23 de marzo de 2015

Santo TORIBIO DE MOGROVEJO. (1538-1606).

Tumultuoso.

Martirologio Romano: Santo Toribio de Mogrovejo, obispo de Lima, en Perú. Laico de origen español y licenciado en leyes, fue elegido para esta sede y se dirigió a América, donde, inflamado en celo apostólico, visitó a pie varias veces la extensa diócesis, proveyó a la grey a él encomendada, fustigó en sínodos los abusos y los escándalos en el clero, defendió con valentía a la Iglesia y catequizó y convirtió a los pueblos nativos, hasta que finalmente, en la población de Saña, descansó en el Señor.


Toribio Alfonso nació en Mayorga de Campos (León), en el seno de una familia de hidalgos. Estudió Artes y Derecho en Valladolid, de ahí a Salamanca. En 1568, se fue a vivir a  Coimbra con un tío canónigo, y después regresó a Salamanca. Peregrinó a pie a Santiago de Compostela. Consiguió una beca de colegial en San Salvador de Oviedo y allí estuvo, simple tonsurado. En 1574, a sus 36 años, el rey le nombró Inquisidor mayor de Granada, donde fue tenido como un padre y consejero, durante cinco años. No le importó que los rigoristas le llamasen encubridor. En 1577, le nombraron presidente del Santo Oficio.
Pizarro hacía poco que había conquistado el Perú, y Felipe II decidió nombrar un obispo para aquella tierras y pensó en Toribio, pues su prestigio llegó a tanto que, todavía seglar, fue considerado como la persona más apta para ser arzobispo de Lima. Durante un trimestre, vencidas las dudas, aceptó el sacerdocio como una misión (1578). Fue recibiendo, una a una, las ordenes menores y el subdiaconado. En 1579, le llegó el nombramiento consistorial. Fue ordenado diácono y sacerdote. Visitó su pueblo natal. En 1580, fue consagrado obispo en Sevilla; y marchó a Perú. Lima tenía jurisdicción en los países que se extendían entre Panamá y Río de la Plata. Su diócesis ocupaba 520 kms. en la costa del Pacífico. A su gobierno fue asociada una provincia eclesiástica que, desde Nicaragua, llegaba hasta Paraguay. 
Desde 1581, será, como arzobispo de Lima, el organizador de la Iglesia en América, y fiel ejecutor de las decisiones del concilio de Trento. Recorrió 40.000 kms. a pie o en cabalgadura; administraba por su propia mano miles de bautismos y confirmaciones, aprendió varias lenguas indígenas. Celebró 10 concilios diocesanos y tres provinciales; con una legislación adaptada que unida a la de Méjico, creó la base disciplinar eclesiástica de América hispana en el III Concilio provincial de Lima en el que se instaba a los párrocos a “ser pastores y no matarifes” y cuidaran de forma especial, amorosa y cristiana a los indios. Apoyó a sus misioneros, promocionó a sus diocesanos, sin discriminación alguna y los forma solidamente en espíritu y ciencia. Publicó un catecismo en castellano, quechua y aimará, y en dos niveles (mayor y menor). Serviría durante siglos para la catequesis parroquial.
Fundó numerosas iglesias, hospitales, seminarios, pero nunca consintió que su propio nombre fuera recordado en ninguna de sus fundaciones. Realizó tres visitas apostólicas a su diócesis, la primera duró 7 años, en la segunda, empleó cuatro y en la tercera fue más corta. Aprendió varios idiomas nativos con tal de hablarles a los indios en su lengua respectiva. Durante el IV concilio provincial (1591-1593) fundó el seminario diocesano, que fue el primero de toda América. Había dicho: “El tiempo no es nuestro. Tendremos que dar cuenta de él”. Murió en pleno trabajo en la comunidad indígena de Santiago de Miraflores, en el valle de Pascamayo, cerca del río Saña, cuando realizaba su tercera visita diocesana, a pesar de las denuncias que recibió por no estar mucho tiempo en su sede. 
Apóstol del Perú. Fue beatificado en 1679 por Inocencio XI y canonizado en 1726 por Benedicto XIII. En 1983 Juan Pablo II lo proclamó Patrono del Episcopado latinoamericano. Patrón de Perú y de Lima. MEMORIA FACULTATIVA. 

San FINGAR. M. 460.

(Fingaro, Guignero, Guiñero, Güimer, Gwinnear, Guingar).

Martirologio Romano: En Cornualles, san Fingar o Guignero, mártir.

