9 de diciembre de 2014

San JUAN DIEGO CUANHTLATOATZIN. (c.1474 - 1548).


Martirologio Romano: San Juan Diego Cuauhtlatoatzain, de la estirpe indígena nativa, varón provisto de una fe purísima, de humildad y fervor, que logró que se construyera un santuario en honor de la Bienaventurada María Virgen de Guadalupe, en la colina de Tepeyac, en la ciudad de México, en donde se le había aparecido la Madre de Dios.


Santo por sus virtudes heroicas y culto "ab immemorabili". Nació en Guautitlan o Tlayácac (México). Se llamaba Cuauhdatoztzun o Cuauhtlatóhuac ("el que habla como el águila"). Era un indio chichimeca. Se sabe que se casó y que, junto con su esposa María Lucía, recibió el bautismo; como no tenían hijos adoptaron uno. Fue mayoral, y se dedicó al cuidado de sus tierras, pero vivió como un pobre y fue uno de los primeros chichimecas en hacerse cristiano; dedicado a cumplir sus deberes de cristiano sin dilación. En común acuerdo con su mujer hizo voto de continencia. Al morir su esposa, en 1529 se trasladó a Tulpétlac para vivir con su tío Juan Bernardino y estar un poco más cerca del convento franciscano. Fue conocido como un hombre justo y bueno. 
El 12 de diciembre de 1531, estaba ya amaneciendo cuando Juan llegó a un pequeño cerro llamado Tepayac, y oyó una música suavísima, levantó los ojos y vio una nube muy blanca; en torno a ella distinguió un arco de varios colores. Luego vio una hermosa señora que despedía rayos de luz. Ella le dijo: "Vete a la ciudad de Méjico, preséntate al obispo; dile que se me edifique un templo en este lugar". Juan así lo hizo. El obispo Zumárraga no le hizo caso. Desolado Juan, volvió donde la señora. Después de ir y venir varias veces, la Virgen le mandó que recogiera un ramo de flores del campo. Era puro invierno. Cuando fue a llevarlas al obispo, como prueba de su presencia, el obispo no le hizo caso, pero Juan descubrió en su tilma o manta tejida de fibras de magüey la imagen impresa, volvió al obispo, que lo creyó entonces, cuando le dijo que era la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura. Los últimos análisis de la imagen nos demuestran a Juan Diego y al obispo retratados en las pupilas de la Virgen de Guadalupe. Sufrió la investigación de la Inquisición, y a pesar de las mentiras que se dijeron de él, nada pudo contra su vida y rectitud. Desde que tuvo estas apariciones, Juan, vivió vida como ermitaño y evangelizador del mensaje recibido, teniendo fama de santidad entre los suyos, hasta su muerte con 74 años en Tapeyac. Fue canonizado por SS Juan Pablo II en la propia ciudad de México el 31 de julio de 2002.  MEMORIA FACULTATIVA.

Santa LEOCADIA DE TOLEDO. M. c. 303.


Martirologio Romano: En Toledo, en España, santa Leocadia, virgen y mártir, insigne por la confesión de Cristo.

Según narra Prudencio, era hija de padre griego y madre toledana, pertenecientes a la aristocracia hispano-romana; fue educada cristianamente y era conocida en Toledo, su ciudad natal, por su belleza y amor hacia los pobres; pertenecía a la orden de las vírgenes.
Al inicio del siglo IV penetró en España, procedente de las Galias, el gobernador imperial Daciano que traía fama de ser cruel. Dice un autor antiguo: "La tierra, empapada de sangre, gritaría, si la lengua callase, la magnitud de los escarnios, azotes y tormentos y derramamientos de sangre por él perpetrados. Testimonio cruento de su paso feroz fueron los mártires Félix, Cucufate, Eulalia, los Innumerables de Zaragoza, los santos hermanos Justo y Pastor, los también hermanos Vicente, Sabina y Cristeta y la emeritense virgen Eulalia".
Daciano al llegar a Toledo, lo primero que hizo fue aplicar el edicto de persecución de Diocleciano contra los cristianos. No sabemos cómo, pero lo cierto es que la joven Leocadia se presentó ante el gobernador que se quedó sorprendido de que una joven de buena familia fuera cristiana y la quiso hacer abjurar de su fe, y para ello la encerró en la cárcel hasta que apostatara, y ella mientras tanto oraba en su encierro. Le hablaron de una joven de Mérida, santa Eulalia, que acababa de morir por no haber querido renegar de su fe. Aquello se le dijo para que abjurase y atemorizarla, pero surgió el efecto contrario: Leocadia quiso imitar a Eulalia. El prefecto mandó decapitarla, pero no se pudo cumplir la sentencia, Leocadia había muerto en prisión, delante de una cruz que ella misma había grabado en la roca. La leyenda dice que fue arrojada al vacío desde lo alto de un cantil. Patrona de Toledo. 

