18 de septiembre de 2014

San JOSÉ DE CUPERTINO. (1603-1663).


Martirologio Romano: En Osimo, en la región Picena, en Italia, san José de Cupertino, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Conventuales, célebre, en circunstancias difíciles, por su pobreza, humildad y caridad para con los necesitados de Dios.


Se llamaba José María Desa y nació en Cupertino, Lecce, dentro de un establo, porque su madre, Francisca, tuvo que refugiarse allí, a causa de un embargo por no poder pagar la vivienda. Su madre lo educó con dureza y alguna noche tuvo que dormir en el atrio de la iglesia como castigo. Esto le proporcionó gran fortaleza de carácter. Comenzó a ir a la escuela, pero pronto tuvo que abandonarla, por un tumor canceroso que se le produjo en una nalga, que lo tuvo inmovilizado durante más de cinco años, hasta que fue curado milagrosamente en el santuario de Santa María de las Gracias, en Galàtone, Puglia.
A los 17 años no sabía hacer nada. Trabajó como zapatero, pero fue despedido. Todo lo hacia mal. Sólo sabía orar y mortificarse. Quiso ser franciscano conventual, donde tenía dos tíos con la distinción de la Orden, pero lo rechazaron por ser demasiado ignorante, y los capuchinos le aceptaron como converso en el convento de Martina Franca, Taranto. Llegó a vestir en hábito en 1620, tomando el nombre de fray Esteban de Cupertino, pero hizo tantos desastres que lo expulsaron por su imbecilidad, (él dirá más tarde que sufrió muchísimo cuando le quitaron el hábito como si le hubieran quitado la piel). Después fue de nuevo franciscano conventual como converso en el convento de de Grotella cerca de Cupertino, donde adquirió el nombre de José, y le pusieron como guardador de mulas, pero, sus deficiencias corporales fueron compensadas ampliamente con relatos extraordinarios de oración y taumaturgia. Pero lo más asombroso en él era su obediencia. Humilde siempre ante los carismas que se le atribuían y paciente ante toda clase de pruebas y prohibiciones que se le impusieron. Era muy ignorante y apenas sabía leer y escribir, muy  cerrado de mollera, todo se le caía, todo lo rompía y aprender los trabajos más simples le costaba meses. 
Quiso ser sacerdote, y convenció a sus superiores de admitirlo en un seminario. Estudió por años, pero al final, de toda la Biblia, sólo sabía comentar una frase; en el examen, el obispo abrió el Evangelio y leyó justo aquella frase y por ello fue consagrado diácono, y más tarde, en 1628, sacerdote. Era un hombre que estaba continuamente en éxtasis, tuvo el don de la levitación. Un autentico milagro de la Providencia. Ernest Hello dice de él: "Si no hubiera existido, nadie hubiera sido capaz de inventarlo". 
Sus éxtasis hicieron que fuera examinado por el Santo Oficio, pero no pudieron encontrarle ningún error, aunque su popularidad fue tan grande que la propia Inquisición pidió que le trasladaran a otros conventos o que le separasen de la comunidad, y siempre vigilado por algún miembro de la Inquisición y vivir alejado de la relación con los seglares. Desde ese momento hasta su muerte fue prisionero en manos de la Inquisición. Fray José obedeció sin lamentarse. Fue enviado a Roma y su general lo recibió con rudeza y le ordenó que se retirase al convento de Asís, donde llegó en 1639 y permaneció allí 13 años. Al principio sufrió muchas pruebas. Su superior lo llamaba hipócrita y lo trató con gran rigor. Por otro lado, Dios pareció haberlo abandonado, arrojándolo en tan profunda melancolía que apenas se atrevía a levantar los ojos. Pero también pudo encontrarse con gente de alta alcurnia europea: al príncipe Juan Casimiro Waza, le aconsejó que renunciara a ser jesuita para convertirse, en 1648, en rey de Polonia; Juan Federico de Sajonia, duque de Braunchweig-Lüneburg, que se convirtió al catolicismo en 1651. 
De improviso el Santo Oficio le ordenó que, en 1653, trasladarse al convento de San Lázaro de los capuchinos en Pietrarubbia, Macerata, como prisionero en el convento sin poder salir de su celda, excepto para escuchar la Misa. Después le trasladaron, en las mismas condiciones al eremitorio capuchino de Fossombrone. Al ser informado el general de su situación, lo llamó a Roma, y teniéndole allí tres semanas, lo mandó de vuelta a Asís, donde en el camino de regreso experimentó las consolaciones que se habían apartado de él, y porque volvía entre los conventuales. Murió en Osimo en Le Marche, en el convento de San Francisco, donde le habían enviado, invocando a María: "Monstra te esse Matrem" (Muestra que eres mi Madre). Está enterrado en la capilla de la Inmaculada Concepción en la basílica de Ósimo. Fue canonizado en 1767 por el papa Clemente XIII. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.  

