17 de noviembre de 2014

Santa ISABEL DE HUNGRÍA. (1207-1231).



Martirologio Romano: Memoria de santa Isabel de Hungría, que, siendo casi una niña, se casó con Luis, langradve de Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se retiró a Marburgo, en un hospital que ella misma había fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco años de edad.


Nació en el castillo de Saros Patak en Presburgo (Hungría). Era hija del rey de Hungría, Andrés II y sobrina de santa Eduvigis de Polonia. Fue prometida en matrimonio a los cuatro años, con el landgrave de Turingia, el beato Luis IV (y fue criada con él en el castillo de Wartburg), del cual, tras la celebración de las nupcias a los 14 años (1221), tuvo tres hijos. Fue un matrimonio por amor ("Si yo amo tanto a una criatura mortal, cuanto más deberé amar al Señor, inmortal y patrón de todos"). Y supo unir la austeridad con la distinción, la piedad con el servicio. Y se alegró de imitar a Jesucristo en las penalidades del invierno y del portal de Belén. Su sierva Isentrudis dijo: "También cuando su marido vivía, ella era como una religiosa; humilde y caritativa, toda dedicada a la oración. Cumplía todas las obras de caridad hacia los pobres con una gran alegría sin cambiar el aspecto de su rostro". De sus hijas, Sofía será la esposa del duque de Brabante, y Gertrudis, abadesa del monasterio de Aldemburgo, será recordada como la beata Gertrudis de Turingia. En 1225, al sufrir Alemania una severa escasez, gastó todo su patrimonio para atender a los más necesitados.
Isabel tenía apenas 20 años cuando se quedó viuda (1227); perdió al marido durante la VI cruzada comandada Federico II, a causa de una epidemia en Otranto. Dejando el castillo de la corte ducal, se dedicó a una vida de extraordinaria caridad, fundando un hospital en honor de san Francisco de Asís después de haber rechazado las segundas nupcias, aconsejadas por su tío, obispo de Bamberg. La leyenda dice que fue expoliada de todas sus posesiones por el hermano de su marido. Lo cierto es que renunció al derecho de sustento por temor a recibir su alimento de la odiosa exacción de los pobres, tal como se practicaba en la corte de los príncipes de su tiempo. 
El beato Conrado de Magdeburgo fue su confesor, a quien modernamente se considera de "una deplorable insensibilidad", ensombreció con métodos que podríamos llamar brutales el crepúsculo de su vida, en el que Isabel dio ejemplos de paciencia, ya que le hacía flagelarse por cada pequeña enmienda. Así mismo, le aconsejó por obediencia que vistiera el hábito gris de las Terciarias franciscanas, y que no entrara en un monasterio (que era la aspiración de nuestra santa). Aunque se dice que fue la primera Terciara franciscana de Centroeuropa, y que el mismo santo de Asís le regaló una capa de su uso particular, que la reina guardó como una reliquia; pero no hay documentación que diga que perteneciera a la tercera orden franciscana, aunque si favoreció a los primeros franciscanos que llegaron a Turingia y vivió sus ideales evangélicos.
En 1228, con la mano sobre el altar de la capilla de la ciudad de Eisenach, en presencia de algunos religiosos "renunció a sus parientes, a sus hijos, a su propia voluntad, a todas las pompas del mundo y a las cosas que el señor aconsejaba abandonar". (El beato Conrado le impidió renunciar a sus bienes, para pagar las deudas de su marido y para que pudiera socorrer a los pobres). El agudo sentido que tenía de los derechos del pueblo y de las injusticias señoriales, le hacía observar ayunos hasta pasar hambre. En la carestía de 1225, estuvo al lado de los pobres, distribuyendo incluso las reservas de trigo de su ducado (en ausencia de su marido) y vendiendo sus propios ornamentos principescos. La gente la llamaba "mamaíta", entre otras cosas porque soportaba todos los disgustos y tribulaciones con alegría. Una vez le preguntaron cómo dar limosnas, si no tenía dinero, y contestó: "Siempre tenemos dos ojos para ver a los pobres, dos oídos para escucharlos, una lengua para consolarlos y pedir por ellos, dos manos para ayudarlos y un corazón para amarlos".
Vivió los últimos cuatro años en el hospital mantenido por ella, con los bienes que se le habían adjudicado de nuevo, prestando su humilde servicio a los enfermos con el despego más absoluto, después de haber confiado a Dios sus hijos, porque no podía educarlos según el rango noble, afrontando maledicencias y desprecios. Murió a los 24 años, y fue venerada inmediatamente por el pueblo. Fue canonizada el 27 de mayo de 1235 por el papa Gregorio IX. Patrona de Turingia. MEMORIA FACULTATIVA. 

San GREGORIO "el Taumaturgo". (213-270).


