26 de octubre de 2014

Beato BUENAVENTURA DE POTENZA. (1651-1711).


Martirologio Romano: En Ravello, cerca de Amalfi, en la Campania, beato Buenaventura de Potenza, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que se distinguió por su obediencia y caridad.


Natural de Potenza; hijo de Lelio Lavagna y Catalina Pica. Pasó los primeros 15 años de su vida en gran pureza de costumbres y fervor religioso: reflejaba la pureza en el rostro y en sus ojos. El 4 de octubre de 1666 tomó el hábito religioso entre los Hermanos Menores Conventuales en Nocera dei Pagani. Después del noviciado hizo los estudios humanísticos y teológicos en Aversa, Madaloni, Benevento y Amalfi, donde fue ordenado sacerdote. Por 8 años tuvo como maestro de espíritu al venerable Domingo Giurardelli de Muro Lucano. A pesar de su resistencia a ocupar puestos de responsabilidad, Buenaventura en octubre de 1703 fue nombrado maestro de novicios y trasladado a Nocera dei Pagani, donde se ocupó por cuatro años en la formación espiritual de los jóvenes. En junio de 1707, mientras estaba en el convento de Santo Spirito de Nápoles por razones de salud, se prodigó en la asistencia a los enfermos de cólera, epidemia que se desató en Vomero. El 4 de enero de 1710 fue destinado al convento de Ravello, donde asumió la dirección espiritual de los monasterios de Santa Clara y de San Cataldo.
Fiel imitador de san Francisco, Buenaventura guardaba con celoso cuidado el precioso tesoro de la pobreza que brillaba en su hábito, lleno de remiendos, en su celda y en toda su vida. Por naturaleza tenía un temperamento fogoso, fácil a la ira, pero con la fuerza de su carácter y con la ayuda de Dios supo adquirir una paciencia y una dulzura inalterables. Frente a los reproches, a las injusticias y a las injurias, aunque sentía bullir su sangre en las venas y palpitar violentamente el corazón, sin embargo lograba conservar un absoluto dominio de sí mismo. Su austeridad era inaudita. Los viernes se flagelaba hasta derramar sangre, en recuerdo de la Pasión de Cristo. Para con los pobres, los enfermos y los afligidos era compasivo y les prestaba asistencia. Como auténtico sacerdote de Cristo su magisterio era evangélico. Con una sola predicación ordinariamente llegaba a convertir a los pecadores, y a veces, como el buen pastor, iba a sus casas para buscarlos como la oveja perdida. Su confesionario se mantenía asediado de penitentes. A veces pasaba en él días enteros. Fue fervoroso y celoso devoto de María. En las predicaciones invitaba a los fieles a la confianza y al amor hacia la divina Madre. No emprendía ninguna iniciativa sin colocarla bajo su protección. La Inmaculada Concepción de María, aunque no era dogma definido, para él era una verdad de la cual no se podía dudar. Su vida estuvo marcada por carismas singulares y prodigios. Después de ocho días de enfermedad, a los 60 años, murió durante un éxtasis mientras cantaba un salmo. Beatificado por Pío VI en 1775.

San RÚSTICO DE NARBONA. M. c. 461.


Martirologio Romano: En Narbona, en el mediodía de la Galia, san Rústico, obispo, que deseoso de deponer su función para retirarse a una vida de silencio, fue convencido por el papa san León I Magno a la perseverancia y, confortado así, permaneció en el cargo y en el trabajo que se le había confiado.

Nació en el sur de la Galia, era hijo del obispo llamado Bonoso. Se cree que en una carta de  san Jerónimo, escrita hacia el año 411 y dirigida a él, le aconsejaba adoptar la vida eremítica. El año 427, Rústico fue elegido obispo de Narbona. La diócesis estaba entonces en crisis, pues los invasores godos difundían el arrianismo y los católicos se hallaban muy divididos. Finalmente, san Rústico escribió al Papa san León I para exponerle sus dificultades (que, según parece, procedían del sínodo que él mismo había reunido en 458) y para pedirle permiso de renunciar. El Papa le disuadió de ello y escribió una extensa carta al obispo acerca del gobierno de su diócesis. San Rústico construyó en Narbona una catedral donde todavía se conserva la inscripción que mandó grabar para conmemorar la dedicación. Aunque consta que los otros obispos estimaban mucho a san Rústico, prácticamente todo lo que sabeos sobre él es que asistió al sínodo de Arlés, en el que se aprobó el "tomo" de San León contra los monofisitas.
La figura de este obispo galo es particularmente interesante, porque su nombre aparece en cuatro inscripciones descubiertas en Narbona o en sus cercanías. La primera de esas inscripciones, que es la más completa, narra incidentalmente no sólo que Rústico era hijo de Bonoso, sino que también que un hermano de su madre, llamado Arador, era obispo. Otra de las inscripciones, descubierta muy  recientemente, contiene las siguientes palabras: “Orate pro Rustico Vestro” (Pedid por mí, vuestro Rústico).

