29 de septiembre de 2014

Santos MIGUEL, GABRIEL y RAFAEL. Arcángeles.


Martirologio Romano: Fiesta de los santos arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

Miguel luchó contra Satanás para expulsarlo del Cielo, cuando se reveló contra el Amor de Dios (Ap 12,7). En el ciclo apócrifo de “Henoc”, se habla del origen del Mal, de su rebelión angélica contra Dios, en la que Miguel fue el defensor de las decisiones divinas y la antítesis suprema de todo lo que se oponga al Bien, es decir a Dios. Es el ángel prototipo de la fidelidad, el siervo leal y poderoso que ha de sostenernos con su fuerza. Guarda con su espada llameante la entrada del Paraíso terrenal; la Sagrada Escritura le llama "uno de los primeros principios" (Dn 10,13 y en Dn 12, 1) se dice: "Entonces se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo". En Judas 9, el autor aludiendo al apócrifo “Asunción de Moisés”, presenta al "arcángel Miguel cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés". 
La Contrarreforma le convirtió en el defensor de la Iglesia ante la reforma protestante. Su vinculación, implícita en los textos bíblicos, con el juicio final ha hecho de él el pesador de las almas y su conductor hacia el cielo. Fue protector de Francia, de Inglaterra y de Alemania. 

Gabriel es el arcángel, mensajero celestial, medianero entre la voluntad de Dios y los hombres. Él es uno de los servidores más cercanos de Dios, de quellos que conocen sus designios y pueden revelarlos. Sus apariciones están vinculadas a la anunciación de alguna buena nueva referida a la llega del Mesías.
Gabriel fue el que anunció al profeta Daniel el nacimiento del Mesías (Dn 8, 16 y 9,21), a Zacarías, el nacimiento de Juan el Bautista (Lc 1, 11-19) y a María para anunciarle que iba a ser la Madre de Dios (Lc 26-38). Por esto es llamado el "Ángel de la Anunciación". Es el ángel que está en presencia de Dios. Es el revelador del acontecimiento central de la historia de la salvición. También es venerado por la tradición musulmana, ya que es el ángel que hizo conocer a Mahoma su misión y quien le dictó el Corán.   

Rafael fue enviado por Dios par librar a Sara de los maleficios del demonio. Acompañó al hijo de Tobías para encontrar el remedio para su padre y conseguirle un feliz matrimonio, y para cobrar una deuda de un pariente llamado Gabael. Es "uno de los siete ángeles que están delante al Señor". El “Libro de Tobías” (el único que nos narra su existencia) dice que "encontró un joven bellísimo, con los vestidos resplandecientes". Comúnmente se le identifica con el ángel de la piscina de Betsaida (Jn 5,1-4). FIESTA.

Santas RIPSIMES, GAYANA y compañeras. M. c. 290.


Martirologio Romano: En Ecmiadzin en Armenia, santas Ripsimes, Gayana y compañeras, mártires