Martirologio Romano: En Neocesarea, del Ponto, san Gregorio, obispo, que, siendo aun adolescente, abrazó la fe cristiana, fue progresando en las ciencias divinas y humanas, y, ordenado obispo, brilló por su doctrina, virtudes y trabajos apostólicos. Por los incontables milagros que realizó, se le llamó “Taumaturgo”.

Nació en Neocesarea del Ponto, en el seno de una familia pagana. Discípulo de Orígenes en Alejandría, que fue quién lo bautizó, aunque a este respecto hay muchas dudas entre los diferentes hagiografos, que piensan que son dos Gregorios distintos. Obispo de Neocesarea de Ponto desde el 240. Se retiró con buena parte de su grey en tiempos de la persecución de Decio entre los montes. Ayudó con su presencia espiritual a soportar el martirio a san Troadio, del mismo modo, eligió obispo de Comana a san Alejandro el Carbonero. Su grandísima actividad pastoral, con la que llegó a convertir a toda Neocesarea, fue acompañada de un gran prestigio personal y de la fama de taumaturgo que le atribuyen sus primeros biógrafos, entre los que se cuenta santa Macrina “la Vieja”, que fue su discípula, y sobre todo san Gregorio de Nisa y san Basilio. Instituyó las fiestas en honor a los mártires, a su regreso a Neocesarea.
Fue un verdadero pastor, ya que en la persecución de Decio, acogió con verdadero cariño paternal, a todos aquellos cristianos, que habían apostatado de su fe, y que luego quisieron regresar a la Iglesia. Se dice de él, que cuando tomó posesión de su sede encontró solamente 17 cristianos, y cuando murió quedaron 17 paganos. Fue un escritor de obras eclesiásticas. Desde el 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. 

Santos ACISCLO DE CÓRDOBA. M. c. 303.


Martirologio Romano: En la ciudad de Córdoba, en la Hispania Bética, san Acisclo, mártir.

Estamos en Córdoba en el año 303. El pretor Dión mandaba en la ciudad y eran tiempos de los emperadores Diocleciano y su amigo Maximiano. Es la décima persecución contra los cristianos. España estaba ya en gran parte cristianizada.
 Córdoba contaba ya con muchos fieles. Dos hermanos, Acisclo y Victoria, eran conocidos por su caridad y su entrega a los pobres y marginados. El gobernador Dion los denunció por rebeldes a las leyes imperiales. Victoria, tranquila y serena, le dijo al gobernador:" Me harás un gran favor si cumples en mí las amenazas que me has lanzado. Vale más morir por Cristo que por todas las promesas que me haces". Los encerraron en los calabozos para hacerles nuevos interrogatorios. Después de desgarrarles sus pies, los echaron al fuego. Victoria gritaba y le cortaron la lengua y a Acisclo el cuello. 
 Si bien es cierto que Acisclo fue mártir en Córdoba, según menciona Prudencio, hasta varios siglos más tarde no entrará Victoria, que en realidad es una mártir de Hierápolis y su fiesta se celebraba el 17 de Noviembre, pero que Baronio, haciendo caso de unas fabulosas Actas, los incluyó juntos en el Martirologio Romano. Son patrones de Córdoba. 

San GREGORIO DE TOURS. (c.538 - 594).


Martirologio Romano: En Tours en Neustria siempre en Francia, san Gregorio, obispo, que sucedió en esta sede a san Eufronio y compuso una historia de los francos con estilo claro y sencillo.

Nació en Riom cerca de Clemont-Ferrand en Auvernia, en el seno de una familia senatorial galo-romana, cuyos miembros sirvieron anteriormente a los emperadores romanos y servían ahora a los reyes francos. Desde el siglo V estaban a cargo de varias sedes episcopales, especialmente las de Lyon, Tours y Arles, mientras que su familia materna regentaba la de Langres. Gregorio pasó toda su vida en la Galia, sirviendo a los reyes merovingios de Austrasia. 
En su juventud recibió una educación religiosa y cultural muy importante. Su padre murió siendo él muy joven, por lo que creció con su madre cerca de Cavaillon. Luego se trasladó a Clermont, donde su formación estuvo a cargo de su tío san Galo I, obispo de Clermont, y del archidiácono san Avito I. En 563 fue enviado a Lyon para acabar sus estudios con su tío abuelo san Nicecio, obispo de Lyon. 
Poco después, fue ordenado diácono y se estableció en la basílica de Saint-Julien de Brioude, donde permaneció hasta el año 573. Durante su diaconado, sufrió una grave enfermedad, y peregrinó a la tumba de san Martín de Tours, donde obtuvo la curación. Se llamaba Jorge Florencio, pero adoptó el nombre de Gregorio cuando fue elegido obispo de Tours en el 573, sucediendo a su primo materno san Eufronio, gracias a la buena voluntad del rey Sigeberto I de Austrasia y de la reina Brunegilda. Esta ciudad estaba bajo la autoridad austrasiana y era una de las más importantes sedes episcopales de la Galia. Participó activamente en la vida política y religiosa del país en el difícil momento de la división de la Galia entre los cuatro hijos de Clotario I. Defendió los derechos de la Iglesia ante las ingerencias del poder político, en concreto, el derecho de asilo del santuario de San Martín de Tours. Viajó con mucha frecuencia para asistir a concilios o tratar asuntos políticos.
Escritor, historiador y personalidad política de la época merovingia. Por sus orígenes y su gran cultura, Gregorio es un heredero de la Antigüedad, lector de Virgilio, Sidonio Apolinar y Marciano Capella. Además de obras religiosas, especialmente dedicada a los santos galos, y patrísticas, escribió “Historia Francorum” que es la fuente contemporánea más importante para la historia de los merovingios. San Gregorio Magno sintió una gran admiración por él. Está enterrado en el santuario de San Martín. Patrón de Tours. 

