Martirologio Romano: En Palestina, san Quiríaco, anacoreta, de vida austerísima que habitó en cuevas hasta casi nonagenario y fue ejemplo de anacoretas y defensor de la verdadera fe contra los errores de los origenistas.

En aquel entonces la vida de los monasterios era amenudo turbada por las divisiones y contrastes sobre las doctrinas teológicas todavía no esclarecidas por los Concilios. Quiriaco fue llamado a imponer su autoridad a los monjes que sostenían las teorías origenistas. Su biógrafo, Cirilo de Scitópolis, le visitó en el monasterio de Susakim y lo encontró en compañía de un león que vivía con él como si fuera su perro guardián. Murió en la laura de san Caritón en San Sabas a la edad de 108 años.
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