2 de julio de 2015

San BERNARDINO REALINO. (1530 - 1616).

Atrevido como un oso. Corazón de oro

Martirologio RomanoEn Lecce, en la región de Apulia, san Bernardino Realino, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, ilustre por su caridad y su benignidad, el cual, despreciando los honores del mundo, se entregó al cuidado pastoral de los presos y de los enfermos, así como al ministerio de la palabra y de la penitencia.



Nació en Carpi (Módena, Italia), en el seno de una familia de la burguesía; su madre fue quién más influyó en su primera educación. Estudió en Módena humanidades, y allí realizó sus primeros poemas. Fue muy hábil con la mente y con las manos. Practicó la esgrima y el puñal con gran destreza, hasta que un día en una lid, hirió a un hombre sin sentirlo mucho, y tuvo que huir de la ciudad. En 1548, gracias al mecenazgo del cardenal Madruzzo, patrón de su padre, y que costeó su carrera, ingresó en la Universidad de Bolonia, doctorándose en Derecho civil y canónico. Marchó a Milán con la esperanza de que su mentor, entonces gobernador del ducado, le diera un puesto en la oficialidad. En 1556 fue nombrado podesta de Felizzano, en lo que hoy es el Piamonte. Pasado un año cesó del cargo, para vegetar en el olvido hasta que alguien se acordó de él y lo nombró, primero abogado fiscal de Alessandria, y luego alcalde de la diminuta población de Cassine, y en 1562, juez de Castiglione, cerca de Milán. Concluido su mandato, el marqués de Pescara, gobernador de Milán, lo llamó para su servicio personal como intendente de la ciudad y lo nombró administrador de las posesiones que tenía en Nápoles. 
En las horas libres se dedicaba a la literatura y tenía escrito un comentario sobre las obras de Catulo, que hubiera publicado si un día un jesuita no le hubiera aconsejado rezar el rosario. Aquel rosario le convirtió, y lo primero que hizo fue quemar su escrito sobre Catulo, e ingresó en el colegio de la compañía de Jesús en Nápoles después de presentar su dimisión al marqués de Pescara, tenía 34 años y corría el año de 1564. Aquel día había escrito una carta a su padre en la que le decía “Vivete allegro, che io vivró allegrissimo”. Esta atmósfera de alegría le envolverá toda su vida. 
Quería ser lego, y dedicarse a los oficios más bajos, pero sus superiores le ordenaron hacerse sacerdote en 1566, y san Francisco de Borja, Prepósito general, le nombró maestro de novicios, dando un nuevo método; el maestro se hacía como los discípulos y decía su “culpa” en el comedor como ellos. No tuvo mucho éxito en el púlpito, porque le faltaba la brillantez de los predicadores, pero era muy bueno en el confesionario y en el trato personal. La victoria de Lepanto de 1571, trajo muchos esclavos a Nápoles, y se prodigó con ellos, y aunque no obtuvo muchas conversiones, si dio ejemplo de caridad cristiana.
Por obediencia fue a Lecce en 1574, donde tenía que abrir una casa de la Compañía, donde estuvo predicando y confesando; especialmente asistía a los encarcelados, a los condenados a muerte y a los esclavos: en uno de sus primeros sermones insistió en que tenían los mismos derechos que toda persona humana, no eran una especie inferior. Tenía penitentes de toda Italia, y tenía el don de penetración de espíritus; sentía una profunda repugnancia por el confesionario y este fue quien le santificó. En 1594 fue nombrado rector del colegio de los jesuitas, y se mostró caritativo con todo el que lo necesitara, cosa que provocó las iras de los menos generosos. Cuando contaba 80 años, un grupo de personas de la ciudad, fue a verle para que tomase la ciudad bajo su protección, e incluso fueron a ver al obispo para que iniciase su proceso de beatificación, ¡antes de morirse.! Fue canonizado por el papa Pío XII el 22 de junio de 1947. 

Santos PROCESO y MARTINIANO. M. 67/9.

Proceso: Que avanza
Martiniano: El guerrero por excelencia.

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Dámaso, en el segundo miliario de la vía Aurelia, santos Proceso y Martiniano, mártires.

