7 de marzo de 2015

Santas PERPETUA y FELICIDAD. M. c. 203.

Perpetua: Que dura siempre
(Felicitas). Felicidad

Martirologio Romano: Memoria de santa Perpetua y santa Felicidad, mártires, que en tiempo del emperador Septimio Severo fueron detenidas en Cartago, junto con otros catecúmenos. Perpetua, matrona de unos veinte años, era madre de un niño aún lactante, mientras que Felicidad, su esclava, estaba entonces embarazada, por lo cual, según las leyes, no podía ser torturada hasta que diese a luz. Llegado el momento, en medio de los dolores del parto se alegró de ser expuesta a las fieras, y así, con rostro alegre, pasaron las dos de la cárcel al anfiteatro, como partiendo hacia el cielo.


La passio de estas dos mártires africanas es contemporánea a los hechos y se sitúa en la persecución de Septimio Severo, donde el 7 de marzo del 203 está registrado tal martirio en el anfiteatro de Cartago. La passio, que refleja la psicología de los mártires y la de los espectadores (morbosa), tiene como trasfondo el deseo de paz para comunidad turbada por la discordia entre el obispo Optato y el presbítero Aspasio. 
Las Actas escritas en su mayor parte por Perpetua narra el martirio de: estas dos mujeres casadas, de Saturio, Saturnino que era esclavo, Revocato y Secúndulo. Fueron detenidos juntos en Cartago, a raíz del edicto de Septimio Severo que prohibía la conversión al cristianismo. Saturio que, posiblemente también era diácono, les bautizó a todos, ya que todos eran catecúmenos, en la casa de Perpetua, que era el lugar donde estaban detenidos. Después fueron conducidos a la cárcel.
Perpetua era una joven madre de Cartago de buena condición social, hija de una de las familias más ricas de Thuburba, cerca de Cartago y se llamaba Vibia Perpetua y se hizo bautizar en contra del parecer de su padre. "¿Veis este vaso?, -dijo Perpetua- ¿Puedes darle otro nombre que el vaso? Yo tampoco puedo decir sino que soy cristiana". Poco antes de salir de la prisión, camino del martirio dijo: "Gracias a Dios, el niño no tenía más ganas de mamar; con lo que me sentí aliviada, al verme libre de la preocupación del pequeño y de la molestia de los pechos". Su momento más terrible fue cuando su padre, pagano, intentó convencerla por medio del afecto a su familia y a su hijo de pocos meses y, ella solamente supo repetir: "soy cristiana". Fue embestida por una vaca y al caer, solo atendió a la modestia de su vestido y de sus cabellos. Luego fue decapitada por un gladiador.
  Felicidad, era esclava posiblemente de Perpetua; se había casado el año anterior, según algunas tradiciones era esposa de Revocato, dio a luz prematuramente en la prisión, entre exclamaciones de dolor. La niña que nació será adoptada por una familia cristiana. Uno de los carceleros le dijo al ver sus sufrimientos en el parto: "¿Pues qué será al ser arrojada a las fieras?". Y Felicidad respondió: "Allí sufrirá otro por mi; ya que yo sufriré por él". Fue lanzada al aire por la misma vaca brava que Perpetua. Secúndulo murió en prisión, y luego decapitaron su cadáver y a los demás compañeros los arrojaron a las fieras. Sobre su martirio se han escrito muchas leyendas llenas de fantasía. Sus restos se conservan en Vierzon, Francia. MEMORIA OBLIGATORIA. 


Santos Sátiro, Saturnino, Revocato y  Secundino. M. c. 203. 

Martirologio Romano: También en Cartago, pasión de los santos Sátiro, Saturnino, Revocato y Secundino, que en la misma persecución bajo Septimio Severo, el último de ellos murió en la cárcel, mientras que los demás, maltratados por varias bestias, terminaron degollados tras darse el ósculo de la paz.

Aunque los elogios de Perpetua y Felicidad, que se celebran litúrgicamente, están separados de los del resto del grupo, la hagiografía es, naturalmente, para todos ellos: Perpetua, Felicidad, Sátiro, Saturnino, Revocato y Secundino.

San PABLO "el Simple". M. c. 340.