santa Ripsimes
Es un grupo de jóvenes mártires veneradas desde la antigüedad como las primeras mártires de la iglesia armenia. Su existencia es cierta, pero sus Actas no son dignas de fe. 
No obstante que estas doncellas, consideradas como las protomártires de la Iglesia de Armenia, se mencionan en el Martirologio Romano en la fecha de hoy, cuando sufrieron el martirio bajo el reinado de Tiridates, absolutamente nada se sabe de su historia o de las circunstancias en que murieron. Se hace referencia a ellas en la leyenda de san Gregorio “el Iluminador”, y es posible que hayan sido martirizadas en la persecución que se desató antes de que el rey Tiridates y su familia recibiesen el bautismo de manos del mismo Gregorio, aunque también pudo haber sido después. Las «Actas» de estas vírgenes, son una completa fábula. Para poder entender la iconografía y las tradiciones sobre estas santas, conviene contar su leyenda:
Rípsima (Hrip´sime) era una noble doncella que había ingresado a una comunidad de vírgenes consagradas que se había establecido en la ciudad de Roma y que presidía la doncella Gaiana. Cuando el emperador Diocleciano decidió tomar esposa, contrató a un pintor para que recorriese Roma y le pintara el retrato de todas las doncellas más hermosas para elegir entre ellas a la que habría de ser su mujer. El artista se esmeró tanto en cumplir con la misión que le había sido encomendada, que se las arregló para entrar subrepticiamente a la inviolable casa de las vírgenes de Gaiana y, a escondidas, hizo el retrato de varias doncellas cristianas. En cuanto Diocleciano examinó las pinturas eligió, sin titubeos, a Rípsima. Inmediatamente se comunicó a la doncella el honor de que había sido objeto, pero ella no lo consideró así y rehusó enérgicamente contraer nupcias con Diocleciano. Entonces Gaiana, inquieta y acongojada por las represalias que pudiera tomar el desdeñado emperador, convocó a todas sus pupilas, las sacó de la casa, las condujo fuera de Roma y las hizo abordar una nave que iba a partir con destino a Alejandría. Desde aquel puerto, la comitiva de vírgenes atravesó la Tierra Santa hasta llegar a Armenia.
Se establecieron en la ciudad de Varlarshapat, donde residía la familia real, y se ganaron la vida tejiendo en los telares. No pasó mucho tiempo sin que la extraordinaria belleza de Rípsima llamase la atención, y tanto fue así que los rumores llegaron a Roma, aun ante que a los oídos del rey Tiridates de Armenia, puesto que Diocleciano envió un mensaje al monarca para pedirle que hiciese morir a la virgen Gaiana y rescatase a Rípsima para mandarla de regreso a Roma, a menos que desease conservarla para su propio placer. En seguida ordenó Tiridates que Rípsima fuese llevada a su presencia y, con gran magnificencia, dispuso un banquete en palacio para recibirla. Pero cuando los miembros de la delegación enviada por el rey llegaron al convento, Rípsima se puso en oración para que la librase Dios de aquel peligro y, al instante, se desató una tempestad de tal violencia, que los caballos de los cortesanos y sus jinetes huyeron a la carrera en completa confusión. Al enterarse Tiridates del suceso y de que la doncella se negaba a acudir, ordenó que fuese llevada por la fuerza y, cuando por fin estuvo en su presencia, se sintió como hechizado por su belleza y, al momento, avanzó hacia ella con intenciones de abrazarla y besarla. Rípsima resistió con tanta energía los asaltos del monarca, que acabó por derribarlo al suelo. Al verse en posición tan ignominiosa, Tiridates montó en cólera y mandó que la doncella fuese encarcelada. Sin embargo, durante la noche, consiguió escapar y regresó al convento.
Al día siguiente, al descubrirse que había huido, el propio rey llamó a sus soldados para que salieran a perseguirla y les ordenó que, donde quiera que la encontrasen, le dieran muerte, lo mismo que a las otras doncellas que la acompañaban. En el mismo convento se procedió a torturar a Rípsima a la que se asó en vida a fuego lento y, sobre la parrilla, se le cortaron uno a uno, todos sus miembros. Santa Gaiana y las otras treinta y cinco doncellas sufrieron una muerte igualmente cruel. Santa Mariamne fue sacada a rastras de su lecho de enferma y desmembrada. Sólo una de las vírgenes, santa Cristiana, escapó de morir y, con el tiempo, se convirtió en la misionera que evangelizó a los habitantes de Georgia, en el Cáucaso. 
La matanza tuvo lugar el 5 de octubre, fecha ésta en que se menciona a las mártires en la menología armenia. Una semana, después, el rey Tiridates recibió su merecido, porque se hallaba de cacería, cuando quedó transformado en un oso. San Gregorio el Iluminador que había estado encadenado durante quince años en un foso, rompió el encantamiento y devolvió su naturaleza al rey. Las vírgenes martirizadas se aparecieron a san Gregorio durante la fabulosa visión que tuvo en Etshmiadzin y, en torno a la gran iglesia de esa ciudad, hay muchas otras más pequeñas, supuestamente colocadas en los sitios donde fueron martirizadas santa Rípsima, santa Gaiana y las otras doncellas.
Por extravagante que sea la leyenda, no hay duda de que el culto a estas vírgenes y mártires existe desde la antigüedad en Armenia. A Rípsima se la veneró en Egipto con el nombre copio de "Arepsima", Lo mismo que en los textos árabes y en el martirologio sirio de Rabban Silba. Por el testimonio de los historiadores armenios Fausto y Lázaro, se puede afirmar que las mártires comenzaron a venerarse desde antes de la mitad del siglo V. 
La Iglesia Armenia festeja a estas mártires en los días sucesivos, el lunes y martes después de la Santísima Trinidad; la popularidad de estas santas, se debe que su martirio fue el origen de la conversión de toda Armenia.
El Martirologio Romano las celebra el 29 de Septiembre, mientras que la Iglesia Ortodoxa Griega las recuerda el 30 de Septiembre.

San QUIRIACO. (449-557).


Martirologio Romano: En Palestina, san Quiríaco, anacoreta, de vida austerísima que habitó en cuevas hasta casi nonagenario y fue ejemplo de anacoretas y defensor de la verdadera fe contra los errores de los origenistas.