Según el “Martirologio Anglicano” de Wilson de 1640: “En Cornualles, conmemoración de san Fingar, mártir, hijo de Clitón, rey de Hibernia, el cual, convertido a la fe por san Patricio, rehusó la dignidad de príncipe, y la corona que le fue ofrecida a la muerte de su padre, se trasladó a Cornualles para abrazar la vida solitaria, y allí, en odio a la religión cristiana fue muerto por Teodorico, rey de Cornualles, hacia el año quinientos.
Amhalghaidh era rey de Connacht, uno de los reinos históricos de Hybernia, es decir, de la actual Irlanda, situado al oeste de la isla, cuando san Patricio predicó en la región. Gobernó poco tiempo, del 440 al 445 aproximadamente, fue el primer rey cristiano de Connacht. 
Fingar (llamado también Guignero o Gwinnear) era, por tanto, príncipe a través de Clito, hijo de Amhalghaidh. Según la noticia hagiográfica, era no sólo príncipe, sino también heredero, ya que rehusó la corona.
Aunque todavía no había comenzado el auge de los eremitas irlandeses, que más bien se darán a partir del siglo VI, no es nada extraño que a la conversión de Fingar le haya seguido su deseo de vida eremítica. Fue así que se retiró a un territorio que aun era pagano, Cornualles, península al sur de la actual Inglaterra.
La leyenda se entremezcla con la historia y forma un nudo intrincado. Algunas crónicas hablan de que fue también misionero en la Bretaña francesa (en Vannes se conserva su conmemoración), otras que se estableció en Cornualles en lo que nosotros llamaríamos una comunidad de monjes, en la que también participaba su hermana santa Piala. El rey de Cornualles por odio a la fe cristiana, lo mató. Ese rey, incorrectamente identificado con un tal Teodorico, que no figura en fuentes propias del territorio, quizás sea Corótico, que sí es mencionado en las crónicas de san Patricio como un tirano. El hecho debió de suceder hacia el 460, no hacia el 500 como indica Wilson, y la muerte ocurrió en Hayle.
La celebración tradicional incluye a Piala y a un indeterminado número de compañeros también mártires, mientras que el Martirologio Romano actual ha preferido mantener lo más ceñido a las escasas noticias que poseemos, evitando los desarrollos legendarios. En Cornualles y en Irlanda se celebra el 14 de diciembre, pero parece que la fecha propia del martirio es el 23 de marzo, y así está inscripto en el Martirologio Romano actual. Tiene culto local.

San OTÓN DE FRANGIPANE. (c. 1040 - c. 1120).

Rico, tesoro, patrimonio, joya.

Martirologio Romano: En Ariano Irpinio, en la Campania, san Otón, ermitaño.

Según la tradición arianesa, nació en Roma, y era descendiente de la noble familia de los Frangipane. Hacia el 1058/60, tuvo que partir -como era normal en los jóvenes de su rango- a ciertas campañas militares, posiblemente en defensa del papa. En una de ellas, Otón fue capturado por los adversarios y puesto en prisión. Liberado por intervención divina, por intercesión de san Leonardo de Noblac, volvió a Roma. Entonces partió en peregrinación de acción de gracias por santuarios cristianos de distintas regiones.
Esa peregrinación duró cerca de 50 años. Afirman las tradiciones que en ese tiempo vistió hábito benedictino, vivió cierto tiempo en la abadía de la Santísima Trinidad de Cava dei Tirreni, y que visitó a san Guillermo de Vercelli en Montevergine. Después del largo peregrinar, el santo se estableció en Ariano Irpino hacia el 1110. Aquí Otón trabajó tres años en un hospital de peregrinos que él mismo había fundado, dando ejemplo de caridad, hasta que decidió retirarse a llevar vida eremítica, a cerca de un kilómetro y medio de la ciudad, en la iglesia de San Pedro Apóstol, que aun existe y se llama San Pedro de los Reclusos.
Adosada a la iglesia construyó una pequeña celda, y allí se recluyó. Realizó en el lugar muchos milagros, aumentó sus austeridades, prolongó sus vigilias de oración, disminuyó la comida y aumentó las penitencias. En la pequeña celda cavó una fosa para recordarse a sí mismo la muerte, como amonestación de llevar una vida santa. Después de diez años de esta vida, murió.
Los arianeses transportaron su cuerpo con toda solemnidad a la catedral, donde el obispo lo hizo enterrar con honor. El culto parece haber comenzado de manera inmediata y se le atribuyeron muchos milagros a lo largo del tiempo. El cuerpo fue trasladado a Benevento hacia el 1220, para evitar la profanación en las incursiones sarracenas. Patrón de Ariano. Tiene culto local.

Beato PEDRO DE GUBBIO. M. c. 1287.

Piedra firme. Roca

Martirologio Romano: En Gubbio, de la Umbría, beato Pedro, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín.

