agraciada que tuvo muchos pretendientes. El monarca firmó por ella un compromiso matrimonial para cuando fuera mayor. También su madre, viuda de 22 años, tan admirada por su virtud como por su belleza tuvo sus pretendientes. Pero la madre, que ya había hecho voto de castidad, marchó a Egipto con su hija, buscando un retiro para dedicarse a Dios el resto de su vida. Encontraron un convento de religiosas de perpetua clausura, donde vivieron, la madre había ofrecido a la abadesa una importante donación, que negó, pues la pobreza era uno de sus signos de distinción. Eufrasia escribió al emperador anulando su compromiso de matrimonio.
 A los pocos años murió la madre. Eufrasia se dedicó a la oración y, sobre todo, a la penitencia en la obediencia y la humildad. Se cuenta que la abadesa le mandó trasladar unas enormes piedras y, ella obedeció humildemente y las trasladó sin dificultad. Al día siguiente le mandó volverlas al lugar primero. Y así durante un mes, sin mostrar el menor signo de impaciencia. Para probar más su virtud, fue acosada por la envidia y los celos de alguna religiosa, sobre todo por una que se llamaba Germania, que la trató de hipócrita y ambiciosa. La respuesta de Eufrasia fue arrojarse a sus pies y, con la mayor humildad, le pidió perdón, a la vez que le suplicaba por amor a Dios que rogase por ella. Murió a los 30 años de calentura. Las “Actas Santorum” contienen una antigua biografía de esta santa, que está llena de tentaciones de todo signo que entran en la fantasía y la leyenda. 

Santos BORIS y GLEB. M. 1015. 


Martirologio Romano: En Rusia, santos Boris y Gleb, mártires, que, príncipes de Rostov e hijos de san Vladimiro, prefirieron la muerte antes que oponerse a la fuerza a su hermano Sviatoplk: Boris consiguió la palma del martirio en el río Don cerca de Pereyaslavl, Gleb poco después en el río Dneper cerca de Smolensk

Hijos de san Vladimiro, duque de Kiev. Llamados en su bautismo Romano y David. Se lanzó con gran celo a la evangelización. Pero a la muerte de su padre, resultó que dividió el ducado entre sus doce hijos. Uno de ellos, Sviatopolk, quiso quedarse con la herencia paterna y para ello pagó a sicarios para que asesinaran a sus hermanos. 
Boris y Gleb no quisieron oponer violencia con violencia y por ello murieron en 1015. Boris, príncipe de Rostov, de vuelta de una expedición contra las tribus nómadas de los pechenegos, renunció a oponerse al hermano mayor y fue abandonado por su ejército. Murió junto a Pereislavia. Gleb fue asesinado a traición durante su viaje de vuelta a Kiev, en Smolensko. 
Pero en el 1019, Jaroslav, el primogénito de Vladimir y príncipe de Novgorod, venció a Sviatopolk y se apoderó de Kiev, a la que gobernó por 35 años. Al año siguiente, es decir, en 1020, hizo trasladar los cuerpos de Boris y Gleb a la iglesia de San Basilio en Visgorod, y fomentó su culto y consideración como mártires, por la trágica muerte que padecieron.
En el siglo XII el metropolita griego de Kiev realizó la canonización formal de los dos príncipes; la Iglesia católica los ha aceptado en su calendario porque vivieron antes del cisma. Boris es el patrón de Moscú. En Occidente son conocidos como Román y David. 

Beata CRISTINA "la Admirable". (1150-1224). 


Martirologio Romano: En el convento de Saint-Trond, en Brabante, beata Cristina, llamada la “Admirable”, porque en ella obró Dios cosas realmente admirables, tanto en su cuerpo, pues tuvo que sufrir mucho, como en su alma, enriquecida con fenómenos místicos.

Nació en Brusthem en la diócesis de Lieja, en el seno de una familia de campesinos. A los veintidós años, Cristina tuvo un ataque, probablemente de catalepsia y los vecinos la creyeron muerta y trasladaron el cuerpo de la joven en un féretro a la iglesia para una misa de réquiem. Súbitamente, después del «Agnus Dei», Cristina se irguió, saltó fuera del féretro «como un pájaro», según cuenta su biógrafo y quedó colgada en una de las vigas del techo. Entonces, el sacerdote que la celebró, ordenó a Cristina que descendiese del techo. La beata reveló que había estado realmente muerta, que había descendido al infierno, donde reconoció a muchos amigos, y también al purgatorio, donde encontró a otros conocidos. Finalmente, había ascendido al cielo, donde se le había puesto en la alternativa de permanecer ahí o retornar a la tierra a sacar del purgatorio, con sus oraciones y sufrimientos, a quienes había visto ahí. Eligió volver a la tierra y su alma había reanimado el cadáver en el preciso instante del «Agnus Dei».
Su historia parece la de una “histérica”; se cree que aborrecía el olor de los seres humanos, que se agarraba a los molinos de viento y daba vueltas y vueltas, y que rezaba balanceándose sobre o una valla o acurrucada como una bola. Era de una pureza tal que el menor atisbo de pecado llegaba a causarle nauseas. La gente huía de ella y se la tomó por “endemoniada”. Se vestía de andrajos, vivía de limosna y su conducta era verdaderamente sorprendente. Su biógrafo escribe, que después de que Cristina se encaramó a la pila baustismal de la iglesia de Wellen, «su conducta empezó a asemejarse más a la del resto de los hombres: se volvió menos inquieta y pudo soportar un poco mejor el hedor de los mortales».
Cristina pasó los últimos años de su vida en el convento de Santa Catalina de Saint-Trond, donde murió a los setenta y cuatro de edad. Aun en el convento no faltaban quienes la consideraban con el mayor respeto. Luis, el conde de Looz, la trataba como a una amiga, la recibía en su castillo, aceptaba sus reprensiones y en su lecho de muerte insistió en abrirle su conciencia. La beata María de Oignies le profesaba cierta admiración; la superiora del convento alabó la obediencia de Cristina y santa Lutgarda solía pedirle consejo. Algunos autores piensan que debería ser san Luis IX el santo y no Cristina. 
Indudablemente que la biografía de Cristina contiene exageraciones, falsas interpretaciones y cierta manía de edificación, muy comunes entre los escritores de la época. En todo caso, la conclusión que se saca de dicha biografía es que Cristina de Brusthem constituía, simplemente, un caso patológico.