San CEDA DE LASTINGHAM. M. 664.


Martirologio Romano: En Lastingham, de la Nortumbria, san Ceda, hermano de san Ceadas, ordenado obispo de los sajones orientales por san Finano, asentando los cimientos de esta nueva Iglesia.

Hermano de san Ceaddas. Cuando Peada, el hijo de Penda, rey de Mercia, fue designado por su padre como rey de los ingleses de las tierras centrales, fue a la corte de san Oswin, rey de los northumbros, y allí fue bautizado, junto con todos sus sirvientes, por san Finián, obispo de Lindisfarne. Fue monje en la abadía de Lindisfarne. Cuatro sacerdotes: san Cedd, Adda, Betta y san Diuma, fueron enviados a predicar el evangelio entre su pueblo, los ingleses de las zonas centrales. 
Sigeberto, rey de los sajones del Este, al visitar a san Oswin, fue convencido por el príncipe para que abandonase los ídolos y fuera bautizado por san Finian. Cuando regresó a su reino, pidió a Oswin que le enviase algunos maestros para instruir a su pueblo en la fe cristiana. Cedd fue enviado con otros sacerdotes a los sajones del Este. Cuando hubieron viajado por toda la provincia, fundando numerosas iglesias para Cristo, Cedd regresó a Lindisfarne para consultar con san Finian que lo eligió obispo de los sajones orientales. Allí continuó con su labor de evangelización. Erigió dos monasterios en aquellas zonas, que al parecer fueron destruidos después por los daneses y nunca fueron restaurados. Fundó la abadía de Tilbury y de Lastingham (o Lestingay o Laestingaeu), en unos terrenos cedidos por el rey de York, Ediwald; Cedd situó en él a los monjes con un superior procedente de Lindisfarne; y continuó dirigiéndolo y después los visitó muchas veces. También fundó un monasterio en una ciudad llamada Ythancester, que fue tragada, gradualmente por el mar. 
En el sínodo de Whitby, en el 664, abandonó la liturgia celta o escocesa por la romana (referente a la observancia canónica del tiempo de la Pascua). Ya anciano se retiró a su fundación de Lastingham, en Yorkshire, para morir bajo la obediencia monástica y la peste. Treinta de los monjes de Essex, al conocer su muerte, vinieron a Lastingham (desaparecido tras la invasión danesa y que no se sabe su ubicación) con el propósito de vivir y morir donde su santo padre había terminado su vida. Fueron muy bien recibidos, pero también murieron de peste, excepto un niño que no había sido bautizado y que fue hallado después, siendo con el paso del tiempo sacerdote y vivió para la santidad.   

San EATA DE HEXHAM. M. 686.


Martirologio Romano: En Hexham, en Nortumbria, san Eata, obispo, varón dulce y simple, que rigió a la vez varios cenobios e iglesias, hasta que, al regresar a Hexham, fue elegido obispo y abad, sin dejar de llevar una vida ascética.

De origen inglés; fue educado por san Aidán en el monasterio de Rippón, bajo la observancia céltica; cuando san Wilfrido de York llegó a esta abadía, Eata la dejó para trasladarse a la abadía de Melrose donde fue elegido prior en el 651, que estaba entonces dentro de la jurisdicción metropolitana de York. Fue abad en tiempos de santos Cutberto y Herberto. Después del concilio de Whitby aceptó la observancia romana y fue nombrado abad de Lindisfarne o Leominster. 
Con el crecimiento de la población cristiana en el nordeste de Inglaterra, el gobierno espiritual era tan amplio como el reino de Northumbría, por eso se convirtió en una carga muy pesada para ser vigilada por una persona;  de acuerdo con esto, en el 678, san Teodoro de Tarso, arzobispo de Canterbury, constituyó Bernicia (esa parte del reino de Northumbría que descansa en el norte del río Tees) una diócesis sufragánea consagrada al obispado de Eata. La nueva diócesis debía tener dos sedes episcopales, una en Hexham y la otra en Lindisfarne, en los dos extremos de lo que ahora es el Condado de Northumbría. Eata debía ser “Obispo de los Bernicianos”. Este arreglo duró solamente tres años, y la sede de Hexham fue asignada a Trumbert, mientras que Eata se quedó con Lindisfarne. En 1684, después de la muerte de Trumbert, san Cutberto fue elegido obispo de Hexham, pero cuando los más antiguos expresaron su deseo de permanecer en su antigua casa más que mudarse a una sede más al sur, Eata rápidamente consintió en cambiar con él, y por los dos últimos años de su vida ocupó la sede de Hexham, mientras que Cutberto reinó como Obispo en Lindisfarne. 
Como muchos de los más antiguos santos de la Iglesia en Inglaterra, san Eata fue canonizado por su reputación general de santidad entre los creyentes de las regiones que ayudó a cristianizar. 