Nació en Corinto. Deseoso de perfección marchó a Palestina y recibió el hábito de los monjes de manos de san Eutimio “el Grande”, uno de los padres del monacato palestino. Pero éste, juzgándolo demasiado joven, no quiso retenerlo. Quiriaco entonces decidió ingresar entre los discípulos de san Gerásimo que vivían junto al Jordán. Aquí pasó nueve años de duro noviciado. A la muerte de sus dos maestros, regresó a la laura de san Eutimio donde se quedó otros nueve años. A lo largo de su existencia vivió como anacoreta en varias "lauras" de Palestina, que durante cerca de noventa años llevó una vida de extrema penitencia en las cuevas. 
En aquel entonces la vida de los monasterios era amenudo turbada por las divisiones y contrastes sobre las doctrinas teológicas todavía no esclarecidas por los Concilios. Quiriaco fue llamado a imponer su autoridad a los monjes que sostenían las teorías origenistas. Su biógrafo, Cirilo de Scitópolis, le visitó en el monasterio de Susakim y lo encontró en compañía de un león que vivía con él como si fuera su perro guardián. Murió en la laura de san Caritón en San Sabas a la edad de 108 años. 

Beato CARLOS DE BLOIS. (1316-1364).


Martirologio Romano: En Vannes, en el litoral de Bretaña Menor (hoy Francia), beato Carlos de Blois, varón piadoso, manso y humilde, duque de Bretaña, que pese a su deseo de ingresar en la Orden de Hermanos Menores, se sintió obligado a vindicar el principado en contra de un adversario y, hombre constante en las desgracias, sufrió larga cárcel, siendo asesinado en una batalla, junto al Aubray.

Carlos de Blois, Duque de Bretaña, era hijo de Guido de Chatillon y de Margarita de Valois, hermana del rey de Francia Felipe VI. A sus dotes físicas e intelectuales unía profundas virtudes cristianas: piedad, humildad y espíritu de sacrificio. En el 1341, se casó con Juana de Bretaña y reivindicó el ducado de su mujer contra Juan de Montfort, de manera que se desató una guerra civil. Esta guerra se inserta en la Guerra de los Cien años entre Inglaterra y Francia, pues cada una de las naciones optó por uno de los dos pretendientes. Carlos, leal caballero, se impuso el deber de combatir, aunque su índole lo hubiera llevado más bien a una vida de contemplación y de oración. 
En efecto escribía más tarde: “Mejor hubiera sido si yo fuera Hermano Menor, porque el pueblo de Bretaña no puede tener paz a causa de nuestras luchas y sin embargo yo no puedo hacer nada sin el consejo de los barones”. De 1341 a 1347 la guerra le fue favorable; en este período aportó para la iglesia de los franciscanos de Guingamp ornamentos suntuosos e hizo construir una capilla real dedicada al obispo San Luis de Anjou. En esta misma iglesia ingresó a la Tercera Orden Franciscana Seglar, esforzándose toda su vida en seguir la regla y espiritualidad franciscanas. 
En 1341, Carlos venció a Juan de Montfort y tomó la ciudad de Nantes, pero en la batalla de Roche-Derrien, en 1347, fue apresado por los ingleses que lo tuvieron encerrado, durante nueve años, en la Torre de Londres hasta que, en 1356, se firmó el armisticio. En aquellos años escribió la biografía de su Santo predilecto, san Ivo de Bretaña, cuya canonización había obtenido del Papa. 
Fue un hombre piadoso, afable y humilde; parece que dijo que hubiera deseado vivir en un convento franciscano, pero le tocó la guerra. En el cautiverio dio ejemplo de paciencia y de piedad. Ya como duque de Bretaña, hizo de su castillo refugio para los pobres y los necesitados. Fue gran amante de la Eucaristía y de la oración. Reanudada la guerra, cayó en batalla  de Auvray en el 1364. Su cuerpo revestido de cilicio y del hábito franciscano fue inhumado en la iglesia de los franciscanos de Guingamp. Su culto fue confirmado en 1904 por san Pío X.  

Beato NICOLÁS DE FORCA PALENA. (1349-1449).


Martirologio Romano: En Roma, beato Nicolás de Forca Palena, presbítero de la Orden de San Jerónimo, fundador del monasterio de San Onofre, en la colina del Janículo, descansando ya centenario en el Señor.

