Santos Ampliado y Estaquis. s. I.
Pablo nombra a Ampliado, Urbano y Narciso en Rm 16, 8 ss. "Saludad a Ampliado, mi dilecto en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo... saludad a los de la casa de Narciso que son del Señor". La tradición griega dice que Ampliado era obispo y a los tres se les presenta como discípulos del Señor que predicaron el evangelio en los Balcanes junto a san Andrés. El Martirologio Romano añade: "fueron martirizados por los judíos y gentiles". Pero realmente lo que sabemos de ellos es lo que dice san Pablo.
Estaquis es el cristiano que san Pablo saludó llamándolo "mi querido" en Rm 16, 9. La tradición afirma que san Andrés le ordenó obispo de Bizancio.
San Epímaco de Pelusio. M. c. 250.
Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, san Epimáco de Pelusio, mártir, del cual cuenta la tradición que, en tiempo de la persecución bajo el emperador Decio, al ver como el prefecto obligaba a los cristianos a ofrecer sacrificios a los ídolos, intentó destruir el ara, siendo inmediatamente detenido, torturado y degollado.
Pelusium es una antigua ciudad egipcia, en al desembocadura del Nilo. Es una ciudad que fue cristiana desde tiempos inmemoriales. Llegan a Pelusio las noticias de las persecuciones que están teniendo lugar en Alejandría, y así bajó nuestro mártir a esta ciudad de Alejandría, «movido por un divino celo», nos dice la Passio. El elogio del Martirologio resume lo que podemos saber de su gesta: destruyó el ara de los dioses a los que se pretendía obligar a que los cristianos sacrificaran, y así se hizo él mismo acreedor del martirio.
Santos Nemesio y Lucila. M. c. 260.
La leyenda dice que era padre de Lucila que había nacido ciega, que pidió al papa san Esteban I que le diera la luz, esta luz fue el bautismo; aunque hay algún hagiógrafo que dice que fue bautizada por san Valentín. Padre e hija murieron decapitados durante el gobierno del emperador Valeriano, en la vía Apia. El padre fue ordenado diácono por el Papa.
San Quintín. M. 287-303.
Martirologio Romano: Cerca de la ciudad de Vermand, en la Galia Bélgica, san Quintín, mártir, del orden senatorial, que padeció por Cristo el tiempo del emperador Maximiano.
Era hijo de un senador y por tanto nadaba en riquezas y honores. Ver a los cristianos confesar su fe le movió el corazón y se convirtió. Pidió al Papa que le enviase a evangelizar las Galias. Fue nombrado obispo de Amiens. Será el apóstol de los veromandos, junto con san Luciano de Beauvais.
Murió mártir, decapitado, en la ciudad que hoy lleva su nombre: San Quintín; su cabeza fue arrojada al río Somme y después recobrada. Quién lo arrestó fue el célebre perseguidor san Riziovaro, prefecto militar del emperador Maximiano. Sobre su vida sabemos muy poco, y lo que hay es leyenda.
San Foilán. M. c. 655.
Martirologio Romano: Cerca de Fosses, en Brabante, de Austrasia, san Foilán, presbítero y abad, que, nacido en Hibernia y hermano y compañero de san Furseo, fue siempre fiel a la disciplina monástica de su patria, fundó monasterios dobles, de monjes y monjas, en Fosse y en Nivelles, y en un viaje entre los dos cayó en manos de malhechores, que lo asesinaron.
Hermano de santos Furseo y Ultán; junto a ellos dejó su nativa Irlanda y trabajó en Anglia oriental. Fue nombrado abad benedictino de Burghcastel, cerca de Yarmouth, pero este monasterio fue destruido por los mercios y se trasladó a Bélgica. Santa Ida de Nivelles les donó tierras en Fosses para fundar la abadía de Fosses, Bélgica. Foillano será el guía espiritual de Nivelles y evangelizador de Bravante. Fue decapitado por malhechores en el bosque de Seneffe mientras visitaba los monasterios y por ello es venerado como mártir.
San Antonino de Milán. M. 660.
Martirologio Romano: En Milán, de la Lombardía, san Antonino, obispo, que trabajó esforzadamente para acabar con la herejía arriana de los lombardos.
Arzobispo de Milán durante un año, trabajó mucho para hacer desaparecer la herejía arriana entre los lombardos. En el 1581 san Carlos Borromeo depuso sus reliquias en la iglesia de San Simpliciano.
Domingo Collins. Beato. (1566-1602).
Martirologio Romano: En Youghal, cerca de Cork, en Irlanda, beato Domingo Collins, religioso de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, después de estar encarcelado largo tiempo padeciendo interrogatorios y torturas, confesó constantemente su fe católica, consumando su martirio al ser ahorcado.
Nació en la ciudad de Youghal, del condado de Cork, en Irlanda. Tendría unos veinte años cuando partió para Francia. Allí decidió seguir la carrera militar, en la que tanto se distinguió que rápidamente es promovido al rango de capitán. En 1598 hace una nueva opción de vida ingresando en la Compañía de Jesús en Santiago de Compostela, donde pronuncia su profesión perpetua como Hermano Coadjutor. Vuelve a Irlanda en 1601, pero el 17 de junio de 1602 lo hacen prisionero los ingleses, que en vano forcejean por hacerle renegar de su fe. Condenado a muerte, fue ahorcado en Youghal, ciudad donde había nacido.
San Juan Pablo II lo beatificó, juntamente con otros dieciséis mártires irlandeses, el 27 de septiembre de 1992.
León Nowakowski. Beato. (1913-1939).
Martirologio Romano: En la localidad de Piotrkow Kujawski, en Polonia, beato León Nowakowski, presbítero y mártir, que, durante la ocupación militar de Polonia, por su fe fue fusilado a manos de un régimen contrario a Dios.
Nació en Byton (Cuiavia), Polonia. Estudió en el seminario diocesano de Wloclawek y fue ordenado sacerdote en 1937. Fue enviado a Roma para estudiar Teología en la Universidad Gregoriana, en la que se licenció y volvió a Polonia en 1939, para pasar sus vacaciones. Como el estallido de la guerra le impidió volver a Roma, se sumó al trabajo pastoral de su parroquia natal, y cuando el párroco fue arrestado el se hizo cargo de atender a los fieles. Pero ese mismo año él también fue arrestado y fue llevado con los demás detenidos del distrito de Nieszawa a la ciudad de Píotrków Kujawski, donde permaneció una semana detenido. Una noche fue sacado con otros siete sacerdotes y fusilado en las cercanías de la población. Sus cuerpos fueron sepultados en una fosa común, pero luego fueron rescatados y llevados al cementerio de la iglesia parroquial. Fue beatificado el 13 de junio de 1999 por el papa Juan Pablo II.
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