Nació en Gubbio, de la noble familia de los Ghisleni. Educado cristianamente, realizó estudios en Perugia y París, obteniendo el diploma de Derecho. Ejercitó la profesión con gran competencia y caridad, ganándose fama de honestidad y rectitud. Puso su profesión sobre todo al servicio de los carentes y necesitados. En torno a los 40 años conoció a los hermanos agustinos que se establecieron en Gubbio hacia el 1250, y venían del eremo de Brettino (Fano). Entusiasta de su vida austera y caritativa, quiso compartirla profesando la regla de San Agustín y llegando a ser así un abogado al servicio de Dios y de la Iglesia.
Ordenado sacerdote, su empeño y celo atrajeron la atención de los superiores, que le confiaron tareas de responsabilidad. La tradición afirma que fue vicario general de la Orden, y con este título fue enviado por el Prior general, como visitador, a sostener y animar las nuevas comunidades en Francia, dejando también allí testimonio de equilibrio y santidad. También se afirma que por espíritu de penitencia y humildad, visitó siempre esas comunidades a pie desnudo. Célebre también como predicador, ya sea por su gran preparación cultural, como por su sencillez accesible a todos, se impuso por su gran capacidad de oración y caridad.
Transcurrió la última parte de su vida en el convento de Gubbio, donde murió con unos 75 años de edad. Su culto inmemorial fue reconocido por el papa Pío IX en 1874. En la Orden de San Agustín se celebra su memoria el 29 de Octubre.

Beato EDMUNDO SYKES. (c.1563-1587).

(ing.: Edmund Sykes). 
Protector de la victoria

Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beato Edmundo Sykes, presbítero y mártir, que durante el reinado de Isabel I fue desterrado por ser sacerdote, y habiendo regresado a Inglaterra de nuevo, fue apresado y ajusticiado.

Parroquia del B. Edmundo Sykes.
Apoteosis de los Sacramentos, en la parte
inferior derecha está representado
el B. Edmundo
Nació en Leeds, Yorkshire. Según parece, fue educado en el colegio inglés de Reims, aunque es posible que haya estudiado antes en Oxford. Fue ordenado sacerdote en 1581, y enviado a la misión inglesa ese mismo año. Trabajó en York, con tanto celo y entrega, que sus fuerzas fallaron y enfermó. Un apóstata, Arthur Webster, aprovechando su debilidad, lo convenció de ir al culto herético, y él en un primer momento asintió y fue. Sin embargo en seguida se arrepintió, y fue encarcelado durante seis meses, y condenado luego al destierro, en 1585.
Se encaminó hacia Roma, en peregrinación penitencial por su caída y pensando ingresar como religioso. Pero una vez allí, entendió que la voluntad de Dios la cumpliría mejor volviendo a la misión, lo que realizó en 1586. Pudo trabajar durante poco tiempo, ya que a los seis meses de su regreso, fue traicionado por su hermano, en cuya casa de Wath se había escondido. Fue confinado en la prisión del castillo de York, juzgado, y condenado por ser sacerdote. 
Dos anécdotas nos han llegado de su estancia en prisión: la primera que una vez se oían ruidos en su celda, como si discutiera con alguien; otro prisionero le preguntó con quién había estado discutiendo, y él le contestó con tranquilidad que se trataba del diablo, que quería inducirlo a la apostasía. La segunda es que era un sacerdote muy devoto y utilizaba frecuentemente cilicios, pero unos días antes de ser ejecutado le declaró a otro sacerdote que no le parecía bien castigar más su cuerpo, ahora que iba a ser glorificado. El 23 de marzo de 1587, acorde con lo habitual, fue colgado, arrastrado y descuartizado en el lugar de Dryburne, junto a Durham, durante el reinado de Isabel I. Fue beatificado por san Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1987.

Beato PEDRO HIGGINS. (c.1600 - 1642).

(Peter O’Higgins). 
Piedra firme. Roca

Martirologio Romano: En la localidad de Naas cercana a Dublín en Irlanda, beato Pedro Higgins, sacerdote de la Orden de Predicadores y mártir, que, bajo el reino de Carlos I, fue ahorcado sin proceso por su fidelidad a la Iglesia Romana

Nació probablemente en Dublín, Irlanda. Ingresó en la Orden de Predicadores. Sabemos que en 1627 se encontraba en España con un grupo de dominicos irlandeses que allí se encontraban viviendo. En 1630 estaba en Dublín y Naas predicando. Fue prior del convento de Naas, Irlanda y eximio predicador del Evangelio. 
Eran años difíciles en Irlanda, porque se iba preparando un caldo de gran animosidad de los católicos nativos con los protestantes venidos de Inglaterra. El conflicto estalló en 1641, y baste decir aquí que lo que era un alzamiento político de los grupos vernáculos contra el poderío de la Corona de Carlos I, se convirtió en una guerra civil, donde abundó el pillaje, el asesinato indiscriminado, y cada uno culpaba a la otra religión de comandar las mayores barbaridades. Dominada la situación en Naas por el conde de Ormond, protestante inglés, las represalias fueron hacia todos los dirigentes católicos, hubieran sido o no responsables de delitos comunes. 
El beato Pedro fue apresado, y con pretexto de la restauración del orden, se lo condenó a muerte. Sin embargo él mantuvo permanentemente su inocencia respecto de los cargos penales que se le imputaban, y pudo demostrar que se le había ofrecido la libertad si se pasaba al anglicanismo, por lo cual queda claro que la condena fue exclusivamente en odio de la fe católica. Por su fidelidad a la Iglesia católica fue conducido al patíbulo en Dublín donde fue ahorcado. 
La Orden de Predicadores lo celebra el 30 de octubre. Fue beatificado en el conjunto de 17 mártires de la persecución en Irlanda, por el papa Juan Pablo II el 27 de septiembre de 1992.