Santa HILDA. (614-680).


Martirologio Romano: En Whitby, de Nortumbría, santa Hilda, abadesa, la cual, después de abrazar la fe y recibir los sacramentos de Cristo, puesta al frente de su monasterio, tanto se entregó a la formación de los monjes y monjas en la vida regular, al mantenimiento de la paz y la armonía, al trabajo y a la lectura de las divinas Escrituras, que parecía realizar en la tierra tareas celestiales.

No se sabe el lugar de nacimiento de Hilda, pero de acuerdo a Beda el Venerable fue en el año 614. Ella fue la segunda hija de Hereric, sobrino de san Edwin rey de Northumbria, y su esposa Breguswita. Su hermana mayor, santa Hereswida, se casó con Ethelric, hermano del rey Anna de Anglia Oriental. Cuando era apenas una bebe su padre fue envenenado mientras pasaba su exilio en la corte del rey de Elmet (en lo que hoy en día es West Yorkshire). Se asume que ella creció en la corte de san Ediwn en Northumbria.
En 627 el rey Edwin de Northumbria fue bautizado durante la Pascua junto a toda su Corte, la cual incluía a Hilda, que entonces tenía 14 años, en una pequeña capilla de madera construida especialmente para la ocasión, cerca de lo que hoy en día es la Catedral de York Minster. La ceremonia fue oficiada por el monje-obispo san Paulino de York, quien había venido desde Roma junto a san Agustín de Canterbury. Luego acompaño a santa Ethelburga de Lyminge, una princesa cristiana, cuando ella regreso a Kent para casarse con Edwin.
Se desconocen más detalles de la vida de Hilda entre el 627 y el 647. Pero, aparentemente, tras la muerte de san Edwin en una batalla en el año 633, ella se fue a vivir con su hermana a la corte de Anglia Oriental. Beda resume su historia en un punto clave de su vida, cuando a la edad de 33 ella decide irse a vivir con su hermana viuda a la abadía de Chelles, en Galia. Pero fue convencida por san Aidan, obispo de Lindisfarne de regresar a Northumbria y vivir como monja benedictina. Esto le cambio la vida.
No se sabe dónde fue que Hilda empezó su vida como monja, excepto que fue al norte de las orillas del río Wear. Aquí, con unas cuantas compañeras aprendieron las tradiciones del monacato del cristianismo celta el cual san Aidan había traído desde Iona. Después de un año san Aidan nombró a Hilda como la segunda abadesa de Hartlepool (549) y después abadesa de Heorta. 
Más tarde fundo doble monasterio de Whitby en Streonshalh (en ese entonces conocido como Streonshalh), donde su influencia fue uno de los factores principales de la unificación de la iglesia inglesa. La tradición de monasterios dobles, como los de Hartlepool y Whitby, era para que hombres y mujeres vivieran separadamente pero que pudieran rezar juntos en misa. Todas las propiedades y bienes eran de propiedad común, los valores cristianos eran ejercidos, especialmente paz y caridad, todos tenían que estudiar la Biblia y hacer obras de caridad. Cinco monjes del monasterio se convirtieron en obispos y uno fue venerado como santo, san Juan de Beverley. La reina santa Eanfleda de Deira, y su hija snta Elfleda se convirtieron en monjas y juntas fueron abadesas de Whitby después de la muerte de Hilda.
Convocó el Sínodo de Whitby en el 664, en el cual los cristianos de bretaña decidieron someterse a la Iglesia de Roma. El Rey de Northumbria escogió el monasterio de Hilda como sede para el Sínodo de Whitby, el primer sínodo de la Iglesia en su reino. El invito religiosos de tan lejos como Wessex para formar parte del evento. La mayoría de los presentes, incluyendo Hilda, seguían las tradiciones del cristianismo celta pero varios en el reino, incluyendo la reina santa Eanfleda y su hija la monja santa Elfleda la cual vivía con Hilda en el monasterio, seguían las tradiciones de la Iglesia Romana. Convencidos por san Wilfrido un mensajero de Roma, se decidió tomar las tradiciones romanas. Hilda acepto esta decisión y esforzó las nuevas reglas dando un buen ejemplo de devoción y obediencia. Muchas de las tradiciones celtas siguieron en uso, pero puntos claves como fechas y celebraciones fueron cambiadas. San Cutberto de Lindisfarne, un santo de Northumbria demostró en su vida como las tradiciones benedictinas y celtas podían ser conbinadas perfectamente.
Fue la guía espiritual de la Inglaterra del siglo VII. A donde iba se fundaban monasterios. Se dice de ella que la virtud que irradiaba y enseñaba, era la justicia en la paz. Además fue una gran protectora de la cultura y bajo su dirección, el poeta san Caedmón recibió la inspiración para sus versos en lengua sajona. Fue una mujer de bastante influencia, fue una gran educadora y conocedora de las Escrituras, una buenísima administradora de monasterios, a ella venían reyes, reinas, príncipes, monjes, y santos, a pedir consejos. Aunque Hilda tenía un carácter fuerte ella también inspiraba afecto. Beda dijo "Todos aquellos que la conocían la llamaban madre por su gran devoción y gracia". 
Hilda sufrió de una fiebre los últimos seis años de su vida, pero continuó trabajando hasta su muerte, en lo que entonces era una edad muy avanzada de sesenta y seis. En su último año ella fundo otro monasterio, a 14 millas de Whitby, en Hackness. Ella murió después de recibir el viatico, y según la leyenda, en el momento de su muerte las campanas del monasterio en Hackness sonaron.
Las sucesoras de Hilda fueron santa Eanfleda, viuda del rey Oswin, y su hija Elfleda. Después de las muertes de ellas dos, no se sabe más de la abadía de Whitby solo que fue destruida por invasores daneses en 867. Después de la invasión de Guillermo I a Inglaterra, monjes provenientes de Evesham fundaron otra vez la abadía como una casa benedictina para hombres. Y continuó siéndolo hasta la disolución de los monasterios por Enrique VIII en 1539.