Beato LIBORIO WAGNER. (1593-1631).


Martirologio Romano: En el río Meno en Baviera en Alemania, beato Liborio Wagner, sacerdote y mártir, que, hombre de insigne caridad, coronó con la efusión de su sangre el cuidado pastoral puesta al servicio tanto de los católicos como de los hermanos separados

Nació en Mülhseusen, en la diócesis de Würzburgo en el seno de una familia luterana. Estudió humanidades en su pueblo natal, con 20 años realiza estudios superiores en Leipzig, Gotha y Estrasburgo, consiguiendo el magisterio en 1617. Era un joven inteligente y muy responsable.
Con 28 años, ejerció el magisterio y permaneció soltero. En 1622, y en Würzburgo entró en contacto con los jesuitas, por cuyo influjo se convirtió al catolicismo, abandonando previamente secretamente la casa paterna y fue ordenado sacerdote en 1625. 
Trabajó primero en Hardeim durante un año como coadjutor, y en 1626, es trasladado a Altenmünster-Sulzdorf como párroco, cargo que conservará hasta el fin. Como párroco se mostró celoso por el bien de sus feligreses muchos de ellos alejados de la fe; procurando atraer a muchos al catolicismo. 
La guerra de los Treinta Años hizo muy difícil su ministerio pues hizo que se agravaran las tensiones entre católicos y protestantes a nivel del pueblo. Su condición de luterano converso le hacían particularmente odioso a la facción protestante. Tuvo que pasar a la clandestinidad, pero fue detenido en 1631 y llevado al castillo de Mainberg, donde fue torturado para que renegara del catolicismo. Se mantuvo firme. Sacado del castillo y llevado al río, fue sometido a terribles tormentos. Con un martillo le machacaron los dedos, las manos, los brazos. Le atravesaron con pinchos los pies... Junto al río recibió un tiro que lo dejó maltrecho y luego un soldado lo remató con la espada. Su cadáver fue despojado de las ropas eclesiásticas para que no fuera reconocido y arrojado al río. Recuperado fue llevado a la parroquia de Heidenfeld donde está enterrado.  
Ya desde hacía tiempo, con la afluencia de devotos, venía creciendo el culto al valiente campeón de la fe católica en Alemania; pero es en 1931, tres siglos después de su muerte, superadas todas las dificultades ideológicas e históricas que se interponían, cuando se introduce la causa de beatificación, que concluyó con una ceremonia solemne que lo eleva al honor de los altares como beato, el 24 de marzo de 1974, por SS el papa Pablo VI.

San PEDRO FOURIER. (1565-1640).


Martirologio Romano: En Gray, de la Borgoña, en donde se había retirado al ser desterrado, tránsito de san Pedro Fourier, presbítero, que escogió para sí la pobrísima parroquia de Mattaincourt, en la Lorena, a la que sirvió admirablemente, y renovó los Canónigos Regulares del Salvador, así como fundó el Instituto de Canonesas Regulares de Nuestra Señora, para la educación gratuita de las niñas.

