24 de noviembre de 2014

San ANDRÉS DUNG-LAC y 116 compañeros mártires en Vietnam. (1736-1861).


Martirologio Romano: Memoria de santos Andrés Dung Lac, presbítero, y de sus compañeros, mártires. En una común celebración se venera a los ciento diecisiete mártires de las regiones asiáticas de Tonquín, Annam y de la Cochinchina. Ocho de ellos eran obispos, otros muchos presbíteros, amén de ingente número de fieles de ambos sexos y de toda condición y edad, todos los cuales prefirieron el destierro, las cárceles, los tormentos y finalmente los extremos suplicios, antes que pisotear la cruz y desviarse de la fe cristiana.  


El trabajo de evangelización fue llevado a cabo desde el principio del siglo XVI, por un misionero llamado Ignacio. La historia, sin embargo, comenzó un siglo después, en 1615, cuando en el puerto de Tourane (hoy Da Nang) desembarcaron dos jesuitas, a los que se incorporó más tarde, en 1624, Alejandro Rhodes, considerado el verdadero fundador de la Iglesia en aquel país. 
Los cristianos al inicio tuvieron las simpatías por las autoridades y vivieron en paz, hasta que una sequía que asoló el país, provocó las iras de la población que se la achacaron a los misioneros por sus predicaciones, además parecía que los cristianos no parecían tener ningún respeto por los difuntos, tal como era la concepción de su cultura. 
En 1627, desde Conchinchina (la parte meridional del país) los misioneros se dirigieron hacia el norte, en la región llamada Tonkín. El éxito fue grande, pero pronto surgieron las dificultades: los misioneros fueron acusados de minar los fundamentos del Estado pidiendo a los cristianos que sólo tuvieran una mujer. A ello se añadió la destrucción de imágenes sagradas, símbolo del culto nacional. 
En 1644, al aumentar las hostilidades, los jesuitas abandonaron el país. Un año después, ya algunos cristianos vietnamitas fueron asesinados por no obedecer las leyes que les prohibían ser cristianos; entre ellos nos encontramos a Andrés de Phu Yen. La dificultad creada obligaron a los misioneros a crear un clero local y formar dos vicariatos apostólicos los del Norte y del Sur, con sede en Dang-Ngoai y Dang-Trong respectivamente, y dio en los siglos siguientes admirables frutos, hasta la constitución de la jerarquía vietnamita en 1960 por obra de Juan XXIII. 
En el siglo XVIII está marcado por una fuerte expansión cristiana, especialmente en el norte, y un considerable aumento del clero indígena. Pero también fueron numerosas las manifestaciones de intolerancia. El abundante fruto fue sobre todo el resultado de la efusión de la sangre de los mártires: misioneros y clero local así como seglares intrépidos regaron con su sangre la tierra vietnamita, soportando junto, sin llegar a la sangre, innumerables cristianos la furia de la persecución y permaneciendo firmes en la fe. María se dignó a visitar a los cristianos perseguidos apareciéndose en las montañas de La-Vang, en el 1798, a los cristianos allí escondidos. Ella dio aliento a aquella atribulada comunidad.
Se decretaron por parte de los varios señores y reyes hasta 53 edictos de persecución en un total de 261 años (1625-1886), calculándose unas 130.000 víctimas en todo este periodo. La inmensa mayoría de estos confesores de la fe fueron enterrados de forma anónima, pero su recuerdo global permanece vivo en la comunidad cristiana. La Santa Sede había elevado a los altares a 117: 64 por León XIII en 1900, 8 en 1906 por san Pío X, 20 en 1909 por el mismo papa, y 25 por Pío XII en 1951. Juan Pablo II los canonizó a todos en 1988. La canonización comprende los mártires ejecutados en Indochina, la mayoría, entre 1833-1840 y entre el 1859 y 1861. 