Pequeño, débil. El que descansa

Martirologio Romano: En la Tebaida, en Egipto, san Pablo, por sobrenombre “Simple”, discípulo de san Antonio.

Era un labrador de Egipto. A los 60 años dejó a su mujer, que le era descaradamente infiel y bastante más joven, y se retiró al desierto de Tebaida. 
Se dirigió hacia donde estaba san Antonio Abad, con el fin de ser su discípulo, pero Antonio le sometió a varias pruebas y le dijo que es muy viejo para la vida eremítica y le aconsejó cambiar de idea; para ello, le cerró la puerta de su celda (durante tres días que permaneció cerrada); Antonio salió para ver si se había marchado y le vio allí sentado en el mismo lugar; esto enterneció al santo eremita que le dio de comer y le puso otras pruebas: le ordenó trenzar una gruesa cuerda con palmas y Pablo, hizo una de 95 brazas, pero estaba mal hecha y Antonio le ordenó que la deshiciera y que la volviera a hacer, y así lo hizo sin decir una palabra a pesar de la dificultad que le suponía. Por último Antonio le preguntó si quería comer -"Como le guste, Padre" -le dijo, y le presentó un pan hecho con harina y agua: "Esto me basta", dijo Antonio; "También a mi, porque quiero ser un perfecto monje" dijo Pablo. En otra ocasión, con algunos huéspedes en la ermita, san Pablo interrumpió la conversación para preguntar si los profetas habían precedido a Jesucristo o Este a los profetas. San Antonio, un tanto avergonzado por la ignorancia de su discípulo, le mandó ásperamente que guardara silencio y saliese de la ermita. Pablo obedeció al punto y no volvió a abrir la boca, hasta que algunos monjes comunicaron el hecho a san Antonio, quien había olvidado ya el incidente. Comprendiendo que el silencio de Pablo era una muestra de perfecta obediencia, exclamó: "Este monjecito nos deja atrás a todos, pues obedece sin chistar a la menor indicación de la voluntad de un hombre, en tanto que nosotros cerramos con frecuencia los oídos a las palabras que vienen del cielo". Cuando san Antonio juzgó que había probado suficientemente a san Pablo, le destinó una celda a unos cinco kilómetros de distancia de la suya e iba a visitarle con frecuencia. Pronto descubrió que san Pablo poseía singulares dones espirituales y un poder de curar y exorcizar más grande que el suyo. Así, cuando san Antonio no podía sanar a un enfermo, lo enviaba a san Pablo, quien le curaba infaliblemente. Otro de sus dones era el de leer en los corazones; al ver a un hombre en la iglesia, con sólo mirar su rostro, podía decir si sus intenciones eran buenas o malas. Guiado por esos signos de la divina predilección, san Antonio llegó a estimar a su anciano discípulo más que a ningún otro y, frecuentemente le ponía por modelo. Se le conoció como "el orgullo del desierto".   

Beatos JUAN LARKE, JUAN IRELAND y GERMÁN GARDINER. M. 1544.


Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Juan Larke y Juan Ireland, presbíteros, y Germán Gardiner, todos los cuales, por su fidelidad al Romano Pontífice, fueron ahorcados en Tyburn, en tiempo del rey Enrique VIII.

Juan Larke fue rector de Saint Ethelburga's en Bishopgate Street en Londres, después de Woodford en Essex, luego de Chelsea en 1530; recibió este último cargo de santo Tomás Moro. Solía acudir Tomás Moro a su iglesia a oir misa y gozaron ambos de una buena amistad. Su ancianidad no le sirvió de defensa cuando fue acusado de alta traición por negarse a afirmar la supremacía religiosa del rey. 
Aunque no había prestado el juramento ni sacrificado sus principios para salvar su vida y sus beneficios, las autoridades dejaron en paz al beato hasta 1544. En dicho año, fue arrestado y acusado de traición, junto con otro sacerdote diocesano, llamado Juan Ireland y con un joven, llamado Germán Gardiner. Fue ahorcado en Tyburn, Londres. 

