31 de agosto de 2015

San RAMÓN NONATO. (1200-1240).


Martirologio Romano: En Cardona, de Cataluña, san Ramón Nonato, que fue uno de los primeros socios de san Pedro Nolasco en la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, y es tradición que, por el nombre de Cristo, sufrió mucho para la redención de los cautivos.


Se llamaba "Nonato", porque nació en el mismo momento que su madre fallecía. Nació en Portell (Lérida) en el seno de una noble familia. Estaba emparentado con los vizcondes de Cardona; y desde muy joven eligió como madre a María. Su padre le envió a Barcelona para que estudiase y mantuviese relaciones con la burguesía de la ciudad. Pero en lugar de hacer amistad con ricos, se preocupó de los libros y de los pobres. Al enterarse su padre le mandó regresar a Portell y allí le encargó el cuidado de unas ovejas. 
Hacia el 1224 ingresó en la recién fundada Orden de la Merced en Barcelona y allí se entregó en hacer obras de caridad por las calles y en los domicilios particulares; fue ordenado sacerdote. Una antigua biografía nos lo describe así: "Era de caridad incandescente, que amaba las letras y aprovechaba mucho en ellas. De pueblo en pueblo iba llevando la Buena Nueva del Evangelio; todos los caballeros nobles le respetaban; todos los pobres le amaban y todos seguían sus huellas...". No coincidió con san Pedro Nolasco como algunos autores pretenden. Su nombre en los textos aparece como Ramón de Surróns o Ramón de Montfort.
 En 1226, pasó por primera vez a Argel; y al encontrarse con un prisionero que no podía rescatar por carencia de medios económicos, se quedó allí en vez de él, hasta que llegó la suma exigida. Tres viajes más hizo a África, con gran fruto en su predicación apostólica y con gran riesgo. En el último de 1236 volvió a quedarse como rehén, y fue azotado cruelmente y torturado por su predicación, de manera que su cuerpo quedó totalmente mutilado, se dice que le cerraron la boca con un candado. A su regreso a los 36 años, fue nombrado cardenal por el papa Gregorio IX, aunque el prefirió el retiro en su convento. Tenía un gran amor a la Eucaristía. Llamado por el Papa no sobrevivió a sus sufrimientos, y falleció en Cardona, diócesis de Solsona, apenas emprendido su viaje a Roma a causa de unas calenturas. Está sepultado en la ermita de Portell. Su culto fue confirmado por Alejandro VII en 1657. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. 

Santos JOSÉ DE ARIMATEA y NICODEMO. s. I.


Martirologio Romano: En Jerusalén, conmemoración de los santos José de Arimatea y Nicodemo, que recogieron el cuerpo de Jesús de la cruz, lo envolvieron en la sábana y lo depusieron en el sepulcro. José, noble decurión y discípulo del Señor, esperaba el reino de Dios; Nicodemo, fariseo y príncipe de los judíos, se fue una noche a ver a Jesús para interrogarlo sobre su misión y, delante de los sumos sacerdotes y los fariseos que querían arrestar al Señor, defendió su causa

José debía proceder de Arimatea, la antigua localidad de Ramé. Era "miembro importante del Sanedrín" (Mc 15,43), posiblemente porque era un hombre rico e influyente. Según los evangelistas: "Persona buena y honrada" (Lucas); "que aguardaba el reino de Dios" y que era "discípulo de Jesús" (Mateo); "pero clandestino, por miedo a las autoridades judías" (Juan), porque no estaba de acuerdo con el proceder del Sanedrín con respecto a Jesús y su proceso. 
Según Marcos: "tuvo el coraje de pedir el cuerpo de Jesús". Pidió permiso a Pilatos para descolgar a Jesús y enterrarlo, embalsamó su cuerpo. Según Juan “Fue, pues, y se llevó el cuerpo. Fue también Nicodemo -el que antes había ido de noche a ver a Jesús- llevando, una mezcla de mirra y aloe, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, lo envolvieron en vendas con los perfumes como es costumbre enterrar a los judíos” (Jn 19, 39-40). 
Depositó el cuerpo de Jesús, en un sepulcro de su propiedad “en el que todavía no había sido colocado nadie” (Jn 19, 41-42). Su vida está rodeada de la leyenda, es conocida aquella que se le relaciona con la diócesis de Gastonbury en Inglaterra, ya que según una leyenda tardía y sin fundamento histórico, se habría embarcado con María Magdalena y Lázaro, y habrían llegado a Marsella para evangelizar Gran Bretaña.  

Nicodemo fariseo y doctor en Israel, que por la noche fue a buscar a Jesús, en Jerusalén, después de cenar y estuvieron hablando hasta hora avanzada. (Jn 3, 1-21) “Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él”. 
Con motivo de las fiestas de los tabernáculos, los sumos sacerdotes y los fariseos ordenaron prender a Jesús, pero Nicodemo les dijo que la ley de Moisés prohibía condenar a un hombre sin escucharlo y sin conocer lo que hacía (Jn 7, 51). Compartió con José de Arimatea el privilegio de enterrar a Jesús, y aportó para el sepelio unas cien libras de mirra y áloe (Jn 19, 39). 
Algunos tratados talmúdicos hablan de él: nos relatan que era galileo de origen, acomodado, generoso y piadoso ciudadano de Jerusalén quien, en una fiesta con gran afluencia de peregrinos, ante la falta de agua se las ingenió para abastecer a todos, con un desenlace milagroso. Fue uno de los tres ciudadanos más ricos que se ofreció a avituallar Jerusalén asediada y hambrienta. La caída de la ciudad en el año 70, arruinó por completo su fortuna, hasta el punto que se vio a su hija hurgar entre el estiercol de los caballos buscando granos de cebada. 
En la literatura apócrifa de las “Memorias y el Evangelio Árabe Apócrifo”, se dice que fue consejero de Pilato, y que abogó ante él para salvar a Jesús. También se constituyó en mensajero y discípulo de Jesús, para la conversión del pueblo de Israel. La leyenda le hizo mártir en Jerusalén junto con san Esteban “Protomártir”, porque parece que un 3 de Agosto encontraron su cuerpo, junto con el de santos Gamaliel y Abibas.

San ARÍSTIDES. M. 161 o 150.


Martirologio Romano: Atenas, san Aristídes, filósofo, notabilísimo por su fe y por su ciencia, que dedicó algunos de sus libros sobre la religión cristiana al emperador Adriano.