San ALFREDO "el Grande". (849 - 899).


Nació en Wantage, en Dorset, condado de Berkshire, en una de las familias reales que había en Inglaterra. Alfredo fue el quinto y último de los hijos varones de Ethelwulfo, rey de Wessex, y de Osburga, su primera esposa. En 855, con la muerte de su madre, acompañó a su padre en una peregrinación a Roma, donde el papa León IV le vaticinó que llegaría a ser un gran rey, a pesar de ser el último en la sucesión al trono. De regreso a Gran Bretaña, la comitiva se detuvo un tiempo en la corte del rey Carlos el Calvo de Francia, con cuya hija Judith casó Ethelwulfo en segundas nupcias.
Ethelwulfo murió en 858. Le siguieron los hermanos mayores de Alfredo, llamados Ethelbaldo y Ethelberto, que murieron muy pronto. Fue cuando su tercer hermano, Ethelredo I, llegó al trono que Alfredo comenzó a distinguirse en sus batallas contra los vikingos. Al fallecer este hermano en 871, Alfredo el Grande accede finalmente al trono, como rey de Wessex, el más poderoso de los cuatro reinos ingleses. Luchó contra los daneses y los normandos, y pronto obtuvo partes de Mercia bajo su dominio.
En 878, un ataque sorpresa de los daneses lo obligó a refugiarse en Athelney, pero luego derrota a esos mismos vikingos en Edington. El rey danés vencido, Gudrum, aceptó entonces ser bautizado y se retiró a Anglia Oriental. Ocho años más tarde, Alfredo consiguió arrebatarles a los daneses el control del importante centro comercial llamado Londres. En un nuevo tratado con Gudrum, él mismo se proclamó caudillo de todos los ingleses. Alfredo el Grande organizó la flota militar para defender la isla en contra de los vikingos, por lo que se le considera el "padre de la Marina inglesa".
En la vida civil, Alfredo fundó escuelas y monasterios, y fue un promotor de lo que ahora llamamos las ciencias y las humanidades; reunió en su corte a eruditos traídos de Francia para compilar todas las leyes de Inglaterra, e hizo traducir documentos escritos en latín, como las obras de san Agustín y la “Historia de la Iglesia” de Beda el Venerable. El mismo tradujo al inglés obras como: “Diálogos” de san Gregorio Magno y “De consolatione philosophiae” de Severino Boecio. Desde que falleció, en Winchester, Alfredo el Grande comenzó a ser venerado. Fue considerado un modelo de rey cristiano. A pesar de que nunca ha sido canonizado oficialmente, es considerado uno de los santos más importantes de Inglaterra.

Beato DAMIÁN FURCHERI. M. 1484.


Martirologio Romano: En la ciudad de Reggio, en la Emilia, beato Damián Furcheri, presbítero, de la Orden de Predicadores, egregio proclamador del Evangelio.

Natural del pueblecito de Perti, cerca de Finario, que es actualmente Finale Borgo, no lejos de Génova (Savona, Liguria), en el seno de la noble familia de los Furcheri. Algunos historiadores muy posteriores cuentan que, cuando Damián era aún muy niño, fue raptado por un loco. Una luz milagrosa señaló a quienes lo buscaban el sitio en el que el secuestrador había escondido al niño.
Damián ingresó, bastante joven y a pesar de la oposición de la familia, en la Orden de Santo Domingo y llegó a ser un predicador muy famoso en Lombardía y Liguria. Estudió con constancia y amor las Escrituras, de las que extrajo la pura y sustanciosa doctrina de la que se nutrió para su fructífera predicación. Encarnó en sí mismo la divina palabra con la santidad de su vida. Vivió en sí mismo la expresión “Renuncia a ti mismo y sigue a tu Redentor”. Para ponerla en práctica su medio infalible fue la oración, íntima y ferviente. Murió en el convento de Reggio, cerca de Módena, donde se había retirado para estar más en contacto con Dios; y ahí fue sepultado. Después de su muerte, se le atribuyeron numerosos milagros. Está sepultado en la iglesia de San Domenico de Reggio Emilia. Su culto fue confirmado en 1848 por el beato Pío IX.