Santa CUNEGUNDA (Kinga). (1234-1292). 


Martirologio Romano: En Stary Sacz, de Tarnow, en Polonia, santa Kinga o Cunegunda, hija del rey de Hungría y casada con el príncipe Boleslao, la cual, de acuerdo con su esposo, conservó su virginidad y, muerto éste, profesó la vida religiosa bajo la Regla de Santa Clara, en el monasterio fundado por ella misma.

Hija de Bela de Hungría y hermana de santa Yolanda, se llamaba Cunegunda (pero es conocida con el nombre húngaro de Kinga). Nieta de santa Isabel de Hungría (otros autores dice que era su sobrina). En 1239 la llevaron a Polonia, con sólo cinco años, como prometida de Boleslao V el Casto. Antes de casarse tuvo que sufrir las invasiones de los tártaron en 1241, y tuvo que buscar refugio en una gruta de los montes Pienina, no lejos de la cima llamada “Tres Coronas”, y desde allí huyó a Moravia. Cuando se retiraron los tártaros, volvió a Polonia. La leyenda asocia una de las estancias de la princesa en Hungría al milagroso descubrimiento de la mina de sal gema de Bochnia. 
Celebrado el matrimonio, Cunegunda fue nombrada por su marido señora del territorio de Sacz (1252). El matrimonio fue blanco tal como pidió Cunegunda a su marido. En Stari Sacz fundó un convento de clarisas, y a la muerte de su marido (1279) se trasladó allí y transcurrió el resto de sus días con las religiosas. Sus penitencias fueron durísimas y siempre estaba al servicio de los más pobres, especialmente los leprosos. Fue devota de las llagas de Crito y de María, y fue una mujer de profunda oración. Murió como clarisa, sin querer ser superiora, en el convento por ella fundado. Fue canonizada por san Juan Pablo II el 16 de junio de 1999. 

Beato JUAN TAVELLI DE TOSSIGNANO. (1386-1446). 


Martirologio Romano: En Ferrara, ciudad de la Emilia, beato Juan de Tossignano Tavelli, obispo, de la Orden de los Jesuatos.

Nació en Tossignano en Imola. Siendo estudiante en Bolonia, interrumpió sus estudios jurídicos para ingresar como fraile "jesuato" o "pobre de Cristo". Hombre entregado a la oración, a la penitencia, a los estudios sacros, pronto fue sabio guía del pueblo, de almas elegidas y también de Pontífices. 
Elegido obispo de Ferrara en 1431, sin ser todavía sacerdote, gracias a los consejos de Niccoló d'Este, marqués de Ferrara. El papa Eugenio IV tuvo que vencer sus dudas para aceptar su elección en una carta fechada el 18 de noviembre de 1431. Fue consagrado obispo el 27 de diciembre de 1431 en Mántua por el obispo local. Fue un admirable obispo durante 15 años, hombre pacifico y caritativo, amado de todos, pobres y ricos. Desarrolló una intensa actividad pastoral visitando la diócesis seis veces. Participó en el Concilio de Basilea (1433). Asistió al concilio ecuménico de la unión de las iglesias orientales que tuvo una de sus sesiones en Ferrara (1438). Pero sobre todo, se le conoce por ser el traductor de la Biblia al italiano. Tradujo y compuso obras de carácter ascético.
Fue un apóstol heroico durante la peste y salvó milagrosamente su ciudad de las inundaciones del Po. En colaboración con el marqués d'Este fundó el Archihospital de Santa Ana en 1443. Murió a los 60 años, consumado por el celo, las penitencias y por el intenso amor de Dios y de las almas. En el momento mismo de su muerte, santa Catalina de Bolonia vio su alma toda llena de méritos, entrar en la gloria de Dios. Fue en seguida venerado como santo. Su culto fue aprobado en 1748 por el papa Benedicto XIV. 

Beato ANTONIO TORRIANI. (1424-1494).


Martirologio Romano: En L’Aquila, en la región Vestina, beato Antonio Torriani, presbítero de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, médico de cuerpos y almas.

Nació en Milán, en el seno de la noble familia Della Torre. Avocado a los estudios, se licenció en Medicina en Pavía y ejerció como médico en Milán. Sostenía que la enfermedad era producto del pecado, porque así como el pecado original era el origen de la enfermedad del hombre, así los pecados actuales contribuían a las enfermedades. Por esto, antes de iniciar una cura, al paciente le obligaba para que hiciera una confesión general con el fin de que paciente estuviera en estado de gracia y por tanto de serenidad, condición indispensable para obtener buenos efectos terapéuticos. 
Para poder ejercitar mejor su medicina se hizo presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, en el convento de San Marcos, dedicándose a curar a los pobres. De Milán pasó al convento de San Nicolás de Foligno, donde promovió la devoción a María, de la que recibió favores espirituales. 
A continuación nos lo encontramos dedicado a devotas peregrinaciones. De Foligno se fue al santuario de Loreto. En 1454 marchó a Roma a visitar la tumba de los Apóstoles; de aquí se fue a Santiago de Compostela. Con sus viajes se difundió su fama de santidad, en particular su caridad hacia los enfermos, a los que curaba. 
En 1474 fue enviado a L'Aquila, para pacificar la ciudad que estaba en continuas lúchas intestinas. Aquí dio la medida de su sabiduría en su trabajo apostólico y de padre espiritual. También tuvo que asistir a una epidemia de peste. Sus milagros eran muchísimos, y su actividad totalmente desinteresada, de manera que se acarreó muchos enemigos y tuvo que huir de muchos atentados. Durante 18 años fue el director espiritual del monasterio agustino de Santa Lucía, que lo llevó a los más altos niveles de espiritualidad. También fundó las Mantellate de San Agustín, benemérita asociación que duró hasta el 1809. Sus restos se encuentras en la iglesia del monasterio agustino de San Amico en L'Aquila. Su culto fue confirmado el 1 de julio de 1759 por Clemente XIII, y en 1770 fue dado como protector a la nueva provincia agustiniana de L’Aquila. 

Beata LUISA DE SABOYA. (1462-1503).


