Valiente entre la gente.
Se llamaba Francisco Tomás y había nacido en el pueblo malagueño de Alpandeire, en el seno de una modesta familia de campesinos. Ellos mismos cultivaban el terreno y realizaban las faenas agrícolas, siendo este trabajo su actividad principal. Su instrucción escolar consistió únicamente en los estudios primarios que siguió sin demostrar capacidades especiales en la escuela local. Desde pequeño mostró inclinación hacia la religión, pues se sabe que a los diez años protagonizó un incidente que tuvo mucha repercusión entre sus convecinos. Mientras se encontraba en el campo, al cuidado de un rebaño de cabras junto con otros niños, el cielo comenzó a nublarse amenazando tormenta. Surgieron varias ideas sobre la actitud que debían tomar. El futuro Fray Leopoldo propuso refugiarse en una peña y rezar el rosario para solicitar la protección de la Virgen, otro de los pequeños no estaba de acuerdo y consideró preferible dirigirse hacia el pueblo lo antes posible. Finalmente todos se encaminaron hacia Alpandeire sin implorar la protección de la Virgen, pero la marcha se vio interrumpida por un rayo que fulminó al joven que había propuesto el apresurado retorno, resultando muerto. Es posible que este suceso del que se habló largamente, influyera en su futura decisión de hacerse fraile.
Toda su infancia y juventud transcurrio en Alpandeire dedicado a faenas agrícolas, salvo el periodo de servicio militar (1887-1888) que realizó en el Regimiento de Infantería Pavía en Málaga.
Decidió dedicarse a la vida religiosa después de haber oído predicar a dos capuchinos en la ciudad de Ronda, con motivo de la beatificación de Diego José de Cádiz en 1894. Tras varios intentos que resultaron fallidos, ingresó en 1899 en calidad de postulante en el convento que poseía la orden capuchina en Sevilla. En 1900 emitió sus votos y recibió como nombre religioso el de Fray Leopoldo de Alpandeire. Tras destinos sucesivos a Antequera, Granada y de nuevo Sevilla, el 21 de febrero de 1914 fue trasladado definitivamente al convento de Granada, donde residió durante 42 años.
Permaneció de forma ininterrumpida en esta ciudad entre 1914 y 1956. La mayor parte del tiempo desempeñó la función de fraile limosnero, lo cual le obligaba a recorrer la ciudad a pie y entrar en numerosas viviendas solicitando donativos.
Poco a poco su figura fue haciéndose popular, numerosas personas solicitaban su consejo o intermediación y se le empezó a conocer como "el humilde limosnero de las tres Ave Marías", porque eran estas las oraciones que dedicaba a quienes le pedían su bendición. Hizo el bien, especialmente a los niños a los que quería entrañablemente. Era un fraile austerísimo y tuvo fama de santidad. Su tumba en Granada es lugar de peregrinación. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 12 de septiembre de 2010.
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