Martirologio Romano: Junto a Sai-Nam-Hte en Corea, pasión de los santos mártires Lorenzo Imbert, obispo, Pedro Maubant y Jacobo Chastan, sacerdotes de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, que para salvar la vida de otros cristianos se entregaron a los soldados y fueron decapitados con la espada.
Lorenzo María José Imbert nació en Aix-en-Provence en 1726 en el seno de una familia muy humilde. Venciendo muchas dificultades originadas por su pobreza, pudo entrar en el seminario diocesano, pero en 1818 decide su vocación misionero e ingresó en la Sociedad de Misiones Extranjeras en París. Completó sus estudios en Burdeos y fue enviado a las misiones de China, donde recibió la ordenación sacerdotal y donde desarrolló una magnífica labor. Cuando murió el primer vicario apostólico de Corea sin llegar a su destino, la Sociedad le propuso como su sustituto, siendo nombrado obispo titular de Capsa. Se consagró en la ciudad china de Seu-Chuen en 1837. Ese mismo año entra en Corea y, con los dos misioneros que le había precedido: Pedro Filiberto Maubant y Jacobo Hilario Chastan, forma un grupo de misioneros sumamente compacto y eficaz que se dedicaron a la formación de seminaristas nativos.
En 1839 fue exiliado y cruelmente torturado junto con los sacerdotes de su misma Institución, aunque él fue apresado primero, y viendo los problemas que podían crear a los cristianos que los ocultaban, les escribió una carta ordenándoles que se entregaran. El 21 de septiembre después de desnudarlos, les llenaron el rostro, pecho y espalda de heridas, les atravesaron las orejas y sobre las heridas echaron cal viva. Les hicieron dar vueltas por la plaza, mientras comenzaron a darles golpes con sables hasta que cayeron los tres de rodillas y poco después murieron.
Pedro Filiberto Maubant nació la diócesis francesa de Bayeux en 1803. Sintió la vocación misionera e ingresó en la Sociedad de Misiones Extranjeras. Ordenado sacerdote, fue enviado a China, donde se le dijo que pasara a la misión coreana. Llegó a ella junto con el padre Jacobo Chastan y trabajó dos años hasta que llegó el vicario apostólico Lorenzo Imbert. Como misionero tenía la orden, junto con el padre Jaime Honorato, de formar el clero nativo. De esta forma fue ordenado sacerdote a Andrés Kim Taegón, el cual, como sacerdote, quedaría al frente de la misión cuando los tres misioneros fueron martirizados.
Cuando recibió orden de sus superiores de entregarse lo hizo obedeciendo de forma heroica y quitando así problemas a sus cristianos. Murió en el tormento, junto con Lorenzo Imbert y Jacobo Chastán.
Jacobo Honorato Chastan. (1803-1839). Procedía de la diócesis de Digne (Francia). Sintió la vocación misionera, e ingreso en la Sociedad de Misiones Extranjeras donde fue ordenado sacerdote, que le envió a Tailandia, donde trabajó activamente. Inició la misión de Corea junto con el padre Pedro Filiberto Maubant y allí trabajó durante dos años, hasta que cuando se inició la persecución recibió la orden de su superior el padre Lorenzo Imbert, de permanecer en su puesto, así lo hizo obedeciendo de manera heroica y sufrió el martirio junto con los dos misioneros citados.
Rogamos, para recordar pedir la intercesión de san Lorenzo José Mario Imbert , quien, naciera en la diócesis de Aix- en - Provence , procedente de una familia víctima de la mayor pobreza, ingresando en 1818 al seminario de Misiones Extranjeras y luego de 2 años de estudios , viajó a China , nombrándosele con gran sorpresa de su parte, Vicario apostólico de Corea y obispo , siendo, consagrado en 1837, en Seu- Tchouen, partiendo, posteriormente hacia Corea al cual le habían precedido dos misioneros, de origen francés , Pedro Filiberto Maubant , de la diócesis de Bayeux; y, Santiago Honorato Castán, de la diócesis de Digne, quienes , terminaron compartiendo el martirio con el .