Martirologio Romano: En Orbe, de Saboya (hoy en el cantón de Vaud), beata Luisa, religiosa, hija del duque beato Amadeo, que contrajo matrimonio con el príncipe Hugo de Châlon-Arlay y, fallecido éste, profesó la Regla de Santa Clara, reformada por santa Coleta, viviendo fielmente y con humildad la vida religiosa.

Fue hija del beato Amadeo IX, duque de Saboya; por parte de su madre, Yolanda, fue nieta del rey Carlos VII de Francia, sobrina del rey Luis XI y prima de santa Juana de Valois. El duque murió antes de que su hija cumpliese los nueve años, y la pequeña Luisa fue admirablemente educada por su madre. Desde muy temprana edad dio muestras de poseer cualidades espirituales extraordinarias. Catalina de Saulx, una de las damas de honor de Luisa escribió sobre ella estas palabras: "Era tan dulce y generosa, bien dispuesta, y amable, que despertaba el afecto de todos que se dejaban llevar por su atractivo y conquistar por su encanto". 
En 1479, a la edad de dieciocho años, se caso con Hugo de Châlons, señor de Nozeroy, un hombre tan bueno como rico y poderoso, quien, de completo acuerdo con su mujer, impuso en su hogar una vida perfectamente cristiana. Tanto por ejemplo como por precepto, marido y mujer crearon un alto nivel de vida moral y material para todos los que moraban en sus tierras y dependían de ellos de alguna manera. En contraste con los palacios y residencias de los otros nobles acaudalados, la suntuosa casa de los de Châlons parecía un monasterio. Con especial empeño se combatía la costumbre de jurar o usar palabras groseras; la señora Luisa fue, sin duda, la primera ama de casa que tuvo una alcancía para los pobres, en la que todos los que vivían o visitaban su casa, tenían obligación de echar dinero, si se les iba la lengua y decían malas palabras. Luisa prodigó ampliamente su caridad hacia los enfermos y necesitados, hacia las viudas y los huérfanos especialmente hacia los leprosos.
Al cabo de nueve años de felicidad matrimonial, murió el esposo y como no hubo hijos, Luisa empezó a prepararse para su retiro de este mundo. Necesitó dos años para poner en orden sus asuntos y, durante este lapso, usó el hâbito de los Terciarios franciscanos, aprendió a decir los divinos oficios y se levantaba a la medianoche para rezar los maitines. Cada viernes se disciplinaba; distribuyó su fortuna, contradijo y desoyó las objeciones de sus parientes y amigos. Después, en compañía de sus dos damas de honor, Catalina de Saulx y Carlota de Saint-Maurice, fue admitida en el convento de las Clarisas Pobres de la ciudad de Orbe, cuyo monasterio había sido fundado por la madre de Hugo de Châlons y, en 1427, estaba ocupado por una comunidad de la reforma de santa Coleta Boylet. Luisa, que había sido un modelo de doncella, de esposa y de viuda, fue siempre una religiosa ejemplar. No obstante su elevada cuna, su humildad era sincera y natural: lavaba los platos, barría, ayudaba en la cocina, limpiaba los corredores y todo lo hacía bien y con gusto; con la misma sencillez y naturalidad, aceptó y desempeñó el puesto, cuando la eligieron abadesa. En este cargo, mostró especial solicitud en servir a los frailes de su Orden, y cualquiera de ellos que llegase a hospedarse en el convento, era atendido a cuerpo de rey; la presencia de los padres y de los hermanos era como una bendición de Dios y nada podía faltar a los hijos del "buen padre san Francisco". A la edad de cuarenta y dos años, murió Luisa de Saboya. En 1839, el papa Gregorio XVI aprobó el antiguo culto de esta sierva de Dios.

Beatos NICOLÁS GARLICK, ROBERTO LUDLAM y RICARDO SIMPSON. M. 1588. 


Martirologio Romano: En Derby en Inglaterra, beatos Nicolás Garlick, Roberto Ludlam y Ricardo Simpson, sacerdotes y mártires, que, condenados a muerte por su sacerdocio durante el reinado de Isabel I, después de muchas fatigas y tribulaciones alcanzaron en el patíbulo los gozos del cielo

Lugar donde fueron ejecutados en Derby
Nicolás Garlick nació c.1554, en Glossop, en Derbyshire. Después de realizar algunos estudios en el Gloucester College, de Oxford, trabajó como maestro de escuela en Tideswell entre 1574 y 1581. En este año decidió su vocación sacerdotal y marchó al colegio inglés de Reims, donde fue ordenado sacerdote en 1582. 
En enero de 1583 regresó a Inglaterra y comenzó su trabajo apostólico. Denunciado en 1585 estando en Londres, es arrestado, juzgado y desterrado. Vuelve a Reims, pero a los dos días de llegar decide volver a Inglaterra y trabajó en Hampshire y en Dorsetshire, fue denunciado por su labor apostólica pero no fue arrestado hasta enero de 1587, cuando ya estaba en Padley, porque fue delatado por el hijo de quién lo hospedaba. Allí también estaba el beato Roberto Ludlam. Nicolás, antes de ser arrestado, había pedido a Dios que su padre quedara impedido para que no acudiera a la iglesia anglicana, condición que tenía que cumplir para que sus bienes no fuesen confiscados, prefiriendo así la pobreza a la apostasía paterna. 
Llevados a la cárcel encontraron en ella al beato Ricardo Simpson, al que infundieron ánimos. El 23 de julio de 1588 tuvo lugar el juicio en Derby. Nicolás respondía por sus compañeros. Se le acusó de haber llegado a Inglaterra para seducir a las personas, y él negó que su trabajo fuera seducción sino llamamiento a volver a la fe verdadera de la Iglesia. Subido al cadalso arrojó sobre la multitud folletos que había escrito en la cárcel y en los que defendía el catolicismo, y se dice que aquellos folletos hicieron que se convirtiera mucha gente. Fue ahorcado, y estaba todavía consciente cuando fue destripado y descuartizado mientras hablaba con sus verdugos.