San CONSTANCIO y compañeros. M. 287.



Tal día como hoy se celebra en el calendario litúrgico de la diócesis de Saluzzo (Cuneo, Italia) la memoria de los “santos Constancio y compañeros mártires”, que esta iglesia local venera como patronos secundarios.
Según la tradición local eran soldados de la Legión Tebana que consiguieron escapar del martirio que sufrieron sus compañeros de la Legión tebana en Agauno en Suiza, durante el imperio de Maximiano y que el Martirologio Romano cita el 22 de septiembre como “san Mauricio y compañeros mártires”. Que se sepa, sólo dos legionarios tebanos consiguieron escapar, pero la imagineria popular de los pueblos de los Alpes, nos reporta unos sesenta legionarios que consiguieron escapar y que evangelizaron la región alpina, preferentemente de la zona del Piamonte.
San Constancio escapó del martirio y llegó al valle de Maira, hoy en la provincia de Cuneo, con algunos de sus compañeros entre los que estaban: Constantino, Dalmacio, Desiderio, Isidoro, Magno, Olimpio, Poncio, Teodoro y Víctor. Se dedicaron a difundir el Evangelio entre las poblaciones locales, esto provocó que se iniciara una persecución contra ellos y la fe cristiana, en la que murieron todos, excepto Constancio que tuvo que sepultar a sus amigos. Después de varias vicisitudes, que narra esta fantasiosa y popular leyenda, fue apresado y decapitado en el lugar donde hoy está el santurario de San Costanzo al Monte.
La popularidad de este santo hizo que la diócesis de Saluzzo lo eligiera como su patrono junto con otro soldado tebano, san Chiaffredo. El hecho de que san Constancio fuera egipcio, de Tebas, difundió su culto entre la Iglesia Copta.

Beatos DAVID OKELO y GILDO IRWA. M. 1918.


Martirologio Romano: En la aldea de Paimol junto a la misión de Kalongi en Uganda, beatos David Okelo y Gildo Irwa, catequistas y mártires, que, traspasados con la lanza por los paganos del lugar por haberse involucrado en la evangelización del pueblo, manifestaron con su intrépido martirio la potencia de Cristo

David pertenecía a la tribu Ocioli, al norte de Uganda. Los misioneros combonianos habían llegado en 1915 a la región de Kitgum, donde comenzaron su labor evangelizadora con la ayuda de algunos catequistas. Existían entonces muchas dificultades, algunas creadas por la I Guerra Mundial, otras por la peste, la viruela y la situación de carestía. Para los brujos de la zona la llegada del cristianismo era la causa de todas las desgracias. Por ello surgieron movimientos anticristianos y anticolonialistas (los Adwi y los Abas) promovidos por los brujos y apoyados por los traficantes de marfil y de esclavos, que veían en el cristianismo un obstáculo para sus negocios. Además eran frecuentes las luchas tribales.
En este contexto se sitúa el testimonio heróico de los dos jóvenes catequistas, que no dudaron en trasladarse a Paimol para cubrir el vacío dejado en la obra de evangelización por la muerte de Antonio, el hermano de David. Cuando este pidió al misionero sustituir a su hermano, juntamente con su amigo Gildo, intentó persuadirles, no sólo por su juventud, sino también por el peligro que corrían en aquella violenta zona. “¿Y si os matan?, pregunto entonces el misionero. “¡Iremos al paraíso!” fue la respuesta de los jóvenes.
 Llegados a su destino en 1917, fueron martirizados en Palamuku, cerca de Paimol, Uganda, por defender la fe, se les dio la oportunidad de conservar la vida si abandoban su fe, pero no quisieron. Los dos se dedicaron a su misión de evangelización y ganaban su sustento trabajando en el campo. Un catequista que enseñaba en una aldea dejó este testimonio: “Toda la gente del pueblo sin excepción les amaba por el bien que hacían... Murieron en el cumplimiento exacto de su enseñanza”. Los cristianos del lugar, acabada la furia homicida, llamaron al lugar del martirio Palamuku, Wi-Polo (“En el cielo”) para recordar el premio concedido por Dios a los dos adolescentes. Fueron beatificados en el año 2002 por SS Juan Pablo II.