Sus nacionalidades son: 6 obispos y 5 sacerdotes de la Orden de Predicadores, todos españoles: José María Díaz Sanjurjo, Obispo de Platea. Melchor García Sampedro, Obispo. Jerónimo Hermosilla, Obispo. Valentín Berrio Ochoa. Obispo de Centuria. Clemente Ignacio Delgado Cebrián, Obispo de Mylopótamos. Domingo Henares, Obispo de Fez. 
Francisco Gil de Federich, Mateo Alonso Leciniana, Jacinto Castañeda Puchasons, José Fernández de Ventosa, Pedro José Almató Ribera
 2 obispos y 8 sacerdotes de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, todos ellos franceses: Pedro Dumolin Borie. Obispo de Acanto. Esteban Teodoro Cuénot. Obispo de Metellóplis.   
Francisco Isidoro Gagelin, Francisco Jaccard, José Marchand, Juan Carlos CornayJuan Luis Bonnard, Juan Teófanes Vérnard, Pedro Francisco Nerón, Agustín Schoeffler
26 sacerdotes seculares nativos: Pbro. Andrés Dung-Lac, Bernardo Vu Van Due, Domingo Cam, Emanuel Nguyen Van Trieu, Felipe Phan Van Minh, José Dang Dinh (Nien) Vien, José Nguyen Dinh Nghi, Juan Dat, Juan Doan Trinh Hoan, Lorenzo Nguyen Van Huong, Lucas Vu Ba Loan, Martín Ta Duc Thinh, Pablo Le Bao Tinh, Pablo Le Van Loc, Pablo Nguyen Ngan, Pablo Phan Khac Khoan, Pedro Doan Long Quy, Pedro Khanh, Pedro Le Tuy, Pedro Nguyen Ba Tuan, Pedro Nguyen Van Luu, Pedro Phan Van Tizi, Pedro Vo Bang Khoa, Santiago Do Mai NamTomás Khuong, Vicente Nguyen The Diem.  
11 dominicos nativos: Domingo Mau, Domingo Nguyen Van Hanh (Dieu), Domingo Nguyen Van (Doan) Xuyen, Domingo Trach (Doai), Domingo Tuoc, José Do Quan Hien, José Tuan, Pedro Nguyen Van Tu, Tomás Dinh Viet Du, Vicente Do Yen, Vicente Le Ouang Liem.   
1 mujer: Inés Le Thi Thanh (De)
1 seminarista: Tomás Tran Van Thien
13 catequistas: Andrés Nguyen Kim Thong (Nam Thuong). Alcalde. Francisco Do Van (Hien) Chieu. Laico. Francisco Javier Can. Laico. José Nguyen Van Luu. Agricultor. Juan Bautista Dinh Van Thanh. Laico. Mateo Nguyen Van (Nguyen) Phuong. Comerciante. Miguel Ho Dinh Hy. Mandarín. Pablo Nguyen Van My. Laico. Pedro Doan Van Van. Laico. Pedro Nguyen Khac Tu. Laico. Pedro Nguyen Van Hieu. Laico. Pedro Truong Van Dung. Laico. Pedro Vu Van Truat. Laico.
10 terciarios dominicos: Agustín Nguyen Van Moi, Domingo Bui Van Uy, Domingo Pham Trong (An) Kham, Esteban Nguyen Van Vinti, Francisco Javier Ha Thong Mau, José Hoang Luong Canh, José Nguyen Dinh Upen, José Nguyen Duy Khang, Tomás Nguyen Van De, Tomás Toan.
34 cristianos laicos: Agustín Phan Viet. Soldado. Andrés Tran Van Thong. Tejedor. Andrés Tuong. Terrateniente. Antonio Nguyen Huu (Nam) Quynh. Médico. Domingo Dinh Dat. Soldado. Domingo Huyen. Pescador. Domingo Mao. Agricultor. Domingo Nguyen. Médico. Domingo Nhi. Terrateniente. Domingo Ninh. Agricultor. Domingo Tori. Pescador. Emanuel Le Van Phung. Laico. Francisco Phan Van Trung. Soldado. José Pham Thong (Cai) Ta. Cofrade. José Tuan. Agricultor. José Tuc. Agricultor. Juan Bautista Con. Agricultor. José Le Dang Thi. Capitán. Lorenzo Ngon. Agricultor. Lucas Pham Thong (Cai) Thin. Mandarín. Mateo Le Van Gam. Laico. Martín Tho. Exactor. Miguel Nguyen Huy My. Alcalde. Nicolás Bui Duc The. Soldado. Pablo (Dong) Duong. Laico. Pablo Hanh. Bandido. Pablo Tong Viet Buong. Capitán. Pedro Da. Sacristán. Pedro Dung. Pescador. Pedro Nguyen Dich. Agricultor. Pedro Thuan. Pescador. Simón Phan Dac Hoa. Médico. Vicente Duong. Agricultor. Vicente Tuong. Juez. MEMORIA OBLIGATORIA. 

Santos PEDRO DUMOLIN BORIE, PEDRO VO DANG KHOA y VICENTE NGUYEN THE DIEM. M.1838.


Martirologio Romano: En la ciudad de Dong Hoy en Vietnam, santos mártires Pedro Dumolin Borie, obispo de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, Pedro Vo Bang Khoa y Vicente Nguyen The Diem, sacerdotes, de los cuales el primero fue decapitado, los otros estrangulados, por orden del emperador Minh Mang.