San JOSÉ ORIOL. (1650 - 1702).

El acrecentará. Añadido. Crecimiento.

Martirologio Romano: En Barcelona, en España, san José Oriol, presbítero, quien, con la mortificación corporal, el cultivo de la pobreza y la continua oración, mantuvo una constante unión con Dios, enriquecido de dones celestiales.

Nació en Barcelona en el seno de una humilde familia. Su padre murió cuando tenía unos meses, y su madre contrajo matrimonio por segunda vez con un hombre que lo trató como un auténtico padre. Sirvió a la Iglesia, primero como acólito en la iglesia de Santa Maria del Mar de Barcelona; y después de sus estudios universitarios, como sacerdote (1676) se encardinó en la diócesis de Gerona porque en ella había obtenido un beneficio.
Entró como preceptor de los hijos del señor Tomás Garnien, sin que por ello obtuviera ningún provecho propio, sino que vivió austeramente, y destinó su sueldo a su anciana madre; al morir su madre marchó en peregrinación a Roma, para visitar la tumba de los apóstoles y pedir un beneficio que le ayudara a vivir sin tener que pedir ayuda a nadie y así desarrollar mejor su ministerio, allí estará tres meses y recibirá la bendición del beato Inocencio XI que le concedió el beneficio de Santa María del Pino (1687) en Barcelona durante más de 40 años. Por sus austeridades había sido llamado "el Doctor pan y agua". En la iglesia de Santa María del Pino, había otros sacerdotes que formaban comunidad, él eligió el cuarto más pobre, se lo hacía todo y fue encargado de la enfermería.
Era un hombre sencillo, sin relieve, pero estaba muy bien preparado. Era muy diestro en la lengua hebrea. Fue doctor en Teología. Leía mucho a san Juan de la Cruz. Su predicación no era muy elocuente, pero el ejemplo de su vida convencía: seguía practicando durísimas penitencias. Todo lo suyo era para los pobres y enfermos. Cuando mayor era su fama taumatúrgica, intentó marchar a Jerusalén en labor de evangelización. Se lo impidieron. Su gran labor fue el confesionario, en el que se mostró gran director de almas, pero la envidia estaba siempre presente, y le acusaron ante el obispo de ser un rigorista y posiblemente jansenista, y el prelado, sin informarse le quitó la licencia de la confesión. José llevó con paciencia este humillante castigo, pero no presentó queja alguna ni se defendió, y entonces se dedicó a tender a los pobres con el dinero de su bolsillo. Un nuevo obispo le eximio de la penitencia.
 Pero en 1689 volvió a emprender a pie viaje a Roma, para ponerse a disposición de la obra de Propaganda Fide, con destino al Japón, donde esperaba el martirio. Cayó enfermo en Marsella, y tuvo que regresar a Barcelona. Comprendió que Dios le quería en Barcelona. Y se dedicó a la atención de los enfermos, y se corrió la voz que una bendición suya provoca la curación. Su fama de taumaturgo se extendía. Su enfermedad le hizo ver que los enfermos necesitaban consuelo, y dedicó su apostolado a atenderlos.
Vivió y murió entre sus paisanos de forma humilde y sencilla, desplegando una gran generosidad que le llevó a pronunciar una de las frases más escandalosas de la historia de la santidad: "Preferiría morir en los brazos de una mujer que con una moneda en el bolsillo". Su generosidad era proverbial y solamente pensar que pudiera tener algo para sí mismo le hacía salir por las noches para dárselo a los pobres. En 1702, durmió en cama después de muchos años, ya que estaba a punto de morirse; él no tenía lecho, y un amigo le prestó la suya. Se le conoció como el "Taumaturgo de Barcelona". Fue canonizado por san Pío X el 20 de mayo de 1909.

Beata ANUNCIATA COCCHETTI. (1800-1882).

(Anunciata Asteria Cocchetti)
Informar hacia, anunciar.