Roberto Ludlam nació en Radbourne, en el Derbyshire, c.1551. Estudió dos años en Oxford, en el St. John's College, y luego, sin haberse graduado, se dedicó a la enseñanza. En 1580 decidió su vocación sacerdotal y marchó a Reims, donde entró en el colegio inglés el año 1580. Ordenado sacerdote en 1581, en abril de 1582 se le envió a la misión inglesa, y trabajó con afán y celo durante seis años en su condado natal. 
Arrestado y juzgado con Garlick, mostró gran ánimo y seguridad en la prisión, en el juicio y frente al patíbulo. Ejecutado Garlick, Roberto Ludlam se levantó y con gran energía habló de los puntos básicos de la fe católica y de las señales de la verdadera Iglesia, afirmando a sus oyentes que Inglaterra se había apartado del camino recto y haciendo un llamamiento a todos sus oyentes para que volvieran al seno de la verdad. Pidió por los presentes, por todos sus enemigos y por Inglaterra y recitó el «Venite, benedicti Dei» mientras subía al cadalso. Fue ahorcado, destripado y descuartizado.

Ricardo Simpson o Sympson nació en Wells, junto a Ripon, y se había educado en el Gloucester Hall, en Oxford, y parece que nació en el seno de una familia protestante. Convertido al catolicismo, fue denunciado y pasó por una larga prisión en York antes de ser liberado. Marchó a Douai, en cuyo colegio inglés entró el 19 de mayo de 1577. Ordenado sacerdote no mucho después, volvió a Inglaterra y ejerció provechosamente su ministerio. Pero nuevamente fue apresado y después de un tiempo de cárcel enviado al destierro. Volvió enseguida a Inglaterra para ser apresado en 1587 por tercera vez y detenido en la cárcel de Derby. Juzgado y encontrado sacerdote ordenado en el extranjero, fue condenado a muerte. 
Parece que estaba aterrorizado por la perspectiva de la horrible muerte que le esperaba y que no acudió al martirio con la alegre confianza con que lo hicieron sus compañeros, pero no se echó atrás, no apostató, mantuvo su fe hasta el final y por ella dio la vida junto con los otros dos mártires. Los tres fueron beatificados el 22 de noviembre de 1987 por san Juan Pablo II.

San JUAN BOSTE. (c.1545 - 1594).


Martirologio Romano: En Durhan, en Inglaterra, san Juan Boste, presbítero, que, siendo reina la misma Isabel I, por ser sacerdote sufrió el martirio y ante el juez no cesó de dar ánimos a sus compañeros.

Nació en Dufton (Westmoreland, Inglaterra); estudió en el Queen's College de Oxford, donde adquirió el magisterio en artes, y después fue ordenado pastor de la iglesia anglicana en 1572. Pero una crisis de conciencia le llevó al catolicismo, con el que se reconcilió en 1576 y, en Reims fue ordenado sacerdote en el 1581.
Vuelto a Inglaterra trabajó en los condados septentrionales durante doce años, obteniendo grandes frutos apostólicos de conversión, y del regreso de muchos que por miedo a la muerte había jurado la supremacía de la reina en la Iglesia. Fue tan eficaz su labor que el hecho se trató en el consejo privado de la reina que ordenó su captura como fuese.
Un católico renegado llamado Francis Ecclesfield, fue quien le denunció de hallarse en casa de William Claxton, donde fue detenido en 1595. Para el juicio fue enviado a Londres y encerrado en la Torre, donde fue torturado hasta 15 veces, quedando tan mal que sólo apoyado en una caña podía andar. El juicio fue en Durham donde confesó que era sacerdote católico pero negó que fuese un traidor. Un ex pastor protestante que se había convertido al catolicismo y al que la prisión le había hecho dudar se sintió fortalecido en su fe. Ambos tuvieron como compañero a san Juan Ingram. Los tres fueron sentenciados a muerte, pero a Durham sólo fue llevado Juan Boste.
Subió al cadalso rezando el Ángelus; le pusieron la cuerda al cuello y quiso hablar a los presentes, pero el sheriff lo impidió. Entonces dijo: “Espero del Señor que, si bien no quiero oír mis palabras en este mundo, mi muerte diré a vuestros corazones lo que yo les había dicho”. Le dijo que si podía rezar un salmo, y se le permitió y dijo: “El Señor me libro de la muerte ¿De qué muerte? De la muerte de la herejía que se difunde por este país”. Lo atajó el sheriff alegando que aquello era un comentario al salmo y no el salmo. Se le conminó para que pidiese perdón a la reina. El negó haberla ofendido y añadió que su muerte fuese en expiación de sus propios pecados. El verdugo tiró entonces de la cuerda y por unos momentos el mártir quedó suspendido hasta que el verdugo cortó la cuerda. Cayó al suelo y recobró el sentido y le dijo al verdugo: “Jesús te perdone”. Y seguidamente se le abrió el pecho, se le sacó el corazón y se siguió el descuartizamiento de su cuerpo. Fue beatificado en 1929 y canonizado por SS. Pablo VI el 25 de octubre de 1970 entre los «Cuarenta Mártires de Inglaterra y Gales».

Beato CRISTÓBAL DE SANTA CATALINA FERNÁNDEZ DE VALLADOLID. (1638-1690).


Martirologio Romano: En Córdoba, España, beato Cristóbal de Santa Catalina Fernández de Valladolid, presbítero de los Hermanos de la Tercera Orden Regular de San Francisco, fundador de las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno.