Lorenés nacido en Mirecourt (Lorena) en el seno de una modesta familia de comerciantes de tejidos, en una época de conflictos a causa de la Reforma. Pedro se vio envuelto en estos eventos, pero decía "ganar una sola alma es más que crear un mundo". Estudió en la universidad de Pont-à-Mousson, en su ciudad natal y regida por los jesuitas. A los 20 años se hizo canónigo agustino regular en la abadía de Chaumousey, cerca de Epinal; fue ordenado sacerdote y en 1589 fue enviado a continuar sus estudios teológicos a Pont-à-Mousson. De allí saldrá convertido en un brillante teólogo, y eligió la parroquia más oscura y difícil de los Vosgos en la aldea de Mattaincourt, llena de calvinistas, miseria y abandono. Allí permaneció durante 30 años. 
Sus sermones, su caridad y su ejemplo operaron una rápida transformación y, mientras evangelizaba a sus feligreses, se ocupó de fundar una caja de socorros mutuos; puso paz y organizó escuelas gratuitas. Luchó contra la peste endémica de su parroquia y consiguió su erradicación. Las escuelas para niñas le llevaron a fundar en 1598, junto con la beata Alexia Le Clerc, la Congregación de Canonesas de Nuestra Señora, Orden que tropezó con muchas dificultades, ya que en la época escandalizaba el hecho de que unas religiosas de clausura se dedicasen a la enseñanza fuera del claustro; intentó fundar otra Congregación para la enseñanza de niños, pero no tuvo éxito. También creó una institución de crédito: la Bolsa del Espíritu Santo, que sería el germen de las futuras cajas de ahorros, a favor de muchos comerciantes que se habían arruinado. También quiso intervenir en la resolución amistosa de los pleitos. Su idea era formar una reunión de personas desinteresadas y juiciosas que, en unión de dos abogados, señalarían un día para audiencias públicas y gratuitas a fin de transigir amigablemente las cuestiones planteadas por los litigantes. Si alguna de las partes no quería someterse a la decisión de los árbitros tenía que depositar en una caja común, fundada para este objeto, la suma necesaria para costear los gastos de un juicio ordinario, con lo que pagaba los gastos de la parte que era favorable al arbitraje. Con esto se adelantó a los tribunales arbitrales tal como los conocemos hoy en día. 
En 1621, el obispo de Toul le encomendó la reforma de los Canónigos Regulares; fue nombrado general de la unión de monasterios reformados que tomó el nombre de Congregación de Nuestro Salvador. Cuando la guerra de los Treinta Años, Mattaincourt estaba irreconocible por su transformación espiritual y de costumbres, pero la lealtad de Pedro al duque de Lorena, y por su oposición a las alianzas con los protestantes del cardenal Richelieu, además fue consejero del duque Carlos IV, a quien apoyó sin reservas en las opciones a favor de la causa imperial católica, le obligaron a exiliarse y murió en Gray en el Franco Condado. Su canonización tuvo lugar en 1897 por León XIII. El santuario de San Pedro Fourier en Mattaincourt es un importante centro de peregrinación.

Beato BERNARDO MARÍA DE JESÚS SILVESTRELLI. (1831-1911).


Martirologio Romano: En Moricone en Sabina en el Lazio, beato Bernardo María de Jesús (Cesar) Silvestrelli, sacerdote de la Congregación de la Pasión, que, elegido prepósito general, trabajó alegremente para el crecimiento y la difusión de la Orden

Bernardo María Silvestrelli nació en Roma, en el seno de una noble familia de Toscana. Se le impusieron los nombres de Cesare y Pietro. Asistió al colegio Romano de los jesuitas, mientras que en casa daba clases de música y pintura. De vez en cuando se permitía frecuentar alguna cacería, que le apasionaba. Frecuentó el oratorio, donde maduró su vida espiritual y descubrió el valor del apostolado. En una cacería recaló en el convento pasionista de San Eutiquio y tuvo una conversión radical que resolvió su vocación.
En 1853, a la muerte de su padre, entró en la Congregación de los pasionistas de san Pablo de la Cruz, pero debido a su salud tuvo que dejar el noviciado pocos meses más tarde. En 1855 recibió la ordenación sacerdotal. Bernardo ejercía el ministerio, pero sentía continuamente la llamada a la vida de consagración en los pasionistas. Después de experiencias pastorales, solicitó de nuevo la admisión en la Congregación y comenzó su segunda experiencia en 1856. Tomó el nombre de Bernardo María de Jesús. En su testamento dejó su considerable patrimonio a los pobres y a las víctimas del cólera de la población de Puerto San Esteban, en Las Marcas. En el noviciado coincidió con san Gabriel de la Dolorosa. 
 En 1857, emitió la profesión, ofreciéndose en holocausto a Jesús crucificado. Escribió “Charlas espirituales”, que vienen a ser sus encuentros dialogados con los jóvenes. En 1865 fue destinado a Roma a la comunidad de la Scala Santa. Desempeño varios cargos: maestro de novicios, superior, consultor provincial y superior general, cargo que ocupó durante 25 años, dando un gran impulso a la Congregación. Fue elegido durante cinco veces consecutivas en una etapa convulsa para la Italia del “risoggirmento”; la prisión del Papa en el Vaticano y en Gaeta, la persecución religiosa, la crisis de los conventos religiosos... San Pío X lo exoneró del cargo, pero expresó el deseo de que se le conservase el título de General "emérito", después de que rechazara varias veces el cardenalato. Se le considera el segundo fundador de la Orden de los pasionistas. Falleció en Moricone a consecuencias de una caída. San Juan Pablo II lo declara beato el 16 de octubre de 1988.

