Martirologio Romano: En Ceuta, pasión de siete santos mártires de la Orden de los Menores, Daniel, Samuel, Ángel, León, Nicolás y Hugolino, sacerdotes, y Domno, que enviados por fray Elías a predicar el Evangelio de Cristo a los moros, padeciendo insultos, cárcel y torturas, consiguieron con la decapitación la palma del martirio.

La llegada de los misioneros provocó un tumulto. Las gentes se arrojaron sobre ellos, los golpearon y los arrastraron a la presencia del kadí. Cuando vio éste sus toscos hábitos y sus rostros barbados, pensó que estaban locos. En la prisión los trataron con suma rudeza, porque se burlaban de la religión de los moros. Daniel escribió una carta a los cristianos desde el sitio en el que se habían detenido antes de entrar en Ceuta para explicarles lo ocurrido y añadía: «Bendito sea Dios, Padre de las misericordias, que nos conforta en nuestros sufrimientos». El domingo siguiente, una vez que se puso en claro que eran misioneros y que no estaban locos, se les exhortó a abjurar de la fe, primero en grupo y después a cada uno por separado. Pero ni los halagos, ni las amenazas les hicieron mella alguna, por lo cual fueron condenados a muerte. Cada uno de los mártires se dirigió entonces al hermano Daniel y se arrodilló a pedirle la bendición y el permiso de dar la vida por Cristo. Fueron decapitados en las afueras de Ceuta. El pueblo enfurecido profanó los cadáveres; pero los mercaderes cristianos recogieron sus cuerpos y fueron sepultados en Ceuta. Más tarde, las reliquias fueron trasladadas a España. En 1516, el Papa León X concedió a los frailes menores la autorización de celebrar su fiesta.
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