Pedro Dumolin había nacido en Beynat, Cahors (Francia) en 1808, y era hijo de unos molineros, por eso le llamaban “De Moulin” (del molino) como alias, que luego se añadió a su apellido Borie. No era un buen alumno en el seminario, hasta que la lectura de los “Anales de la Propagación de la Fe” despertó en él, la vocación misionera. En el 1832 fue ordenado sacerdote en la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y fue enviado a Vietnam, entonces Tonkin Occidental. 
Antes de entrar en este país tuvo que esperar muchos meses en Macao. Llegó en plena persecución, lo que le obligó a una vida clandestina, lo que no fue obstáculo para que, encargado de la zona meridional del Vicariato, con 50.000 cristianos y nos 30 sacerdotes indígenas más los numerosos seminaristas, manifestara unas magníficas cualidades como misionero. Hablaba correctamente la lengua del país, se adaptó a sus costumbres y además supo dirigir la labor de los sacerdotes nativos como arcipreste de la zona. Logró reconstruir dos conventos y levantar dos seminarios menores.
En 1838 fue arrestado y recibió en prisión el nombramiento de obispo titular de Acanto y vicario apostólico de Tonkin occidental. Los padres de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París habían iniciado su actividad en Vietnam desde su fundación, en 1660. Entre las acciones importantes desarrolladas debemos notar: la celebración del primer sínodo pastoral (1670); la reorganización de la "Casa de Dios"; la fundación de la "Congregación de las amantes de la Cruz" y la creación del seminario regional de Penang (1807). 
Fue detenido por las denuncias de un conocido. Aunque no pudo consagrarse obispo, no dejó por ello de tomar las medidas necesarias para garantizar el gobierno de la comunidad cristiana. Se preparó para la muerte con serenidad, y se negó a la apostasía. Pedro Vo Dang Khoa y Vicente Nguyen The Diem eran sacerdotes vietnamitas que fueron estrangulados en Dong Hoi, mientras el obispo era decapitado. 

Pedro Vo Dang Khoa nace en Thuong-Nai en 1790 y es ordenado sacerdote a los 30 años. Trabaja pastoralmente en Bach-Bati, Chang-Chuong y en Bo-Chim, donde tuvo como párroco a san Vicente Diem, que será compañero suyo de martirio. Enviado como párroco a Con-dua, fue arrestado en el poblado de Le-son y llevado a la cárcel de la capital de la provincia, donde halló a sus compañeros de martirio. Con ellos se preparó a dar un limpio y coherente testimonio de Cristo. Fue martirizado por estrangulamiento.

Vicente Ngyen Tho Diem nace en An-Do en el seno de una familia cristiana. Seminarista desde niño, una vez ordenado sacerdote ejerce su ministerio como párroco en Bo-Chim y en Con-Nam, atendiendo con gran celo a los fieles y cuidando mucho de los pobres. Forma con mucho cuidado a los catequistas y logra aumentar el número de fieles de su comunidad. Cuando en 1838 se hace muy firme la persecución, se ve obligado a retirarse de la parroquia, pero en el camino hacia An-Bai es arrestado por la denuncia de un apóstata. Conducido a la prisión de Dong-Hoi, confesó la fe pero fue poco prudente en los interrogatorios y pudo saberse por él el nombre de los cristianos que habían albergado sacerdotes, lo que trajo consigo su arresto. El obispo Borie se lo reprochó y él reconoció su fallo y pidió al tribunal dejara libres a las personas arrestadas por su culpa. Volvió a dar testimonio público de su fe y se negó a apostatar, por lo que fue estrangulado.

Santa EANFLEDA. M. c. 704.


Hija del rey san Edwin de Northumbría y de santa Ethelburga de Lyminge, fue bautizada por san Paulino de York. Cuando murió su padre en la batalla de Hatfield Chase, en el 633, se trasladó a Kent, tierra de origen de su madre, con esta última y el obispo san Paulino. En el 642, regresó a Northumbría y se casó con el rey Oswy de Bernicia, con la esperanza de reunificar las dos ramas de la monarquía en aquella región; se atribuyó el rol de protectora de la paz. En el 651, su marido asesinó a su primo san Oswin y Eanfleda le convenció que fundara el monasterio de Gilling, como expiación de su culpa. Aunque fue educada según la tradición celta, apoyó a san Wilfrido de York en la celebración de la Pascua según el rito romano. 
El inical apoyo de san Oswin al partido celta, con respecto a la celebración de la Pascua, supuso que en la corte real se celebrase la Pascua en dos veces, y llevó a una crisis de la Iglesia celta que terminó con la convocatoria del sínodo de Whitby. El pontífice san Vitaliano, en gratitud por su apoyo a la fecha de la Pascual romana, le regaló a Eanfleda una cruz de oro. En el 670, al quedarse viuda ingresó como benedictina en Whitby, como discípula de la abadesa santa Hilda, a la que sucedería después en el cargo. Más tarde le sucedió su hija santa Elfleda como abadesa. Durante el mandato de santa Eanfleda, el monasterio estuvo siempre a la disposición de la Iglesia de Roma. 
En este monasterio fue sepultado Oswy y su mujer trasladó también los restos de su padre. Eanfleda murió y fue sepultada junto a su marido. Sus reliquias fueron, después, trasladadas a Glastonbury con la de otros santos de Northumbría. 

Santas FLORA y MARÍA. M. 856.


Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santas Flora y María, vírgenes y mártires, que en la persecución llevada a cabo por los musulmanes fueron encarceladas con san Eulogio y después muertas a espada.