Beatos RECAREDO DE LOS RÍOS FABREGAT, JULIÁN RODRÍGUEZ SÁNCHEZ y JOSÉ GIMÉNEZ LÓPEZ. M. 1936.


Martirologio Romano: En el lugar de Picadero de Paterna siempre en el territorio de Valencia, beatos Ricardo de los Ríos Fabregat, Julián Rodríguez Sánchez y José Giménez López, sacerdotes de la Sociedad Salesiana y mártires, que, durante la persecución contra la fe, llevaron a término la gloriosa prueba por Cristo

Recaredo nació en Bétera, Valencia en 1893. Su familia era profundamente cristiana y su vocación se manifestó desde niño. Fue alumno del Colegio de Valencia e hizo su profesión como salesiano en 1909. Sacerdote en 1917. Hijo de su tierra, brillaba por la inteligencia, por la capacidad artística y era también un gran orador. Ya en vida se le reconocía santo. 
Director en Villena y en Alicante, sufrió en su propio cuerpo, sonriendo, las violencias de 1931; fue amenazado por un grupo que asaltó la escuela. Aunque los asaltantes hablaban de la necesidad de matarlo o pegarle, él no perdió jamás su sonrisa. Pasó por las casa de Sarriá (Barcelona), Huesca, Campello, Villena, Alicante y Valencia. Se mostraba siempre sereno, también durante el asalto a la escuela y su encarcelamiento. Acompañó y sostuvo al grupo de salesianos hasta el momento de la muerte. Murió fusilado en el Picadero de Paterna. 

Julián nació en Salamanca en 1896. Profesó como salesiano en 1917 y como sacerdote en 1930. Entusiasta del culto y de la educación. Se distinguió por su generosidad en la dedicación al trabajo, gentil y servicial. No queriendo hacer daño a sus benefactores rechazó refugiarse con ellos, se presentó voluntariamente a la autoridad y fue encarcelado. Mártir en el Picadero de Paterna. 


José nació en Cartagena, Murcia, en 1904. Huérfano a los cinco años, estudió en los salesianos de Alicante. Profesó como salesiano en 1925, sacerdote en 1934, volvió a Alcoy, ilusionado con su misión. Trabajó únicamente en Alcoy (Alicante), donde fue muy querido. Con los Ejercicios en Valencia le llegó la prisión y el holocausto. Fue arrestado junto a don Antonio Martín en la casa donde se habían escondido, los dos morirían después en la cárcel. Mártir en el Picadero de Paterna. 

Beata DOLORES BROSETA BONET. (1892-1936).


Nació en Bétera (Valencia. España). Ella, de joven, entró a formar parte de la Asociación de Hijas de María de la Medalla Milagrosa, y en ella cultivó la oración, servicio a los pobres y la imitación de la Sma. Virgen. Terminada su formación en el Colegio a los 16 años, se dedica a ayudar a las Hermanas, sin descuidar a su madre anciana, ya que sus tres hermanos vivían fuera de Bétera. En este ambiente sintió la llamada del Señor y decidió seguirla como Hija de la Caridad. A los 21 años, se fue al Hospital de Valencia para realizar la prueba, pero, por padecer hemorragias frecuentes, no pudo ingresar en la Compañía, por lo que se dedicó al cuidado y la enseñanza de niños. Pero en 1925, cuando murió su madre, se trasladó a vivir al convento, ayudando a las monjas como laica. 
A pesar de su salud delicada, Dolores servía a la comunidad de todas las maneras en que le era posible. Según cuenta quien la conocía, era una mujer muy generosa y buena. Cuando el 21 de julio de 1936 las religiosas fueron expulsadas del convento, Dolores se refugió en casa de sus hermanos. 
Las monjas, en cambio, encontraron hospitalidad en un piso del pueblo, pero a principios de agosto el comité comunista las obligó a abandonar Bétera. La pequeña comunidad de cinco religiosas se trasladó a Valencia, a una posada, y Dolores se ocupó de que no les faltasen víveres. 
Recorría las calles buscando los modos para proveer a las religiosas de todo lo que necesitaran. A menudo iba de Valencia a Bétera y vuelta para hacer llegar a las “hermanas” la comida recogida entre los habitantes del pueblo, que aún sentían cariño y estima por las religiosas.
Un exalcalde amenazó a Dolores para que le dijera el lugar donde estaban refugiadas las Hermanas. Ella lloró mucho, pero no le dijo el paradero. En este empeño, el exalcalde y otro compinche de Moncada, en uno de estos viajes que hacía Dolores, le siguieron y vieron donde entraba, localizaron a las Hermanas y, apresadas, las llevaron a la Checa ubicada en el Seminario diocesano de Moncada (Valencia); y también se llevaron con ellas a Dolores Broseta. El 9 de diciembre, a la una de la madrugada, fueron llevadas al “Picadero de Paterna”, donde normalmente se asesinaban a los sacerdotes y religiosas. Allí fueron fusiladas junto a otros treinta o cuarenta católicos. Fueron beatificadas el 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