Nació en Forca Palena dei Peligni, pequeña región de la provincia de Chieti (Abruzos). Palena (Sulmona). Después de una sana educación entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, ejerció por un tiempo el ministerio de párroco en la diócesis de Sulmona. Después de la elección al Pontificado del sulmonés Inocencio VII, deseoso de una vida de mayor santidad, viajó a Roma, donde fue acogido por un grupo de ermitaños, que vivían la vida de la Tercera Orden Franciscana Regular, bajo la dirección de fray Rinaldo del Piamonte. Su eremitorio estaba situado entre las termas de Nerón, en una torre, con casitas y huertecillo en la región de San Eustaquio, cerca de la iglesia de San Salvador.
Su personalidad, sus eminentes dotes intelectuales y morales le atrajeron la estimación de todos los ermitaños, quienes a la muerte de fray Rinaldo lo nombraron su sucesor, su maestro y padre. A estos ermitaños les llamó los Romitani de San Jerónimo. Entretanto habían crecido en número y fervor y de todas partes de Italia llegaban peticiones de nuevas fundaciones.
Con algunos compañeros Nicolás se fue a Nápoles y entre la vieja iglesia de San Agnello y el actual hospital de los incurables, fundó un eremitorio, que se haría célebre por los numerosos ermitaños y por su santidad, y la bella iglesia de Santa María Mayor en Caponapoli.
En 1434 fue llamado a Florencia por el papa Eugenio IV, con el encargo de reformar algunos monasterios, entre ellos los de Ricorboli y de San Agustín en el Apenino, y fundar eremitorios de su congregación.
Cumplido el mandato pontificio, regresó a Roma, y en el Monte Esquilino fundó el eremitorio y la iglesia de San Onofre. Allí fijó su última residencia. Allí se encontró varias veces con el beato Pedro Gambacorta de Pisa, quien venía a Roma para impetrar la aprobación de su Congregación de San Jerónimo cuyos ermitaños eran llamados Girolomini. Los dos santos se estimaban y se amaban con afecto fraternal. Unió su Instituto con la Orden de los Jerónimos fundados por el beato Pedro Gambacorta. A los 100 años de edad, Nicolás llegó a la patria celestial.
Su culto fue confirmado en el seno de la congregación de los Jerónimos en 1771 por el papa Clemente XIV; pero el Papa no quiso proceder a la beatificación solemne.

San JUAN DE DUKLA. (1414-1484).



Martirologio Romano: En Lviv, en Polonia (hoy en Ucrania), san Juan de Dukla, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que vivió una vida oculta y ascética según usanza de los Observantes, con ferviente dedicación pastoral a la cura de almas y fomento de la unidad de los cristianos.

Natural de Dukla (Polonia). Después de una breve esperiencia de vida eremítica, ingresó en a Custodia de los Franciscanos conventuales de Rusia (Rutenio) en Lemberg. Fue ordenado sacerdote y se distinguió por su celo y prudencia, tanto que mereció ser colocado en puestos de responsabilidad. Se dedicó a la predicación y al servicio pastoral en los vastos territorios de las actuales repúblicas de Ucrania, Moldavia y Bielorrusia. 
En aquellos tiempos los franciscanos polacos estaban unidos con los checos en una sola provincia. Por su inclinación a la vida contemplativa obtuvo de los superiores el permiso de vivir en conventos donde se observaba con mayor rigidez la regla franciscana; siguiendo así el consejo de san Juan de Capistrano que ingresara en los franciscanos observantes que, en aquellos momentos, estaban iniciando una de las múltiples reformas franciscanas. En el nuevo ambiente fue pronto uno de los más celosos religiosos, distinguiéndose en la vida de perfección, en el cuidado de las almas y en el trabajo misionero. Sectores especiales de su actividad fueron hasta el fin de su vida el confesionario y el púlpito. Tuvo el don de la curación de enfermos. Trabajó con éxito entre los rutenos en Leópoli, Ucrania. Fue guardián de varios conventos, entre ellos el de Krosno, y gobernó la custodia de Leópoli. 
Al quedar ciego no pudiendo ya preparar las predicaciones, se servía de un novicio que le leía algunos textos sagrados sobre los cuales se preparaba. Soportó la ceguera y otros males que lo afligían sin lamentarse nunca y mostrando a todos una serenidad franciscana. 
Fue fervoroso cumplidor de la regla profesada. Amaba y veneraba el pequeño código franciscano como si fuera el evangelio, lo leía frecuentemente, lo meditaba de continuo, para profundizar siempre más en el espíritu del Seráfico Patriarca. Cuando quedó ciego ya no podía leer la regla franciscana, se la hacía leer de algún novicio. Era llamado por sus cohermanos “Heraldo de la paz y de la unión fraterna”. Aborrecía a los murmuradores y sembradores de cizaña, los amonestaba y corregía. Su vida religiosa estuvo tejida de oración, penitencia y ardiente apostolado.
Murió a los 70 años en Leópoli (hoy Lvov, Ucrania), recitando los salmos penitenciales con sus hermanos. Su tumba se encuentra en el convento franciscano de su ciudad natal. Tras su muerte, su fama de santidad se convirtió muy pronto en culto público en toda la región; los milagros y gracias obtenidas por su intercesión hicieron que se le tributara un culto siempre creciente, que el Papa Clemente XII aprobó el 21 de enero de 1733. En 1739 el mismo papa lo proclamó copatrono del reino de Polonia y del gran ducado de Lituania. SS Juan Pablo II lo canonizó en junio de 1997.