Juan Ireland fue capellán de santo Tomás Moro, con el que estuvo hasta su martirio. Luego pasó como capellán al Roper Chantry, oratorio en el que estuvo depositada la cabeza de Tomás. Luego el yerno de Tomás, Guillermo Roper, lo llamó para que fuese su capellán, cargo que ejerció mientras llevaba la vicaría de Eltham (Kent). Fue detenido acusado por traidor y murió en la plaza londinense de Tyburn. 

Germán Gardiner fue educado en Cambridge. Seglar y secretario del obispo de Winchester, Esteban Gardiner. Junto con los sacerdotes Juan Larke y Juan Ireland y otro seglar fueron arrestados y condenados a muerte por no reconocer la supremacía del rey. Cuando iban hacia el suplicio, el otro seglar apostató del catolicismo y dejado libre. Los otros tres murieron ahorcados y descuartizados en Tyburn, Londres. 
El papa León XIII confirmó los cultos de Juan Larke y Germán Gardiner el 29 de diciembre de 1886; el papa Pío XI beatificó a Juan Ireland el 15 de diciembre de 1929.

Santa TERESA MARGARITA REDI. (1747-1770).

(Teresa Margarita del Sagrado Corazón).


Martirologio Romano: En Florencia, en la Toscana, santa Teresa Margarita Redi, virgen, que habiendo entrado en la Orden de Carmelitas Descalzas, avanzó por el arduo camino de la perfección y murió siendo aún joven.

Ana María Redi, nació en Arezzo en el seno de una noble familia. Se llamó Ana María Redi. Fue alma contemplativa desde muy pequeñita. Con frecuenciase quedaba ensimismada y preguntaba: "Decidme, ¿quiÈn es ese Dios?". Fue educada durante su infancia en el monasterio benedictino de Santa Apolonia de Florencia. 
 Pronto sintió la vocación religiosa y atraída por el lema de San Juan: "Dios es amor" (1 Jn 4,16), el 1 de Septiembre de 1764 ingresó en el Carmelo de Florencia y el 11 de Marzo de 1765 vistió el hábito tomando el nombre de Teresa Margarita del Sagrado Corazón de Jesús. Durante toda su vida vivió con el lema: “Escondida con Cristo en Dios”. 
 Más que "maestra" fue un continuo y magnífico "testimonio" de vida espiritual. Fue el apóstol del Sagrado Corazón y de la Santisima Virgen del Carmen, a la que amó entrañablemente. Según uno de sus biógrafos, pertenece "a la progenie espiritual san Juanista más pura. La llama oscura del amor infuso que la abrasa y la consume, ilumina y dirige toda la vida, haciéndole tocar las cumbres de la vida trinitaria, desde donde se abre al más ardiente apostolado contemplativo."
 Fue también una gran mística y para llegar a serlo usó sobre todo de dos medios: una dura ascesis e intensa caridad fraterna. Demostró su profundo amor a Dios, en los hermanos, ejerciendo el oficio de enfermera y de dedicación total a sus hermanas religiosas, a las que siempre atendió con una alegría profunda. 
 Asimiló perfectamente las enseñanzas de santa Margarita María de Alacoque sobre el Sagrado Corazón y las vivió de modo muy personal hasta llegar a la intimidad con la Santísima Trinidad. Supo cubrir con las cenizas de la santa humildad sus dotes naturales: nobleza, cultura e inteligencia, y conservar en el más profundo silencio, las gracias que recibía de Dios, disimulando continuamente todo acto de virtud.
 Murió a los 23 años de una peritonitis. Era el 7 de Marzo de 1770 cuando expiró "inclinada la cabeza y abrazada modestamente a su querido Crucifijo". Fue canonizada el 19 de marzo de 1934 por Pío XI.

San JUAN BAUTISTA NAM CHONG-SAM. (1816-1866).

(Juan Bautista Tjyon-sam, Chongsam).

Martirologio Romano: En Seúl, en Corea, san Juan Bautista Nam Chong-sam, mártir.

