Martirologio Romano: En Sevilla, España, beata María Purísima de la Cruz (Maria Isabel) Salvat Romero, religiosa profesa de la Compañía de la Cruz.
Fiel seguidora de santa Ángela de la Cruz y observadora intachable de las reglas del Instituto, mantuvo intacto el carisma fundacional. Fue Madre general de la Compañía de la Cruz durante 22 años, pero antes fue superiora de las casas de Estepa y Villanueva del Río y Minas, Maestra de novicias y Consejera general.
Austera y pobre para sí misma - «De lo poco, poco», solía decir - hacía vivir a las hermanas el espíritu del Instituto en la fidelidad a las casas pequeñas y se entregó a todo los que la necesitaban, especialmente a las niñas de los internados. También los pobres y enfermos ocupaban un lugar privilegiado en su corazón. Así atendía con verdadero cariño a las ancianas enfermas de las “cuevas” de Villanueva del Río y Minas, siendo superiora de aquella casa. Iba a diario a las cuevas para lavar a las ancianas, hacerles la comida, lavarles la ropa, reservándose siempre los trabajos más duros.
Fue siempre y en todo una discípula fiel e ideal de la Fundadora santa Ángela de la Cruz. Constante en su vida era la cercanía de Dios al que se entregó sin restricciones. La humildad le permitió vivir silenciosa sin hacerse valer. Supo quedar siempre escondida como en un segundo plano, cumpliendo el “no ser” característico de sor Ángela.
Deseó estar siempre con el Señor, la presencia de Dios era viva en su persona y en cada momento o cosa que hacía. Cuando ya la enfermedad estaba para truncar la fortaleza del roble gigantesco de su fuerte naturaleza, aún tuvo ánimo para decirle al médico: “Dígame la verdad, pues llevo cincuenta años preparando el encuentro con el Señor, no sólo no lo temo, al contrario, lo deseo”. Murió llena de virtudes. Fue beatificada apenas 12 años más tarde, en 2010, por SS. Benedicto XVI.
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