OTROS SANTOS DEL DÍA:


Santa Ana. s. X a. C.  (Antiguo Testamento). (Iglesia ortodoxa griega).
Era una de las dos esposas de Elkana el Zufita. Siendo esteril, fue en peregrinación al templo de Silo, un valle entre Siquém y Ramá, la localidad donde habitaba, imploró al Señor que la hiciera madre, haciendo el voto de ofrecerle su criatura  “para todos los días de su vida” (I Sam 1, 12). Obtenida la gracia, impuso a su hijo un nombre que hacía comprender una verdadera consagración: Samuel, que en hebreo quiere decir “el nombre (de Dios) es El” (Shem-EI) pero ligado también al hecho que la madre lo ha insistentemente solicitado, este sería el significado porque en hebreo “shal’al”es como decir “solicitar”, lógicamente en este caso al Señor, (I Sam, 1-20). 
El nacimiento de Samuel (Sam 2, 1-10) inspira a Ana un cántico de acción de gracias que algunos consideran el prototipo del “Magnificat”. Ana agradecida al Señor y fiel a su voto, regresó a Silo y entregó a su hijo al sacerdote Elí. Es festejada por los ortodoxos griegos.

San Siro de Pavía. M. 112. 
Martirologio Romano: En Pavía, san Siro, primer obispo de la ciudad
Obispo de Pavía. Le sucedió san Pompeyo. Su vida es una leyenda, y se dice que fue enviado por el propio san Pedro a evangelizar el valle del Po, y que había sido discípulo de san Hermágoras de Aquileya. Así llegó a Pavía donde fue el primer obispo. Patrón de Pavía.

Santa Valeria de Limoges. s. III. 
Según la leyenda, Marcial, obispo de Limoges, convirtió y bautizó a Valeria y a su madre, Susana. Susana murió poco tiempo después, dejando a Marcial una gran fortuna. Valeria, ya cristiana, legó a los pobres la parte de su herencia y consagro a Dios su virginidad.
Esteban, su prometido, regresó de la guerra, y Valeria, continúa la tradición, le rogó que olvidase sus amores, confesándole cómo se había prometido a otro y más poderoso Señor. Pero el celoso enamorado, no le dejó terminar las explicaciones: sacó la espada, y la cortó la cabeza.
Y entonces, mientras su alma volaba al cielo, el cuerpo de Valeria se levantó, recogió su cabeza, se encaminó a deponerlo a los pies de Marcial. El novio que vio esto, se arrodilló llorando a los pies del obispo, pidiéndole perdón, cumplió una amarga penitencia, y finalmente recibió el bautismo. 
Hasta aquí la leyenda. Sabemos que existen los restos de una mártir en Limoges venerada antes del año Mil.

Santa Gorgonia. M. c. 370. 
Martirologio Romano: En Nazianzo, de Capadocia, santa Gorgonia, madre de familia, que fue hija de santa Nonna y hermana de san Gregorio el Teólogo y de san Cesáreo. Fue el mismo Gregorio quien escribió sus virtudes.
Natural de Nacianzo en Capadocia, Turquía. Hija de santos Gregorio Nacianceno "el Viejo" y de Nonna. Parece ser que deseó con grandes ansias el bautismo, aunque se bautizó muy tarde. Estuvo casada con Alipio, al que convirtió, y tuvo tres hijos a los que educó cristianamente. San Gregorio Nacianceno, su hermano, puso de relieve su generosidad y su entrega al servicio de los pobres. Su hermano san Cesáreo de Capadocia escribió su vida. 