Martirologio Romano: En el pueblo de Cemmo, de Lombardía, en Italia, beata Anunciata Cocchetti, virgen, que con fortaleza y humildad dirigió el Instituto de Hermanas de Santa Dorotea, recientemente fundado.


Nació en Rovato (Italia), en una familia rica de revolucionarios. A los 19 años, después de unas misiones predicadas en su pueblo, decidió vivir sólo para Dios y se dedicó a una vida de intensa piedad y ascesis espiritual. En su casa instruía y educaba a muchachas abandonadas. En 1922, obtuvo el diploma de maestra y fue la primera profesora de la escuela municipal de Rovato. Es por aquella época que conoce a santa Magdalena de Canossa y se propone abrir una casa «canosiana» en la zona de Brescia, pero el intento no fructifica, y Anunciata ve que está llamada a otro camino paralelo.
A la muerte de su abuela, Anunciata queda a cargo de su tío Carlos (que era ya tutor de algunos hermanos de ella), de ideales más políticos y "modernos", que proyecta para la joven maestra un casamiento de buena posición en Milán. Pero la beata no renunció a su vocación religiosa, que cada día veía más clara y firmemente. Adquiere experiencias en Milán, pero los planes de su tío no se realizan, y siguiendo la guía del padre Lucas, se traslada seis años más tarde a un muy pequeño pueblo, Cemmo in Valcamonica, donde se hace cargo de una escuela abierta por una señora noble, Erminia Panzerini, desde 1821, pero que hasta el momento no había conseguido arraigar: se trata de la «Obra de Santa Dorotea» y Anunciata colabora fielmente con la fundadora y lleva adelante la obra, ampliando las iniciativas de estudio y asistencia a los jóvenes y trabajó en este pueblo durante diez años, buscando siempre la voluntad de Dios. 
Mientras, su director espiritual había fundado un Instituto que tenía como finalidad la caridad espiritual en la animación de una obra seglar: el Instituto de Hermanas de Santa Dorotea. En 1842, fue a Venecia para hacer un periodo de noviciado y fundó la comunidad en Cemmo. Prácticamente puede decirse que es la religiosa fundadora del Instituto. Su tarea espiritual al frente del mismo se desarrollará aun por cuarenta años más.
Posteriormente su obispo le confió la naciente fundación de las religiosas de santa Dorotea de Cemmo a las que dirigió durante 40 años. Cada domingo recorría los pueblos vecinos, afianzando a las colaboradoras de la Obra, y contribuyendo al desarrollo de la vida parroquial en cada uno de ellos. En 1853 establece un noviciado propio en Cemmo y comienza a difundirse fuera de Italia. Murió en Cemmo, y desde 1951 su cuerpo reposa en la casa madre de la Congregación, en Cemmo. Fue beatificada el 21 de abril de 1991 por SS. Juan Pablo II.

Santa REBECA DE HIMALAYA AR-RAYYÉS. (1832-1914).

(Rafqa Pietra Choboq ar-Rayyés).
Animal atado con un lazo

Martirologio Romano: Cerca de ad-Dahr, santa Rebeca de Himlaya ar-Rayyés, virgen de la Orden de las Hermanas Libanesas de San Antonio de los Maronitas, que, ciega durante treinta años, y después con parálisis de todos los miembros, permaneció continuamente en oración, fija sólo en Dios.

Nació en Himlaya (Líbano) y recibió en el bautismo el nombre de Boutroussyeh (Petra). Muy pronto perdió a su madre y su padre se quedó en la pobreza, por ello la envió en 1843 a Damasco, al servicio de la casa de Asaad al-Badawi, que era de origen libanés, donde permaneció 4 años. En 1847 regresó a casa de su padre, y se encontró que éste se había casado de nuevo. Como tenía 15 años y era guapa y tenía una gran voz, dos parientes suyas se pelearon para casarla con sus respectivos hijos. Esto dolió mucho a Petra que decidió hacerse religiosa, y le pidió a Dios ayuda conseguir su deseo. 
Un día con dos amigas, se fueron al convento de Nuestra Señora de la Liberación en Bikfaya, en el momento de entrar en la iglesia sintió una voz interior que le dijo: “Tu serás religiosa”. La superiora la aceptó a ella sin ninguna pregunta al uso y desechó a sus dos compañeras. Petra no volvió a su casa, aunque su padre fue a buscarla y convencerla de que dejase el convento, pero fue inútil. 
En 1858, fue enviada al seminario de Ghazir, dirigido por los jesuitas, con el fin de dar a las jóvenes que deseaban entrar en la Congregacián de Mariamât (Hijas de María), una educación adecuada. Rafqa fue enviada al servicio de la cocina, y al mismo tiempo aprendió el árabe, ortografía y aritmética. Sus superiores la enviaron como enseñante a numerosas escuelas de los montes del Líbano y otros lugares del país. Fue testigo de la guerra civil y fue testigo del martirio de muchas personas. Tuvo el coraje de salvar a un niño de la muerte. Después de pasar por varias escuelas en 1864 fue trasladada a Jbeil en Maad, aquí tuvo la revelación de que sería monja, a raíz de la crisis que atraversó la Congregación de las Mariamât hacia 1871. 
Tuvo la revelación de entrar en la Orden de las Monjas Libanesas Maronitas, donde ingresó en 1871 en el monasterio de San Simón al-Qarn en Aïtou, al hacer la profesión cambió su nombre por el de Rafqa (Rebeca), en recuerdo de su madre que así se llamaba. Pasará 26 años en este monasterio, siendo un ejemplo viviente, para sus hermanas, en la obediencia, oración, la ascesis, la abnegación y el trabajo realizado en silencio. Un día del 1885 le pidió a Cristo participar en su pasión redentora. Su oración fue escuchada, y le comenzaron unos fuertes dolores de cabeza que la dejaron ciega por errores médicos, y sufrió fuertes dolores durante 12 años. Fue trasladada al nuevo monasterio de San José al-Daher en Jrabta, donde su calvario físico continuó porque se quedó paralítica en todos los miembros de su cuerpo y dio gracias al Señor por haberla elegido para ser partícipe de su pasión redentora. Murió llena de serenida y permaneció completamente dedicada a la oración. Fue canonizada por san Juan Pablo II el 10 de junio de 2001. 