Flora era hija de un musulmán influyente de Sevilla, a pesar de ello siguió la fe cristiana de su madre cordobesa, a sabiendas de que en ello le iba la vida. Ya a sus 12 años, repartía su comida a los pobres. Y pronto llegó a ser, a expresión de san Eulogio, una mujer en quien habían florecido todos los encantos de la gracia y de la naturaleza. 
Su hermano, musulmán, incordiaba a la joven continuamente. Un día Flora cogió a su hermana Baldegotona, salió de su casa. Perseguida se ocultó, pero regresó a su casa para que no sufrieran por ella. Su hermano la entregó al cadí, quien ordenó que la flagelasen y la devolvieran a su hermano. La metió entre sus mujeres en su harén para que éstas la convirtieran a la religión musulmana. Se escapó de nuevo y llegó a casa de un cristiano. Allí conoció a san Eulogio; que se entusiasmó con ella, y nació entre ellos una profunda amistad que duró para siempre. Pero tuvo que presentarse al cadí para que nadie fuera molestado por su causa. "Estoy dispuesta a sufrir por Cristo todos los suplicios; lo hablo en firme; y en medio del martirio estaré más firme todavía".
Para aterrorizarla la torturaron, y la soltaron con la amenaza de una segunda tortura si no abrazaba la fe de su padre. Logró pasar desapercibida durante cinco años en Osera. Pero arreció la persecución, y Eulogio fue encarcelado. Flora antes de presentarse al juez, quiso orar en la iglesia de San Acisclo, allí se encontró con la monja María y prometieron confesar su fe cristiana; multiplicaron sus ayunos y oraciones para perseverar en la fe. Eulogio dirá de Flora: "Creía yo ver a un ángel; su rostro resplandecía de gozo; parecía ya gustar las alegrías de la celeste patria; me encomendé a sus oraciones y, reanimado por sus palabras, volví menos triste a mi oscura prisión". Murieron decapitadas. 

Beata MARÍA ANA SALA. (1829-1891).


Martirologio Romano: En Milán, Italia, beata María Ana Sala, virgen de la Congregación de Hermanas de Santa Marcelina, que, entregada totalmente a la formación de las niñas, fue maestra cimentada en la fe y la piedad.

Nació en Brivio (pueblo italiano de la provincia de Lecce). Fue una de las primeras alumnas de la naciente escuela de las Hermanas Marcelinas en el pueblo de Vimercate. Fue acogida por la Madre Marina Videmari, rápidamente se distinguió por lo ejemplar de su vida y por su aprovechamiento escolar.
En 1848, entró a formar parte de de la nueva Congregación, comprendió de inmediato que su ideal y su misión tendrían que ser en la enseñanza, la educación, la formación de las jóvenes en la escuela y en la familia. Sor María Ana se santificó en la sencillez por su total fidelidad al Carisma de la congregación que había elegido. De su vida y ejemplo, surgen tres enseñanzas: la necesidad de la formación de un buen carácter firme, sensible, equilibrado; el valor santificador del compromiso en el propio deber, asignado por la obediencia y la importancia esencial de la obra educativa. 
Su pedagogía fue la que su director espiritual, el beato Luis Biraghi, le recomendó: estar cercana, estar junto a las jóvenes en cada momento y circunstancia, participando de su vida cotidiana, en clases, en la capilla, en el comedor, en la recreación, en el dormitorio.  Entre sus mejores alumnas, se recuerda a la jóven Judith Alghisi Montini, la que después sería madre del futuro papa Paulo VI. Llegó a la santidad por el cumplimiento de su deber y el trabajo cotidiano. Fue beatificada por SS. Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980.

Beata NICETA PLAJA XIFRA DE SAN PRUDENCIO y 11 compañeras. M. 1936.


Martirologio Romano: En Picadero de Paterna, en el territorio de Valencia, en España, beata Niceta Plaja Xifra de san Prudencio y compañeras, vírgenes del Instituto de las Hermanas Carmelitas de la Caridad y mártires, todas las cuales fueron consideradas dignas de entrar con Cristo Esposo en el convite eterno, llevando sus lámparas encendidas.


Sus nombres son: Daría Campillo Paniagua de Santa Sofía, Antonia Gosens Sáez de Ibarra de San Timoteo, Paula Isla Alonso de Santa Anastasia, Consuelo Cuñado González del Santísimo Sacramento, Erundina Colino Vega de Nuestra Señora del Carmen, Feliciana de Uribe y Orbe de Nuestra Señora del Carmen, Concepción Odriozola Zabalia de San Ignacio, Justa Maiza Goicoechea de la Inmaculada, Concepción Rodríguez Fernández de Santa Magdalena, Cándida Cayuso González de Nuestra Señora de los Ángeles y Clara Ezcurra Urrutia de Nuestra Señora de la Esperanza.    