Nació en Chungju, Chungcheong-do (Corea) y pertenecía a una familia rica y de la nobleza, era una persona culta y que fue camarero del rey de Corea y mandarín. En estos años estaba establecido en la capital, en Seúl, enseñando chino en la corte, y fue uno de los que se entusiasmó con la posibilidad de dar un giro a la implantación de la fe cristiana en Corea, poniendo en contacto a los misioneros franceses con el gobierno.
En la primera carta que se envió al regente no intervino, pero cuando el asunto quedaba sin contestar, quiso reencausarlo por medio de una segunda carta donde ofrecía la ayuda de los misioneros. Su propio padre, cristiano también, le previno de que podría costarle la vida, como efectivamente fue. Lo cierto es que el regente, al recibir la segunda carta lo llamó, y se mostró complacido e interesado en la propuesta de ayuda, y comprometió a Juan Bautista Nam a que consiguiera la venida del obispo a la ciudad, y sólo cuestionó de la fe cristiana que no tuviera un culto a los muertos.
El obispo san Simeón Francisco Berneux, se presentó en la corte, pero no fue recibido por el regente, manifiestamente anticristiano. Juan Bautista Nam fue atendido con una descortesía que contrastaba enormemente con la buena disposición anterior. Fue arrestado por ser cristiano y padeció horribles tormentos, pues se quería que apostatase por su significación social, y además se esperaba que diera el nombre de algunos cristianos. Fue decapitado por la fe en Nei-Ko-Ri, Seúl a la entrada de la ciudad. Tenía 50 años. Fue canonizado el 6 de mayo de 1984 por san Juan Pablo II.

Santos SIMEÓN BERNEUX, JUSTO RANFER DE BRETENIÉRES, LUIS BEAULIEU y PEDRO ENRIQUE DORIÉ. M. 1866.


Martirologio Romano: En el lugar de Sai-Nam-Hte, también en Corea, santos mártires Simeón Berneux, obispo, Justo Ranfer de Bretenières, Luis Beaulieu y Pedro Enrique Dorie, presbíteros de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, que fueron decapitados por afirmar con decisión que habían venido a Corea en nombre de Cristo para salvar almas.

La muerte, en 1864, del rey de Corea Tchiel-tsong trae nuevos motivos de inquietud a los cristianos: el poder cambió de manos hacia una de las familias más poderosas y del partido anticristiano. Pero por otra parte había también motivos de esperanza: luego de muchos años de actividad misionera y mucha sangre derramada, las conversiones eran cada vez más frecuentes, y el pueblo miraba a los cristianos con menos prevención.
Las circunstancias políticas eran delicadas: Rusia estaba prácticamente a las puertas de Corea, incursionando ya en el territorio, y reclamando del gobierno tratados comerciales que Corea no podía ni quería conceder. Algunos cristianos de palacio concibieron la idea de enviar una carta al Regente, ofreciéndole mediar ante los misioneros (obispos y presbíteros franceses) para que ellos a su vez mediaran el auxilio político-militar de Francia contra Rusia. Si en la corte hubiera habido alguna predisposición buena hacia el cristianismo, la idea podría haber resultado, pero quizás por ingenuidad, quizás por poner demasiada esperanza en el inmediato fin del tiempo de los mártires, estos cristianos no tuvieron en cuenta que el cristianismo, para el partido anticristiano, era en definitiva una "religión del Oeste", que representaba intereses concretos tan contrarios a Corea como los de Rusia.
El obispo, Mons. Simeón Berneux, también vio con buenos ojos los movimientos que se producían en la corte: la propia madre del rey había encargado unas misas, y eso era un buen signo de favor, aunque ella misma no tuviera en este momento poder. Interrumpió la visita pastoral que estaba realizando, y se volvió a la capital lo más pronto que pudo; era el inicio del mes de febrero.
Sin embargo, una vez allí los tiempos comenzaron a dilatarse: el obispo no era recibido, se desplazaba la audiencia a un día tras otro. Juan B. Nam fue atendido con una descortesía que contrastaba enormemente con la buena disposición anterior. Es fácil darse cuenta ahora que el movimiento de simpatía-indiferencia del regente había sido parte de una estrategia para hacer bajar la guardia a los misioneros, y tenerlos en Seúl, donde podrían ser capturados con más facilidad.
El obispo comenzó a preocuparse, e incluso a lamentarse de haber cortado su visita pastoral, pero naturalmente no era fácil tomar una decisión. Expresó sus preocupaciones en una carta a la Congregación, cuyo contenido fundamental se conserva. 
Mons. Bernaux aprovechó el tiempo para sostener y confirmar a la Iglesia de Seúl, junto con sus presbíteros, también de la Sociedad de Misiones, Ranfer, Beaulieu y Dorie, los tres de escasos dos años de ordenados y un año en al misión. Mientras tanto los espías fueron moviéndose para conseguir las localizaciones de estos "cabecillas", hasta que el 23 de febrero cayeron sobre el obispo y los presbíteros, que fueron apresados y tratados brutalmente. 
A los misioneros se los sometió a un interrogatorio en el que el obispo, en nombre de los misioneros repondió con dignidad y claridad que no estaban en Corea ni para enriquecerse ni para ninguna otra cosa, sino sólo para salvar almas. Se les ofreció irse de Corea, pero afirmaron estar dispuestos a la muerte. Reunidos convirtieron la cárcel en lugar de oración y fraternidad, animándose mutuamente a morir por Cristo. Se alternaron en los días sucesivos torturas e interrogatorios, hasta que el 7 de marzo fueron los cuatro, el obispo y los tres sacerdotes, decapitados, y sus cuerpos expuestos durante tres días para escarmiento. Juan Bautista Nam, aunque no estaba con el grupo, fue decapitado también el mismo día casi a la entrada de la ciudad de Sai-Nam-Tho, cercano a Seúl. Fueron canonizados el 6 de mayo de 1984 por san Juan Pablo II.