Nació en Mérida (Badajoz) en el seno una familia pobre de labradores. Trabajó en el campo con su padre y luchó contra el hambre. Sólo se conoce de su juventud su afición a la penitencia.
En 1663 fue ordenado sacerdote en Badajoz y luego, nombrado capellán de un Tercio de Castilla en la guerra contra Portugal, gravemente enfermo tuvo que regresar a Mérida a la casa de sus padres. Al restablecerse, cuatro años más tarde, Al restablecerse se retiró para hacer vida eremita al desierto de Bañuelos de Córdoba, donde permaneció seis años.
Allí encontró a otro ermitaño, semidesnudo, muerto de hambre, esquelético y le pidió quedarse con él y seguir sus consejos, allí es donde adoptó el nombre de padre Cristóbal de Santa Catalina. Este nombre es posible que lo llevara por la ermita que tenía esta santa en el mismo centro de Mérida. Aqui funda, en 1670, el eremitorio de San Francisco y San Diego de Villaviciosa, donde a diario oficiaba misa en la iglesia del eremitorio, aun hoy existente, dedicada a Ntra. Sra. de Villaviciosa, a la que profesó gran devoción y ante cuya imagen compartía la Eucaristía con sus hermanos de la congregación y, donde comenzó a vivir con toda radicalidad en oración, silencio y penitencia. Allí buscó una vida entregada a la oración, y en Córdoba acabó siendo un hombre de santidad para todos, al servicio siempre de los desvalidos y los más necesitados.
Atraído por la regla de san Francisco de Asís profesó, en 1670, como Terciario franciscano en el convento de Madre de Dios de Córdoba. En 1673, a la vista de tanto sufrimiento, el padre Cristóbal tomó una determinación radical para su vida: "Serviré a Dios sustentando pobres" y funda el Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno para atender a los más necesitados. Coloca en la puerta del centro su lema: “Mi providencia y tu fe tendrán esta Casa en pie”
Fue un hombre de "gran fe", consiguió pagar a los trabajadores de una obra a pesar de no tener dinero gracias a la Providencia o que el pan no faltara de la despensa y la Providencia le honró con muchos dones taumatúrgicos de ayuda a los pobres y necesitados. 
Y lo hace en una pequeña ermita de la cofradía de Jesús Nazareno, comenzando así la Hospitalidad Franciscana de Jesús Nazareno. Su obra más importante, según los mismos datos, fue la fundación el 11 de febrero de 1673 de dos congregaciones franciscanas, denominadas: Hermanos y Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno; la congregación masculina ya no existe. 
Ancianas pobres y enfermas era el principal objetivo de su Fundación de Hermanos Hospitalarios de Jesús Nazareno, según sus reglas aprobadas por Benedicto XIV en 1746 y de la que sólo existe un ejemplar que se conserva en los archivos de la Casa de Córdoba. Escribió el libro de “Las Reglas y Constituciones” que han de guardar las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno impresas en 1740 en Córdoba. 
Uno de sus milagros que fue "verificado por todos" fue la petición que las hermanas hicieron al padre Cristóbal para "que suplicara a la caldera donde hacían la comida para los enfermos que la cociese, ya que ésta tenía un agujero por el que se salía el agua y apagaba el fuego"... "conmovido por tanta fe, nuestro beato se dirigió con candor franciscano a la caldera y le dijo: en virtud de santa obediencia te mando que no se cuele más el agua y deje cocer la comida para los enfermos". "Inmediatamente la caldera comenzó a hervir y esto llegó a oídos del obispo de Córdoba, Alonso de Salizanes, que quiso comprobar la verdad del hecho". Y así fue. 
También fueron muchas las "curaciones obtenidas por intercesión del padre Cristóbal". 
Como la de uno de los hijos del vizconde de Villanueva, que estaba en peligro de muerte a quien nada más bendecir "se levantó de la cama y se puso a jugar como hacen los chicos de su edad". 
La compasión del padre Crisóbal fue otra de sus virtudes. Así, el padre Cristóbal recogía a los recién nacidos "abandonados de noche delante del hospital, socorría con alimentos a las viudas que sufrían el hambre y acogía a los peregrinos indigentes". 
Durante su vida, el nuestro beato también prestó "mucha atención a las monjas de clausura y, por ello animaba a los ricos a ayudar a los monasterios con generosas donaciones, en vez de malgastar el dinero en cosas superfluas y vanas", destacó. 
El padre Cristóbal murió en Córdoba durante una epidemia de cólera y sus restos reposan en la iglesia de Jesús Nazareno. Fue beatificado por SS Francisco el 7 de mayo de 2013.

San JOSÉ FERNÁNDEZ DE VENTOSA. (1775-1838).


Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, san José Fernández, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, decapitado a causa de su fe en Cristo, siendo emperador Minh Mang.

Nació en Ventosa de la Cuesta (Valladolid), en el seno de una familia de labradores. Ingresó en el convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid, en 1794, donde hizo el noviciado, profesó y recibió la ordenación sacerdotal (1799). Con motivo de su ordenación sacerdotal efectuó un breve viaje a casa de sus padres, para despedirse ya que marchaba como misionero.
En 1805, fue enviado a las misiones del Vietnam del Norte, donde llegó a pie, después de un penosísimo viaje que le dejaron profundas huellas en su salud para siempre. Durante 30 años se dedicó a la predicación sobreponiéndose a la disentería que le llevó al borde de la muerte y fue nombrado vicario provincial. Su mansedumbre y humildad ganó muchas almas para Cristo.
Cuando estalló la persecución del emperador Minh-Manh, en un refugio se encontró con el sacerdote san Pedro Nguyen Ba Tuan, que le ayudó en todo y nunca más se separaron. En 1838 fueron hechos prisioneros; Pedro fue martirizado y a él, le encerraron en una jaula en la que no podía moverse, por lo que se le paralizaron las manos. Tuvo un gran alivio cuando se encontró con los obispos dominicos santos fray Clemente Ignacio Delgado y fray Domingo de Henares encarcelados también en las mismas mazmorras. Inmóvil en aquella jaula, José cayó en un estado lastimoso a causa del hambre, hasta que un cristiano logró llevarle comida, aunque como tenía paralizada las manos, le tenían que dar de comer. Durante los interrogatorios quisieron que pisaran la cruz a lo cual él se negó. Fue sentenciado y después de una dolorosa pasión, le decapitaron. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.

Beato MODESTINO DE JESÚS Y DE MARÍA MAZZARELLA. (1802-1854).


Martirologio Romano: En Nápoles, ciudad de la Campania, beato Modestino de Jesús y de María (Domingo) Mazzarella, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, cercano siempre a toda clase de pobres y afligidos, al asistir a los moribundos en tiempo de cólera murió contagiado de la misma enfermedad.