San Víctor de Piacenza. (c.300 - c.375). 
Primer obispo de Piacenza (322-c.375). El emperador Constantino le concedió ayuda económica para que construyera en el extramuros de la ciudad la iglesia dedicada a san Antonino Mártir. Asistió al Concilio de Nicea del 325, al Sínodo de Roma del 324, al de Milán del 355 y también al concilio de Roma del 372, en el que los obispos de Occidente enviaron una carta a los obispos orientales, que llevó san Savino, que más tarde sería el sucesor de Víctor como obispo de Piacenza.
Luchó contra los arrianos que pululaban en las cercanías de Milán, protegidos por el obispo Assenzio; fue a Milán en el 374, con motivo de la consagración episcopal de san Ambrosio. El mismo san Ambrosio, después de la muerte de Víctor, elogió su labor apostólica destacando la derrota del paganismo y el entusiamo que despertó en muchas niñas de Piacenza que optaron ir a Milán para llevar una vida de consagración virginal. Murió en Piacenza.

San Cipriano de Geneouillac. M. 586. 
Martirologio Romano: En el monasterio de Geneouillac, cerca de Perigueux, en la Galia, san Cipriano, abad, preclaro por el cuidado de los enfermos.
Natural de Alvernia. Junto con santos Amando y Soro, dejaron su hogar y se pusieron bajo la dirección de Savalón, abad del monasterio de Geneouillac, cerca de Périgueux, de donde Cipriano fue abad. Después de tres años se retiraron a un lugar apartado, conocido como Ad petras levatas (Peyrelevade), pero después se separaron para vivir en soledad. Cipriano se retiró a Dordoña donde vivió como ermitaño hasta su muerte. 
Según otra fuente, Cipriano vivió en tiempos de Carterio, obispo de Périgueux, y que participó en el concilio de Macon del 585: aceptando estos datos cronológicos, se puede admitir que fue contemporáneo de san Gregorio de Tours. San Gregorio de Tours, nos cuenta su vida y lo define como un hombre “de gran santidad”, también dice de él: “Ha tenido muchas veces que curar las manos débiles, de dar a los paralíticos el uso de sus miembros y la vista a los ciegos. Tres leprosos ha recuperado la salud gracias a sus unciones. Y al presente no es raro que los enfermos se vean sanados orando con fe sobre su tumba”.
 
Santa Wulfhilda. M. c. 1000. 
Cuando era novicia en la abadía benedictina de Wilton, el rey Edgardo pidió su mano, pero ella deseaba hacerse monja; después de intentar raptarla en vano, el rey consintió que siguiera su vocación y la nombró abadesa de los monasterios de Barking y de Horton. Más tarde tuvo que huir de una abadía a la otra, (vivió en la de Horton durante 20 años), pero hacia el 993, consiguió regresar como abadesa de ambas casas. 

Simón Takeda y compañeros. Beatos. M. 1603. 
Martirologio Romano: En Yamato, Kagoshima, Japón, beatos Simón Takeda y su esposa Inés, con su madre Juana, y Magdalena Minami, con su hijo adoptivo Luis, de siete años, todos ellos mártires. Simón muere decapitado y los demás crucificados, rezando a coro o predicando desde la cruz.
Simón Takeda era samurai y 35 años y su esposa Inés, con su madre Juana de 55 años. Los varones samurais mueren decapitados. Las mujeres y el niño, crucificados. Destaca la alegría en el momento del martirio, vistiendo su mejor vestido de fiesta. Magdalena Minami, esposa del samurai beato Juan Minami (y que había sido decapitado el día anterior) desde la cruz, rezaba a coro con su hijo adoptivo Luis de 7 años. Juana Takeda predicaba desde la cruz.

José Ferrer Esteve. Beato. (1904-1936). 
Martirologio Romano: En la ciudad de Algemesí (Valencia), beato José Ferrer, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías y mártir, que, en tiempo de persecución, por ser sacerdote fue llevado al glorioso martirio.
Nació en Algemesí, Valencia, en el seno de unos agricultores ricos. Ingresó en los escolapios, siendo aun niño, en la Masía del Pilar de Godelleta. Sacerdote escolapio, desarrolló su ministerio calasancio en Albacete, Algemesí y Utiel. En 1934 fue nombrado maestro de novicios, en Albarracín, sede del noviciado. Fue un hombre simpático de profunda piedad. 
Al estallar la guerra civil, se marchó de vacaciones a Algemesí, con su familia. Fue detenido, y no tuvo miedo a la muerte. Por el contrario, se dispuso a acogerla como un don de Dios. Murió fusilado en la carretera en dirección a Alcira, después de atraversar la localidad de Llombay. Fue beatificado por Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995 en el grupo de trece escolapios martirizados en diversos días y en varios lugares en 1936.