Simeón Francisco Berneux (1814-1866). Nació en Château-du-Loir, en el seno de una familia modesta. Fue ordenado sacerdote en 1837. Destinado a profesor del seminario, sintió la vocación misionera e ingresó en la Sociedad de Misiones Extranjeras, y fue destinado a Tonkin en 1840. 
Después de un período breve de trabajo donde atendió a las religiosas Amantes de la Cruz del poblado de Yen-Moi. Fue apresado, torturado y condenado a muerte, pero fue liberado por el comandante francés Favin-Leveque y enviado a Macao. De ahí partió para Manchuria donde trabajó durante diez años. En 1854 fue nombrado obispo titular de Capsa y Vicario Apostólico de Corea. En este país trabajó durante diez años. Aquí pudo abrir escuelas, instituir un seminario y establecer una imprenta que surtiera de libros católicos a la iglesia coreana. 
Fue detenido y encarcelado en la cárcel de Seúl en la que se juntaron los misioneros: Justo Ranfer de Beteniéres, Luis Beaulieu y Pedro Enrique Dorié.

Justo Ranfer de Bretenières  (1828-1866). Nació en Châlon-sur-Saone en el seno de una familia de clase alta, después de pasar por el seminario de San Sulpicio, pasó a la Sociedad de Misiones Extranjeras y, ordenado presbítero en 1864, fue destinado a Corea. 
Estuvo unos meses en Manchuria, donde estuvo unos meses, ejerciendo el ministerio en la población de Yang-Kouan, pero en 1865 llegaba a Corea de forma clandestina, donde trabajó con entusiasmo hasta el año siguiente en que era apresado y decapitado.

Luis Beaulieu (1840-1866). Nació en Langon y después de pasar unos años en el seminario diocesano de Burdeos, ingresó en la Sociedad de Misiones Extranjeras, donde fue ordenado en 1864, tras lo cual fue destinado a Corea, donde llegó en 1865. 
Su primera tarea fue aprender la lengua. Se le designó la comunidad cristiana de Koang-Tiyan, al sur de Seúl. Nada más llegar, fue arrestado y enviado a la cárcel de Seúl y martirizado.

Pedro Enrique Dorié (1839-1866). Nació Port, en Saint Hilaire de Talamont, en La Vendée (Francia). Después de varios años en el seminario y venciendo la oposición paterna, ingresó en la Sociedad de Misiones Extranjeras. Ordenado en 1864, fue enviado a Corea. 
En el 1865, pasó al poblado de Sonkol, donde, en medio de la más dura clandestinidad, ejerció con eficacia su ministerio. Fue decapitado en Sai-Nam-Tho, cerca de Seúl. 