Beato FRANCISCO DE PAULA CASTELLÓ ALEU. (1914-1936).


Martirologio Romano: En Lérida, en España, beato Francisco de Paula Castelló Aleu, mártir, que, condenado en la referida persecución religiosa, arrostró la muerte con ánimo apacible y gran fortaleza.

Nació en Alicante. Su padre murió cuando todavía era muy niño, y la familia tuvo que trasladarse a Lérida. La madre, que era maestra, la trasladaron a Juneda, Lérida. Francisco ingresó interno en el colegio de los maristas de Lérida, estando estudiando aquí el bachillerato le comunicaron la noticia de la muerte de su madre. Tenía dos hermanas, y eran huérfanos. El jesuita Joan Calaf, y su tía María Castelló, se hicieron cargo de ellos. Francisco terminó el bachillerato brillantemente. 
Becado marchó a estudiar Química al Instituto fundado por el padre Eduardo Victoria, en 1930. Trabajó, y su nómina no llegaba a casa, porque se muestraba solidario con los pobres. En su vida tendrán mucha importancia los Ejercicios Espirituales, que le ayudarán a centrar su vida espiritual. Fue un joven que irradiaba alegría. Mientras estudiaba en Barcelona, se produjo la República y la creación de la Generalitat, aunque Francisco la apoyó, decidió no entrar en política al darse cuenta la persecución religiosa. El Instituto jesuita donde estudiaba fue incautado, y junto con su amigo jesuita Román Galán, terminó sus estudios, en Oviedo, donde obtuvo la Licenciatura en 1934.
Regresó a Lérida donde trabajó y observó las necesidades de instrucción de los trabajadores, por eso ingresó en el Movimiento de Jóvenes Cristianos de Cataluña, dependiente de la Acción Católica. Conocidos como los “Fejocistas” constituyeron un fuerte movimiento cristiano de juventud; más de 300 murieron por la fe durante los días de la guerra civil. La razón del Movimiento fue la formación y la acción; centrada sobre todo entre los más marginados de la sociedad. También se ocupó del Movimiento Scout. Fue socio del Centro Excursionista de Lérida. En 1935 trabajó como ingeniero químico en la fábrica Cros S.A. de Lérida. 
En 1936, se comprometió con María Pelegrí Esquerda, Mariona, a quien amó profundamente. En este mismo año ingresó en el ejército de la República como soldado de complemento. Fue un buen soldado y no escondió su condición de cristiano. La guerra civil le sorprendió mientras realizaba el servicio militar que, consciente de la gravedad del momento, no quiso esconderse, sino ofrecer su juventud –tenía 22 años- en sacrificio de amor a Dios y a los hermanos, dejándonos tres cartas, ejemplo de fortaleza, generosidad, serenidad y alegría, escritas antes de morir a sus hermanas, a su director espiritual y a su novia, María Pelegrí. “No puedo sentir pena alguna por mi suerte. Una alegría extraña, interna, intensa, fuerte, me invade. Quisiera hacerte una carta triste de despedida pero no puedo. Estoy todo envuelto en ideas alegres, como de un presentimiento de la gloria”.
En el momento del Alzamiento, fue arrestado por ser cristiano, pero se le ofreció la libertad, si escondía su fe. Pasó en prisión dos veces, siempre estába alegre, a pesar de los insultos de sus guardianes. En el juicio, como no lo pudieron acusar de nada político, le acusaron de ser católico y le condenaron a muerte, el Presidente del tribunal, dijo que podía defenderse y él respondió: “No hace falta. ¿Para qué? Si el ser católico es un delito, acepto muy a gusto ser delincuente, ya que la mayor felicidad que puede encontrar una persona en este mundo es morir por Cristo. Y si mil vidas tuviera las daría sin dudar un momento por él...”
Durante los momentos antes de su ejecución, escribió tres cartas: a su novia, a las dos hermanas y a la tía, y al jesuita su amigo. Antes de morir en el cementerio de Lérida dijo: ”Os perdono a todos. Hasta la eternidad”. Todos gritaron “Viva Cristo Rey”. Fue beatificado por SS Juan Pablo II en la causa conjunta de los 233 mártires elevados a los altares en marzo de 2001, concentrados en una única causa en Valencia (aunque no todos fueran de origen valenciano).

Beato LUIS MONZA. (1898-1954).