Niceta Plaja Xifra nació en Torrent, Gerona, en 1863. Ingresó en el noviciado de Vic (Barcelona) cuando iba a cumplir los 17 años. Hizo su 1ª profesión en 1883, año en que fue destinada a Palaftugell y después a Llagostera hasta que en 1886 fue a la Casa de Misericordia de Valencia donde pasó su vida hasta el año 1936 que tuvo que abandonar la casa para refugiarse con el resto de Hermanas en la calle Cambios de Valencia. 
 Tuvo muchos cargos de especial responsabilidad entre ellos el de superiora de la comunidad en el momento que les tocó dejar la casa. Obligó a las Hermanas de Levante y Cataluña, a que marcharan con sus familias, sin embargo ella renunció a marchar con los suyos para quedarse con las Hermanas del País Vasco y de Castilla que no podían salir de Valencia. El que conducía el coche que las llevó a Paterna, cuenta que pidió ser la última en morir y cuando le llegó el momento se arrodilló y dijo “Señor, me las entregaste y te las he entregado... cuando quieras.” De carácter fuerte y maternal, veraz y valiente, recta, justa y fiel. Mártir en el Picadero de Paterna, Valencia. 

Daría Campillo (1873-1936). Nació en Vitoria. Conoció a las Carmelitas a través del Colegio del Carmen de la Plaza de S. Francisco el Grande de Madrid. Ingresó en el noviciado de Vic (Barcelona) en 1895 a los 22 años. Después de la 1ª profesión quedó destinada en el colegio de Vic, de allí a Castellón y por último a la Casa Misericordia de Valencia donde se cuidó de la enfermería de las niñas y de las clases de labor. Vivió los tiempos difíciles con gran entereza de ánimo y un talante animoso. Murió en el picadero de Paterna (Valencia). 

Antonia Gosens (1870-1936). Natural de Vitoria. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1887 a los 17 años de edad. Destinada a Valencia, después a Castellón y por último a la Casa de Misericordia de Valencia donde prestó diversos servicios allí donde hacía falta. De natural delicada y amable. Se cuidaba con gran esmero y fervor de espíritu de la sacristía del centro.
 Su familia pidió a la provincial que la destinasen a Vitoria, cosa a la que accedió la Madre pero la Superiora le insinuó que ella no se marcharía y ya no hubo duda, Antonia optó por quedarse y seguir la suerte de las Hermanas. Tenía 66 años y algunos achaques cuando pasó a la calle Cambios donde vivieron 4 meses llenas de privaciones que ella supo aceptar y vivir con su habitual alegría y confianza en Dios.
 Fervorosa de espíritu, muy alegre y simpática, pacificadora y entrañable para toda la comunidad. Ejecutada en el Picadero de Paterna, Valencia, por ser religiosa.

Paula Isla (1863-1936). Nació en Villalaín, Burgos. En un hogar donde vivía profundamente la fe. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1887 a los 24 años de edad. Pasó por varios destinos: La Beneficencia de Alcoy, Cascante, Sabadell, Cardona, Villafraca, Alcoy, Valls, Espluga, Benicásim y por último la Casa de Misericordia. En todos ellos se dedicó a dar clases como profesora, menos en la casa de Misericordia donde se encargaba, con un grupo de mujeres, de coser y remendar la ropa de los chicos. Era la Hermana mayor del grupo de las Hermanas de su comunidad que recibieron el martirio, tenía 73 años. 
 Estuvo con el resto de Hermanas en el piso de la calle Cambios y de allí pasó a la checa de la calle Grabador Esteve, y a la cárcel de mujeres de Alacuás, desde donde salió para recibir el martirio en el Picadero de Paterna.
 Sus rasgos característicos: el trabajo, la piedad y el silencio. 

Consuelo Cuñado (1884-1936). Nació en Bilbao. Toda su vida deseó ser misionera y morir mártir. Conoció casualmente a las Hermanas en un viaje. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1901. Después de la 1a profesión fue directamente destinada a Valencia a la Casa de Misericordia. Dedicó su vida a la enseñanza de las niñas. En un primer momento le resultó duro este destino, pero superada toda repugnancia se entregó totalmente a la labor que se le había confiado y fue una verdadera madre para aquellas niñas que carecían de ella. 
 Tuvo ocasión de salir y refugiarse en la zona nacional pero percatándose de que las Hermanas sentían su marcha interrumpió las gestiones y quedó con ellas siguiendo su misma suerte: expulsión de la casa, refugio en la calle Cambios, la checa de Grabador Esteve, la cárcel de Alacuas y el picadero de Paterna donde murió.
 Inteligente, muy creativa, con un carácter franco, campechano y alegre una pedagoga nata.

Erundina Colino (1883-1936). Nació en Lagarejos, Zamora. Entró en el noviciado de Vitoria en 1915 con un permiso especial de la Superiora General ya que era un poco mayor: 32 años. Su primer destino y único fue la Casa de Misericordia de Valencia. Donde se distinguió por su entrega y su espíritu de pobreza. De gran cultura y extraordinario talento que puso al servicio de las personas que le fueron encargadas. De salud delicada dio muestras de una paciencia admirable en los momentos de dolor y sufrimiento.
 A la Hermana Erundina se le tramitaba la salida al extranjero pero intuyendo el sentir de la superiora pidió se suspendiesen los trámites y quedó con las Hermanas. Martirizada en el Picadero de Paterna, Valencia. 