Profesor de Filosofía en la facultad de Atenas; se convirtió al cristianismo. Siendo cristiano, se dedicó con ahínco al estudio de la Filosofía; un estudio que lleva a la admiración de todo cuanto ha creado Dios. Las persecuciones contra los cristianos fueron el motivo que le impulsó a escribir uno de los tratados apologéticos más célebres en la historia de la Iglesia. "También yo, filosofo griego, soy cristiano, porque la doctrina cristiana no es una aberración, como falsamente se te ha presentado. Es una religión verdadera en su esencia, buena en su aplicación, útil en sus efectos". El texto que hacía mucho tiempo que se había perdido ha sido encontrado en sirio, armenio y griego.
Tanta era su fama que incluso tuvo que presentar sus escritos al emperador Adriano. Para llegar a Roma tuvo que atravesar muchos países. Se detuvo en Atenas, en donde tuvo ocasión para escribir y atacar el fundamentalismo religioso de los paganos.
 El emperador, al leer sus argumentaciones y defensas de los cristianos, se conmovió y ya no dejaría que los creyentes en Cristo fueran perseguidos ni en Occidente ni en Oriente. Comenzaron por sentir admiración por su “Apología” el propio san Jerónimo y Eusebio de Cesarea. La “Apología” son 17 capítulos en los que expone las cuatro religiones: la bárbara, la griega, la judía y la cristiana.

San AIDANO DE LINDISFARNE. M. 651.


Martirologio Romano: En Lindisfarne, de Northumberland, san Aidano, obispo y abad, varón de suma mansedumbre, piedad y recto gobierno, que, llamado del monasterio de Iona por el rey Oswaldo, estableció allí su sede episcopal y un monasterio, para dedicarse con eficacia a la evangelización de aquel reino

Oriundo de Irlanda. Abrazó la vida religiosa en el monasterio de Iona, donde no enseñó nada que no viviese antes. Los caminos los hizo a pie para poder hablar con las personas con las que se iba encontrando y poder evangelizarlas. Fue muy generoso y todo lo que poseía lo entregaba al más necesitado. Pasó a Inglaterra con otros monjes para colaborar con san Oswaldo, rey de Northumbría, en la evangelización de los sajones, que le entregó las islas de Lindisfarne y la de Farne, situadas al sur. Estableció su sede en Lindisfarne, abadía de la que fue fundador (635) (la isla santa), que gobernó como abad y obispo de Northumbría; su diócesis se extendía desde la parte norte desde Tyne al estuario de Edimburgo, y todas las iglesias que se edificaron tuvieron su origen en el episcopado de Aidán, como lo tuvieron también algunas de los que habitaban en la parte sur del mismo reino desde Tyne a Humber. La sede de York había estado vacante durante 20 años, desde que la fundara san Paulino. 
Aidán gobernó todas las iglesias de Northumbría durante 17 años. Según Beda, se distinguió por su celo apostólico, su caridad y su sabiduría, creando, durante los 18 años de su episcopado escuelas, iglesias y monasterios. A través de sus acciones mostró que ni buscaba ni amaba las cosas del mundo: los presentes que le hacía el rey, o cualquier otro hombre rico, los distribuía entre los pobres o los utilizaba en redimir cautivos. Raramente se sentaba a la mesa del rey, y nunca sin llevar con él a alguno de su clero, y siempre después de un ligero refrigerio se apresuraba a leer o rezar en la iglesia o en la celda. Mantuvo excelentes relaciones con el sucesor del rey san Oswaldo, san Oswino. Murió en Bambourough. 

Beato ANDRÉS DOTTI DE BORGO SANSEPOLCRO. (1256-1315).


Martirologio Romano: En el desierto de Vallucola, en la Toscana, beato Andrés Dotti, presbítero de la Orden de los Siervos de María, entregado a las austeridades y a la contemplación.

Nació en Borgo Sansepolcro (Toscana). Pertenecía a una familia noble, siendo hermano del Conde Dotto Dotti. Criado para ser militar, llegó al grado de capitán de arqueros de la guardia de Felipe el el Hermoso. Andrés creció como muchos otros  nobles de su tiempo, pero siempre se distinguió por su gran piedad tanto como por su valentía en la batalla.  
En  1278, oyendo un sermón de san Felipe Benizzi en la apertura del Capítulo general de su Orden en Borgo, se sintió tan conmovido, por la elocuencia y santidad del predicador, que inmediatamente solicitó ser admitido en la Orden de los Servitas. Fue recibido por el General, y como consecuencia de su piedad y brillantes cualidades, poco después fue ordenado sacerdote.  
Sobresalió principalmente predicando y confesando, y también desempeñó varios cargos importantes en la Orden. Debido a su celo y caridad, ganó para la Orden a gran número de eremitas que vivían en Vallucola. Tuvo varias visiones, y llevó a cabo muchos auténticos milagros. Después de largos años de predicación, se retiró a la soledad de una ermita en Montevecchio, donde finalmente entregó su alma al Señor. Fue enterrado en una iglesia de su ciudad natal. En 1806, el Papa Pío VII, aprobó el antiguo culto.

Beatos EDMIGIO PRIMO RODRÍGUEZ, AMALIO ZARIQUIEGUI MENDOZA y VALERIO BERNARDO HERRERO MARTÍNEZ. M.1936.


Martirologio Romano: En Almería en España, beatos Edmigio (Isidoro) Primo Rodríguez, Amalio (Justo) Zariquiegui Mendoza y Valerio Bernardo (Marciano) Herrero Martínez, mártires, que, hermanos de las Escuelas Cristianas, durante la persecución fueron ejecutados por odio a la fe

Edmigio Primo Rodríguez se llamaba Isidoro. Había nacido en Adalia, en Valladolid, en 1881. Estuvo como huérfano en el centro de La Santa Espina, en los montes Torozos. Ingresó en la casa de formación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de Bujedo, cerca de Burgos, en 1898. En los centros en que enseñó se hizo querer profundamente por su carácter dulce, bondadoso y el interés por los alumnos. Trabajó en Santander, en Madrid, en Melilla. Llevaba tres años en Almería y se había ganado el corazón de todos. Tenía 55 años al morir.

Amalio Zariquiegui Mendoza se llamaba, en el siglo, Justo. Había nacido en 1886 en Salinas de Oro, Navarra. Ingresó en la casa de formación de los Hermanos de La Salle de Bujedo en 1901. Al terminar la formación enseñó en tres localidades de Santander y luego en Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, en Jerez, en Madrid y desde 1930 en Almería. Quería a los escolares con delirio. Se preocupaba de manera especial por los más necesitados. Tenía al morir 50 años.

Valerio Bernardo Herrero Martínez tenía por nombre Marciano. Nació en Porquera de los Infantes, Palencia en 1909. Se formó en la casa de los Hermanos de las Escuelas Cristianos de Bujedo desde 1923 y luego en Griñón, cerca de Madrid. Había ejercido el apostolado educador en Jerez, en Sanlúcar de Barrameda y desde 1933 en Almería. Era serio, muy responsable, buen profesor. Tenía 27 años al morir.
Este grupo de religiosos lasalianos (Hermanos de las Escuelas Cristianas) sufrieron el martirio a lo largo de varios días (ver 8 y 13 de septiembre), y fueron beatificados el 10 de octubre de 1993 por san Juan Pablo II.

Beato PEDRO TARRÉS CLARET. (1905-1950).


Martirologio Romano: En Barcelona, España, beato Pedro Tarrés Claret, presbítero.