Según una tradición eran dos soldados que custodiaban a santos Pedro y Pablo cuando estuvieron presos en la cárcel Mamertina; los milagros que presenciaron les movieron a la conversión. Así se lo declararon a los apóstoles, manifestándoles su deseo, y suplicándoles que los bautizasen. San Pedro los acogió gozosamente y confirmó sus propósitos. Según la tradición, como no hubiese allí agua para bautizarlos, hizo la señal de la cruz en la roca que servía de cimiento de la cárcel y al momento brotó una fuente que perdura hasta hoy. Con ellos se convirtieron otros 47 presos y soldados, atraídos por su ejemplo y decisión.
El juez Paulino, al ver que se habían hecho cristianos, los hizo detener. Con muchas promesas y halagos intento persuadirles que no cometieran aquella locura, pero no consiguió nada; al ver que no podía con ellos, mandó torturarles cruelmente. Los santos respondían con cánticos. Mientras los mártires resistían impávidos, su verdugo Paulino murió. Enfurecido su hijo Pomponio, y achacándolo a hechizos y magia de los mártires, dio parte a Nerón, y el emperador encargó a Cesáreo, prefecto de la ciudad, que los ejecutase. Fueron decapitados en la vía Aurelia. 
Su tumba fue muy venerada y el papa Gregorio Magno dijo en una homilía en su honor: "A los cuerpos de estos Santos vienen los enfermos, y vuelven sanos. Vienen los que han jurado en falso, y son afligidos del demonio. Vienen los endemoniados, y quedan libres. ¿Cómo pensamos que viven estos Santos allá donde de veras viven, pues aquí hacen tantos milagros?". Desde 1969 su culto universal se ha limitado a los calendarios locales.

Santos LIBERATO, BONIFACIO y compañeros. M. 483.  



Martirologio RomanoConmemoración de los santos mártires Liberato, abad, Bonifacio, diácono, Servo y Rústico, subdiáconos, Rogato y Septimio, monjes, y el niño Máximo, quienes en Cartago, durante la persecución desencadenada por los vándalos bajo el rey arriano Hunerico, por confesar la verdadera fe católica y un solo bautismo fueron sometidos a crueles tormentos y muertos a golpes de remo en la cabeza mientras estaban tendidos sobre los leños donde los iban a quemar, y así concluyeron el curso de su admirable combate, recibiendo del Señor la corona del martirio.


Los vándalos arrianos de Genserico, en el 439 ocuparon Cartago y desterraron a su obispo san Quodvultdeus, con buen número de obispos y sacerdotes, y prohibieron la ordenación de nuevos prelados. El resultado fue un número alarmante de sedes vacantes. Cartago estuvo sin obispo hasta el 454, en el que se permitió la ordenación de san Deogracias, y desde la muerte de éste en el 456 hasta el 481 en que a ruegos del emperador de oriente, Hunerico autorizó la entronización de un nuevo obispo: san Eugenio de Cartago. Pero pronto Hunerico se arrepintió y empezó un persecución más cruel empezando por su propia familia, que la creía que confabulaban contra su sucesos, luego contra el propio clero arriano y después contra los católicos que los declaro fuera de ley en el 484. Hubo una cruel persecución. 
Un contemporáneo recogió una Passio de los monjes de Capsa, la actual ciudad tunecina de Gapsa. Liberato era abad del monasterio africano de Capsa y los otros eran sus monjes: Bonifacio era diácono; Servo y Rústico, subdiáconos; Rogato y Séptimo monjes y Máximo era un niño educado en el monasterio que ante los halagos para que dejara su fe había respondido: "A mi nadie me separa de santo abad Liberato ni de mis hermanos que me han criado en el monasterio". Todos fueron martirizados bajo el rey arriano Hunerico en Cartago. Fueron clavados a los maderos con los que iban a ser quemados, destrozadas sus cabezas y los remos y cruelmente lacerados con toda clase de suplicios. 
De los "Martirologios de Abdón" y "Usuardo" pasaron al "Romano", que celebra su memoria el 17 de agosto. La familia agustiniana ve en ellos una encarnación de sus espíritu comunitario y eclesial, desde el 1 de Junio de 1672 celebra su fiesta el 26 de agosto y ha elegido al joven Máximo como patrón de sus novicios. 

Beato PEDRO DE LUXEMBURGO. (1369 - 1387).

(fr.: Pierre de Luxembourg).
Piedra firme. Roca.

Martirologio RomanoEn Villeneuve, cerca de Aviñón, en Francia, tránsito del beato Pedro de Luxemburgo, obispo de Metz, siempre entregado a la penitencia y a la oración.