ResponderEliminar/ Oramos, para solicitar la intercesión de tales ejemplares mártires, al tener presente, que, lo primero que hicieron al llegar, fue, dedicarse a estudiar el coreano y al poco tiempo, comenzaron, con su misión evangelizadora apostólica, afirmando el obispo Imbert: "No permanezco mas que 2 días en cada casa que reúno los cristianos, y, antes de que amanezca el 3er día paso a otra casa. Me toca sufrir mucha hambre, porque después de haberme levantado a las 2 y 30 de la madrugada, esperar hasta el mediodía y recibir entonces una comida mala y floja, bajo un clima bajo y seco, no es cosa fácil. Después de comer reposo un poco, y, a continuación, doy clase de teología a mis seminaristas; después oigo confesiones hasta la noche. Me acuesto a las9 sobre la tierra cubierta de una lona y un tapiz de lana de Tartaria, porque, en Corea no hay ni camas ni mantas. He tenido, siempre un cuerpo débil y enfermizo, y, a pesar de todo he llevado adelante una vida laboriosa y bien ocupada; pero, aquí pienso haber llegado a lo superlativo y al “nec plus ultra” de trabajo. Ya os imaginaréis , que, con una vida tan penosa, no tengamos miedo al golpe de sable que debe terminarla ", y, todo esto había ,que, hacerlo con el mayor secreto pues, las 15 o 20 personas a las que había atendido cada día: confesiones, bautismos, confirmaciones, matrimonios, etcétera, tenían que retirarse antes de la aurora" ,y, 2 años después de su llegada, el 11 de agosto de 1839, monseñor Imbert , fue detenido por sus perseguidores, comprendiendo , bien que había llegado el final de su vida. Y, creyó un deber, para evitar apostasías a los fieles seguidores, invitar a sus 2 compañeros a entregarse y la tarjeta remitida por el obispo, la cual ,era una invitación al martirio, llegó 1º a Maubant, quien la transmitió a su compañero el padre Castán, los cuales obedecieron sin vacilar y cada uno ,redactó una instrucción para uso de sus fieles y luego en común unas líneas dirigidas a toda la cristiandad coreana, escribiendo al mismo tiempo una memoria para el Cardenal Prefecto de Propaganda Fide y una carta a sus hermanos de las Misiones Extranjeras para encomendarles a sus neófitos y en esta carta, es donde alegremente, como si quisieran aliviarles la pena, dicen que "el primer ministro Ni, actualmente gran perseguidor, ha hecho fabricar tres grandes sables para cortar cabezas".
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ResponderEliminar/ Imploramos, para impetrar la intercesión de los 3 mártires , quienes se presentaron ante el prefecto y confesaron noblemente su fe: "Por salvar las almas de muchos, no hemos vacilado ante una distancia de diez millares de lys. Denunciar a nuestras gentes, y hacerles daño, olvidando los diez mandamientos, no lo haremos jamás, preferimos morir." Y, aquel mismo día 15 de septiembre, recibieron la primera paliza, con bastones, pero, otra nueva les aguardaba, el 16 , luego, de un interrogatorio como el anterior, y, finalmente , el 21 tuvo lugar el suplicio final.
Les desnudaron hasta la cintura, y les asaetearon cruelmente, de arriba a abajo, a través de las orejas, les colmaron de heridas y, por fin, los rociaron de cal viva, a los cuales una vez de obligarles a dar por 3 veces la vuelta a la plaza, mostrándose, al público que se burlaba de ellos, se les hizo arrodillarse ,y, los soldados empezaron a correr en su derredor y al pasar les golpeaban con su sable, poniéndose instintivamente de pie, Castán al recibir el 1er golpe, sin embargo, se arrodilló junto a sus 2 compañeros, que,estaban inmóviles y, al poco tiempo, los 3 habían muerto.
Pero no fueron solamente ellos , ya, que , antes y después iban a perecer en aquella misma persecución otros muchos cristianos.
Siendo, uno de ellos , un sacerdote nativo: el padre Andrés Kim. Al evocar, que, los 3 misioneros se habían preocupado de formar un clero nativo, y, cuando ellos fueron asesinados , el padre Kim se esforzó por conseguir que llegaran nuevos misioneros y después de un prolongado tiempo en la cárcel, donde, sufrió todo tipo de padecimientos, humillaciones y maltratos fue decapitado en 1846.
Y, en la misma persecución, murieron también 10 catequistas y una multitud de fieles. De entre ellos se escogieron unos cuantos, a quienes hoy veneramos en los altares: 75, héroes "nobles y plebeyos, jóvenes y viejos, mujeres ya maduras y jóvenes en la más florida edad, que ,prefirieron las cárceles, los tormentos, el fuego, el hierro, las cosas más extremas a trueque de no apartarse del mensaje de Jesús de Nazareth
( Al contrario de multitudes ,que, sin ser presionados por nadie , “voluntariamente” escogieron contradecir " sacrílegamente" los 10 Mandamientos e instalarse airosamente para confusión de las juventudes de sus Familias, Amistades y Conocidos, hasta ,ufanándose en los 7 pecados o tendencias e inclinaciones capitales, inclusive, hasta negando que existiera el infierno, encontrado todo tipo de excusas para justificar sus transgresiones a la Ley de Dios, sancionadas en el Decálogo, confirmadas por Jesús de Nazaret a través de los 4 Evangelios, y, reafirmadas por la Virgen , sobre, la existiencia del cielo , Purgatorio e Infierno, según, respeten o contradigan el Decálogo ) y , en vistas a tentar su fe, los verdugos coreanos recurrieron a los tormentos más refinados. Unos fueron ahorcados, a ,otros les rompieron las piernas, otros, fueron azotados hasta la muerte, mas de unos , quemados con planchas ardientes, cientos enterrados vivos en nichos para que murieran de hambre, y , a pesar de las crueldades de las cuales fueron víctimas no apostataron de su Fe.
ResponderEliminarPidiendo, que tales innumerables mártires desde el reino de loso cielos, intercedan, auxilien y protejan, a quienes " HOY" en las 2 COREAS, son perseguidos, detenidos y ejecutados
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