Martirologio Romano: En L’Aquila, en la región Vestina, beato Antonio Torriani, presbítero de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, médico de cuerpos y almas.

Para poder ejercitar mejor su medicina se hizo presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, en el convento de San Marcos, dedicándose a curar a los pobres. De Milán pasó al convento de San Nicolás de Foligno, donde promovió la devoción a María, de la que recibió favores espirituales.
A continuación nos lo encontramos dedicado a devotas peregrinaciones. De Foligno se fue al santuario de Loreto. En 1454 marchó a Roma a visitar la tumba de los Apóstoles; de aquí se fue a Santiago de Compostela. Con sus viajes se difundió su fama de santidad, en particular su caridad hacia los enfermos, a los que curaba.
En 1474 fue enviado a L'Aquila, para pacificar la ciudad que estaba en continuas lúchas intestinas. Aquí dio la medida de su sabiduría en su trabajo apostólico y de padre espiritual. También tuvo que asistir a una epidemia de peste. Sus milagros eran muchísimos, y su actividad totalmente desinteresada, de manera que se acarreó muchos enemigos y tuvo que huir de muchos atentados. Durante 18 años fue el director espiritual del monasterio agustino de Santa Lucía, que lo llevó a los más altos niveles de espiritualidad. También fundó las Mantellate de San Agustín, benemérita asociación que duró hasta el 1809. Sus restos se encuentras en la iglesia del monasterio agustino de San Amico en L'Aquila. Su culto fue confirmado el 1 de julio de 1759 por Clemente XIII, y en 1770 fue dado como protector a la nueva provincia agustiniana de L’Aquila.
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