Domingo Mazzarella, nació en Frattamaggiore, provincia de Nápoles, en la diócesis de Aversa, en el seno de una familia de humildes artesanos. A la edad de dieciséis años fue acogido gratuitamente en el seminario de Aversa. Atraído luego por la austera vida de los franciscanos del vecino convento de Grumo Nevano, en 1822 vistió el hábito franciscano en el convento de Piedimonte Matese (Caserta), e hizo el año de noviciado en el convento de Santa Lucía del Monte, Nápoles. En 1824 emitió la profesión religiosa y, después de un regular curso de estudios filosóficos y teológicos hechos en los conventos de Grumo Nevano, Portici y Santa Lucía del Monte, fue ordenado de sacerdote en 1827, en la catedral de Aversa.
Empeñado rápidamente en el ministerio de la predicación y en la celebración del sacramento de la reconciliación, el P. Modestino de Jesús y María ejerció también, con una dedicación ejemplar, el oficio de guardián (superior) en los conventos de Mirabella Eclano (Avellino) y de Pignataro Maggiore (Caserta). En 1839 fue trasladado al convento de Santa María de la Sanità, Nápoles, situado en uno de los barrios más populares de la ciudad, en donde permaneció hasta el día de su muerte, ejerciendo un provechoso y admirable ministerio sacerdotal, sobre todo en favor de los más pobres y enfermos. Se distinguió particularmente por su celo en la defensa de la vida naciente y en la difusión de la devoción a la santísima Virgen bajo la advocación de “Madre del Buen Consejo”, que llevaba en el corazón desde los años de su juventud.
En 1854, afectado por el cólera contraído mientras asistía a las víctimas de esa epidemia, después de haber pedido perdón a los hermanos e invocado con fervor a la Madre del Señor, murió, con gran pesar de sus numerosos beneficiados y de toda Nápoles. El alcalde de la ciudad, el príncipe de San Agapito, al saber la noticia de la muerte del P. Modestino, exclamó conmovido: “Hemos perdido el consuelo de Nápoles”. Fue beatificado por Juan Pablo II en enero de 1995.

Beato JAVIER BORDÁS PIFERRER. (1914-1936). 


Martirologio Romano: En Barcelona igualmente, beato Javier Bordás Piferrer, religioso salesiano, que con su martirio testimonió claramente que era discípulo del divino Maestro.

Nació en San Pol de Mar, Barcelona, en el seno de una familia profundamente cristiana. Su infancia transcurre en un ambiente salesiano. Cuando tenía seis años entró en el colegio salesiano de Mataró. Emitió sus votos religiosos en 1932 y fue enviado a Roma para realizar los estudios de Filosofía en la Universidad Gregoriana. Junto con Don Félix Vivet entró en España para las vacaciones el 17 de Julio de 1936. En Sarriá (Barcelona) le sorprendió el inicio de la guerra civil. 
A los pocos días, el jueves 23 por la tarde, se le ocurrió acercarse hasta el Barrio de Horta, a la casa llamada “de Fusta”, se trataba de una pequeña finca que sus padres poseían entre las carreteras de la Vall d´Hebron y de la Rabassada, junto al antiguo orfelinato Ribas. Según su hermano Mariano, quería ver “si en ella podrían refugiarse algunos salesianos”. Xavier quedó allí para siempre. Muy probablemente lo denunció uno de los colonos. Desde ese mismo día, la estrecha y apartada carretera de laVall d´Hebron se había convertido en un lugar fatídico, donde, para los condenados, finalizaba “el paseo”.
El miércoles 29 se dio con la fotografía de su cadáver en el Hospital Clínico de Barcelona, pero su cuerpo no pudo ser identificado

Beatas MARÍA DEL PILAR DE SAN FRANCISCO DE BORJA, TERESA DEL NIÑO JESÚS y MARÍA ÁNGELES DE SAN JOSÉ. M. 1936. 


Martirologio Romano: En Guadalajara en España, beatas María del Pilar de San Francisco de Borja (Jacoba) Martínez García, Teresa del Niño Jesús (Eusebia) García García y María Ángeles de San José (Marciana) Valtierra Tordesillas, vírgenes de la Orden de las Carmelitas Descalzas y mártires, que en tiempos de persecución alcanzaron la corona del martirio aclamando con alegría a Cristo Esposo

Eran tres monjas carmelitas descalzas: Sor María Pilar de San Francisco de Borja, Sor Teresa del Niño Jesús y de San Juan de la Cruz y Sor María Ángeles de San José.
Se encontraban en el convento de San José de Guadalajara. Al estallar la guerra civil, todas las monjas del convento pidieron al Señor el martirio. Habían salido de la clausura dos días antes, cuando los milicianos tomaron Guadalajara. Iban vestidas de seglares. Van buscando un refugio, y en el camino son descubiertas. "Son monjas. Disparad sobre ellas", grita un miliciano. Inmediatamente las disparan sin más. 
María de los Ángeles cayó sobre el bordillo de la acera sin vida. María del Pilar cayó en un charco de sangre, la volvieron a disparar, la apuñalaron hasta dejarle el riñón al descubierto. Un guardia de asalto ordenó que fuera llevada al hospital. En una de las camas murió diciendo: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Teresa del Niño Jesús, al oír el tiroteo, logró escapar. Corrió aturdida hasta encontrarse con un individuo que, prometiendo protegerla, la quiso violar. Los asesinos lograron dar con ella. En un supremo intento de huida, con las manos en alto, cayó de bruces sobre piedras del camino, fulminada por una descarga seca, mientras gritaba: ¡Viva Cristo Rey! Medía hora más tarde apareció el cadáver en el interior del cementerio.

Beata MERCEDES PRAT Y PRAT. (1880-1936).