San HUGO DE LINCOLN. (c.1140 - 1200).


Martirologio Romano: En Lincoln, en Inglaterra, san Hugo, obispo, que era monje cartujo cuando fue llamado a regir la iglesia de esta ciudad, donde realizó un trabajo excelente, lo mismo en la defensa de las libertades de la Iglesia que en arrancar a los judíos de las manos de sus enemigos.

Nació en Avalon en Dauphiné, Borgoña, en el seno de una noble familia; fue educado en el convento de canónigos regulares agustinos de Villarbenoît, donde se hizo monje a los 8 años. A los 25 años se hizo cartujo en la Gran Cartuja, donde fue un monje ejemplar y fue nombrado procurador general del monasterio. En el 1175, fue enviado por el rey Enrique II a fundar la primera cartuja inglesa en Witham, Somerset, lo que hizo a pesar de los obstáculos. 
En el 1118, fue elegido obispo de Lincoln, a pesar de su rechazo,  y que rigió con sabiduría y celo; la actual catedral se inició durante su episcopado. Se dedicó a la atención de los pobres y a restaurar la disciplina entre el clero. Tuvo una gran relación con los reyes Ricardo I y Juan, que lo envió como embajador a Francia para pactar la paz entre las dos coronas; con el rey Ricardo I Corazón de León tuvo una larga disputa sobre la inmunidad de su sede y de sus canónigos, y por tanto, se le considera defensor de las libertades eclesiásticas. Fue nombrado juez delegado por tres papas sucesivos y fue conocido por su alto sentido de la justicia. Arriesgó su vida para salvar de la muerte a los judíos. Tuvo una gran pasión por las reliquias de los santos y en algún caso parece que se sobrelimitó para conseguir una reliquia de María Magdalena. Murió en Londres con 60 años, a causa de sus profundas penitencias, y después de un viaje a Francia y fue llorado por todos, sobre todo por los judíos, de quiénes siempre fue amigo y defensor: en su solemne funeral, el rey de Inglaterra y Escocia llevó su féretro. Sus restos fueron dispersados durante la reforma anglicana. Honorio III canonizó a san Hugo el 18 de febrero de 1220. Patrón de Lincoln. 

Beata SALOMÉ DE CRACOVIA. (c.1211 - c.1268).


Martirologio Romano: En Cracovia, de Polonia, beata Salomé, reina de Halicz (Galizia), que, fallecido su esposo, el rey Colomano, profesó la Regla de las clarisas y desempeñó santamente el cargo de abadesa en un monasterio fundado por ella misma.