Beato JOSÉ OLALLO VALDÉS. (1820-1889).

El acrecentará. Añadido. Crecimiento


Martirologio Romano: En La Habana, Cuba, beato José Olallo Valdés, religioso de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.


Nació en La Habana, Isla de Cuba. Hijo de padres desconocidos, fue confiado a la Casa Cuna San José de La Habana. Vivió y fue educado en la misma Casa Cuna hasta los 7 años, y después en la de Beneficencia, manifestándose un muchacho serio y responsable; a la edad de 13-14 años ingresó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, en la comunidad del hospital de los santos Felipe y Santiago, de la Habana.
Superando los obstáculos que parecían interponerse a su vocación, se mantiene constante en su decisión, emitiendo la profesión como religioso hospitalario. En el mes de abril del año 1835 fue destinado a la ciudad de Puerto Príncipe (hoy Camagüey), incorporándose a la comunidad del Hospital de San Juan de Dios, donde se dedicó por el resto de su vida al servicio de los enfermos, según el estilo de San Juan de Dios; en 54 años solamente una noche se ausentó del hospital, y por causas ajenas a su voluntad. De enfermero ayudante, a los 25 años pasa a ser el “Enfermero Mayor del hospital, y después, en 1856, Superior de la Comunidad.
Vivió afrontando grandes sacrificios y dificultades, pero siempre con rectitud y fuerza de ánimo: su vida consagrada a la hospitalidad no se sintió afectada durante el periodo de la supresión de las Ordenes Religiosas por parte de los gobiernos liberales españoles, aunque comportó también la confiscación de los bienes eclesiásticos. Del 1876, en que murió su ultimo hermano de Comunidad, hasta la fecha de su muerte, en 1889, se quedó solo, pero siguió con la misma magnificencia ocupándose de la asistencia de los enfermos, siempre fiel a Dios, a su conciencia, a su vocación y al carisma, humilde y obediente, con nobleza de corazón, respetando, sirviendo y amando también a los ingratos, a los enemigos y a los envidiosos, sin nunca abandonar sus votos religiosos.
En el periodo de la guerra de los 10 años (1868-1878) se mostró lleno de coraje, en la custodia de los que tenía a su cuidado, siempre prudente y sin rencor, trabajando en favor de todos, pero con preferencia por los más débiles y pobres, por los ancianos, huérfanos y esclavos. Cedió ante las exigencias de las autoridades militares de convertir el centro en hospital de sangre para sus soldados, pero sin dejar de seguir acogiendo a los más necesitados de los civiles, sin hacer distinciones de ideología, raza ni religión. Durante los momentos y situaciones más difíciles de los conflictos bélicos, aún poniendo en peligro su propia existencia, con “dulce firmeza”, socorría asistiendo a los prisioneros y heridos de la guerra, sin tener en cuenta su proveniencia social o política, defendiendo incluso a los que no tenían permiso del gobierno para que se les curara, no dejándose intimidar de amenazas, ni de prohibiciones, y obteniendo por todo ello el respeto y la consideración de las mismas autoridades militares. Ante dichas autoridades también fue capaz de interceder en favor de la población de Camagüey en un momento de especial tensión y peligro, evitando una masacre civil.
Perseverante en la vocación, a través de su bondad dulce y serena hizo del cuarto voto de Hospitalidad, propio de los religiosos de San Juan de Dios, no solo un ministerio de amor y servicio hacia los enfermos, sino un modo de ardiente apostolado, destacándose en la asistencia a los moribundos y agonizantes, a los cuales acompañaba en las últimas horas de su existencia, en el paso hacia una vida mejor. Se distinguió, pues, siempre por su infinita bondad, siendo llamado con los apelativos de “apóstol de la caridad” y “padre de los pobres”, que sintetizan perfectamente el heroico testimonio del beato Olallo.
Modesto, sobrio, sin aspiraciones de ningún género sino la de estar consagrado únicamente a su ministerio misericordioso, renunció al sacerdocio y se caracterizó por su espíritu humanitario y competencia sanitaria, incluso como médico-cirujano, aun siendo autodidacta. Vivió lejos de las aclamaciones, rehuyendo los honores para poder fijar su mirada solamente sobre Jesucristo, que encontraba en el rostro de los que sufrían. Su humildad, en fidelidad a su carisma, se manifestó en la renuncia al sacerdocio, cuando fue invitado por su Arzobispo, porque su vocación era el servicio de los enfermos y pobres; los testimonios, finalmente, nos hablan de fidelidad total a su consagración como religioso en la práctica de los votos de obediencia, castidad, pobreza y hospitalidad.
Su muerte fue tenida como la “muerte de un justo”: fallecimiento, velatorio, funerales y sepultura, con el monumento-mausoleo, levantado después por suscripción popular, expresaban reverencia y veneración hacia quien fue su admirado protector. Desde entonces su tumba será visitada continuamente. Había muerto pero permanecerá vivo en el corazón del pueblo, que le seguirá llamando “Padre Olallo”. Fue beatificado por SS. Benedicto XVI el 29 de noviembre de 2008.

