Martirologio Romano: En Florencia, en la Toscana, santa Teresa Margarita Redi, virgen, que habiendo entrado en la Orden de Carmelitas Descalzas, avanzó por el arduo camino de la perfección y murió siendo aún joven.
Ana María Redi, nació en Arezzo en el seno de una noble familia. Se llamó Ana María Redi. Fue alma contemplativa desde muy pequeñita. Con frecuenciase quedaba ensimismada y preguntaba: "Decidme, ¿quiÈn es ese Dios?". Fue educada durante su infancia en el monasterio benedictino de Santa Apolonia de Florencia.
Pronto sintió la vocación religiosa y atraída por el lema de San Juan: "Dios es amor" (1 Jn 4,16), el 1 de Septiembre de 1764 ingresó en el Carmelo de Florencia y el 11 de Marzo de 1765 vistió el hábito tomando el nombre de Teresa Margarita del Sagrado Corazón de Jesús. Durante toda su vida vivió con el lema: “Escondida con Cristo en Dios”.
Más que "maestra" fue un continuo y magnífico "testimonio" de vida espiritual. Fue el apóstol del Sagrado Corazón y de la Santisima Virgen del Carmen, a la que amó entrañablemente. Según uno de sus biógrafos, pertenece "a la progenie espiritual san Juanista más pura. La llama oscura del amor infuso que la abrasa y la consume, ilumina y dirige toda la vida, haciéndole tocar las cumbres de la vida trinitaria, desde donde se abre al más ardiente apostolado contemplativo."
Fue también una gran mística y para llegar a serlo usó sobre todo de dos medios: una dura ascesis e intensa caridad fraterna. Demostró su profundo amor a Dios, en los hermanos, ejerciendo el oficio de enfermera y de dedicación total a sus hermanas religiosas, a las que siempre atendió con una alegría profunda.
Asimiló perfectamente las enseñanzas de santa Margarita María de Alacoque sobre el Sagrado Corazón y las vivió de modo muy personal hasta llegar a la intimidad con la Santísima Trinidad. Supo cubrir con las cenizas de la santa humildad sus dotes naturales: nobleza, cultura e inteligencia, y conservar en el más profundo silencio, las gracias que recibía de Dios, disimulando continuamente todo acto de virtud.
Murió a los 23 años de una peritonitis. Era el 7 de Marzo de 1770 cuando expiró "inclinada la cabeza y abrazada modestamente a su querido Crucifijo". Fue canonizada el 19 de marzo de 1934 por Pío XI.
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