Nació en Manresa, (Barcelona), en el seno de una familia de trabajadores. Durante sus estudios de Medicina en la universidad de Barcelona, gracias a una beca, concedida por unos médicos que lo estimaban mucho, fue miembro de la “Federació Jovens Cristians” perteneciente a la Acción Católica. Para Pedro el secreto de la vida espiritual de los militantes estaba en la devoción eucarística y el amor a María. En 1925 murió su padre y poco tiempo despué, su madre sufrió un accidente que la dejó inválida. En 1927, estando en Monistrol de Calders, hizo voto de castidad. Se estableció definitivamente en Barcelona. Promovió la fundación del sanatorio de Nuestra Señora de la Merced, junto con el doctor Gerardo Manresa, para ayuda a enfermos tuberculosos, y por su apostolado y bondad se granjeó gran fama en Barcelona. 
Al estallar la guerra civil, en 1936, se encontraba en el monasterio de Montserrat, consiguió que la Generalitat tutelase la integridad del monasterio del ataque de los anarquistas. Se refugió en Barcelona, llevando la comunión a escondidas a los perseguidos por los milicianos rojos y logró escapar de la persecución. En 1938 fue obligado a enrolarse en el ejército republicano como médico. Gracias a su entrega con los soldados consiguió el grado de capitán. Terminada la guerra fue ayudante de cátedra en Universidad de Barcelona. 
Al término de la guerra fue ordenado sacerdote en 1942. Asumío el siguiente compromiso: “Un solo propósito, Señor: sacerdote santo, cueste lo que cueste”. En 1943, estudió en la universidad pontificia de Salamanca, donde se licenció en Teología. A su retorno a Barcelona fue nombrado en varios cargos pastorales con los jóvenes de Acción Católica y capellán de la comunidad y colegio de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón.
En las distintas obras apostólicas que le encargaron no le faltaron dificultades que le hicieron sufrir, pero él supo responder con actitudes evangélicas de caridad, prudencia y fortaleza sembrando desde la cruz la tierra de su apostolado. Su labor fue en la Acción Católica, profesor de Moral y confesor en el seminario y en varias comunidades religiosas; en todas dejó una estela de caridad, prudencia y fortaleza evangélicas. En 1950 le realizaron una biopsia cuyo diagnótico fue linfosarcoma linfobiástico. Tarrés vivió su enfermedad con un total abandono en Dios y ofreciendo su vida por la santificación de los sacerdotes. Murió en la clínica que había fundado en Barcelona. Sus restos reposan en la iglesia parroquial de San Vicente de Sarriá. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 5 de septiembre de 2004. 

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santos Cesidio y compañeros. s. III. 
Según las poco fiables Actas de san Rufino, se dice que Cesidio era hijo de Rufino y que fue martirizado junto a un grupo de cristianos en Trasacco en el lago Fucino cerca de Roma, durante la persecución de Maximino; otros autores dicen que murieron en los Abruzos. 
Según una antigua passio, se relata que en la ciudad de Amaria (en el Ponto), durante el imperio de Domnino (según otras fuentes Maximino), comenzó una persecución contra los cristianos; Rufino y Cesidio, su hijo, fueron descubiertos y encarcelados, fueron sometidos a tormento por el procónsul Andrés, que también les envió a la cárcel a dos meretrices para tentarlos, pero superaron todas las pruebas, obtuvieron la conversión de muchos paganos, incluído el mismo Andrés. 
Cuando fueron liberados los dos se trasladaron a Italia, en la región de los Marsi, haciendo apostolado; después de un tiempo Rufino se marchó a Asís, mientras su hijo permaneció en Trasacco. Después de diversos sucesos, Rufino fue el primer obispo de Asís y hoy patrón de la ciudad y allí fue martirizado. Cesidio consiguió llevar el cuerpo de su padre a Trasacco, esto hizo que lo condenaran a muerte; fue ejecutado mientras celebraba la misa junto a santos Plácido y Eutiquio

San Paulino de Tréveris. M. 358. 
Martirologio Romano: En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Paulino, obispo y mártir, que en tiempo de la herejía arriana fue el verdadero heraldo de la verdad y durante el Sínodo de Arlés, convocado por el emperador arriano Constancio, ni amenazas ni adulaciones pudieron llevarle a condenar a san Atanasio y apartarse de la recta fe, por lo que fue desterrado a Frigia, donde acabó su martirio, pasados cinco años.
Nació en Gascuña en el seno de una noble familia de Aquitania. Era todavía muy joven cuando se trasladó a Tréveris acompañando a san Maximino a Tréveris, y en el 349 le sucedió como obispo. Como su predecesor defendio la fe de Nicea. 
Fue un valeroso defensor de san Atanasio de Alejandría en el concilio de Arlés (353) tal y como lo había hecho san Maximino, convocado por el emperador filoarriano Constanzo II, donde ni las amenazas ni las adulaciones lograron que condenase a Atanasio ni se desviase de la ortodoxia de la fe, y por esto fue exiliado a Frigia. Murió en el exilio, y por ello está considerado como mártir. Treinta años más tarde sus restos fueron reexhumados, por algunos habitantes de Tréveris, trasladándolos a su patria. 

Santo Dominguito del Val. (1243-1250). 
Natural de Zaragoza era hijo de Sancho del Val, bretón y notario y de la zaragozana Isabel Sancho. Era monaguillo cantor de la seo de Zaragoza. Tenía 7 años. Su vida transcurría entre la seo y la casa; quería ser sacerdote. Parece ser, y está documentado históricamente, en en aquellos tiempos, ciertos judíos de Zaragoza, tenían la costumbre de rememorar la Pasión de Cristo, con niños cristianos a los que secuestraban y asesinaban o con imágenes de cera. 
Un día, próximo al Viernes Santo, se dio la orden de apresar a un niño cristiano y así, cuando Dominguito cruzaba por el barrio judío, fue apresado por un grupo de hebreos mandados por el usurero Moisés Albayucet. Por la noche fue trasladado a la casa del rabino. Mientras tanto, el monaguillo se agarraba al crucifijo que llevaba al cuello. Le mandaron pisar el crucifijo. Se negó y por eso fue crucificado en la pared, y después degollado, tirando su cabeza y cuerpo al río Ebro. Diversas señales señalaron el lugar de su reposo, y desde un principio se le consideró mártir y santo. Moisés Albayucet, antes de ser ahorcado, pidió perdón, y fue bautizado. Dominguito está enterrado en la seo de Zaragoza.  

Benito de Arezzo. Beato. (c. 1190 - 1282). Franciscano. (Ver) F. 3 de Marzo. 

30 de agosto de 2015

San PAMMAQUIO. (c.340 - 410).



Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Pammaquio (Palmaquio o Panmaquio), senador, notable por su preparación en lo relativo a la fe y por su generosidad hacia los pobres. Por su piedad para con Dios fue fundado el título en el monte Celio.