Martirologio Romano: En Lecco, Italia, beato Luis Monza, presbítero y fundador de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad.

Nació en Cislago (Varese, Italia) en el seno de una familia campesina. En 1925 recibió la ordenación sacerdotal. Como primer destino fue el Oratorio masculino de la parroquia de Vedano Olona, que estuvo marcado por todo tipo de pruebas, incluida la cárcel durante el régimen fascista; fue acusado injustamente de haber organizado un atentado. Tras cuatro meses de prisión fue absuelto y liberado.
En 1929 fue trasladado al santuario de la Virgen de los milagros de Saronno, donde se dedicó a la animación de la juventud. Allí ensanchó su mirada al mundo entero, marcado por la soledad, la tristeza y el egoísmo, pues estaba convencido de que "urgía ayudarle a experimentar el amor de Dios". "Debemos reproducir la belleza de Jesús no en una tela, sino en las almas. Y el pincel del apostolado no debe caer nunca de nuestras manos".
En 1936 fue nombrado párroco de San Giovanni, en Lecco, donde destacó como "sacerdote según el corazón de Dios". Siempre estuvo disponible para todos, sin distinciones. Durante la II Guerra Mundial se esforzó en particular por ayudar a sus feligreses que estaban en el frente de batalla. 
En 1937, fundó el instituto secular de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad, dedicadas a la asistencia socio-sanitaria, la instrucción y la formación de las personas discapacitadas y menos favorecidas, sobre todo los niños. Murió de un infarto. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 30 de abril de 2006.

OTROS SANTOS DEL DÍA:


San Eutiquio. s. II - III. 
Martirologio Romano: En Mármara en Heraclea de Tracia, en la actual Turquía, san Eutiquio, obispo y mártir
Mártir junto a Plauto y Heracleas, en Heraclea de Tracia. Otros autores cambian Plauto por Ginés, y Heracleas por Sabino

San Fraterno de Auxerre. M. c. 450. 
Martirologio Romano: En Auxerre, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Fraterno, obispo.
Obispo de Auxerre; la tradición dice que fue mártir. 

San Liudwino de Tréveris. M. 713/7.
Martirologio Romano: En Mettlach, en Renania, a orillas del río Sarre, sepultura de san Liudwino, obispo de Tréveris, fundador del monasterio de este lugar y muerto en Reims.
Nació en Austrasia y fue educado por Basino; se casó muy joven; al quedar viudo fundó la abadía benedictina de Mettlach, Saar, donde ingresó como monje. Fue obispo de Tréveris. Murió en Reims. 

San Adelrico. M. 975. 
Martirologio Romano: En la isla de Ufnau, del lago de Zurich, entre los helvecios (hoy Suiza), san Adelrico o Alarico, presbítero y eremita
Hijo del duque Bucardo II de Suabia. Pertenecía a la familia de los Burckhardt, rama de los Hohenzollern, pero no apetecía gloria mundana, ni riqueza. Siendo muy joven se iba de vez en cuando a vivir como ermitaño en la isla de Uffnau, en el lago de Zurcí. Después de un tiempo, sintiéndose espiritualmente fortificado, ingresó en el monasterio benedictino de Einsiedeln (Suiza), donde fue custodio del hospicio. Quiso para terminar sus días, alejarse solitario, en la isla de Uffnau, donde entre oración, penitencia, meditando la Palabra de Dios y sus contemplaciones de la naturaleza, murió. 

San Grimoaldo de Pontecorvo. M. 1137. 
Se dice que fue hermano de san Eleuterio, venerado en Roca de Arce, y san Fulco, peregrino en Santopadre. Según la leyenda fue un sacerdote inglés, que después de una peregrinación a Roma, marchó a Aquino y después a Pontecorvo, donde realizó algunos milagros y fue arcipreste, allí murió.
Según un relato un cierto Giovanni Mele, tentado de Satanás y a punto de perder la vida, tuvo una aparición de san Juan Bautista, que le dijo que fuera a ver a Grimoaldo, arcipreste de Pontecorvo y lo exhortara a continuar su vida de ayuno, oración y limona. También debía exhortar al pueblo para que le construyeran un oratorio en su honor. Giovanni Mele, temiendo que le consideraran un visionario, no siguió el mandato; el santo mártir le envió otro mensajero para obligarle a cumplir el encargo. Los dos fueron ante Grimoaldo y le comunicaron las indicaciones del santo. El pueblo, en el 1137 comenzó a edificar un oratorio y sus fundamentos fueron bendecidos por el obispo de Aquino.