Feliciana de Uribe (1893-1936). Nació en Múgica (Vizcaya).  Entró en el noviciado de Vitoria el día en 1913 a los 20 años. Desde su primera profesión fue destinada a la Casa de Misericordia de Valencia para cuidarse de la enfermería de los niños, pasando después a cuidarse de la de los hombres y allí permaneció desde los 22 años hasta el martirio. Supo hacerse respetar y querer de todos y a todos llevaba por los caminos que ella quería, orden, limpieza, y religiosidad. Salió de la Misericordia el 27 de julio de 1936 acompañando al resto de las Hermanas hasta el último momento. 
 La clave de su vida era la caridad y la oración. En el trato con los hombres encontraba siempre la palabra justa y oportuna. Cuidaba a los enfermos con entrega y de licadeza adivinando aquello que cada uno pudiera necesitar. Mártir en el Picadero de Paterna, Valencia, durante la guerra civil.

Concepción Odriozola (1882-1936). Nació en Azpeitia, Guipuzcoa. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1904. Pasó por dos destinos: Primero la Beneficencia de Alcoy y segundo la Casa de Misericordia de Valencia ocupándose del planchador, enfermería, sacristía e iglesia. Nunca demostró aturdimiento o nerviosismo. Dotada de una profunda vida interior, se puede decir de ella que siempre actuaba por motivos sobrenaturales. Mártir en el Picadero de Paterna.

Justa Maiza (1897-1936). Nació en Ataún, Guipuzcoa. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1920. Tenía 23 años. Hizo sus votos temporales en 1922. Su único destino fue la Casa de Misericordia de Valencia donde se ocupaba de la enfermería y el planchador. Y cuando tenía sus tareas terminadas pasaba a otras dependencias para ayudar a las Hermanas.
 Podemos destacar de ella el silencio, el trabajo callado, el servicio oculto y una alegría serena y constante. Mártir en el Picadero de Paterna, Valencia. 

Concepción Rodríguez (1895-1936). Natural de Santa Eulalia de las Manzanas, León. Fue alumna del colegio de las Carmelitas de León. En fidelidad a su vocación religiosa entró en el noviciado de Vitoria en 1916 a la edad de 22 años. Su primer destino fue el colegio de Denia (Alicante) y al poco tiempo pasó a la Casa de Misericordia de Valencia. Donde permaneció el resto de su vida.
 Fue esencialmente una Hermana de fe y obediencia, gracias a ello supo sobreponerse y aceptar gozosa este destino. Como el resto de Hermanas que quedaron en la casa, tuvo que sufrir diversas vicisitudes hasta el sacrificio de la vida en el Picadero de Paterna.
 Sabia descubrir en todo la mano de Dios que conducía su vida y con fe aceptaba las gozos y las sombras de cada día.

Cándida Cayuso (1901-1936). Nació en Ubiarco, Santander. Fue alumna del colegio de las Carmelitas de Madernia. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1921 acababa de cumplir los 20 años. En septiembre de 1923 hizo su Profesión y fue destinada a la casa de Misericordia. Dentro de la casa pasó por las distintas oficinas y ocupaciones. Ella y la Hna. Erundina Colino fueron las primeras que tuvieron que salir del centro y se refugiaron en el Colegio, después ya se unieron a las otras hermanas y corrieron la misma suerte. Una prima suya destinada en Oliva, pudo marchar a su tierra y pasó a recogerla pero dándose cuenta de que sentían su marcha, decidió quedarse con todas.
 “Di a tu padre y a mis hermanos que no padezcan por mi, que muero muy conformada, muy contenta y que doy con gusto mi vida por Jesús” (Palabras de despedida a su prima). Mártir en el Picadero de Paterna.

Clara Ezcurra (1896-1936). Nació en Uribarri de Mondragón, Guipúzcoa. Ingresó en el noviciado de Vitoria en1920 a los 24 años. Cuando profesó fue destinada a la Casa de Misericordia donde le fue confiada la ropería y el dormitorio de las niñas. Enfermó de gravedad y el médico le ordenó reposo absoluto lo que aceptó con espíritu de sacrificio. Tanto en la salud como en la enfermedad dio muestras de un talante de alegría, dulzura y bondad. Mártir en el Picadero de Paterna.

Beato FÉLIX ALONSO MUÑIZ. (1896-1936).


Martirologio Romano: En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beato Félix Alonso Muñiz, presbítero de la Orden de Predicadores, mártir.