Beato METODIO DOMINGO TRCKA. (1886-1959).

(esl.: Metod Dominik Trcka). 
Artesano, estudioso

Martirologio Romano: En Leopoldov, en Eslovaquia, beato Metodio Domingo Trcka, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor y mártir, que en tiempo de persecución por causa de la fe, con su glorioso martirio cambió su peregrinar terreno en vida eterna.

Nació en Frydlant nad Ostravicí (actual República Checa). Estudió con los Redentoristas en Cervenka, por ello, en 1902 ingresó en la Congregación del Santísimo Redentor. Completados los estudios teológicos, fue ordenado presbítero en Praga en 1910.
Sus primeros años de sacerdocio los desarrolló en las misiones populares, residiendo en Praga, junto al santuario mariano de Svata Hora y en Plazen. Durante la I Guerra Mundial no ahorró esfuerzos para ocuparse personalmente de los prófugos croatas, eslovenos y rutenos, a los cuales no sólo evangelizaba sino que además les atendió en sus necesidades económicas.
Cuando estaba en seminario expresó su deseo de trabajar con los cristianos de rito oriental, y en 1919, su superior lo envió a Lviv, para desarrollar su apostolado entre los católicos de rito uniata o greco-católico. En esta comunidad se encontró con el beato Mykola Carneckyj que le enseñó la lengua y costumbres locales. En este período, tomó el nombre de Metodio. En 1921 fue enviado a Stropkov, en Eslovaquia Oriental, donde con sus hermanos, fundó la primera comunidad redentorista de rito latino y bizantino. Fue nombrado superior de la comunidad en 1924, donde desarrolló una intensa labor misionera en las heptárquías de Presov, Uzhorod y Krizevci, y fundó la confraternidd de la Madre del Perpetuo Socorro y del Santo Rosario.
En el año 1931, se transfirieron a la nueva casa de Michalovce, y Metodio fue elegido superior hasta 1932, cuando cansado por los trabajos y la construcción de la casa religiosa, regresó a Stropkov, donde además de curarse, se ocupó de la pastoral en las parroquias de las ciudades vecinas. Volvió a Michalovce en 1934, donde fue nombrado Visitador apostólico de las hermanas basilianas en Presov y en Uzhorod. En 1936 fue reelegido superior en 1936, y estuvo en el cargo hasta 1942. Bajo su dirección la comunidad redentorista fue el punto de referencia de la vida espiritual de Zemplin. Terminó la construcción de la Iglesia, y comenzó la fundación de un convento femenino, quiso fundar una casa para ejercicios espirituales... y otras muchas obras. Fue un hombre de una profunda oración y caridad. 
Durante la II Guerra Mundial los redentoristas tuvieron muchas dificultades por el estado Eslovaco, que los acusaba de fanatismo y de propaganda del Papa. Metodio, como superior quiso marcharse a Ucrania, pero no se lo permitieron. Con el final de la guerra las cosas fueron mucho mejor, de manera que en 1945, fueron eregida canónicamente la Vice-Provincia de Michalovce, y Metodio fue nombrado su primer superior provincial. Fundaron nuevas casas.
Con la llegada del comunismo, todo tomó un giro distinto. En 1949, todos los redentoristas fueron internados en campos de concentración. Metodio fue internado al famoso campo de "mlyn de Leopoldov" en Podolínec, donde fue torturado y asumió todos los errores de los demás prisioneros. Fue juzgado en 1952 y declarado espía por divulgar cartas pastorales del obispo Gojdic y dar información a sus superiores, que estos transmitían a Roma, además de una falsa tentativa de fuga, fue condenado a 12 años de prisión. Vivió los últimos años en las prisiones de Ilava, Mirov y Leopoldov. Pidió el perdón para sus hermanos pero no le hicieron caso. A pesar de sus achaques, su espíritu siempre permaneció fuerte y celebraba de vez en cuando la liturgia.
En 1958 fue trasladado a la cárcel de Leopoldov, considerada una de las prisiones más duras. Durante la Navidad, mientras cataba una canción religiosa fue oído por uno de los guardias y lo trasladaron en la celda de castigo, donde enfermó de pulmonía. Un médico pidió que se le trasladase a un hospital, pero lo trasladaron a una celda de aislamiento, lo que le causó la muerte, no sin antes perdonar a sus verdugos. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 4 de noviembre de 2001.