Era miembro del senado, inmensamente rico, con grandes propiedades al norte de África, primo de santa Marcela de Roma, y condiscípulo de san Jerónimo. Las relaciones entre los dos se enfriaron, cuando el círculo de damas que oían a san Jerónimo, comenzaron a vivir una vida más rigurosa, a Pammaquio aquello le parecía exagerado, y cuando aquellas damas le siguen en su destierro, pensó que todo aquello es una locura. 
Se casó con la hija de santa Paula de Roma, Paulina; y cuando unos años después murió de sobreparto, en el 395, el viudo recibió dos cartas de pésame de san Paulino de Nola y de Jerónimo que le dijo: "me entero de que has edificado en el puerto romano un albergue para forasteros ....pero por el paterno amor que te amo... no se trata de ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa, si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo... ora leas, ora escribas, ora estés despierto, ora duermas, que resuene siempre en tus oídos la trompeta del amor"; luego añadirá: "Mirad a Pammaquio, este santo, y al sacerdote Paulino -el de Nola-, de la fe ardiente: no se han contentado de dar a Dios su dinero, sino que se han donado a sí mismos". 
San Paulino de Nola le escribió al respecto: «Vuestra esposa es ahora vuestro abogado ante Jesucristo y vuestra garantía de salvación. Ella os obtendrá tantas bendiciones del cielo cuantos tesoros le habéis ofrecido vos en la tierra, ya que no os contentáis con llorarla inútilmente, sino que la hacéis participar de vuestros actos de caridad. Con vuestras virtudes honráis a vuestra esposa y, cuando dais de comer a los pobres, le dais de comer a ella...».  
Se hizo monje y edificó en Ostia un albergue, este albergue era un hospital que había construido, junto con santa Fabiola, imitando uno que había hecho san Paulino. Se encargaban con frecuencia de atender personalmente a sus huéspedes. Al consagrarse al socorro de los necesitados, san Pammaquio no hacía más que seguir las huellas de su esposa. San Jerónimo decía que los ciegos, los baldados y los indigentes eran los herederos de la mujer de san Pammaquio. Aunque éste no iba en busca de los miserables, ellos acudían espontáneamente, sabiendo que no les cerraría las puertas.
Fue un experto en cuestiones doctrinales, y tuvo muchos contactos con el Papa que buscaba sus consejos. San Pammaquio sufrió mucho por la acritud de la controversia que san Jerónimo sostuvo con Rufino. Además de aconsejar a san Jerónimo que tradujese el "De principiis" de Orígenes, le ayudó mucho en sus escritos controversísticos, aunque no consiguió moderar la violencia de lenguaje de la mayoría de ellos. El santo escribió también a las personas que vivían en sus posesiones de Numidia, exhortándolas a renunciar al cisma donatista y a volver al seno de la Iglesia. San Agustín de Hipona le dio por ello las gracias en una carta, el año 401.
Pudo ser obispo, si hubiera ambicionado este honor. Jerónimo le escribió de nuevo: "Siento decir que te has conquistado las simpatías de la ciudad; siento decir que el Pontífice y el pueblo están de acuerdo en quererte. Pero lo importante no es ser obispo, sino merecer serlo". Pammaquio tenía una iglesia en su casa de la colina Coeli, llamada «titulus Pammachii», en el sitio que ocupa actualmente la iglesia de San Juan y San Pablo de los pasionistas. Murió cuando los visigodos de Alarico saquearon Roma, pero desde hacía tiempo lo había repartido todos sus bienes entre los pobres.  

San FIACRO DE BRIE. (610 - c. 670).


Martirologio Romano: En Breuil, también en el territorio de Meaux, san Fiacrio, eremita, que, oriundo de Irlanda, llevó una vida solitaria.

Anacoreta irlandés, que se expatrió a Francia, como una forma de hacer penitencia. Junto a su eremitorio, cuyos terrenos se los donó san Farón, obispo de Meaux, erigió un hospital para peregrinos y fundó la abadía de Breuil. Después de su muerte, el  lugar fue un monasterio, que luego se convirtió en un pueblo: Saint-Fiacre-en Brie, cerca de Meaux. La tradición narra que el obispo le habría donado tanto terreno cuanto él pudiera circunscribir en una jornada de trabajo. Otras fuentes dicen que el terreno estaba en un bosque, y que a la llegada de Fiacro todas las plantas florecieron.
Recibió las órdenes sagradas de manos de san Gislenio. Conforme señala la leyenda, tuvo una destreza excepcional en la obtención de apetitosas hortalizas y primorosas flores, cultivadas en su huerta. Una mujer llamada Houpdée, llevada por la envidia al observar los logros obtenidos por Fiacro, no vaciló en acusarle de dedicarse a la hechicería, y san Farón se ocupó del caso, ante quien no tuvo problemas para justificarse. Se dice que Fiacro, durante varios días, permaneció sentado sobre una gran piedra que había frente a la iglesia esperando ser atendido por su superior, piedra que al cabo de un tiempo se reblandeció conservando la huella de los glúteos del santo. A partir de entonces, la leyenda asegura que todo hemorroidario que se ubique sobre la piedra resultará curado de su mal, siempre y cuando no le abandone la fe. Los restos mortales de san Fiacro se conservaron en la capilla del monasterio de St-Fiacre-en-Brie hasta 1568, cuando fueron transferidos a la catedral de Méaux, donde se resguardan hasta el día de hoy.
Durante la Edad Media y Edad Moderna, su popularidad alcanzó grandes cotas, de manera que la reina Ana de Austria, imploró sobre su tumba la protección del delfín Luis XIV, ya que ostentaba el patronazgo contra ciertas enfermedades como las fístulas, hemorroides, sífilis... Sobre todo es conocido porque es el patrón de los jardineros y hortelanos. 

San FANTINO "el Joven”. (927 - c. 1000).


Martirologio Romano: En Tesalónica, de Macedonia, san Fantino, apellidado el Joven, eremita, que se consumó por Cristo con vigilia y trabajos.