Princesa de Polonia, hija de Leszek el Rubio, príncipe de Cracovia. Es difícil seguir los primeros años de su vida, pues las fuentes históricas difieren bastante entre sí. Parece, sin embargo, que a los tres años fue confiada al obispo de Cracovia, el beato Vicente Kadlubek, para que la condujera a Hungría. Según las costumbres de aquel tiempo, Lescek había concertado su matrimonio de su hija con el hijo del rey Andrés de Hungría, el príncipe Kálmán o Colomán, que sólo tenía 6 años.
Con autorización del papa Inocencio III, el obispo de Strigonia los coronó en el otoño de 1214, y gobernaron en Halicz durante menos de tres años, hasta que la ciudad fue ocupada por el príncipe Mistislaw de Rutenia, que los retuvo prisioneros.
Durante la prisión, Salomé, que contaba entonces con nueve años, de común acuerdo con su prometido vivir en castidad. Cuando los húngaros reconquistaron la ciudad, los dos fueron liberados y por fin pudo celebrarse el matrimonio. Salomé, al parecer, había empezado a hacer vida de penitencia como terciaria franciscana, y se comprometió para que la corte fuese un modelo de vida cristiana. A pesar de su belleza, rehuía de la compañía de los hombres, vestía con modestia, no participaba en las fiestas y diversiones de la corte y dedicaba el tiempo libre a la oración.
Kálmán reinó en Dalmacia y Eslovenia, en vida de su padre, hasta el momento de su muerte, ocurrida en 1241, mientras combatía contra los tártaros. El primer año de viudez lo empleó Salomé en hacer buenas obras en la corte y en favorecer los conventos de franciscanos y dominicos, pero en 1242 prefirió regresar a su país. Se retiró en el monasterio de Sandomierz y vistió el hábito de las clarisas. Con la ayuda del hermano Boleslao emprendió en 1245 la fundación del monasterio de clarisas de Zawichost, el hospital y el monasterio de clarisas donde se recluyó.
Ante la amenaza de los Tártaros, parte de la comunidad se trasladó a Skala, donde Salomé fundó otro monasterio, dotándolo de utensilios y ornamentos litúrgicos. 28 años vivió en el monasterio, siendo para todos un ejemplo de penitencia, abnegación, humildad, inocencia y caridad. Durante muchos años fue abadesa buena, afable y servicial, amante del ideal franciscano de pobreza.
El 17 de noviembre de 1268, día de su muerte, tuvo una visión de la Virgen María con su Hijo. Entonces llamó a sus hermanas y las exhortó a vivir en caridad, pureza de corazón, obediencia y desapego de las cosas de este mundo. Sus hermanas vieron su alma como una pequeña estrella que desde su cuerpo subía hasta el cielo. Tenía 57 años. Sus restos fueron trasladados a la iglesia de San Francisco de Cracovia, donde aún se conservan. El papa Clemente X aprobó su culto inmemorial en 1673.

Beato LEÓN SAISHO SHICHIEMON ATSUTOMO. M. 1608. 


Martirologio Romano: En Hirasa, beato León Saisho Shichiemon Atsutomo, samurai de alto rango, mártir, cuya muerte tuvo lugar a los tres meses y medio después de haber recibido el bautismo. Su martirio tuvo lugar donde él mismo había pedido, en el cruce de caminos, por significar la cruz de Cristo.

Samurai de rango alto. Murió, con 39 años, en Hirasa (hoy Sendai, Japón). Había recibido el bautismo el 22 de julio de 1608, de manos del futuro mártir beato Jacinto Orfanel, o.p. El samurai convertido se entregó a un camino de oración y perfección. Instado repetidamente por su señor a apostatar, León resistió con fortaleza y ánimo tranquilo. Fue condenado a muerte por haberse bautizado en contra de las órdenes de su señor. Decía que "estaba dispuesto a morir antes que dejar de ser cristiano" (“Carta de Mons. Cerqueira a Pablo V”, 5 de marzo de 1609).
Salió para el lugar del martirio habiendo dejado sus armas, vestido con traje de fiesta; se arrodilló sobre una estera de paja ante una imagen pequeña del descendimiento de la cruz, que luego metió en su pecho, mientras enrollaba en su mano derecha el rosario.
Lo decapitaron el 17 de noviembre de 1608, a los tres meses y medio después de haber recibido el bautismo. Su martirio tuvo lugar donde él mismo había pedido, es decir, en el cruce de caminos (por significar la cruz de Cristo). El hecho de morir "con tanta seguridad y alegría... era cosa nunca vista en aquel reino" (Cerqueira, o.c., fol. 482). 

Santos JORDÁN ANSALONE DE SAN ESTEBAN y TOMÁS HYOJI ROKUZAYEMON NISHI. M. 1634.


Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, santos Jordán (Jacinto) Ansalone y Tomás Hioji Rokuzayemon Nishi, presbíteros dominicos y mártires. El primero trabajó denodadamente por el Evangelio en las islas Filipinas antes de pasar a Japón, y el segundo, primero en la isla de Formosa, y después, en sus últimos años y en su misma patria, fue un incansable propagador de la fe en la región de Nagasaki, hasta que ambos, con ánimo invicto, por orden del gobernador Tokugawa Yemitsu fueron sometidos durante siete días a los crueles tormentos de la horca y del encierro en una hoya, hasta entregar su vida.