OTROS SANTOS DEL DÍA:



San Eubulio. M. 309. 
(Eúbulo)
Buen consejero
Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, pasión de san Eubulio, que fue compañero de san Adriano, y dos días después de él alcanzó la gloria al ser destrozado por los leones y decapitado.
En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulio fueron de Batanea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos. Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien les mandó azotar y desgarrar las carnes con garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras. Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.
Eubulio corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos; pero el santo prefirió la muerte. Fue el último de los que sufrieron el martirio en Cesarea durante esta persecución, que había durado doce años, bajo el mando de tres gobernadores: Flaviano, Urbano y Firmiliano. El cruel Firmiliano pronto cayó en desgracia y fue decapitado por orden del emperador. Su predecesor, Urbano, había corrido la misma suerte dos años antes.

Santos Basilio, Eugenio, Agatadoro, Elpidio, Eterio, Capitón y Efrén. s. IV. 
(Mártires del Quersoneso).
Martirologio Romano: En el Quersoneso, en Grecia, santos obispos Basilio, Eugenio, Agatadoro, Elpidio, Eterio, Capitón y Efrén, mártires
Eran obispos misioneros, predicaron en Crimea y Rusia meridional, y murieron mártires cerca del Quersoneso de Tracia. El anterior Martirologio Romano junto con algunos Sinaxarios (los recuerdan el 4 de Marzo), añadieron los nombres de Néstor y Arcadio. Que vivieron en Chipre, parece que no murieron mártires y tampoco fueron obispos. 
Los datos que tenemos sobre los primeros siete mártires son los siguientes: los primeros en llegar al Quersoneso para predicar el Evangelio, fueron Basilio y Efrén, enviados por el obispo de Jerusalén. Poco tiempo después llegaron Eugenio, Agatadoro y Elpidio. Todos sufrieron martirio: Basilio el 6 de marzo del 299, martirizado por los judíos, los otros cuatro también el 6 del Marzo, pero del 300. Después de algunos años, la iglesia de Jerusalén envió al obispo Eterio, que como no fue capaz de vencer la obstinación de los paganos, obtuvo del emperador Constantino su expulsión del Quersoneso. Fue martirizado por un grupo de paganos. Constantino envió entonces a un nuevo obispo, Capitón, que murió de muerte natural un 22 de Diciembre.
 Los griegos los veneran como mártires el 7 de Marzo y en esta celebración se ha unido el actual Martirologio Romano

San Gaudioso de Brescia. M. c. 451. 
Contento
Martirologio Romano: En Brescia, en la región de Venecia, san Gaudioso, obispo.
XII º Obispo de Brescia. Destacó en el sínodo de Milán, convocado por el obispo san Eusebio en el 451 contra los monofisitas de Eutiques; y mereció el título de "celebérrimo doctor en derecho pontificio y civil". No se sabe mucho de su vida. Está enterrado en la iglesia bresciana de Sant’Alessandro.