Beato CARLOS ERAÑA GURUCETA. (1884-1936).


Martirologio Romano: En Ciudad Real, en España, beato Carlos Eraña Guruceta, religioso de la Compañía de María y mártir, que, detenido por milicianos, fue fusilado sin juicio durante la violenta persecución contra sacerdotes y religiosos.

Nació en Arechavaleta (Guipúzcoa). En 1899 solicitó el ingreso en la Sociedad de María, donde había ingresado su íntimo amigo y también mártir Miguel Leibar. En 1902 se trasladó al noviciado en Vitoria, y un año más tarde profesó. Estudió Magisterio y dio clases en Ordiza, hasta que en 1908 fue destinado a Madrid; en 1916, fue destinado como director a Ciudad Real y allí se dedicó en cuerpo y alma a la dirección del Intituto Popular de la Concepción, fundación de la diócesis de Ciudad Real para la enseñanza gratuita de las clases populares. Fundó la Academía Popular de Magisterio, también gratuita, para la promoción de maestros; en 1927 marchó a Tetuán y en 1933 de nuevo en Madrid, al colegio del Pilar. 
Fue hecho prisionero y, posteriormente liberado, detenido de nuevo en Alcázar de San Juan, otra vez liberado y vuelto a detener en Fonda Gómez de Ciudad Real; lo llevaron a la checa del seminario. Fueron doce días de prisión, sobrellevados con serenidad, en clima de oración y abandono a la Providencia. Al amanecer le sacaron con otros seis seglares, antiguos alumnos suyos y los llevaron a Alarcos. Fueron fusilados. Fue beatificado, con los otros dos mártires marianistas, Jesús Hita Miranda y Fidel Fuidio Rodríguez, el 1 de octubre de 1995.

Beatos FERNANDO GARCÍA SENDRA y JOSÉ GARCÍA MAS. M. 1936.


Martirologio Romano: Cercano a la ciudad de Gandía en el territorio de Valencia, siempre en España, beatos Fernando García Sendra y José García Mas, sacerdotes y mártires, que, durante la misma persecución confirmaron con su sangre la fidelidad a Dios

Estos dos sacerdotes tenían en común el ser naturales del mismo pueblo, Pego, donde el segundo de ellos además ejercía su ministerio como capellán del santuario del Ecce Homo. El primero se había retirado a su pueblo al estallar la revolución, y allí fueron detenidos, cada uno en su propia casa, y encarcelados. En la cárcel se encontraron con otros sacerdotes y un religioso, todos los cuales se dieron cuenta de que les esperaba la muerte y comenzaron a preparar en la oración y santa fraternidad para afrontar la hora de dar la vida por Cristo. Procedieron con gran dignidad y afrontaron el martirio con verdadera alegría espiritual. El día 18 de septiembre de 1936 les tocó el turno a Fernando y José: les ataron las manos a la espalda, les sacaron e hicieron subir en una camioneta y les llevaron al término de Gandía, al lugar conocido como La Pedrera, y allí, a la una de la madrugada, les dispararon. Fueron beatificados el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II

Fernando nació en Pego, Alicante en 1905. De niño fue monaguillo y se educó con los Franciscanos de Pego y Benisa. Después estudió en el Seminario de Valencia y cantó misa en 1931, siendo destinado a dos parroquias alicantinas - Bolulla y Sagra - y, a pesar de su juventud, fue llamado "el padre de todos" por sus virtudes. 
Llegada la persecución se negó a esconderse, limitándose a irse a casa de sus padres a Pego, de donde lo sacaron catorce días antes de su martirio para llevarlo a la cárcel. Herido por los disparos, no murió sino que perdió el conocimiento, y cuando horas más tarde lo recuperó, estaba desangrándose. Tuvo fuerzas para levantarse, fue a una casa cercana y pidió agua y ayuda, pero no sólo no logró que lo auxiliaran sino que llamaron a los milicianos. Anduvo por el campo, cayó en una charca y luego se refugió en un cañaveral, donde le encontraron los milicianos, que lo remataron con un tiro en la cabeza.