Martirologio Romano: En Barcelona, siempre en España, beata Mercedes Prat, virgen de la Sociedad de Santa Teresa de Jesús y mártir, que en la misma persecución sufrió el martirio por ser religiosa

Nació en Barcelona, en el seno de una familia de hondas y sólidas tradiciones catalanas. Recibió una recia formación religiosa en su familia. Quedó huérfana de padre y madre a los 16 años, y como tuvo que cuidar a sus hermanos menores, retrasó su entrada en la Compañía de Santa Teresa, hasta los 24 años.
Ingresó en el noviciado de la Compañía de Santa Teresa de Jesús en Tortosa en 1904. Ejerció su apostolado de la enseñanza en varios colegios del Instituto, en Barcelona y en Madrid. Se caracterizó por un fuerte carácter activo, la obediencia y la igualdad de ánimo. Su vida fue una callada ascensión en la fidelidad, que casi pasó desapercibida. Fue consejera provincial, vicaria local y secretaria particular de la superiora general, se distinguió por su fidelidad a sus superioras y por la caridad con las hermanas, unida a una exquisita prudencia.
Le sorprendió la persecución religiosa de 1936, pero no temió dar su vida por la fe; la comunidad fue dispersada. Fue a casa de una hermana, pero fue detenida por un comité revolucionario. Se le preguntó su estado y condición y no dudó en decir que era religiosa. Se la condenó a muerte. Durante las horas de prisión, soportó varias veces el simulacro de fusilamiento a la que fue sometida. No perdió la paz y le dijo a una hermana religiosa "nos matarán, porque somos religiosas. Perdonemos a quiénes lo hagan, recitando el Padrenuestro. Sí, perdonémosles de todo corazón". Aquella misma noche, murió fusilada en la carretera de la Rabasada. En las largas horas de su agonía siguió recitando el Padrenuestro y el Credo, deteniendose en las palabras de "perdonanos... como nosotros perdonamos". 

Beatos JUAN ANTONIO PÉREZ MAYO, FRANCISCO POLVORINOS GÓMEZ y 6 compañeros mártires. M. 1936.


Martirologio Romano: En Pozuelo de Alarcón, Madrid, España, beatos Juan Antonio Pérez Mayo, Francisco Polvorinos Gómez, Manuel Gutiérrez Martín, Cecilio Vega Domínguez, Juan Pedro Cotillo Fernández, Justo González Lorente, Pascual Aláez Medina, sacerdotes profesos de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y Cándido Castán San José, laico, casado, muertos en tiempos de la Guerra Civil por defender el nombre de Cristo.

A continuación, extractos de la homilía del Cardenal Angelo Amato, SDB, durante la celebración de la beatificación de los mártires en Madrid el 17 de diciembre de 2011, durante el pontificado de Benedicto XVI. Después de resumir la historia de los mártires, dijo el Cardenal:
“A sólo cuatro días del estallido de la guerra civil, el odio anticatólico, que había incendiado y destruido muchas iglesias de Madrid, llegó a Pozuelo de Alarcón, ensañándose en el colegio (escolasticado) de los Oblatos con una crueldad inaudita. Ocupado el instituto, todos los religiosos fueron detenidos, sin interrogatorio, sin proceso, sin pruebas, sin posibilidad de defenderse.
Un sacerdote, seis jóvenes estudiantes y el señor Cándido Castán San José, esposo y padre de dos hijos, fueron asesinados en seguida, al día siguiente de la detención. Los otros soportaron cuatro meses de sufrimientos, siguiendo las dolorosas estaciones de un trágico viacrucis: terror, refugio clandestino, riesgo constante de ser descubiertos, arresto, cárcel, burlas, humillaciones de toda clase, torturas, mutilaciones, muerte.
Es bueno no olvidar esta tragedia. Y es también bueno no olvidar la reacción de nuestros mártires. A los gestos malvados de sus asesinos, ellos respondieron con buenas palabras, rezando y perdonando a sus perseguidores y aceptando con fortaleza la muerte, por amor a Jesucristo. Su comportamiento llenó de luz las tinieblas del mal”.

Juan Antonio Pérez Mayo nació en Santa Marina del Rey (León) en 1907. Ingresa en el Juniorado de los misioneros oblatos, pasa al Noviciado y hace su primera profesión religiosa en 1927 en el noviciado de Urnieta (Guipúzcoa). Después cursó sus estudios eclesiásticos en Roma, donde hizo su Oblación perpetua en 1930 y recibió así mismo allí la ordenación sacerdotal en 1932. Doctor en Filosofía y Licenciado en Teología. Terminados sus estudios en Roma, vuelve a España y fue destinado en el año de 1934 a la Comunidad de Las Arenas (Vizcaya). Al año siguiente, en 1935, fue enviado al Escolasticado de Pozuelo (Madrid) como Profesor de Filosofía.
Era apasionado y pletórico de vida, vehemente, contagiaba fácilmente su entusiasmo. Dominaba la Filosofía y se ganó pronto la estima y aprecio de sus alumnos.
El 22 de julio de 1936 fue detenido con todos sus hermanos de Comunidad y hecho prisionero en el mismo Convento. Dos días más tarde, en la madrugada del 24 de julio, fue sacado del propio Convento con otros seis Oblatos más, estudiantes todos, y con el padre de familia y militante católico Cándido Castán San José, encarcelado en el Convento oblato con algunos seglares más. Fueron martirizados esa misma noche en la Casa de Campo, lugar situado entre Pozuelo de Alarcón y Madrid. 

Francisco Polvorinos Gómez nació en Calaveras de Arriba, término municipal de Almanza (León), en el seno de una familia de humildes campesinos y pastores en 1910. Tras llamar en vano a diversos institutos religiosos, se le abrieron por fin las puertas del juniorado de los Oblatos cuando ya tenía 16 años.
Su sobrino, Elías Pacho, destaca en él una intensa vida de fe y dice que era una persona muy piadosa, que vivía intensamente la vocación religiosa. Pone de relieve su amor a la Iglesia, manifestado expresamente en el pueblo durante las vacaciones, con una frase que se hizo familiar en su pueblo: “La Iglesia siempre será perseguida, pero nunca vencida”. Se corrobora esta apreciación con el juicio de sus formadores: “Hombre piadoso, cumplidor de la Regla, franco con sus superiores, cuidadoso de su vocación e interesado por las obras de la Congregación. Su lema: Hacer el bien sin hacer ruido”.
Otro sobrino, Alberto Pacho testifica: “Desde que fue detenido hasta la madruga del 24 de julio (cuando fue ejecutado), aparte las vejaciones a que fue sometida toda la comunidad, sospecho que, lo mismo que a los demás compañeros, le someterían por lo menos a desprecios y malos tratos. Tengo entendido que en el poco tiempo que estuvieron detenidos en el convento de Pozuelo, llevaban una vida intensamente espiritual. Recibió la Eucaristía, que, en su caso y el de sus compañeros, fue como el Viático, cuando decidieron consumir la Eucaristía para evitar profanaciones. Todo esto lo sé por referencias de los supervivientes.
En la madrugada del 24 de julio de 1936, los milicianos leyeron la lista de siete nombres de Oblatos, entre los que incluyeron a mi tío...”.