San Pablo de Prusa. M. 840. 
ruinas de Prusa
(Pablo de Plousias).
Pequeño, débil. El que descansa
Martirologio Romano: En Prusa, de Bitinia, san Pablo, obispo, que por defender el culto de las sagradas imágenes fue expulsado de la patria y murió en el exilio.
Obispo de Prusa en Bitinia; a causa de su valiente defensa de las imágenes fue exiliado a Egipto donde murió. 
La ciudad de Prusa (la actual Bursa, en Turquía) recibe a veces en los documentos de la época el nombre de Plusa, y su gentilicio es "plusiano". Cuando el cardenal Baronio inscribió la memoria de san Pablo de Prusa en el primer Martirologio Romano, quedó confundido por el nombre de "episcopo plusiano", y no acertando a identificar correctamente la ciudad, lo inscribió como obispo de Pelusia, en Egipto. La confusión fue estudiada y explicada por los Bolandistas ya en el siglo XVII, pero hubo que esperar hasta la reforma del Martirologio Romano para que san Pablo volviera a figurar en su sede correcta de Prusa o Plusa, y no de Pelusia. 

San Ardón Esmaragdo. M. 843.  
(fr.: Ardon d’Aniane).
Martirologio Romano: En el monasterio de Aniane, en la Septimania, san Ardón Esmaragdo, presbítero, que fue compañero de san Benito de Aniano en la vida cenobítica.
Natural del Languedoc (Francia). Cambió su nombre de Esmaragdo, cuando ingresó en la abadía benedictina de Aniano, en la Galia narbonense, cuando era abad san Benito de Aniano. Fue director de la escuela del monasterio y secretario y compañero de viaje de Benito (también su biógrafo); le sucedió en el cargo de abad cuando el santo se trasladó a Aquisgrán. 
Sabemos que además escribió otras obras, pero no han llegado hasta nosotros. En los elogios de su persona se lo llama "maestro". Fue además ordenado sacerdote. En su lápida sepulcral, que, aunque mal conservada, podía leerse en ella las palabras de veneración en cinco versos, que Mabillon reconstruye, y de los que el último dirá que «brilló entre los soles de la orden 3 décadas», ya que fue nombrado abad el 814. La lápida nos informa del año de su muerte, el 843, y que llegó a poco menos de los 60 años, por lo que podemos calcular que nació hacia el 784. 
La «Vida de San Benito de Aniane» escrita por Ardón ha llegado hasta nosotros y es la foto que aparece aquí. Tiene culto local.

Beato Leónidas Fëdorov. (1879-1935). 
(rus.: Leonid Ivanovich Feodorov).
Aspecto de león
Martirologio Romano: En la ciudad de Kirov, en Rusia, beato Leónidas Fëdorov, obispo y mártir, el cual, siendo exarca apostólico de los católicos rusos de rito bizantino, mereció ser discípulo fiel a Cristo hasta la muerte, bajo un régimen contrario a la religión.
Nació en San Petersburgo (Rusia) en el seno de una familia ortodoxa. En 1902 dejó el seminario ortodoxo y viajó a Roma, donde ingresó en la Iglesia católica. Estudió en Roma, Anagni y Friburgo y en 1911 fue ordenado sacerdote de rito bizantino en Bosnia, donde en 1913 ingresó en la Orden de los monjes Estuditas. 
Regresó a su ciudad natal donde fue arrestado y deportado a Siberia. En 1917, fue liberado y nombrado exarca de la Iglesia católica rusa de rito oriental. Fue arrestado por segunda vez en 1923; lo internaron durante 10 años en el campo de concentración de las islas Solovski y en Vjadka. Fue pionero del ecumenismo con los ortodoxos, con quienes compartió las duras condiciones de la prisión. Finalmente murió mártir de la fe el 7 de marzo de 1935 en Kirov.
Fue beatificado por SS. Juan Pablo II el 27 de junio de 2001, junto con otras 24 víctimas del régimen soviético en Ucrania, como primer beato ruso de los tiempos modernos.

Santo Tomás de Aquino. (c.1225 - 1274). Doctor de la Iglesia. 
Martirologio Romano: En el monasterio de Fossanova, de la Orden Cisterciense, en el Lacio, tránsito de santo Tomás de Aquino, cuya memoria se celebra el día veintiocho de enero
Teólogo y filósofo dominico. (Ver) 28 de Enero.