José nació en Pego, Alicante. Se educó en los Franciscanos de Pego y Benissa y después pasó al Seminario de Valencia. Ordenado en 1923, fue vicario de Carroja y cura de Patró y Benisili (Alicante). En su pueblo natal cuidó el culto divino y las vocaciones, consiguiendo que varios jóvenes fueran al seminario. Capellán del Ecce-Homo de Pego. Fue arrestado en su casa el 4 de septiembre de 1936. Había pedido a sus hermanos que si lo detenían y mataban, ellos perdonaran.

Beatos AMBROSIO CHULIÁ FERRANDIS, VALENTÍN JAUNZARÁS GÓMEZ, FRANCISCO LERMA MARÍNEZ, RICARDO LÓPEZ MORA y MODESTO GAY ZARZO. M. 1936.



Martirologio Romano: En Montserrat en la misma región de España, beatos mártires Ambrosio (Salvador) Chuliá Ferrándis y Valentín (Vicente) Jaunzarás Gómez, sacerdotes, y Francisco (Justo) Lerma Martínez, Ricardo (José María) López Mora y Modesto (Vicente) Gay Zarzo, religiosos de la Tercera Orden de San Francisco de los Capuchinos de la Virgen de los Dolores, que siempre en la misma persecución recibieron la corona del martirio por el testimonio dado por Cristo.

Salvador Chuliá nació en Torrent (Valencia) en 1866. Estudia en el Seminario diocesano de Valencia, y siendo diácono ingresa a los Terciarios Capuchinos donde tomó el nombre de fray Ambrosio María de Torrente. Ordenado sacerdote en1892, hace votos perpetuos en 1898.  Inclinado más a la obediencia que al mando, ejerce su ministerio como consejero y director espiritual en la fraternidad, y confesor de religiosos y alumnos. Sencillo, humilde, conciliador, pobre, obediente, silencioso, de pocas palabras, profundamente piadoso, devoto de la Eucaristía, apóstol del confesionario y director espiritual.
Apresado en la casa paterna el 21 de agosto de 1936 junto con otros nueve terciarios capuchinos, llevan prácticamente vida de comunidad en la prisión de La Torre, de su ciudad natal. Es ejecutado con siete religiosos y sacerdotes más en la partida de La Mantellina o Puchá d’Alt. El P. Ambrosio muere bendiciendo a sus compañeros y perdonando a los verdugos. 

Vicente Jaunzarás nació en Torrente (Valencia), en 1896. Ingresa a la comunidad amigoniana en 1911, y tomó el nombre de fray Valentín María de Torrente. En 1919 emite sus votos perpetuos, y es ordenado sacedote en 1920. Pasa por las casas de Burjassot, Santa Rita, de Madrid, Fundación Caldeiro, de Madrid, Zaragoza, y es destinado luego al asilo de San Antonio, de Santafé de Bogotá, en Colombia. Vuelve a España y se marcha a Navarra, de donde pasa como superior a Godella. 
El 18 de julio de 1936 estaba accidentalmente en Torrent, y en la mañana del día siguiente es él quien acompaña a los milicianos cuando éstos registran el convento. Tuvo la sangre fría de consumir las hostias consagradas delante de los milicianos. Detenido con los demás y llevado al ayuntamiento, cuando son liberados se marcha a casa de su familia. El día 22 lo llevan a la casa de Godella unos milicianos pero el día 25 los religiosos de aquella casa-noviciado se dispersan y el P. Valentín vuelve a Torrent y acoge en su casa a varios religiosos. Con ellos es detenido el 28 de agosto y recluido en la prisión llamada La Torre. El día 17 de septiembre, fiesta de la «Impresión de las llagas de San Francisco», se le pudo oír desde la plaza cantar los gozos de las Llagas. Aquella noche fue su martirio. Era inteligente y culto, lleno de celo por la gloria de Dios, por el bien de las almas y por su congregación religiosa a la que amaba tiernamente. Predicador sencillo y atrayente, gran devoto de la Eucaristía, de la Stma. Virgen y de San Francisco. Humilde, sencillo y “muy valiente”.

