10 de octubre de 2014

Santo TOMÁS DE VILLANUEVA. (c.1486 - 1555).


Martirologio Romano: En Valencia, de España, santo Tomás de Villanueva, obispo, que, siendo religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, aceptó por obediencia el episcopado, sobresaliendo, entre otras virtudes pastorales, por un encendido amor hacia los pobres hasta entregarles todos los bienes, incluida la propia cama.


Nació en Fuenllana (Ciudad Real), hoy Villanueva de los Infantes, en el seno de una familia de molineros. Era primo hermano de Cervantes. Vivió la reforma de Lutero en toda su crudeza y optó por reformar la Iglesia empezando por él mismo. Universitario y profesor de Alcalá de Henares y Salamanca, a los 28 años renunció a todo e ingresó en los ermitaños agustinos recoletos en el convento de San Agustín de Salamanca. En 1518, fue ordenado sacerdote y nombrado prior de los Ermitaños Agustinos Recoletos de la ciudad salmantina, después de Burgos y Valladolid. Su palabra tenía tanta fuerza como su amor a Jesucristo, su pobreza personal y su preocupación hacia los pobres. Sufrió de fenomenología mística, que él mismo se encargaba de ocultar porque le causaba mucha vergüenza. Hizo aquellas penitencias, que sus penitentes no querían hacer; se encerraba con ellos en el despacho de arzobispo y se flagelaba la espalda ante el crucifijo diciendo: "Hermano, mis pecados tienen la culpa de todo, es justo que sea yo quien sufra el castigo". 
Fue elegido provincial de los agustinos en Andalucía y Castilla; más tarde fue nombrado capellán de corte; renunció al obispado de Granada. En 1544, fue nombrado, por obediencia, arzobispo de Valencia, pero él mismo barría su habitación y remendaba su sotana, y gastó toda la fortuna del obispado en los necesitados. En el palacio arzobispal creó una especie de hospicio para todos los niños abandonados de su diócesis. Reorganizó la vida eclesiástica de la diócesis. Convocó un concilio en Valencia, que pusieron las pautas de la nueva regeneración del clero y anticipándose a Trento fundó un seminario, el colegio de La Presentación. Tuvo un gran amor y devoción hacia María con la que tuvo algún éxtasis. Sus sermones han quedado como ejemplo de catequesis, basados en la Escritura y en san Agustín. Su vida de oración y austeridad cristiana fue un ejemplo vivo. A sus cristianos repetía: "No temo a los enemigos de fuera, sino la corrupción interior". Antes de su muerte, había dejado todo a los pobres sin asignar nada a sus familiares que no lo precisaban; "no me moriré hasta que sepa que no me queda nada en este mundo". Murió en una cama prestada, de una amigdalitis purulenta. 
Fue canonizado el 1 de noviembre de 1658 por el papa Alejandro VII. Su festividad se celebra a nivel de la Iglesia universal el día de su muerte el 8 de septiembre, pero en España tiene Memoria Litúrgica el 10 de octubre. MEMORIA FACULTATIVA.

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