(Felicitas). Felicidad.
Martirologio Romano: Memoria de santa Perpetua y santa Felicidad, mártires, que en tiempo del emperador Septimio Severo fueron detenidas en Cartago, junto con otros catecúmenos. Perpetua, matrona de unos veinte años, era madre de un niño aún lactante, mientras que Felicidad, su esclava, estaba entonces embarazada, por lo cual, según las leyes, no podía ser torturada hasta que diese a luz. Llegado el momento, en medio de los dolores del parto se alegró de ser expuesta a las fieras, y así, con rostro alegre, pasaron las dos de la cárcel al anfiteatro, como partiendo hacia el cielo.
La passio de estas dos mártires africanas es contemporánea a los hechos y se sitúa en la persecución de Septimio Severo, donde el 7 de marzo del 203 está registrado tal martirio en el anfiteatro de Cartago. La passio, que refleja la psicología de los mártires y la de los espectadores (morbosa), tiene como trasfondo el deseo de paz para comunidad turbada por la discordia entre el obispo Optato y el presbítero Aspasio.
Las Actas escritas en su mayor parte por Perpetua narra el martirio de: estas dos mujeres casadas, de Saturio, Saturnino que era esclavo, Revocato y Secúndulo. Fueron detenidos juntos en Cartago, a raíz del edicto de Septimio Severo que prohibía la conversión al cristianismo. Saturio que, posiblemente también era diácono, les bautizó a todos, ya que todos eran catecúmenos, en la casa de Perpetua, que era el lugar donde estaban detenidos. Después fueron conducidos a la cárcel.
Perpetua era una joven madre de Cartago de buena condición social, hija de una de las familias más ricas de Thuburba, cerca de Cartago y se llamaba Vibia Perpetua y se hizo bautizar en contra del parecer de su padre. "¿Veis este vaso?, -dijo Perpetua- ¿Puedes darle otro nombre que el vaso? Yo tampoco puedo decir sino que soy cristiana". Poco antes de salir de la prisión, camino del martirio dijo: "Gracias a Dios, el niño no tenía más ganas de mamar; con lo que me sentí aliviada, al verme libre de la preocupación del pequeño y de la molestia de los pechos". Su momento más terrible fue cuando su padre, pagano, intentó convencerla por medio del afecto a su familia y a su hijo de pocos meses y, ella solamente supo repetir: "soy cristiana". Fue embestida por una vaca y al caer, solo atendió a la modestia de su vestido y de sus cabellos. Luego fue decapitada por un gladiador.
Felicidad, era esclava posiblemente de Perpetua; se había casado el año anterior, según algunas tradiciones era esposa de Revocato, dio a luz prematuramente en la prisión, entre exclamaciones de dolor. La niña que nació será adoptada por una familia cristiana. Uno de los carceleros le dijo al ver sus sufrimientos en el parto: "¿Pues qué será al ser arrojada a las fieras?". Y Felicidad respondió: "Allí sufrirá otro por mi; ya que yo sufriré por él". Fue lanzada al aire por la misma vaca brava que Perpetua. Secúndulo murió en prisión, y luego decapitaron su cadáver y a los demás compañeros los arrojaron a las fieras. Sobre su martirio se han escrito muchas leyendas llenas de fantasía. Sus restos se conservan en Vierzon, Francia. MEMORIA OBLIGATORIA.
Martirologio Romano: También en Cartago, pasión de los santos Sátiro, Saturnino, Revocato y Secundino, que en la misma persecución bajo Septimio Severo, el último de ellos murió en la cárcel, mientras que los demás, maltratados por varias bestias, terminaron degollados tras darse el ósculo de la paz.
Aunque los elogios de Perpetua y Felicidad, que se celebran litúrgicamente, están separados de los del resto del grupo, la hagiografía es, naturalmente, para todos ellos: Perpetua, Felicidad, Sátiro, Saturnino, Revocato y Secundino.
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