Beata CELINA CHLUDZINSKA. (1833-1913).


Martirologio Romano: En Cracovia, Polonia, beata Celina Chludzinska, viuda de Borzecka, fundadora de la congregación de Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, para la educación cristiana de las jóvenes y la renovación religiosa y moral de la mujer.

Nació en Antowil, cerca de Orsza (Polonia oriental, actual Bielorrusia). Muy pronto sintió la llamada a la vida religiosa, pero siguiendo la voluntad de sus padres y el consejo del obispo, su confesor, se casó en 1853. Fue esposa y madre ejemplar de cuatro hijos.
En 1863 fue arrestada por haber ayudado a los insurgentes contra el régimen zarista, En 1869 se trasladó a Viena, donde se dedicó a cuidar a su marido, paralítico, y educar a sus hijas Celina y Jadwiga. En 1875, al enviudad se trasladó a Roma, donde conoció al padre Piotr Semenenko, de la congregación de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y así se empapó de la espiritualidad resurrecionista, confirmando al mismo tiempo su vocación a la vida religiosa, junto con su hija Jadwiga.
En 1882 fundó las Religiosas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, cuya misión es la educación cristiana de las jóvenes y la renovación religiosa y moral de las mujeres. Mantuvo una extensa actividad expandiendo la nueva Congregación por Europa y América. Escribió “Memorias para mis hijas” y “Cartas desde Bulgaria”, publicadas en la revista "Gloria resurrectionis"
Se preocupó siempre por buscar y poner en práctica la voluntad de Dios, considerando a Cristo resucitado el centro de su vida. Falleció con fama de santidad en Cracovia. Fue beatificada por SS Benedicto XVI el 27 de octubre de 2007.

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santos Luciano y Marciano. M. c. 250. 
Martirologio Romano: En Nicomedia de Bitinia, en la actual Turquía, santos Luciano y Marciano, mártires, que se narra fueron quemados vivos durante el emperador Decio, por orden del procóncul Sabino
Es un grupo de mártires de Nicomedia durante la persecución de Decio, compuesta por Luciano, Florio y Marciano; sus Actas han sido retocadas. En la diócesis de Vich, se añade Marciano, quitando a Florio, diciendo, la leyenda, que eran hermanos nacidos en Vich (o Nicomedia) y que eran paganos y se dedicaron al estudio de la astrología y a la magia. Fueron unos grandes magos pero su magia se estrelló frente a la resistencia de una joven cristiana, consagrada su virginidad, como no podían con ella, decidieron abjurar de su magia y se hicieron cristianos y ordenaron sacerdotes. Optaron por la vida eremítica, pero luego decidieron predicar el evangelio. Fueron apresados por el juez Sabino, y condenados a morir en la hoguera. Jacinto Verdaguer les dedicó su primer gran poema. 

Santos Rogaciano y Felicísimo. M. 256. 
Martirologio Romano: En Cartago, conmemoración de san Rogaciano, presbítero, que, durante la persecución bajo el emperador Decio, su obispo, san Cipriano, le confió la administración de la Iglesia de Cartago, y junto con san Felicísimo padeció torturas y cárceles por el nombre de Cristo.
El presbítero Rogaciano y el laico Felicísimo pertenecían a la iglesia de Cartago. Fueron apresados en un tumulto callejero y murieron mártires, durante la persecución de Valeriano. Afrontaron el martirio con excepcional valor y constancia. San Cipriano los presenta como ejemplo en su “Carta a los que van a confesar a Cristo con su sangre”

San Amando de Estrasburgo. M. 346. 
Martirologio Romano: En Argentorato (hoy Estrasburgo), de Germania, san Amando, considerado como primer obispo de esta sede
Primer obispo de Argentorato (hoy Estrasburgo). Tomó parte, en el 346, en el concilio de Sardes, en el que subscribió las Actas. Ya en tiempos de Constantino el Grande era obispo de la ciudad, que había sido convertida, en gran parte, al cristianismo por los obispos vecinos y por los sacerdotes que en aquellas diócesis habían sido ordenado. Sus reliquias fueron muy veneradas.