Justo Lerma nació en Torrente (Valencia) en 1886. Sus padres eran terciarios franciscanos. Ingresa en la comunidad amigoniana en 1905 y tomó el nombre de fran Francisco María de Torrente. Ejerce su apostolado en el Real Monasterio del Yuste, Cáceres, cinco años, y después 25 en el Colegio Fundación Caldeiro, de Madrid. Poseía excepcionales dotes pedagógicas, que le merecieron repetidamente las felicitaciones de las autoridades civiles. Reflexivo, trabajador y metódico, de pocas palabras, constante y muy hábil maestro de escuela. De profunda oración, incansable trabajador, atento, sencillo y humilde, gozaba de gran paz interior.
Convertido en prisión el Colegio, se refugia en su casa paterna, donde es detenido y llevado a La Torre, y de allí al martirio con sus cohermanos compañeros de prisión.

José María López nació en Torrente (Valencia) en 1874. Ingresa a la Congregación de los amigonianos en 1889, y tomó el nombre de Ricardo María de Torrente. Emite los votos perpetuos en 1896 en calidad de hermano coadjutor. Trabaja en diferentes escuelas de reeducación de los jóvenes desadaptados. Pasó los últimos años de su vida en el convento de su pueblo natal, dedicado al catecismo, a fundar escuelas nocturnas para pobres y a obras de caridad. Sencillo, cordial, humilde, amable, de gran espíritu franciscano de minoridad, oración y trabajo.
Expulsado violentamente del convento junto con toda la Fraternidad, se refugia en casa de una sobrina, donde es detenido el 4 de agosto de 1936 y llevado a la prisión de La Torre. Es asesinado con otros siete religiosos en La Mantellina en Torrente. 

Vicente Gay nació en Torrente (Valencia) en 1885, hijo de terciarios y terciario él mismo. Ingresa a la comunidad amigoniana en 1903 y tomó el nombre de fray Modesto María de Torrente. Aunque pidió ser aceptado al sacerdocio, pasó toda la vida como hermano coadjutor. Trabajó primero en el apostolado de reeducación, propio de la comunidad, alternando con el trabajo de albañilería, y luego en el convento de su ciudad natal, en la enseñanza de las primeras letras a los niños y la administración de la casa. Recto, sencillo, humilde, pobre y obediente, laborioso y servicial.
Cuando la revolución cierra el colegio, se aloja en casa de su hermana Concha. Detenido el 8 de septiembre, es llevado a la prisión de La Torre, de donde sale para el martirio. 

Beato SALVADOR FERNÁNDEZ PÉREZ. (1870-1936).


Nació en San Pedro de Creciente, Pontevedra. Entró en las escuelas Salesianas de Sarriá, a sus 19 años. Allí mismo hizo el noviciado y profesó como salesiano en 1891. Acabados los estudios filosóficos, fue destinado al oratorio Don Bosco de Santander. Allí recibió el presbiterado en 1896.
Empezó a ejercer el sacerdocio en Málaga, donde estuvo dos años. A continuación fue destinado a Vigo-San Matías y, seis años después, a Santander, un año a la casa Don Bosco y tres a la casa María Auxiliadora. Los años 1910-1913 fue director en Orense y, seguidamente, volvió a Vigo-San Matías. De 1915 a 1922 estuvo en Baracaldo y luego volvió a Orense como confesor. De 1924 a 1928 es encargado de la obra salesiana de Allariz y, los tres años siguientes, director-prefecto de Orense. Antes de llegar como confesor a la casa de Estrecho, estuvo destinado durante cuatro años, 1931-1935, en la casa de Baracaldo, con la misma encomienda. 
Con los demás salesianos de la comunidad de Estrecho, don Salvador fue a parar a la Dirección General de Seguridad, tras el asalto al colegio el día 19 de julio. Al ser puesto en libertad, se refugió durante algún tiempo en domicilios de diversos parientes. Finalmente, recaló en la pensión Manzano de la calle Libertad, 12. Allí permaneció desde el 28 de agosto hasta el 18 de septiembre de 1936. Este día se presentaron en la pensión unos milicianos que, tras reconocerle como sacerdote, se lo llevaron detenido, primero a la checa de Méndez Álvaro y seguidamente a la de Fomento. El lugar de su sacrificio permanece velado. Diez días más tarde se exponía la fotografía de su cadáver en la Dirección General de Seguridad. 