Nació en una localidad de Calabria "muy cercana a Sicilia", en el seno de una familia de ricos terratenientes. Según la costumbre de la época el niño fue ofrecido al Señor en la iglesia de San Fantino "el Viejo" y con ocho años fue confiado a san Elías "el Joven" en la gruta de Melicuccà para que fuera conducido a la vida monástica. Después de cinco años de aprendizaje con san Elías, recibió el hábito de novicio basilio y permanecio en Melicuccà durante 20 años, hasta la muerte del santo, desempeñando el oficio de cocinero y luego el de custodio de la iglesia.
Se trasladó a la región del Mercurión donde vivió 18 años como eremita dedicándose a la oración y a la penitencia, luchando contra las frecuentes insidias del Mal. Después del largo tiempo pasado en soledad regresó a la vida cenobítica y fundó un monasterio femenino en el que fueron acogidas su madre y su hermana Catalina. Siguió la fundación de monasterios masculinos, en uno de los cuales fueron acogidos su padre y su hermano Lucas y Cosme. 
Deseando vivamente regresar a la vida eremítica dejó a su hermano Lucas la dirección del monasterio más grande y se retiró a un lugar solitario y salvaje. Desde su retiro de vez en cuando iba a visitar a sus nuevos discípulos, entre los que se encontraban los monjes: Juan, Zacarías, Nicodemo y Nilo, y transcurría parte de su tiempo transcribiendo códices. Retomó la vida cenobítica y continuó con su vida de penitencia. Tuvo dones taumatúrgicos y místicos. 
Fantino, "porque le llegaban continuamente gente en masa, como si fuera un enjambre, y no le permitían gozar sin molestarle el bien de la soledad", marchó al santuario de San Michele en Gargano. Una noche, después de la recitación del Oficio Divino, tuvo una terrible visión que no quiso comunicar a sus monjes porque eran "cosas absolutamente indescriptibles". Después "se quitó el sayo y marchó desnudo por los montes", donde estuvo sin comer ni beber durante 20 días seguidos. Así siguió viviendo en soledad y penitencia durante cuatro años, hasta que los monjes le obligaron a regresar. 
En el monasterio fue visitado por san Nilo de Rossano, al que le contó que había tenido una visión de ángeles resplandecientes y de demonios, que lo llenaron de temor y horror. Después fue transportando a una región de resplandeciente luz, en la que oyó un himno inefable, y vio un fuego extraordinario que lo lleno de "divino furor". Luego tuvo una visión del infierno, "lugar lleno de humo maloliente, sin luz", lleno de condenados que "suspiraban desde lo hondo con infinitos lamentos". Luego fue transportado a "un lugar resplandeciente y eterno" y tuvo la visión de los beatos y se encontró con sus padres. Al volver en sí, el santo concibió "un total desprecio por las cosas del mundo".
Entre san Nilo y Fantino hubo una gran amistad, inspirada en la santidad y en la caridad fraterna. Entre ellos se realizaron algunos milagros. Un día le comunicó a san Nilo una visión que tuvo de la destrucción del monasterio por los sarracenos, como así ocurrió. Nuestro santo, respondiendo a una inspiración, dejó Calabria, y con 60 años, con sus discípulos Vital y Nicéforo, se embarco hacia Grecia. En el trayecto realizó algún milagro. Marchó a Atenas para visitar el templo de la Madre de Dios y después marchó a Larissa, donde estuvo largo tiempo junto el sepulcro de san Aquiles "el Taumaturgo". Luego se trasladó a Tesalónica y durante cuatro meses habitó en el monasterio de San Menas. Dejó este cenobio y se fue a vivir fuera de los muros de la ciudad. En Tesalónica realizó también milagros y grandes obras de caridad, y tuvo un encuentro con los monjes de Athos: san Atanasio y Pablo, que iluminaban "las soledades como un faro". Llegado al fin de sus días, fue visitado por los monjes Simón y Focio a los que reveló que Pedro Sclero estaba escribiendo un libro para apropiarse de la autoridad con la rebelión, ignorando el fin de éste. Fantino murió después de abrazar y bendecir a los monjes que lo asistían y fue sepultado con gran solemnidad en el lugar que había elegido.

San PEDRO DE TREVI. M. c. 1050.


Martirologio Romano: En Trevi, en el Lacio, san Pedro, que, a pesar de ser analfabeto, practicó en la soledad la sabiduría evangélica.

Nació en Rocca di Botte, junto a  Carsoli en los Abruzzos. Vivió en su pueblo hasta que tuvo que abandonarlo por culpa de un matrimonio, preparado por sus padres, al que no quería someterse. Se marchó a Tívoli donde estudió en la escuela de un tal Cleto. Su maestro cuando observó que había alcanzado la adecuada preparación, lo presentó al obispo de Tívoli, Gregorio, el cual le confirió la tonsura, una cruz de hierro y la misión de predicar la religión entre los habitantes de varios pueblos de la diócesis.
Regresó a Rocca di Botte y, en los dos años sucesivos, predicó allí y en las localidades vecinas, como Carsoli, Vallinfreda, Tufo, Cervara, Poggio Cinolfo... después tuvo una visión en la que se le aparecieron Cristo y María que le pidieron que llevara más allá su palabra.
Llevó su apostolado a Subiaco, donde vivió cinco meses como huesped de la iglesia de San Abundio, hoy catedral del lugar; de Subiaco subió por la rivera del rio Aniene, y llegó a la antigua diócesis de Trevi, después suprimida en 1059-61, donde vivió en un tugurio situado debajo de una escalera de piedra y de allí continuó su misión de apóstol itinerante. Murió todavía joven en Trevi.
En el 1215 fue proclamado santo por el obispo de Anagni con la autoridad del papa Inocencio III. El centro del culto al santo está en Trevi, donde el cuerpo se conserva en la Colegiata, y de cuya ciudad es protector; sus reliquias se esparcieron por todos los pueblos donde mayormente se movió, comenzando por Rocca di Botte. 

San ERO DE ARMENTEIRA. M. 1176.


Su vida es una leyenda contada por el rey Alfonso X el Sabio en las “Cantigas de Santa María”. Se dice que nació en la comarca de Salnés, Galicia. En 1151 fundó la abadía cisterciense de Armenteira del que fue su primer abad durante 26 años, primero bajo la observancia benedictina y después del cister. Tuvo fama de taumaturgo. 
El abad don Ero era muy devoto de la Virgen Santa María y acostumbraba a pedirle en sus rezos que le mostrase el bien que el Paraíso tiene para aquellos que por su piedad y devoción, así como por su rectitud en la vida, son merecedores de él. Y dice la leyenda que acostumbraba a salir el piadoso y buen abad algunos días para solazarse un poco caminando por el bosque que había en el declive del monte Castrove, próximo al monasterio por él fundado. Ero entró un día en una huerta a la cual iba muchas veces, y en ella encontró una fuente de agua clara y murmurante que parecía ofrecerle un apacible reposo a la sombra de un frondoso árbol. Cerró los ojos beatíficamente el anciano abad, pues había recorrido ya muchos años después de ser elegido; y como es costumbre, rogó a Nuestra Señora: “¡Oh, Virgen! ¿Qué será el Paraíso? ¿Y no podría verlo antes de salir de aquí, yo que te lo he rogado?”. Entonces, en el árbol bajo cuyas ramas frondosas descansaba el santo Ero comenzó a cantar un pajarillo. Y el canto del pajarillo era de sonido tan agradable y armonioso, que el anciano monje se olvidó del tiempo que pasaba y se quedó allí sentado sobre la blanda hierba, al pie de la fuente que susurraba, escuchando embelesado aquel canto y aquella armonía. Y así pasó sin darse cuenta trescientos años, pareciéndole que no había estado sino muy poco tiempo.
Los monjes fueron a buscarle, y pensaron que había muerto. Después de levantarse el anciano abad, se encaminó hacia el monasterio; pero, al llegar, se encontró con un gran pórtico que nunca había visto, y dijo: “¡Ay, santa María me valga! ¡Éste no es mi monasterio!”. Con todo, entró en él y los monjes al verle sintieron gran pavor; y el prior le preguntó: “Amigo, ¿Quién sois vos? ¿Qué buscáis aquí?”. Cuando supieron lo que a don Ero le había acontecido, el abad y los monjes todos, exclamaron asombrados: “¡Nunca tan gran maravilla/ como Deus por este fez/ polo rogo de sa madre/ Virgen santa de gran prez!”. Nuestro santo murió en aquel instante.