Jordán nació en Santo Stefano Quisquina, Sicilia, en el seno de una noble familia. Inicio su vida dominicana en Agrigento. Quería ser misionero en el Japón y por ello fue trasladado al convento de Trujillo en Cáceres donde terminó sus estudios y fue ordenado sacerdote. En 1625 marchó a Filipinas, donde trabajó en el Valle de Cagayán y luego en el hospital de San Gabriel de Binondoc, donde aprendió, en la colonia china, a leer y escribir el chino. 
Junto con el padre san Jaime Kyushei Gorobioye Tomonaga, tres jesuitas, dos franciscanos, dos agustinos y dos recoletos, llegó a Nagasaki en 1632 después de un viaje muy accidentado. A los dos años de ministerio, enfermó de gravedad, pero curó milagrosamente. Dada su actividad había orden de busca y captura, en 1634 fue apresado y conducido a Nagasaki. Maniatado ante el tribunal tuvo el coraje de impedir que se profanase una imagen de María, arrojándose sobre ella para que el pisoteado fuera él. Sufrió toda clase de torturas, encerrado en una cárcel en forma de jaula, sufrió el agua ingurgitada, las cañas afiladas, el escarnio del paseo por la ciudad y finalmente la horca y la hoya; tras una agonía de siete días, murió en Nagasaki. Su cadáver fue incinerado. 

Tomás procedía de Hirado, de padres que habían muerto mártires. Recibió en Nagasaki una profunda educación para ser catequista en el colegio de los jesuitas. Fue un catequista entregado desde los 30 años y acompañó a los misioneros en su labor apostólica. Como quería ser sacerdote se marchó a Filipinas e ingresó en el convento de Santo Domingo donde hizo el noviciado, los estudios teológicos y filosóficos, la profesión religiosa y recibió el sacerdocio. 
Estuvo trabajando tres años en la isla de Formosa y en 1629 llegó al Japón, cuando el panorama de la evangelización era desolador. En sus cartas describe la situación: numerosos cristianos aterrorizados por los tormentos que apostataban; agustinos y jesuitas esperaban sentencias de muerte en la cárcel, los dominicos estaban en vísperas de ser detenidos. Por ser japonés se movía con relativa facilidad, pero fue capturado en 1634, cuando iba a ayuda al padre Jordán Ansalone, gravemente enfermo y a celebrar con él la fiesta de santo Domingo. Los dos fueron detenidos y paseados por la calle para escarnio de todos; el padre Tomás por ser japonés sufrió las torturas del agua ingurgitada, cañas afiladas en las uñas, horca y hoya. Tras proclamar su fidelidad a Cristo tras una larga agonía murió. Sus cenizas fueron esparcidas.

Beato LOPE SEBASTIÁN HUNOT. (1745-1794).


Martirologio Romano: En el mar ante la ciudad de Rochefort, en Francia, beato Lope Sebastián Hunot, presbítero de Sens y mártir, que durante la Revolución Francesa, por su condición de sacerdote, fue arrojado a una vieja nave allí anclada, donde padeció toda la dureza de la cautividad y completó el martirio víctima de las fiebres.

Natural de Brienon-l'Archevêque (Yonne, Francia). Ingresó en la carrera eclesiástica, y recibió la ordenación presbiteral el 18 de abril de 1772. Para entonces, y desde el 14 de noviembre de 1770, había recibido un canonicato en la colegiata de su pueblo natal, del que había tomado posesión el 15 de febrero siguiente. Su hermano Juan era también canónigo y tesorero de la misma iglesia y tenía a su cargo la parroquia, de la que Lope Sebastián fue nombrado vicario. Morirá mártir como él en Rochefort e igualmente su primo Francisco, también canónigo, siendo los tres Hunot beatificados en la misma ceremonia.
Llegada la Revolución prestó el juramento constitucional el 30 de enero de 1791, pero cuando el Papa condenó la “Constitución Civil del Clero”, retractó su juramento (15 de julio de 1792), por lo que fue denunciado y obligado a devolver sus pagas. El 16 de abril de 1793 un juez del tribunal criminal mandó detener a los tres Hunot, y quedaron retenidos en la casa de Juan. Lope fue transferido a la casa de reclusión de Auxerre el 30 de octubre de 1793 por orden del Comité central de Saint-Florentin. El 27 de abril de 1794 es enviado a la deportación bajo la acusación de no juramentado. Muy enfermo, resistió hasta el 17 de noviembre de 1794, habiendo pedido a sus compañeros sacerdotes que le diesen la absolución y la recomendación del alma y mostrando una gran entrega a la voluntad de Dios y confianza en su misericordia. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.

Beato EUSEBIO ANDRÉS (Eusebio Roldán Vielba). (1895-1936).


Martirologio Romano: En Barcelona, España, beato Eusebio Andrés (Eusebio Roldán Vielva), religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y mártir.