OTROS SANTO DEL DÍA:



Santa Ariadna. M. c. 130. 
Martirologio Romano: En Prymneso en Frigia, siempre en Turquía, santa Ariadna, mártir
Mártir en Prymneso en Frigia. La tradición dice que nació en Frigia, y que era esclava de un príncipe y que al negarse a celebrar los ritos paganos en el cumpleaños de su patrón fue apresada y obligada apostatar, como no lo consiguieron sufrió crudelísimas torturas, y el pueblo la salvó por tres días, que aprovechó para retirarse a un monte y prepararse para morir. Llegaron los soldados, el monte se abrió y se la tragó. 

Sta. Sofía
Sta. Irene
Santas Sofía e Irene. M. c. 200. 
Los Sinaxarios bizantinos y los Menologios orientales las conmemoran el 17 o 18 de septiembre, sin precisar ni la fecha, la época y el lugar donde vivieron. Parece que fueron mártires, decapitadas para mayor precisión. 
En Occidente, el cardenal Baronio fue el primero en introducir su culto, a las que califica como mártires, en el Martirologio Romano, el 18 de septiembre. Los Bolandistas añaden que en la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla había una iglesia aneja que llevaba el nombre de Santa Irene.
En algunos calendarios coptos aparecen como mártires en Egipto hacía el año 200.

San Ferréolo de Vienne. M. 304. 
Martirologio Romano: En el territorio de la Galia Vienense, san Ferréolo, mártir, que, según tradición, gozando de la potestad propia de los tribunos, rehusó detener cristianos, por lo cual, detenido por orden del prefecto, fue cruelmente azotado y encarcelado, y evadido y capturado de nuevo por sus perseguidores, fue decapitado, recibiendo así la palma del martirio.
Era un oficial del ejército imperial, martirizado en Vienne del Delfinado, durante la persecución de Diocleciano; que se negó detener a los cristianos, el gobernador mandó apresarlo, azotarlo y encarcelarlo; pudo salir de prisión, pero, capturado de nuevo fue decapitado. Una tradición le hace superior de san Julián de Brioude.

San Océano. M. c. 310. 
Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia (hoy Turquía), san Océano, mártir.
Tenemos escasísimas noticias sobre su vida, sólo que parece que era un soldado cristiano que prefirió morir antes que apostatar de su fe delante del tribunal romano que lo juzgaba.

San Eustorgio I de Milán. M. c. 351. 
Martirologio Romano: En Milán, en la provincia de Liguria, san Eustorgio, obispo, a quien san Atanasio elogia por confesar la verdadera fe contra el error arriano.
Se dice que llegó a Milán desde Grecia, porque era prefecto de la ciudad durante el gobierno de Constantino. Su piedad le valió ser elegido por el pueblo el sucesor de san Protasio, como obispo de Milán en el 351. Viajó a Constantinopla para que el emperador Constantino aprobara su elección y además obtuvo la exención de tributos para los milaneses. Ejerció toda su influencia contra los arrianos. Probablemente se le debe la construcción de la nueva catedral de Milán, con 5 naves. Fue desterrado por el emperador porque no quiso condenar a san Atanasio de Alejandría. Una leyenda dice que encontró, acompañando a santa Elena, los restos de los Reyes Magos, y que los trasladó a Milán, donde construyó una catedral, las cuales, después de algunos siglos, fueron llevadas a Alemania, donde fue construida la catedral de Colonia. Al morir fue sepultado en la basílica dedica a él.
Un documento del siglo XIV, el «Liber notitiae sanctorum Mediolani», reporta cinco iglesias en el territorio de la diócesis dedicadas a este santo obispo. No debe confundirse con Eustorgio II, también santo y obispo de Milán, pero del siglo VI.

San Eumenio de Gortina. s. VI. 
Martirologio Romano: En Gortina, en la isla de Creta, san Eumenio, obispo.
Obispo de Gortina (Creta) y murió en el exilio. Es uno de los pocos a quién los griegos le atribuye el título de "Taumaturgo". 