Santa MARGARITA WARD y beatos compañeros. M. 1588.


Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, santa Margarita Ward, mártir, que, casada, fue condenada a muerte bajo la reina Isabel I por ayudar a un sacerdote y acogió con ánimo alegre el martirio del ahorcamiento en Tyburn. En el mismo lugar, sufrieron juntos a ella el martirio los beatos Ricardo Leigh, sacerdote, y los laicos Eduardo Shelley y Ricardo Martin, ingleses, Juan Roche, irlandés, y Ricardo Flower, galés, el primero por ser sacerdote, los otros por dar hospitalidad a los sacerdotes

Noble dama de Congleton en Cheshire. Se hallaba en Londres como dama de compañía de la señora Whitall. Era católica convencida y no dudó en ayudar lo que podía a la causa de los misioneros. Fue detenida por sacar de la cárcel al sacerdote Guillermo Watson, que se estaba volviendo loco por los sufrimientos que padecía en la cárcel de Bridewell. Consiguió la confianza del carcelero, y pudo introducir una cuerda para que huyera el sacerdote, y puesta de acuerdo con el barquero Juan Roche, el padre Guillermo pudo huir, pero al ser la cuerda demasiado corta, hizo ruido y alertó al carcelero, que al ver la cuerda sospechó de Margarita y por ello fue encarcelada. Cargada de cadenas fue apaledada y colgada de las muñecas, sin apoyo en el suelo, tormento que la dejó manca. En 1588, fue llevada al tribunal de Newgate y reconoció que había ayudado a huir al sacerdote, y para que revelara el escondite del sacerdote fue torturada, pero no consiguieron nada. Se le ofreció la libertad si renegaba al catolicismo y pedía perdón a la reina, a lo que se negó también por causa de su conciencia. Fue ahorcada y descuartizada en Tyburn, Londres, por haber salvado a un sacerdote. Aceptó el martirio con ánimo alegre. Con ella fueron martirizados los beatos Ricardo Leigh, sacerdote, y los laicos Eduardo Shelley y Ricardo Martin, ingleses, Juan Roche, irlandés, y Ricardo Flower galés.
Todos ellos fueron beatificaos en 1929 por el papa Pío XI, y Margarita fue canonizada en 1970 por el papa Pablo VI, entre los 25 mártires de Inglaterra y Gales.

Beato JUAN JUVENAL ANCINA. (1545-1604).


Martirologio Romano: En Saluzzo, en el Piamonte, beato Juan Juvenal Ancina, obispo, que, habiendo sido antes médico, fue uno de los primeros en entrar en el oratorio de san Felipe Neri.

Natural de Fossano (Cuneo-Italia). En su juventud fue un gran amigo de san Francisco de Sales. Estudió en Montpellier, Padua, Mondoví y Turín, doctorándose en Filosofía y Medicina en 1567. Fue médico y profesor de medicina en Turín.
Hombre de gran cultura, era muy devoto y veía en su profesión un modo de expandir la Fe tanto en su actitud para con sus pacientes como en sus enseñanzas. Dándose cuenta de que el cuidado de las almas es más importante que el del cuerpo, siempre urgía a los enfermos para que acudieran a un sacerdote, antes de empezar su tratamiento. Como recreación, Juvenal escuchaba música, componía versos latinos y jugaba al ajedrez. Pertenecía a una hermandad religiosa y estudiaba Teología por sus propios medios, aunque parece que puede haber tenido alguna asociación con los Agustinos. Tal era la vida que llevaba, cuando en una Misa de Réquiem en el monasterio agustino, las palabras del “Dies Irae” lo llenaron de terror hacia el juicio divino. Durante el regreso a su casa, las palabras del profeta Sofonías lo atormentaban: "Cerca está el día del Señor; próximo está y llega con suma velocidad. Es tan amarga la voz del día del Señor que lanzarán gritos de angustia hasta los valientes". Pese a que él había llevado una vida objetivamente sin culpas, se dio cuenta de que podía emplear mejor los magníficos talentos que Dios le había dado. Ese mismo día resolvió abandonar cualquier pequeña vanidad a la cual hubiera cedido y dedicarse a seguir solamente los designios de Dios. Se aplicó a la oración y a las lecturas espirituales para determinar qué era lo que Dios quería de él.
Siete años más tarde se fue a Roma como asesor del conde de Madruzzi di Challant, embajador del príncipe de Saboya, ante el Papa. Descubriendo que tenía mucho tiempo libre, decidió sacar provecho de esa situación y empezó a estudiar Teología nada menos que con san Roberto Bellarmino. En Roma conoció a san Felipe Neri, encuentro que haría cambiar su vida. Lo hizo su director espiritual y se hizo sacerdote del Oratorio en 1578. 
En 1586 san Felipe lo envió a Nápoles, donde estableció un oratorio que se le conocerá como el “oratorio de los príncipes” por su gran influencia en la nobleza napolitana. Revisó los “Anales Eclesiásticos” del cardenal Baronio. Rápidamente se ganó la reputación de buen predicador. También hizo uso de sus talentos musicales para hacer crecer la piedad popular -especialmente recordada es su “Tempio Armonico della Beatissima Vergine”, una colección de canciones espirituales para tres, cinco, ocho y doce voces. Debemos mencionar que estas canciones nunca fueron parte de la liturgia, pues Juvenal, con toda razón, pensaba que la música sagrada hacía la liturgia más solemne y hermosa.
En 1596 regresó a Roma y poco tiempo después fue nombrado obispo de Saluzzo por el papa Clemente VIII, a pesar de que Juvenal opusiera una fuerte resistencia. Su breve episcopado, sin embargo, fue fructífero, y se caracterizó por varias iniciativas dirigidas a ayudar a sus fieles a crecer en piedad y caridad. Al mes de haberse hecho cargo de la Diócesis, comenzó el trabajo de reformar las vidas tanto del clero como de los laicos. Buscando combatir la herejía, convocó un Sínodo para implementar los decretos del Concilio de Trento, anunció la fundación de un Seminario, y organizó devociones para incrementar la adoración al Santísimo Sacramento. También puso gran énfasis en inculcar la fe en las enseñanzas de la Iglesia e introdujo el uso del catecismo. Prontamente la gente lo tuvo en gran estima incluso su inmediato vecino, el Obispo de Ginebra, san Francisco de Sales, quien apreciaba su humilde y pacífico carácter.
Un religioso al que había descubierto mientras procuraba hacer del mal a una comunidad, le envenenó. Enfermo ya de muerte, el prelado prohibió denunciar al criminal, dando así su última prueba de caridad y paciencia. El beato Juvenal es el único de los miembros del Oratorio que conoció personalmente a san Felipe y que llegó a los altares. El cuerpo del beato Juvenal descansa en la Catedral de Saluzzo, bajo un altar dedicado a él. Fue beatificado por el papa León XIII en 1890.