Beato ÁLVARO DEL PORTILLO DÍEZ DE SOLLANO. (1914-1994).


Totalmente sabio, precavido

Martirologio Romano: En Roma, beato Álvaro del Portillo Díez de Sollano, obispo, prelado de la Opus Dei, primer sucesor del santo fundador en esa dignidad.

Nació en Madrid en el seno de una familia acomodada. Después de cursar el bachillerato en el Colegio El Pilar (Madrid), se licenció como ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y mientras trabajaba en diversas entidades oficiales como ingeniero, estudió Filosofía y Letras (Sección de Historia) y se doctoró en 1944.
En 1935 se incorporó al Opus Dei. Recibió directamente del fundador la formación y el espíritu propios de aquel nuevo camino en la Iglesia. Desarrolló una amplia labor de evangelización entre sus compañeros de estudio y trabajo, y desde 1939 realizó numerosos viajes apostólicos por diferentes ciudades de España.
El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote. En 1946 se trasladó a Roma donde empieza una época decisiva en la que, entre otras cosas, realizará —con su actividad intelectual junto a san Josemaría y con su trabajo en la Santa Sede— una honda reflexión sobre el papel y la responsabilidad de los fieles laicos en la misión de la Iglesia, a través del trabajo profesional y las relaciones sociales y familiares.
Entre 1947 y 1950 empujó la expansión apostólica del Opus Dei en Roma, Milán, Nápoles, Palermo y otras ciudades italianas. Promovió actividades de formación cristiana y atendió sacerdotalmente a numerosas personas. El 29 de junio de 1948, el fundador del Opus Dei erigió en Roma el Collegio Romano della Santa Croce, centro internacional de formación del que Álvaro del Portillo fue primer rector y en el que enseñó teología moral (1948-1953). En ese mismo año (1948) obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás.
Durante sus años en Roma, los diversos Papas que se suceden (desde Pío XII hasta Juan Pablo II) le llamaron a desempeñar numerosos encargos, como miembro o consultor de 13 organismos de la Santa Sede. Participó activamente en el Concilio Vaticano II. Juan XXIII le nombró consultor de la Sagrada Congregación del Concilio (1959-66). En las etapas previas al Vaticano II, fue presidente de la Comisión para el Laicado. Ya en el curso del Concilio (1962-65) fue secretario de la Comisión sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano. Terminado el Concilio, Pablo VI le nombró consultor de la Comisión postconciliar sobre los Obispos y el Régimen de las Diócesis (1966). Fue también, durante muchos años, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La vida de Álvaro del Portillo está estrechamente unida a la del fundador. Permaneció siempre a su lado hasta el mismo momento de su muerte, en 1975. Con él viajó a numerosos países para disponer y orientar los diversos apostolados del Opus Dei. 
El 15 de septiembre de 1975, en el congreso general convocado tras el fallecimiento del fundador, don Álvaro del Portillo fue elegido para sucederle al frente del Opus Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó Prelado de la nueva prelatura. En 1991, le confirió la ordenación episcopal en la basílica de San Pedro.
A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo promovió el comienzo de la actividad de la prelatura en 20 nuevos países. En sus viajes pastorales, que le llevaron a los cinco continentes, habló a miles de personas de amor a la Iglesia y al Papa, y predicó con persuasiva simpatía el mensaje cristiano de san Josemaría acerca de la santidad en la vida ordinaria.
Álvaro del Portillo es autor de publicaciones sobre materias teológicas, canónicas y pastorales: “Fieles y laicos en la Iglesia” (1969), “Escritos sobre el sacerdocio” (1970) y numerosos textos dispersos, gran parte de ellos recogidos póstumamente en el volumen “Rendere amabile la Verità. Raccolta di scritti di Mons. Álvaro del Portillo”. En 1992 se publicó el volumen “Intervista sul Fondatore dell'Opus Dei”, fruto de sus conversaciones con el periodista italiano Cesare Cavalleri, sobre la figura de san Josemaría Escrivá, que ha sido traducido a varias lenguas.
Como Prelado del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo estimuló la puesta en marcha de numerosas iniciativas sociales y educativas. El Centre Hospitalier Monkole (Kinshasa, Congo), el Center for Industrial Technology and Enterprise (CITE, en Cebú, Filipinas) y la Niger Foundation (Enugu, Nigeria). Asimismo, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (desde 1985) y el seminario internacional Sedes Sapientiae (desde 1990), ambos en Roma, así como el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa (Pamplona, España). Son una muestra de la preocupación de monseñor del Portillo por el papel del sacerdote en el mundo actual, tema al que dedicó buena parte de sus energías, como se puso de manifiesto en los años del Concilio Vaticano II. 
Monseñor Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. Tras su muerte en 1994, miles de personas han testimoniado por escrito su recuerdo de monseñor Álvaro del Portillo: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra les comunicaba. Fue beatificado el 27 de septiembre de 2014 por el papa Francisco.