Nació en Oseja de Sajambre (León). Ingresó como dominico en la escuela apostólica de Corias (Asturias) y allí profesó en 1913; en 1916 fue a Salamanca a estudiar teología; ordenación sacerdotal en 1920. Estuvo en los colegios Vergara (Guipúzcoa), Oviedo y, finalmente, en el convento de Atocha, Madrid. Apreciado por su rectitud para con los alumnos; tuvo especial inclinación por los estudios sociales; en Madrid se especializó en filosofía para poder fundamentar mejor su apostolado social; amigo y admirador del beato P. José Gafo, incluido en esta Causa. Expansivo, abierto, muy buen compañero, de buena presencia en lo físico, de buena voz, tranquilo, optimista y alegre; desde niño destacaba como estudioso e inteligente, piadoso y cumplidor; en Salamanca estudió música, hacia la que sentía marcada inclinación, y desempeñó el oficio de organista; tenía sentido del humor y le gustaba hacer excursiones a pie. En el convento de Atocha fue consiliario de Acción Católica, gran orador, bondadoso y entregado a atraer a la clase obrera.
El 18 de agosto de 1936 se entregó a la Dirección General de Seguridad, temiendo alguna agresión, pero allí lo aprisionaron y llevaron a la cárcel Porlier, donde mantuvo gran entereza de ánimo; de manera discreta pudo dar la sagrada comunión a algún compañero de prisión, rezaba con ellos y les leía algún libro piadoso que pudo retener consigo; su estado de ánimo infundía aliento a los demás. Parece que lo incluyeron en la lista de los «puestos en libertad» por haber asistido y dado la absolución a un prisionero herido mortalmente, lo que puso de manifiesto que era sacerdote. Fue martirizado en Paracuellos del Jarama (Madrid) el 24 de noviembre de 1936. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007.

OTROS SANTOS DEL DÍA:


San Flaviano de Recanati. s. III. 
Obispo de Recanati. Se piensa que es un desdoblamiento de san Flaviano patriarca de Constantinopla (449) que murió en el exilio. Otras tradiciones locales piensan que fue obispo de Ricina, colonia romana cuyas ruinas se encuentran en Villa Potenza al norte de Macerata. 
Parece que fue martirizado en Helvia Ricina, de donde era obispo, un 24 de noviembre, día que fue fijado para su festividad por san Claudio, obispo de la misma ciudad y del siglo IV, y que erigió en su honor la primera iglesia del lugar. La ciudad fue destruida por los godos en el siglo V-VI y sus habitantes emigraron a unos pocos kilómetros, en el territorio de la actual Recanati, donde difundieron su culto. Su culto es antiquísimo y está muy difundido en la región de las Marcas, en particular en las Provincias de Macerata y Ascoli Piceno. Sus reliquias se conservan en un sarcófago que se encuentra en la cripta del monasterio benedictino de Rambona (Tolentino). Se le venera en Ancona y es también patrón de Recanati junto a san Vito.

Santa Firmina. M. 303. 
Martirologio Romano: En Amelia en Umbría, santa Firmina, mártir
Joven mártir en Amelia (Umbría) durante la persecución de Diocleciano. La leyenda dice que su padre era prefecto de Roma, y su madre cristiana. Cuando se inició la persecución de Diocleciano, Fermina, vendió todo para ayudar a sus hermanos en religión y se retiró a Amelia, donde vivió una vida solitaria como eremita que atrajo a muchos. Esto obligó a las autoridades a tomar cartas en el asunto, pero uno de los oficiales, se enamoró de ella, y su virtud lo convirtió. En un segundo interrogatorio, con otro magistrado, fue condenada y decapitada. 

San Crisógono. M. 304.
Martirologio Romano: En Aquileia, en el territorio de Venecia, conmemoración de san Crisógono, mártir, a quien se da culto en Roma el día del aniversario de la dedicación de la iglesia cuyo título lleva su nombre.
Según la leyenda fue mártir en Aquileia con santa Anastasia de Sirmio. Le cortaron la cabeza y lo arrojaron al mar. Los griegos le consideran un megalomártir. Su nombre aparece en la Plegaria Eucarística I, y su culto sobrevive en la basílica de Roma dedicada a él, pero ha sido suprimido del calendario de la Iglesia y reducido a los calendarios locales.  

San Protasio de Milán. M. 352. 
Martirologio Romano: En Milán, de la provincia de Liguria, san Protasio, obispo, que defendió ante el emperador Constante la causa de san Atanasio y tomó parte en el Concilio de Sárdica.
Obispo de Milán (331-351). Abrazó la causa de san Atanasio de Alejandría contra los arrianos, defendiéndola eficazmente en el sínodo de Sárdica en el 343. Le sucedió san Dionisio de Milán y san Eustorgio I.   

San Romano de Blaye. M. 385. 
Martirologio Romano: En el lugar de Blaye, en el territorio de Burdeos, en Aquitania, san Romano, presbítero.
Presbítero galo-romano, discípulo de san Martín de Tours que le habría ordenado sacerdote, que convirtió a los paganos que vivían en la Gironda y murió en Blaye (Burdeos), Aquitania; parece que ejercitó una particular influencia sobre los marinos. 