Nació en Nava de Santullán, diócesis de Palencia. Ingresó en el Noviciado Menor de los Hermanos de La Salle de Bujedo en 1911. Pocos meses después pasó al Noviciado. Hizo el Escolasticado en Bujedo y fue destinado al Distrito de Béziers-Figueras. Comenzó su apostolado en Granollers y luego, sucesivamente, en Gerona, Hostalets y Figueras. En 1917 fue a Burgos para el servicio militar. Al terminar el servicio, fue destinado a la escuela de Josepets, en Barcelona. En 1929 fue nombrado Director de Horta, pero con los acontecimientos de 1933 pasó a Josepets. Su última comunidad fue la escuela de Gracia.
En ella le sorprendió la persecución religiosa. Al comienzo de la misma se refugió en casa del Sr. Giravent, pero avisado de que le buscaban se marchó y se escondió en la montaña. Decidió regresar a Barcelona y pidió ayuda a D. Juan Faura, que le buscó cobijo en casa de un cuñado, como si fuese el dependiente de la tienda. No pasó mucho tiempo sin que los milicianos hicieran un registro en la casa, y ante las numerosas preguntas capciosas que le hicieron no tuvo más remedio que declarar que era Hermano de las Escuelas Cristianas. Quedó detenido y le llevaron a la comisaría de la calle Nueva. No se supo más de él, hasta que apareció su cuerpo acribillado y torturado cerca del cementerio Oeste de Barcelona. Fue beatificado el 28 de octubre de 2007 por SS Benedicto XVI.

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santos Alfeo y Zaqueo. M. 303. 
Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, santos Alfeo y Zaqueo, mártires, que por confesar con todas sus fuerzas a Dios y a Jesucristo Rey, después de muchos tormentos fueron condenados a muerte, en el primer año de la persecución ordenada por el emperador Diocleciano
Alfeo era lector exorcista en Cesarea de Palestina y Zaqueo, su primo, diácono en Gadara en el Jordán. Fueron decapitados en Cesarea de Palestina, durante la persecución de Diocleciano, por confesar abiertamente su fe.

San Eugenio de Florencia. M. 422. 
Diácono de la iglesia de Florencia con san Zenobio; había sido discípulo de san Ambrosio de Milán.
Según la leyenda, Eugenio, florentino de origen, fue educado por san Ambrosio, que lo ordenó diácono. Cuando el santo Doctor se fue a Florencia, lo llevó consigo, confiándolo después a san Zenobio. Después de realizar algunos milagros, murió asistido por Ambrosio, Zenobio y san Crescencio.  

San Aniano de Orleans. (388-453). 
Martirologio Romano: En Orleáns, de la Galia Lugdunense, san Aniano, obispo, que, confiando sólo en Dios, cuyo auxilio no cesaba de pedir con oraciones y lágrimas, liberó a su ciudad, asediada por los hunos.
Nació en Vienne del Delfinado, vivió muchos años en la soledad. Fue abad de Saint Laurent les Orgerils. Discípulo de san Evorcio, obispo de Orleans, que lo designó como sucesor.  
Cuando entró Atila en las Galias, corrió Aniano a Arlés a implorar la protección de Aecio, general de los romanos, y luego volviéndose a su diócesis entusiasmó a la multitud, hizo que todos pusiesen su confianza en Dios, y cuando parecía que la ciudad iba a caer en manos de los bárbaros, éstos fueron dispersados por Aecio juntamente con Teodoreto, rey de los godos, y la ciudad salvada. Entonces la veneración por el santo Obispo no tuvo límites, y poco después acabó su carrera mortal.

San Namacio de Vienne. M. c. 599. 
Martirologio Romano: En Vienne, de la Burgundia, san Namacio, obispo, que desempeñó rectamente los mismos oficios civiles que rigió y honró la sede episcopal.

San Florino. M. 586. 
Martirologio Romano: En Rëmus, de la Recia, san Florino, presbítero, fielmente dedicado a la cura parroquial.
La Vita de este santo no posee, por desgracia, fundamento histórico; se narran muchas leyendas edificantes y a veces divertidas. Parece que era hijo de padre británico y de madre judía convertida al cristianismo, que su padre conoció en Roma durante una peregrinación. La pareja se estableció en Matsch, en Vintschgau en la Baja Engadina, donde Florino nació. 
Alejandro, párroco de Remus (hoy Ramosch) en el cantó de los Grisones, fue el encargado de la educación de nuestro santo, que ordenado presbítero, será más tarde sucesor de su maestro como párroco de Remus. El ejercicio de su ministerio dejó en herencia el recuerdo de una vida impregnada de santidad. Es posiblemente un desdoblamiento de san Florino de Coblenza. Patrón de la diócesis de Coira y Engadina, en Suiza. 