OTROS SANTOS DEL DÍA:


San Victoriano. Siglo incierto.
Vencedor.  
El patrón de Adelfia Canneto (Puglia, Italia), no es más que un “cuerpo santo” identificado erróneamente con el mártir de Cartago, festejado el mismo día. 
Después de varias verificaciones se trata de un “cuerpo santo” de las catacumbas romanas de Pretextato que en el 1736, fue donado en un primer momento a una iglesia de Nápoles y después en 1753, a la comunidad de Canneto que lo eligió su patrón. No se tienen noticias históricas de él.

Santos Victoriano, Frumencio y compañeros. M. 484. 
Victoriano: Vencedor.
Frumencio: Que da fruto
Martirologio Romano: Conmemoración de los santos mártires Victoriano, procónsul de Cartago, de dos hermanos de la ciudad de Aguas Regias, hoy Henchir-Baboucha, así como de dos mercaderes, ambos de nombre Frumencio, que, en la persecución desencadenada por los vándalos, bajo el rey arriano Hunerico, padecieron atroces suplicios por su constancia en confesar la fe cristiana, consiguiendo así la gloriosa corona.
Hunnerico, el rey arriano de los vándalos, al principio de su reinado mostró cierta moderación respecto a sus súbditos católicos en Mauritania, pero en el 480, comenzó una política de implacable persecución. Entre las víctimas de más importancia, hubo un grupo de mártires que honramos en este día. 
Entre ellos sobresalió Victoriano, original de Hadrumeto, que era uno de los ciudadanos más ricos de Cartago y que había sido nombrado procónsul de Cartago por el mismo Hunnerico. Cuando se publicaron los edictos de persecución, el rey vándalo intentó por todos los medios que Victoriano se pasara al arrianismo. Al fracasar en sus intenciones, Victoriano fue cruelmente atormentado y al final ejecutado.
El Martirologio Romano une a Victoriano con cuatro mártires que sufrieron al mismo tiempo. Los dos homónimos Frumencio, eran mercaderes, y había otros dos hermanos  que fueron torturados en el potro y después quemados con planchas de hierro al rojo vivo, pero soportaron todo pacientemente hasta el final sin renunciar a la fe nicena.

San Gualterio de Pontoise. M. 1095. 
(Walter, Gualtero. fr.: Gautier de Pontoise).
Dominio o comandante de ejército. Guerrero esforzado
Martirologio Romano: En Pontoise, cerca de París, en Francia, san Gualterio, primer abad del monasterio del lugar, que, renunciando a su amor por la soledad, enseñó con su ejemplo a los monjes la disciplina de la Regla y fustigó en el clero las costumbres simoníacas.
Nacido en Andaiville (Picardía), era novicio de la abadía de Rebais cuando se arriesgó a atender y liberar de su calabozo a un labrador. Era tal su popularidad y la del monasterio por él construido, que fue nombrado, contra su voluntad, para regir la abadía de San Martín de Pontoise, como primer abad; huyó a la abadía de Cluny, donde se escondió con nombre supuesto, hasta que fue reconocido por el célebre abad san Hugo de Cluny. 
Obligado a regresar, se retiró, anónimo de nuevo, a una isla del Loira, junto a Tours, tomando a su cargo la capilla de Santos Cosme y Damián. Su fama atrajo a multitudes. Volvió a ser reconocido y regresó a Pontoise. Logró ir a Roma para pedir al papa san Gregorio VII que le descargase de toda autoridad, pero el Papa le ordenó que debía asumir sus responsabilidades y obligaciones; ya no se pudo huir más y se mantuvo en su puesto hasta el fin de su vida. Luchó por la disciplina de sus monjes y contra la simonía. Tiene culto local.