San Porciano. M. c. 533/40. 
Martirologio Romano: En el territorio de Auvernia, en Aquitania, san Porciano, abad, que siendo joven esclavo buscó refugio y la libertad en un monasterio en el que se hizo monje y donde llegó a ser abad, muriendo ya de viejo, agotado por los ayunos
Esclavo que se hizo monje y fue abad de Miranda en Alvernia, Aquitania; se enfrentó al rey merovingio Thierry de Eustrasia y consiguió que liberase a sus prisioneros alverneses. Según la leyenda se libró de ser envenenado. Murió de viejo agotado por los ayunos. El monasterio y la ciudad que se desarrollaron alrededor de la abadía, se llama Saint Pourçain.   

San Colmano de Cloyne. (522-600). 
Martirologio Romano: En Cluain Uama (hoy Cloyne), de Hibernia (hoy Irlanda), san Colmano, obispo.
Nació en Cork, Irlanda, era poeta y bardo real en la corte de Cashel; cuando llegó a una edad adulta fue bautizado por san Brendano, y abrazó la vida monástica; fue ordenado sacerdote y predicó en Limerick y Cork. Fundó la iglesia de Cloyne, Irlanda, y fue ordenado su primer obispo. Patrón de la diócesis de Cloyne. Su culto fue confirmado en 1903 por León XIII o Pío X.

San Houardon. M. 650. 
Houardon fue elegido obispo de Léon, en el 635, en tiempos del papa Honorio I, del emperador Heraclio y del rey de Bretaña Hoel III. Según la leyenda fue protector y amigo (otros dicen que el padre) de san Hervé, lo llevó con dificultad y lentamente porque era ciego, al concilio de los obispos de Bretaña, reunidos en la cima del Menez Bre, para condenar al famoso tirano Conomor que había mandado asesinar a su mujer santa Trifina y a su hijo san Trémoro.
Al regreso del Concilio, Houardon le pidió a san Hervé poder también él contemplar las maravillas del cielo, como hacía él aunque fuera ciego. Así se pusieron en oración y ayuno durante tres días, hasta que los dos tuvieron la visión de ver abrirse el Cielo, y contemplar los coros de los ángeles y santos, acompañado de una bellísima melodía. 
La leyenda cuenta que los dos entonaron el cántico “Cantemus Domino” y el Cielo volvió a cerrarse, pero Houarnon tuvo dificultad en regresar a la realidad terrena. Cuando el obispo Houardon enfermó, llamó al abad san Goesnoveo, para que le administrata los últimos sacramentos y después no nombró su sucesor como obispo de Léon. Patrón de Landerneau.

San Hermógenes de Agrigento. M. 824. 
Por algunos autores es considerado el último obispo de Agrigento, antes de la conquista de los árabes de la ciudad. Parece que gobernó la ciudad con celo y doctrina.

San Alberto de Lovaina. (1166-1192). 
Martirologio Romano: En Reims, de la Galia, pasión de san Alberto de Lovaina, obispo de Lieja y mártir, que, desterrado por defender a la Iglesia, allí, en el mismo año fue ordenado y martirizado
Nació en Mont Cesar en Lovaina. Era hijo del duque de Brabante, Godofredo el Valeroso; ingresó en la vida religiosa a los 12 años, pero cuando llegó a los 21, se hizo caballero. Sus correrías en la milicia no duraron demasiado y pronto volvió a la vida religiosa. Elegido obispo y cardenal de Lieja en 1191, fue destituido por el emperador Enrique VI, que nombró a otro, que lo despojó por la violencia. Llegó a Roma, y Celestino III le confirmó en la elección. Lo mataron en 1192, en Reims, donde había sido desterrado, por tres caballeros teutones, por orden del emperador, tres meses después de que fuera confirmado. 

Bálsamo. Beato. M. 1232. 
Martirologio Romano: En el monasterio de Cava, en la Campania, beato Balsamo, abad, que en medio de las turbulencias y contradicciones de su tiempo desempeñó su cargo con sabiduría y prudencia.
Abad del monasterio de La Cava en Sicilia (1208-1232). Fue un hombre de letras que supo conquistarse el aprecio de los pontífices, y de los personajes más difíciles, como el emperador Federico II, uno de los más grandes opositores al Papado. Federico II, por simpatía a Bálsamo favoreció el monasterio de La Cava, y fue nombrado "justiciero a vida" es decir que podía imponer la pena de muerte dentro de los límites geográficos de la abadía, aunque no lo hizo, pero lo utilizó para poder recuperar los bienes que les habían sido usurpados. Además el favor imperial ahorró a la abadía los daños militares que sufrió, en aquellos años, la de Montecasino y otros centros religiosos. Gracias a esta protección se pudo conservar el precioso archivo de la abadía cavense. Juan de Capua lo describe  como "la joya del sacerdocio y la corona de los prelados".