San Lázaro de Constantinopla. M. c. 867. .
Martirologio Romano: En Constantinopla, san Lázaro, monje, nacido en Armenia, que insigne en la pintura artística de imágenes sagradas, al negarse a destruir sus obras por orden del emperador iconoclasta Teófilo, fue atormentado con crueles suplicios, pero después, apaciguadas las controversias sobre el debido culto a las imágenes, el emperador Miguel III le envió a Roma para afianzar la concordia y unidad de toda la Iglesia.
Natural de Armenia y monje en Constantinopla. Pintor en los monasterios griegos. Por esta causa le quemaron las palmas de las manos los iconoclastas del emperador Teófilo, pero milagrosamente curó y la emperatriz santa Teodora, lo envió como legado suyo a Roma para que se restableciera una mayor amistad entre la iglesia griega y la latina que se habían enfriado a causa de la herejía iconoclasta. 

San Hugo de Novara de Sicilia. M. d. 1172. 
Martirologio Romano: En Novara, de Sicilia, san Hugo, abad, que, enviado por san Bernardo de Claraval, estableció la Orden cisterciense allí mismo y en Calabria.
Primer abad de la abadía cisterciense de Novara de Mesina, Sicilia, fundada en 1172, por la comunidad de Sambucina, enviado por san Bernardo de Claraval. Instituyó la Orden del Císter en Calabria y Sicilia.  

Sixto Locatelli. Beato. (1463-1533). 
Nació en Rivarolo Mantovano (Mantua, Italia). Tomó el hábito franciscano entre los Menores Observantes, fundó el convento de Isola della Scala y reabrió el de San Martino dall’Argine. Instituyó además algunos Montes de Piedad: en Rivarolo Mantovano, en Cividale del Friuli y en Camposampiero. Predicó en el Trivineto, en las Marcas y en Calabria, fue estudioso del dogma de la Inmacudada Concepción. 
Como hizo el beato Bernardino de Feltre, el 25 de marzo de 1512, fundó el Monte de Rivarolo, durante una cuaresma, insistió sobre la inmoralidad de la usura que reducía en la misería a parte de la población. Fue redactado un estatuto que fue presentado ante un notario. El capital necesario se recogió gracias a la generosidad de los habitantes del lugar y a los capitales de dos obras pías ya existentes: el Consorcio y la confraternidad del Santísimo Sacramento. El Monte de Piedad de Rivarolo tenía una sección “agrícola”. Murió en Mántua en el convento de San Francisco del que era guardián. 
 Aunque su culto no ha sido confirmado oficialmente, su ciudad natal lo eligió “patrono”, dedicándole en la parróquia un cuadro de Marc’Antonio Ghislina que lo representa mientras ofrece a María el barrio de Rivarolo.

San Juan del Castillo. (1596-1628). 
Martirologio Romano: En Asunción en Paraguay, san Juan del Castillo, sacerdote de la Compañía de Jesús y mártir, que en una de las reducciones, fundada en aquel mismo año por san Roque González y confiada a su cuidado, fue sometido a crueles suplicios por orden de un brujo y murió lapidado por Cristo
Natural de Belmonte (Cuenca). Hijo de una familia numerosa de otros dos hermanos y cuatro hermanas. Tres de ellas fueron religiosas. Juan dejó sus estudios de leyes en Alcalá de Henares para ser jesuita en 1614. En 1916, junto con san Alfonso Rodríguez salió de Lisboa destino al Brasil. Llegaron a Córdoba (Argentina) donde terminó sus estudios de Teología (1619) y fue ordenado sacerdote en 1625. Marchó a las reducciones del Paraguay, a la misión de San Nicolás de Piratini. En la reducción de Concepción de Itapúa coincidió con san Alfonso Rodríguez. Mientras san Roque González y Alfonso Rodríguez morían mártires en su misión de Todos los Santos, el murió en su misión de la Asunción del Iyuhí, que se encontraba cerca, después de un terrible martirio. 

Josafat Kocylovskyj. Beato. (1876-1947).  
Martirologio Romano: En la ciudad de Capaivca, en el territorio de Kiev, en Ucrania, beato Josafat Kocylovskyj, obispo de Przemysl y mártir, que durante la opresión a su patria por un régimen enemigo de Dios, entregó su alma como fiel discípulo de Cristo.
Nació en Pakosivka (región de Sianok, Polonia). Estudió en Roma y fue ordenado sacerdote en 1907. Fue vicerrector y profesor en el seminario de Stanislaviv. En 1911 ingresó en el noviciado de la Orden basiliana de San Josafat. En 1917 fue ordenado obispo de Przemysl. 
Las autoridades comunistas lo arrestaron en 1945, y lo liberaron al año siguiente. En 1946 fue ordenado la deportación de los ucranianos residentes en Polonia. En este año lo arrestaron por segunda vez y lo llevaron a los calabozos de Kiev, donde enfermó gravemente. Después lo trasladaron al campo de concentración de Capaivca (Kiev), en el que rechazó la propuesta de pasar a la Iglesia orotodoxa. Murió allí a los 71 años.