San Ferréolo de Limoges. M. c. 591. 
Martirologio Romano: En Limoges, de Aquitania (hoy Francia), san Ferréolo, obispo, admirado por San Gregorio de Tours, que libró de un inminente peligro a Marcos, refrendario del rey Childeberto, a quien quería matar el populacho.
Quinto obispo de Limoges. Asistió a los concilios de Macon (583) y Clermont. San Gregorio de Tours tenía por él una gran veneración, cuenta que Ferreol pacificó un tumulto que hubo en Limoges en el 579  y que hizo reconstruir la basílica de San Martín, mártir en Brive-la-Gaillarde (departamento de la Gorrèze), completamente destruida en un incendio en el 584. Se apoyó en una comunidad de canónigos para la difusión del cristianismo.
La Vita de san Yrieix de Limoges, cuenta que Ferréolo recurrió a él cuando tenía una enfermedad y que volvía sano, además presidió las exequias del santo abad. Después de su muerte fue venerado como santo.

Ig. Saint-Senier sous Avranches
San Senario de Avranches. s. VI. 
Martirologio Romano: En Avranches, en el límite de la Bretaña Menor, en Francia, san Senario, obispo
Nació en Coutances y fue discípulo de san Paterno de Avranches en el bosque de Scissy. Le sucedió en la sede de Avranches y fue de este modo obispo de Coutances y Avranches. Gobernó su diócesis con gran solicitud y los milagros acompañaron su predicación. En los últimos años de su vida se retiró a un monasterio que fue el origen de la actual Saint Senier sous Avranches.

Santa Ricarda de Andlau. M. c. 895. 
Martirologio Romano: En Andlau, de la Baja Lotaringia (Alsacia), santa Ricarda, quien, siendo reina, despreció el poder terreno por servir a Dios en el monasterio fundado por ella misma.
Hija del conde de Alsacia, se crió en el convento de Hohenburg (Odilienberg), cerca de Estrasburgo. Se casó, en el 862, con el rey Carlos el Gordo de Francia. Por común acuerdo con su esposo, el matrimonio fue "blanco". Hizo muchas obras de caridad, benefició y fundó varios monasterios, en particular el de Andlau en los Vosgos. 
Fue acusada de adulterio por un adversario político de su esposo, si bien pasó "la prueba del fuego"; el débil Carlos, la repudió y abdicó al trono, muriendo a los pocos meses en el 888. Ricarda se retiró al monasterio de Andlau, que ella había fundado, donde vivió como una religiosa más. El culto se ha mantenido, y hasta hoy se celebra la fiesta de santa Ricarda en la diócesis de Estrasburgo.

San Domingo Trach. (1792-1842). 
Martirologio Romano: En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, de Indochina (hoy Vietnam), santo Domingo Trach, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, decapitado en tiempo del emperador Minh Mang por preferir la muerte a pisotear la cruz.
Nació en Ngai-Voi, Tonkín. En 1825 ingresó en la Orden de Predicadores donde hizo la profesión religiosa. Ordenado sacerdote, ejercitó su ministerio sucesivamente en Quam-Cong y en Luc-Thuy-Thuong, de cuyo seminario fue nombrado director espiritual. 
Al estallar la persecución, se refugió en Tra-Lu, en casa de un amigo y en ella desarrolló cuanto trabajo apostólico pudo, pues ya entonces estaba muy debilitado por la tuberculosis. Fue a Nguong-Nhan a visitar a un sacerdote y allí fue arrestado y llevado a la cárcel de Nam-Dinh, donde convirtió a santo Tomás Toan, que había tenido la debilidad de apostatar. Ni amenazas ni torturas lograron de él que apostatara y pisoteara la cruz, y por ello fue condenado a muerte. Confirmada la pena por el rey, el 18 de septiembre de 1840 fue llevado al campo de las Siete Yugadas y allí decapitado. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.

José Kut. Beato. (1905-1942). 
Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato José Kut, presbítero y mártir, que, oriundo de Polonia y sometido a dura custodia, bien cimentado en la fe, voló al cielo víctima de crueles tormentos.
Nació en Slawin (Ostrów Wlkp). Ingresó en el seminario diocesano de Poznan, siendo ordenado sacerdote en 1929. Vicario sucesivamente en las parroquias de Chodziez y San Martín de Poznan, en 1936 se le destinó como administrador a la parroquia de Goscieszyn.
Llegada la guerra, su casa fue objeto de un atentado por parte de un grupo de alemanes. Él no se retiró de su parroquia y fue arrestado en 1941; encarcelado fue torturado hasta que lo enviaron al campo de exterminio de Dachau, Alemania, donde no resistió un año porque el hambre, la miseria y los malos tratos acabaron con su vida. Beatificado el 13 de junio de 1999 por el papa Juan Pablo II.