Martirologio Romano: En Cartago, de la África romana, pasión de san Cipriano, obispo muy esclarecido en santidad y doctrina, que gobernó sabiamente la Iglesia en tiempos difíciles, consolidando la fe de los cristianos en medio de tribulaciones, e imperando Galieno, después de sufrir un penoso exilio, consumó su fe en el martirio, decapitado por orden del procónsul, ante gran concurrencia de pueblo. Su memoria se celebra también el16 de septiembre. (Ver) 16 de Septiembre.
San Crescencio de Roma. M. c. 300.
Mártir en Roma, durante la persecución de Diocleciano. Fue degollado en la vía Salaria, otras tradiciones le hacen mártir en Perugia junto a su familia. Tenía 11 años, y fue bautizado en Perugia junto con su padre -san Eutimio- y su madre, por el presbítero san Epigmenio. Durante la persecución de Diocleciano la familia se marchó a Perugia, donde murió su padre. Con su corta edad fue llevado a Roma donde confesó valerosamente a Cristo bajo la tortura. Mientras iba conducido al martirio curó a un ciego que se lo imploraba.
Sus restos fueron enterrados en Siena años después y algunas de sus reliquias fueron llevadas a Tortosa en Tarragona (España). Su sepultura fue honradísima en la Edad Media. Patrón de Siena.
Santa Notburga de Rattenberg. (c.1265 - c.1313).
Martirologio Romano: En la localidad de Eben, en el Tirol, santa Notburga, virgen, cuya dedicación a las labores domésticas y al servicio de Cristo en los pobres fue ejemplo de santidad para sus compatriotas.
Natural del Tirol de Rattenberg, hija de labriegos sin fortuna, se la contrató como cocinera en el castillo de un gran señor local, el conde Enrique de Rottenburg, que le permitió ejercer la caridad con los pobres, repartiéndoles comida y vestidos, pero sus yernos no lo veían con buenos ojos, tuvo problemas con sus amos por exceso de generosidad y fue despedida por dar a los pobres la comida destinada a los cerdos.
Luego trabajó en casa de un granjero de Eben, que le prohibía rezar el Ángelus, pero milagrosamente conseguía hacer todos sus trabajos. Después volvió a su antiguo trabajo de Rottenburg, después de que la pidieran perdón sus antiguos amos. Murió en paz. Sus restos son muy venerados en la región y descansan en la capilla de Eben. En 1862, el Papa Pío IX confirmó su culto local como patrona de los pobres campesinos y siervos asalariados.
Claudio Laplace. Beato. (1725-1794).
Martirologio Romano: En el mar, frente a la costa gala de Rochefort, beato Claudio Laplace, presbítero y mártir, que, debido a su sacerdocio, murió por inanición y contagio, encarcelado en una nave de transporte anclada en el mar, en tiempo de la Revolución Francesa.
Nació en Bourbon-Lancy (Saône-et-Loire). Una vez ordenado sacerdote, fue vicario en Saint-Bonnet (L'Allier) en 1751, pasando siete años más tarde a párroco de esta iglesia, que tenía la parroquia aneja de San Juan de Moulins. En 1767 él fue nombrado vicegerente de la oficialidad de Moulins, además era vice director del tribunal del obispado.
Cuando en enero de 1791 se pide el juramento constitucional a los sacerdotes, Laplace se negó y hubo de dejar la parroquia. Pasó seguidamente mucha necesidad económica. Pidió un pasaporte para salir del reino pero como llegó a Pont-de-Beauvoisin luego de que las tropas francesas entraran en Saboya, debió volver a Moulins, donde una docena de ciudadanos lo denunció.
En octubre fue arrestado y llevado a la prisión de Santa Clara. Pese a su edad, lo obligaron a partir con los deportados, dejando Moulins en noviembre de aquel año. Luego de un mes de detención en Saintes, llegó en abril a Rochefort, y fue embarcado en “Les Deux Associés”. Había cumplido con gran celo sus deberes ministeriales su tiempo de párroco y tenía gran crédito como director de almas. Murió el 14 de septiembre de 1794. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.
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