Beata MARÍA RAFOLS. (1781-1853).


Martirologio Romano: En Zaragoza, en España, beata María Ráfols, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana junto con el hospital de esta ciudad, el cual dirigió con fortaleza de ánimo entre muchas dificultades.

Nació en Villafranca del Panadés (Barcelona), en el molino d'En Rovira. Hasta los 23 años trabajó en el molino que tenía su padre. Sus padres la enviaron al colegio de la Enseñanza en Barcelona, trabajó en el hospital de la Santa Cruz donde trabó conocimiento con el sacerdote Juan Bonal, vicario del hospital de la Santa Cruz, que había concebido un proyecto para ejercer la caridad en el ámbito hospitalario. A estos efectos se trasladó a Zaragoza en 1804, y allí se dedicó a cuidar enfermos y niños abandonados en el hospital de Nuestra Señora de Gracia en Zaragoza, que estaba en abandono absoluto, con gente asalariada y mal retribuida. El decano del hospital declaró al poco tiempo: "Me atrevo a decir que con estas mujeres es fácil gobernar un hospital, y sin ellas, muy difícil".
Durante la guerra de la Independencia vivió el sitio de Zaragoza y se distinguió por su extraordinaria generosidad y valentía en defensa de los enfermos y heridos, en especial durante el bombardeo y la toma del hospital por los franceses. Durante el segundo sitio, como la falta de comida para los enfermos era tal, que hasta 9 compañeras murieron de hambre, traspasó varias veces la línea de fuego para pedirle al mariscal francés Lannes los suministros que necesitaba, así se lo concedió, y con peligro para su vida atendió a todos los heridos, españoles y franceses. Consiguió el indulto de los franceses de varios condenados a muerte españoles. Después de la guerra, fue calumniada, y alejada del hospital. Tuvo que sufrir con santa paciencia el abandono de muchas de sus compañeras y la muerte de ellas.
Años más tarde se encargó de la Inclusa, acogiendo a los niños abandonados, desnutridos y enfermos. Fundadora en 1824, de la Congregación de las religiosas de la Caridad de Santa Ana, junto con el padre Juan Bonal, que estaba formada por el primer núcleo de mujeres que atendieron el hospital de Zaragoza. La aprobación había tardado 20 años. En 1825 pronunciaron sus votos de pobreza, castidad, obediencia y hospitalidad. Fue pionera en España de la vida religiosa apostólica en los primeros años del siglo XIX. Tuvo que sufrir las incomprensiones de su tiempo, sobre todo durante las guerras carlistas, renunció a ser superiora e incluso en 1834, fue acusada y condenada: cárcel, destierro..., pero nada de esto le quitó la paz. Su fe se fue haciendo, serena, sencillamente, fidelidad. Se la declaró inocente, pero sorprendentemente se la obligó a salir de Zaragoza. Tres años más tarde se hizo cargo del hospital de Huesca. Rehabilitada regresó a la Inclusa como directora. Murió en Zaragoza de una hemiplegia progresiva.
En agradecimiento de su generosidad la ciudad de Zaragoza, le concedió en el primer centenario de los Sitios, el título de "heroína de la caridad". Está enterrada, con los otras tres heroínas de los sitios, en la iglesia de Nuestra Señora del Portillo de Zaragoza.

Beatos DIEGO VENTAJA MILÁN y MANUEL MEDINA OLMOS. M. 1936.


Martirologio Romano: En Almería, en España, pasión de los beatos mártires Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Manuel Medina Olmos, obispo de Guadix-Baza, que, encarcelados por odio al nombre de cristiano, soportaron pacientemente insultos y sevicias, hasta que por la noche fueron ejecutados

Diego nació en Ohanes (Almería); su padre era herrero. Muy joven pidió a su madre ser sacerdote, quizás por esta razón la familia se trasladó a vivir a Granada, donde conoció una gran pobreza; luego la familia se estabilizó y él fue admitido como fámulo por el abad del Sacro Monte. En 1888 comenzó sus estudios en esta abadía y tuvo como compañeros a varios siervos de Dios: Andrés Manjón y José Gras Granollers. Consiguió una beca en Pontificio Colegio Español de Roma para estudiar en la universidad Gregoriana. Fue ordenado sacerdote en 1902 en Roma. En Granada fue un gran catequista y pedagogo; fue un predicador incansable y de profunda espiritualidad y conocido por su desprendimiento y humildad en Sacro Monte, donde logró una canonjía en la iglesia magistral;permaneciendo más de 12 años de capellán en el Sacro Monte, cuando diferentes obispos amigos suyos, entre ellos el de Madrid-Alcalá, le ofrecieron en sus diócesis los primeros cargos, no aceptando aquellos ofrecimientos porque, decía, todo lo que él era lo debía al Sacro Mote y él debía dedicar su servicio y actividad. Colaboró estrechamente con don Manuel Medina en la obra de las Escuelas del Ave María. 
En la vida de Diego se pueden distinguir dos épocas: una anterior a la muerte de su madre; otra la que siguió a este hecho. De salud pobre y enfermiza, puesto que tenía un pulmón gravemente lesionado mientras vivió su madre, sin faltar a su deber, evitó cuanto pudiera perjudicar su salud. Muerta su madre se entregó tan de lleno a la vida de apostolado que menospreciba todas las demás cosas. 
En el 1935, fue nombrado obispo de Almería por el papa Pío XI. En su consagración lo presentó su compañero de martirio el obispo de Guadix, el beato Manuel Medina Olmos. Ejerció su ministerio episcopal durante un año en el que intentó hacer un viaje pastoral, para conocer la diócesis y sus problemas.
Al estallar la guerra civil tuvo posibilidades de ponerse a salvo, pero nunca quiso dejar a sus feligreses: "nunca deseé ser obispo; de lo que no me arrepiento es de ser sacerdote". Tuvo que abandonar el palacio episcopal y marchó a la casa del Vicario General, donde fue detenido, junto con el obispo de Guadix, Manuel Medina y trasladados en la cárcel de las Adoratrices, primero estuvieron aislados y luego los reunieron con religiosos lasalianos y sacerdotes diocesanos. Les obligaron a dejar el traje eclesiástico. Serán trasladados al barco “Astoy Mendi” convertido en prisión, y luego al “Jaime I” donde realizaron tareas de limpieza con el escarnio de los tripulantes. Después volvieron al “Astoy Mendi”. Fueron sacados del barco con otros religiosos y seglares y llevados en una camioneta hasta el llamado Barranco del Chisme, en la carretera que va de Almería a Motril. En término municipal de Vícar donde les hicieron bajar y dieron la orden de fusilarlos; el obispo Medina pidió hablar y dijo que ellos no habían hecho nada que mereciera la muerte, pero que los perdonaba para también ser perdonado por Dios, y deseaba que la suya fuera la última sangre. 

