Nació en Fivizzano (Parma), en el seno de una familia modesta y cristiana. Deseosa de anunciar el nombre de Cristo, con apenas siete años, dejó su casa con una compañera, con la intención de ir a las Indias para salvar almas. Afortunadamente la encontraron con rapidez y fue llevada de vuelta a casa, donde fue formada por su madre a orientar su vida según el Evangelio y encaminada a los trabajos femeninos, hasta que, muerto su padre en 1820, tuvo que trasladarse con su madre a Parma, donde fue elegida para el cargo de institutriz de la familia Ortalli.
Ella deseaba abrazar la vida religiosa entre las monjas capuchinas, pero respetando la voluntad de su madre, que se oponía al piadoso deseo, se casó el 18 de octubre de 1826 con Antonio Domenico Botti, empleado de la Casa Ducal de Parma, al que dio seis hijos, todos muertos a edad temprana, a excepción de Leopoldo que luego abrazó la vida monástica en de la Orden Benedictina. El 23 de marzo de 1844 quedó viuda del marido a quien amó verdaderamente. Sin embargo, por consejo del confesor, no entró en ningún Instituto religioso, emprendiendo un camino de caridad y consuelo especialmente a las mujeres en la prisión. Se acercó a ellas con humildad, serenidad, las consoló con palabras y apoyo, las instruyó en las enseñanzas de la fe, haciéndoles conocer la esperanza y el poder de la oración, de modo tal que la cárcel parecía haberse convertido en un convento.
Muchas señoras se sintieron atraídas por el ejemplo de Ana María, imitándola en el cumplimiento de su labor de caridad, con la Asociación, reconocida canónicamente por el obispo en 1847 y aprobada por la Duquesa de Parma, llamada "Pía Unión de Damas visitadoras de la cárcel bajo la protección de los Sagrados Corazones de Jesús y María". Pensando también en las mujeres que salían de la cárcel, Anna María pudo tomar en alquiler una casa para ellas y para las niñas huérfanas y en riesgo. La obra se inspiró en el "Buen Pastor" - como luego sería llamada - y para ella, superando innumerables dificultades, el 18 de enero de 1856, encontró un lugar adecuado para adaptarlo como sede: el antiguo convento de las monjas agustinas, dedicado a San Cristóbal.
Para proveer de manera más idónea la obra iniciada, pensó en fundar una familia religiosa, cuyos miembros alimentaran aquella llama de caridad. El 1 de mayo de 1857, con ocho compañeras, sentó las bases del nuevo Instituto; en el 1859 pronunció con ellas los sagrados votos privados de los consejos evangélicos y de consagrar su vida religiosa a la recuperación de las mujeres caídas, la tutela de quienes estuvieran en peligro, la asistencia de los desamparados y huérfanos. Fue nombrada superiora de las Hermanas. Las presidió con el ejemplo de todas sus virtudes y sobre todo con una intensa caridad, admirable por su actividad y la total entrega de sí misma aun en las actividades más difíciles y humildes.
El 25 de marzo de 1876 el Obispo de Parma Domenico Villa erigió canónicamente el instituto del Buen Pastor en Congregación religiosa, bajo el título de "Piadosa Casa de las Pobres de María Inmaculada" y las Reglas fueron confirmadas el 28 de enero de 1893 por su sucesor, Andrés Miotti.
Ella confesó en su vejez, que por muchos años Dios le concedió la gracia de no apartarla nunca de la íntima comunión con Él, de modo tal que, aunque estuviese llena de ocupaciones, entregada a la educación de las niñas, ocupada en pláticas y o en asuntos de todo género, nunca se olvidó de la presencia de Dios en ella. En efecto vivía en constante oración, realmente digna del nombre con el que la llamaban sus hijas: "Rosario viviente".
Nuestra beata, siempre afrontó con ánimo juvenil las obras de caridad hasta el 7 de febrero de 1893, tras una breve parálisis, murió con fama de santidad. El 3 de octubre de 2010, fue beatificada por Benedicto XVI.
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