Manuel Gutiérrez Martín nació en Fresno del Río (Palencia) en el seno de una familia de labradores modestosen 1913. Ingresó en los Misioneros oblatos de la Inmaculada. Había terminado el 3º de teología. Era Subdiácono y esperaba ser ordenado sacerdote después de algunos meses.
Manuel era un hombre dotado de talento, equilibrado, con buena memoria. En los exámenes, resultados casi siempre brillantes. Gusto para la música vocal y dotado de buena voz. Como virtudes, dicen de él que era dócil, sumiso y franco con sus superiores, afable con los otros, consciente de los propios defectos y empeñado en la lucha por superarlos. Amante de su vocación y de su nueva familia, la Congregación de los Misioneros Oblatos. Buen compañero, fiel cumplidor de la Regla, con espíritu comunitario. Sus compañeros veían en él un joven con cualidades oratorias y con muchos recursos para convertirse en un verdadero actor. Pero subrayan sobre todo su vida de piedad y su espíritu abierto y abnegado.

Cecilio Vega Domínguez nació en 1913 en Villamor de Órbigo (León) en el seno de una familia de humildes labradores que vivían del trabajo en el campo. Cecilio comenzó el noviciado como Misionero oblato en 1930. El día 15 del año siguiente hace su primera oblación y pasa a Pozuelo para cursar los estudios eclesiásticos. En 1934 hace su Oblación perpetua y se inicia en las órdenes menores (actuales ministerios). Era subdiácono y estaba ya a las puertas del diaconado y del sacerdocio.
A lo largo de su corta vida, se destaca en Cecilio su constancia y tesón ante las dificultades que iba encontrando en los estudios, entre otras causas, por un accidente desafortunado en el trabajo agrícola, que le ocasionó la pérdida de un ojo. Hombre de buen corazón, dócil, noble, piadoso y franco. De buen espíritu en la convivencia con los demás. 
También él, al igual que Manuel Gutiérrez, tras dos días de incertidumbre, ansiedad y vejaciones en su propio convento, es “sacado” de su propio domicilio en la noche del 24 de julio de 1936 y fusilado de madrugada en la Casa de Campo.

Juan Pedro Cotillo Fernández nació en 1914 en Siero de la Reina (León), en el seno de una familia de agricultores. Ingresó como Misionero Oblato de María Inmaculada. Era un religioso humilde y tenaz, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su aspiración era seguir las huellas de otros misioneros oblatos de su pueblo como el P. José Vega Riaño que también murió mártir.
Durante los años de estudio le diagnosticaron algunas complicaciones cardíacas, pero el médico le garantizó que podrían curarse con un poco de atención. En el momento de su captura el P. José Vega intervino en su favor diciendo: “¡No prendais a este muchacho, está enfermo del corazón!” y ellos le replicaron: “Para lo que le vamos hacer, está suficientemente bien”. Era una clara respuesta que revelaba el fin que le esperaba.

Justo González Lorente nació en 1915 en Villaverde de Arcayos (León). En 1927 ingresa en el seminario menor de los Misioneros Oblatos de Urnieta (Guipúzcoa) y en 1932 comienza el noviciado en Las Arenas (Vizcaya). Hace su primera oblación temporal el 15 de agosto del año siguiente. Pasa a Pozuelo para proseguir los estudios llevando con gran rigor su formación intelectual y espiritual. Parecía algo tímido y sentimental; pero era alegre, servicial y amigo de todos. Al terminar el primer año de teología se disponía a hacer su oblación de por vida. Tenía gran ilusión por ser misionero.
El 22 de julio de 1936 las circunstancias van a cambiar la ruta de sus sueños. Fue detenido con toda la comunidad oblata en el mismo convento, que quedó aquel mismo día convertido en prisión. 

Pascual Aláez Medina nació en 1917 en Villaverde de Arcayos (León). En 1929 entra en el seminario de los Misioneros Oblatos en Urnieta (Guipúzcoa) donde cursará los estudios secundarios. En 1934 pasa al noviciado de Las Arenas (Vizcaya) y hace su primera oblación temporal en 1935, y acto seguido pasa a Pozuelo de Alarcón para comenzar los estudios eclesiásticos. Terminado el primer curso de filosofía y tras un retiro de tres días, renueva sus votos el 16 de julio de 1936. Le caracterizaba un espíritu alegre, animoso, bondadoso y confiado. Nunca se sintió capaz de hacer mal a nadie y no se imaginaba que alguien pudiera hacerlo. 

Cándido Castán San José nació en 1894 en Benifayó (Valencia). Era un padre de familia que desde hacía varios años vivía con su esposa y sus hijos en Pozuelo de Alarcón en la colonia de San José. Empleado de ferrocarriles de la Compañía del Norte de España, había estudiado bachillerato en el colegio de los Hnos. del Sagrado Corazón en Miranda de Ebro. Después hizo estudios especiales relativos a materiales ferroviarios. En 1936 prestaba sus servicios en dicha Compañía como empleado principal. Tenía dos hijos.
Cristiano coherente, militante católico, era a la sazón Presidente de la Confederación Nacional de Obreros Católicos. Presidente así mismo de los Ferroviarios Católicos, sección de Madrid-Norte y afiliado a la Adoración Nocturna. 
El día 18 de julio de 1936 sufre en su domicilio un primer registro, que nos describe vivencialmente su hija, testigo de visu:
“Se presentaron en casa unos milicianos, so pretexto de encontrar armas, que, por supuesto, no existían… Cuando terminaron, le ordenaron que no se moviera de casa”Cuatro días más tarde, el 23 de julio hacia mediodía, fue obligado a abandonar su casa por un grupo de “milicianos del comité revolucionario de Pozuelo”. Su hija Teresa fue testigo directo de su detención. Desde allí es conducido prisionero a la casa de los Misioneros Oblatos". 
Recluido la noche del 23 de julio, es visitado por su esposa que le lleva comida y cena. En la noche del 23 al 24 de julio es sacado del convento con otros siete Oblatos y ejecutado junto con ellos en la Casa de Campo, parque situado entre Pozuelo y Madrid.