San Mauricio de Carnoet. (c.1114 - c.1191). 
Martirologio Romano: En la Bretaña Menor (hoy Francia), san Mauricio, abad primero del monasterio de Langonet y después del de Carnoet, de la Orden Cisterciense, fundado por él, donde murió en olor de santidad.
Nació en Loudéac (Bretaña), estudió en París y en el 1144, ingresó en los cistercienses de Langonnet; en el 1147, fue elegido abad y, en el 1177, fundó y gobernó el monasterio de Carnoet, conservando el cargo de abad de Langonnet. Fue amigo y consejero de los duques de Bretaña. Fue célebre por sus dones taumatúrgicos.
El culto del santo en la orden cisterciense y en las diócesis de Quimper, Vannes y Saint-Brieuc, data de muy antiguo. El Papa Clemente XI autorizó a los cístercienses a tributarle culto litúrgico, cosa que ya se hacía en las diócesis mencionadas.

Juan de Montmirail. Beato. (1165-1217). 
Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Longpont, en Francia, beato Juan de Montmirail, que dejó su profesión de esclarecido caballero por la de humilde monje.
Era señor de Montmirail (Francia); fue un soldado, casado con siete hijos, que cuando tuvo la aprobación de su esposa ingresó en los cistercienses en Longpoint, Francia, y que había fundado san Bernardo de Claraval. Allí fue donde murió.

S. Lorenzo Ruiz
Santos Miguel de Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, Lázaro de Kyoto y Lorenzo Ruiz. (1633-1637). 
Martirologio Romano: En Nagasaki en Japón, pasión de los santos mártires Miguel de Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, sacerdotes de la Orden de Predicadores, Lázaro de Kyoto y Lorenzo Ruiz, padre de familia, que, prisioneros por más de un año por el nombre de Cristo, sufrieron el suplicio de la cruz y al final fueron decapitados. Su memoria, junto a otros compañeros, se celebra el día precedente a éste. (Ver) 28 Septiembre.

San Renato Goupil. M. 1642. 
Martirologio Romano: En Ossernenon, territorio de Canadá, pasión de san Renato Goupil, mártir, que, médico y cooperador con san Isaac Yogues, fue asesinado a golpes de hacha por un nativo
Natural de Anjou. Jesuita lego y cirujano; asistió a los misioneros que trabajaban entre los indios canadienses; fue el primero en sufrir el martirio con un golpe de tomahawk por haber hecho el signo de la cruz en la frente de algunos niños. Mártir en Ossernenour, Auriesville, Canadá, murió un 29 de Septiembre. (Ver) 19 de Octubre.

Darío Hernández Morató. Beato. (1880-1936).
Martirologio Romano: En Picadero de Paterna, en la provincia de Valencia, beato Darío Hernández Morató, presbítero Compañía de Jesús y mártir, que ofreció su alma a Dios en la misma persecución religiosa.
Nació en Buñol, Valencia. Ingresa en la Compañía de Jesús en 1896, donde hizo el noviciado y la profesión religiosa, siguiendo los estudios y ordenándose sacerdote. Sus últimos votos los emitió en 1915. Estuvo en Veruela, Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca, y por fin fue prepósito de la Casa Profesa de la Compañía en Valencia, y operario en la misma casa, sobresaliendo por su trabajo apostólico. 
Llegada la República y disuelta la Compañía, la comunidad se dividió en dos grupos o «caetus», a los que el P. Hernández dirigió y apoyó con toda diligencia, dedicándose como sacerdote principalmente al ministerio del confesionario y la dirección espiritual. 
Tras el 18 de julio de 1936 pasó de un refugio a otro porque era expresamente buscado, hasta que a comienzos de septiembre fue encarcelado. Procuró dar ánimo y consolar a los demás sacerdotes presos con él. El 29 de septiembre de 1936 fue llevado al Picadero de Paterna y allí fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.

José Casas Ros. Beato. (1916-1936). 
Nació en Ordal (Barcelona). En el año 1928 ingresó en el Seminario Conciliar de Barcelona. Era todavía alumno del seminario cuando la persecución religiosa lo sorprendió mientras estaba de vacaciones en casa de sus padres en San Esteban de Ordal. Allí fue arrestado por los milicianos el 27 de septiembre de 1936 y conducido a Vilafranca del Penedés (Barcelona). Al día siguiente, sin proceso alguno y por no renunciar a su fe a cambio de la libertad, fue asesinado en la plaza de Moià (Barcelona), junto con su primo, el Carmelita Descalzo el beato fray Joaquín de San José. 
Los cuerpos de los dos fueron sepultados en el cementerio de Moià el día 29 de septiembre. El 24 de mayo de 1945 fueron exhumados y los restos de José Casas Ros fueron trasladados al cementerio de su pueblo natal y los de su primo al cementerio de Badalona. 