Manuel nació en Villa de Lanteira (Granada), en el seno de una familia campesina. Muerta su madre, pasó a Caniles con un tío suyo, párroco de la localidad. Ingresó en el seminario de Guadix donde realizó sus estudios llegando a ser doctor en Teologia. También estudió en la universidad civil de Granada donde se licenció en Derecho civil y Filosofía y Letras, cuando ya era sacerdote.
Fue ordenado sacerdote en 1891, fue nombrado párroco del Sagrario de la catedral de Guadix y prefecto de estudios del seminario diocesano. En 1892 obtuvo una canonjía en el Sacromonte de Granada, donde residió 36 años, donde ejerció la enseñanza y durante 10 años fue rector del colegio, dio misiones por los pueblos de Granada y Almería. Fue íntimo colaborador de don Andrés Manjón y desempeñó diversos cargos en el movimiento educativo "Ave María"; en 1923 fue elegido director de estas escuelas. Fue considerado el catequista más cualificado de su tiempo. En 1926, fue consagrado obispo auxiliar de Granada en Roma, tuvo muy pronto dificultades con el cardenal de Granada, que le confió cargos y misiones menores; mientras Don Manuel se dedicó a su canonjía y a las escuelas del "Ave María", pero por una queja del cardenal a la nunciatura, como pasó con Diego Ventaja, tuvieron que dejar sus canonjías. También presentó su dimisión como obispo auxiliar pero no le fue aceptada y continuó con su trabajo en las Escuelas el Ave María y en la visitas pastorales. En 1928 fue elegido obispo de Guadix-Baza, donde procuró estar siempre atento a sus feligreses en sus necesidades espirituales y materiales. Se dedicó especialmente a los pobres. En 1934, fue nombrado administrador apostólico de Almería, donde estuvo un año, simultaneando su cargo con el de obispo de Guadix, hasta que fue nombrado obispo su amigo el beato Diego Ventaja.
En 1936, fue detenido a causa de su condición de obispo, pudo haber huido pero no quiso; compartió prisión y martirio con el obispo de Almería, Diego Ventaja  y con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Fue trasladado al barco-prisión "Ascoy Mendi" y obligado a hacer trabajos manuales en el acorazado Jaime I, donde sirvió de burla a los marineros; antes de ser fusilado en el barranco del Chisme, en Almería, perdonó a sus ejecutores "para que Dios me perdone a mí". Sus restos fueron rociados con gasolina y quemados, y ahora reposan en la catedral de Almería. Los dos obispos fueron beatificados en Roma el 10 de octubre de 1993 por san Juan Pablo II.

Beato DIONISIO ULLÍVARRI BARAJUÁN. (1880-1936).


Nació en Vitoria (Álava). Huérfano a los pocos años, entró en el colegio salesiano de Sarriá-Barcelona en 1894, donde aprendió el oficio de encuadernador. Pasados dos años, inició allí mismo el noviciado, profesando como salesiano en San Vicenç dels Horts (Barcelona) en 1901. La profesión perpetua la realizó tres años después en Sarriá, casa que desde 1894 será la suya hasta 1916. Durante estos años su principal actividad estuvo centrada en la administración. Colaboraba, además, en la banda, en el canto y en el teatro. 
En 1916 fue destinado a Cuba, pero dos años después regresó a España, siendo enviado, para hacerse cargo del taller de encuadernación, a la madrileña casa de la Ronda de Atocha, donde residió hasta que, en 1933, le destinaron al colegio salesiano María Auxiliadora de Salamanca con el cargo de administrador laico, por exigencia de las leyes del Gobierno republicano. Y estando el 18 de julio de 1936 en Madrid, en el colegio San Miguel Arcángel del Paseo de Extremadura, por motivos de su cargo, le sorprendió la revolución. Durante sus 42 años de vida salesiana, don Dionisio se mostró siempre ejemplar e irreprensible en su piedad, puntualidad y amor a la Congregación. En su cargo de administrador fue cumplidor exacto del voto de pobreza. Su gran celo por la salvación de la juventud le llevaba a dedicarse plenamente a los antiguos alumnos.
Don Dionisio Ullívarri acompañaba al beato don Germán Martín el 30 de agosto, día que ambos fueron detenidos en el domicilio de la familia Serrano. De allí los condujeron, primero, a la checa de Fomento y, luego, al cementerio de Aravaca, Madrid, donde, el mismo día 30, de madrugada, los fusilaron. 

Beato ESTEBAN NEHMÉ. (1889-1938).


Martirologio Romano: En Kfifan, Líbano, Esteban (Yusuf) Nehmé, monje de la Orden Libanesa Maronita, que encontró la santidad en el cumplimiento de la Regla de su orden, con pleno espíritu de abnegación.

Nació en el pueblo de Lehfed, Líbano. Se llamaba Yusef. Desde niño anhelaba la vida retirada y la soledad. Cuando era joven, se alejaba de la casa para rezar donde no escucha lo que puede turbar sus oraciones y sus meditaciones. Aprendió los rudimentos de la lectura y la escritura y del cristianismo con los niños del pueblo. Desde su juventud, Yusef amó a Dios y a su madre la Santa Virgen. A Yusef no le gustaba mezclar con la gente, ni las veladas, ni siquiera en las casas de los parientes. Quedaba a casa, rezando largamente hasta dormir repitiendo: “Dios me ve, Dios me ve, Jesús, Maria, Y San José ayúdenme en la hora de la muerte”.
En 1905, cuando Yusef Nehme tenía 16 años, dejo la casa paternal hacia el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan para ingresar en el monasterio. Empezó su noviciado, y después de ocho días, llevó el hábito de los novicios escogiendo el nombre “Estefanos”. En 1907, fray Estefan profesó sus votos monásticos y tomó el hábito.
Después de su profesión, fray Estefan vivió treinta y uno años en la Orden: doce de ellos en el monasterio de la Señora de Mayfouq, aproximadamente diez en el monasterio de Nuestra Señora de Socorro en Biblos, tres años en el monasterio de San Antonio en Houb, y seis o siete meses en el monasterio de Kfifan antes de su muerte. Había vivido también en el monasterio de San Chalita en El-Kattara y en el monasterio de San Maron en Annaya.
Fray Estefan fue un “fraile labrador”, trabajaba en los jardines y las huertas. Fue el jefe de campo, es decir administrador de los bienes del monasterio. Era también carpintero -aprendió la carpintería en el monasterio de Mayfouq- y albañil. Era conocido por su constitución fuerte y la fuerza de sus brazos… Murió serenamente, a causa de una embolia, mientras trabajaba en el jardín en el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan.
Fray Estefan fue enterrado en el cementerio de los monjes en el monasterio de Kfifan. El 10 de marzo de 1951, mientras que los monjes estaban enterrando el difunto padre Yusef El-Surati que había pasado su vejez en este monasterio, encontraron el cuerpo de fray Estefan incorrupto. Luego trasladaron su cuerpo a una nueva tumba donde se encuentra hasta hoy y para que le visite quien quiere pedirle ayuda o gracia o curación de una enfermedad. Beatificado por Benedicto XVI el 27 de junio de 2010.