Santos Alor y Alano de Quimper. s. VI. 
Fueron obispos de Quimper en Bretaña, sobre ellos no hay noticias fidedignas, excepto que se les ha venerado desde tiempos antiguos. Su leyenda se ha copiado de la de san Alano de Lavaur. Tradición que a su vez procede de la de san Amando de Elnone. 

San Aptonio de Angulema. M. c. 567. 
Iglesia de Saint-Aptone
Martirologio Romano: En Angulema, ciudad de Aquitania, san Aptonio, obispo.
Obispo de Angulema, ciudad de Aquitania. Fue elegido para la sede hacia el 541. Asistió al V concilio de Orleans del 549. Parece que bendijo la reclusión de san Eparquio de Angulema en el 542 y en el 558 fue garante de un rescate de esclavos operado del santo recluso. Se cree que murió en el momento que su sucesor Mererio participó en el 567 en el concilio de Tours sin haber recibido la consagración episcopal.
Ademaro de Chabannes y “La Historia pontificum et comitum Engolismensium” dicen que fue un capellán de Clodoveo. Relatan que al obtener con sus oraciones la rendición de la ciudad de Angulema, en premio fue nombrado obispo de la misma. Sobre este episodio, que parece bastante sospechoso de veracidad, se fundaba la pretensión de sus sucesores de ser capellanes oficiales del rey de Francia en Aquitania.

San Sigebaldo de Metz. M. 740. 
Martirologio Romano: En Metz, ciudad de Austrasia, san Sigebaldo, obispo, fundador de diversos monasterios.
Obispo de Metz (716-740); fue un promotor de la cultura, y constructor de escuelas y abadías, particularmente la de Neuweiter (construida junto a san Pirmino de Reichenau) y Saint-Avold, también fue un hábil administrador.   

San Bonifacio tala el árbol
de Thor en Büraburg
San Witta de Büraburg. M. c. 786. 
Martirologio Romano: En el monasterio de Hersfeld, en Germania, sepultura de san Witta o Albino, primer obispo de Büraburg, el cual, oriundo de Inglaterra, fue llamado por san Bonifacio y recibió el encargo de sembrar la simiente de la Palabra de Dios en la región de Hesse
Monje anglosajón; su nombre en la lengua local era Witta, pero lo latinizó en Albino cuando empezó a trabajar con san Bonifacio en la conversión de Germania. En el 741, fue ordenado primer obispo de Büraburg. Murió en el monasterio de Heresfeld en Alemania y donde está enterrado.

San Beano de Mortlach. M. d. 1062.
Martirologio Romano: En Escocia, san Beano, obispo de Mortlach.
Obispo fundador de la diócesis escocesa de Mortlach (Banff), que fue la precursora de Aberdeen (Escocia). Se dice que fue consagrado obispo por el papa Benedicto VIII, por la petición de Malcolm Canmore, que se supone fundó un monasterio episcopal en Mortlach. Si esto fuera verdad, estaríamos en los años 1012 y 1024, pero la diócesis de Mortlach, parece que no se fundó hasta el 1063. La morada de Beano parece que estuvo en Balvanie, cerca de Mortlach (Bal-Beni-Mor, "la morada del gran Bean"). 

San Fulco de Pavía. (c.1165 - 1229).
Martirologio Romano: En Pavía, de la Lombardía, san Fulco, obispo, que, de origen escocés, fue varón pacifico, insigne por su trabajo y su caridad.
Nació en Piacenza, en el seno de la célebre familia de los Scotti. Entró, con 20 años, en los canónigos regulares de Santa Eufemia en su ciudad, y fue enviado a estudiar Teología a París. De regreso a su tierra, con treinta años, fue elegido prior de Santa Eufemia de Piacenza, después canónico, luego arcipreste de la catedral. Finalmente fue elegido obispo de Piacenza. Seis años más tarde, fue elegido obispo de Pavía, y como tal dedicó su vida a guardar la paz entre Piacenza y Pavía que estaban continuamente en guerra. Buscó primero la paz entre sus conciudadanos, divididos por facciones políticas. Después fue mediador de la paz entre las dos ciudades, que se habían olvidado de la fraterna caridad. Durante sus servicios como pacificador, murió. Sus restos se conservan en la catedral de Pavía.