José Villanova Tormo. Beato. (1902-1936). 
Nació en Turís, Valencia. Hizo el noviciado en Carabanchel Alto, donde profesó como salesiano en 1920. El presbiterado lo recibió en Madrid en 1929. Su ministerio sacerdotal lo ejerció en el colegio de Salamanca hasta que, en 1933, fue destinado al colegio San Miguel Arcángel del madrileño Paseo de Extremadura. Si bien don José era buen predicador, su apostolado lo ejerció, sobre todo, en la docencia; en él encontraron los alumnos un buen profesor y un excelente consejero escolástico. Sabía exigir con suavidad. Supo también inculcarles la devoción a la Virgen.
Al arreciar la persecución era consejero escolástico en el colegio madrileño. Se ignora dónde fue cuando se marchó de allí el 19 de julio. Una familia conocida –la familia Merlín- que residía en la calle Fuentes, 5, le acogió desde principios de agosto hasta el 29 de septiembre de 1936, fecha de su martirio, distinguiéndose por su ejemplaridad, su oración y su serenidad en no esconder su condición sacerdotal. En la mañana del día 29, dos milicianos, armados, pertenecientes a la brigada de García Atadell, subieron hasta el piso y se lo llevaron detenido. Al día siguiente, su cadáver apareció en las afueras de Madrid. Los detenidos por dicha brigada eran conducidos a una checa instalada en un hotel de la calle Martínez de la Rosa, 1. Una vez juzgados, los condenados a muerte eran llevados en automóviles por los propios agentes de la brigada a la Ciudad Universitaria y otros lugares a las afueras de Madrid, donde eran asesinados. Así debió ocurrir con don José Villanova. Su nombre figura en la lista de fusilados por la citada brigada. 

Pablo Bori Puig y Vicente Sales Genovés. Beatos. M. 1936. 
Martirologio Romano: En Valencia siempre en España, beatos mártires Pablo Bori Puig, sacerdote, y Vicente Sales Genovés, religioso, de la Compañía de Jesús, que sostuvieron el glorioso combate por Cristo
En la ciudad de Valencia el día 29 de septiembre de 1936 fueron martirizados estos dos religiosos jesuitas, sacerdote el primero y hermano coadjutor el segundo. Ninguno había cometido otro crimen que el de ser religiosos. Fueron beatificados el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.

Pablo nació en Vilet de Maldá (Tarragona) en 1864. Después de estudiar en el seminario de Tarragona es ordenado sacerdote el 22 de septiembre de 1888, y pasados tres años en el ministerio parroquial, decide su vocación religiosa e ingresa en la Compañía de Jesús (1891) en la que hizo la última profesión religiosa en 1904. Estuvo destinado en las casas de Barcelona, Veruela y Gandía, ejerciendo con mucho celo su ministerio. Procurador del Sanatorio de Fontilles y espiritual de los jesuitas dispersos. Llegada la República y la expulsión de los jesuitas, se quedó a vivir en Valencia, dando ejercicios espirituales y haciendo cuanto bien podía. Llegada la revolución de julio de 1936 se refugió en el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados pasando por un anciano más. Pero denunciado por uno de los asilados fue sacado para el martirio.

Vicente nació en El Grao de Valencia en 1881. Ingresa en la Compañía en 1915 e hizo la profesión religiosa en calidad de hermano coadjutor. Sus últimos votos los hizo el año 1926.. Fue portero del Noviciado de Gandía, pasando luego a la casa profesa de Valencia. En esta ciudad fue arrestado y llevado a la muerte. A la hora de morir gritó vivas a Cristo Rey.

Santiago Mestre Iborra (Santiago de Rafelbuñol). Beato. (1909-1936). 
Martirologio Romano: En Gilet, cerca de la ciudad de Valencia, en España, beato Santiago Mestre Iborra, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que derramó su sangre por Cristo durante la persecución religiosa.
Nació en Rafelbuñol (Valencia) y fue fusilado en Gilet (Valencia). Profesó en la Orden Capuchina el 7 de junio de 1925 y cambió su nombre por el de fray Santiago de Rafelbuñol, y fue ordenado sacerdote en Roma el 26 de marzo de 1932. Obtuvo el grado de doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Ya en su Provincia, fue vicerrector del Seminario Seráfico de Massamagrell. 
Cuando hubo que cerrar el Seminario, se preocupó de poner a salvo a los seminaristas, y luego se refugió en su casa paterna de Rafelbuñol. El 26 de septiembre de 1936 fue arrestado. Se había presentado espontáneamente ante el Comité ofreciéndose a cambio de la libertad de sus ocho hermanos y su padre. En la cárcel oyó en confesión a todos. La noche del 28 al 29 fue fusilado junto con sus ocho hermanos y el padre. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por san Juan Pablo II.