Martirologio Romano: En Acri, localidad de Calabria, beato Ángel de Acri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que viajó por todo el reino de Nápoles predicando la Palabra de Dios en un estilo adaptado a la gente sencilla.
Nació en Acri (Calabria). Dos veces entró en distintos conventos, pero las dos veces sentía que su vocación no era el claustro, hasta que a la tercera, terminó con los capuchinos. Pero también aquí continuaron las dudas, hasta que descubrió que su papel dentro de la Orden era la predicación, pero esta era barroca y florida. Se dice que una vez se aprendió de memoria el sermón de la Misa, con todas sus imágenes, hipérboles y florituras, pero al querer decir aquello, se quedó sin habla, ya que se le había olvidado todo. Se cubrió de ridículo y tuvo que regresar a su ciudad, donde le vinieron de nuevo las dudas sobre su vocación, que la creía equivocada, hasta que escuchó una voz que le dijo: "Tu predicarás, pero de forma simple sin artificios y sutilezas".
La oratoria espontánea de Ángel tuvo un gran éxito entre los campesinos. Y su fama de predicador se extendió a todos los niveles; el cardenal Pignatelli, le pidió que predicase en Nápoles, pero aquí entre la gente de ciudad, la iglesia se le fue quedando vacía, y su fracaso fue rotundo. A pesar de todo, el cardenal quiso que siguiera predicando según su forma espontánea hasta que los ricos aprendieron la verdad evangélica de sus palabras. Hablaba como le sugería el corazón, y la preparación en cada predicación era con oración y penitencia. Abandonó todos los tratados de elocuencia religiosa y conservó sólo el Evangelio, y para la meditación usó la cruz. Fue el impulsor de los calvarios en los cruces, con los símbolos de las tres cruces. Murió en Acri.
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