Nació en Ligny-en-Barrois en Lorena, pertenecía a la familia de los condes de Luxemburgo; siendo niño mostró interés por la religión y así, a los 7 años hizo voto de castidad. 
En 1377 estudió en París, donde conoció, en el Colegio de Navarra, a Pedro de Ailly con quién intimó. En 1379 marchó a Londres para quedarse como rehén de su hermano Valeran, prisionero por los ingleses. En el año que estuvo preso, se ganó a todos, de manera que le dejaron libre, con la palabra de que pagaría el rescate, el mismo rey Ricardo II, le invitó a la Corte.
De regreso a París, reanudó sus estudios y llevó un género de vida de austeridad, piedad y ejemplaridad que admiró todos, teniendo para ello el apoyo de Felipe de Maisiers que lo introdujo por los caminos de la vida interior. Conocedor del antipapa Clemente VII de la virtud del muchacho y, según la costumbre del tiempo, recibió numerosas canonjías en París, Chartres y en Cambrai; fue nombrado archidiácono de Dreux. A los 14 años fue elegido obispo de Metz, y a los 16 años fue creado cardenal de San Jorge en Velabro.
Para su diócesis de Metz tomó un obispo auxiliar, de edad adulta, que supliera su deficiencia de órdenes sagradas, e hiciera la visita pastoral, corrigiendo abusos y alentando a los fieles. Pero ni su entrada en Metz ni su estancia allí se logró sin la intervención armada de su hermano, lo que desagradó a Pedro, que decidió retirarse del obispado en 1385, marchando a Ligny y luego a París.
De aquí lo llamó Clemente VII para que estuviera a su lado en Aviñón, donde llevó una vida tan austera y penitente que al propio Papa le dio miedo, y viendo que ya empezaba a quebrantarse su salud, le ordenó que la mitigara. Obedeció Pedro pero lo compensó redoblando sus limosnas hasta el punto de que la mayor parte de sus rentas iba a parar a manos de los pobres.
En 1387 para encontrar un clima más favorable se retiró a Villeneuve, donde vivió con mayor retiro y dedicación a la oración, teniendo entonces lugar sus famosos éxtasis. 
A los 18 años preso de la tuberculosis se preparó para la muerte, pidiendo perdón a sus criados por haberles tratado como criados y no como hermanos y logrando de ellos que lo azotaran en señal de penitencia por esto. Murió en Villenueuve-les-Avignons, haciéndose enterrar en el cementerio de los pobres de la iglesia de San Miguel. El Papa Clemente VII le beatificó en 1527. Patrón de Aviñón. 

Beatos JUAN y PEDRO BECCHETTI. M. 1420.

(it.: Giovanni Becchetti da Fabriano). Dios es misericordioso. El que está en gracia de Dios. Admirable
(it.: Pietro Becchetti da Fabriano). Piedra firme. Roca

Martirologio RomanoEn Fabriano, del Piceno, conmemoración de los beatos Juan y Pedro Becchetti, presbíteros de la Orden de Ermitaños de San Agustín, unidos más por la conducta de vida que por los vínculos de la sangre.


Descendían de la familia de santo Tomás Becket (Becchetti) que se establecieron en Fabriano. 
Juan se consagró al Señor en el convento de San Agustín de Fabriano, Ancona. Su vida de oración, estudio de la Sagrada Escritura y de la Teología y de predicación, fue para la Orden, organizada desde hacía pocos años (1226) como Orden mendicante, ejemplo y estilo de vida. 
Con el título de Bachiller, enseñó, en el 1385, en el Estudio General de Rímini. El Padre General, Bartolomé de Venecia escribía que venía “precedido por la fama de ciencia y de vida”. En este mismo año fue destinado al estudio de Oxford, donde obtuvo el grado de Maestro en Teología. En el 1391 se encontraba en Italia y al año siguiente fue Regente del Estudio agustiniano de Perugia. El Padre General le escribió una carta el 4 de mayo de 1420. Murió en Fabriano y sus restos, junto al de su primo Pedro Becchetti de Fabriano. 

Pedro se consagró al Señor en el convento de San Agustín de Fabriano, Ancona. Su vida de oración,  estudio de la Sagrada Escritura y de la Teología y de predicación, fue para la Orden, organizada desde hacía pocos años (1226) como Orden mendicante, ejemplo y estilo de vida.
En el 1385 estudió en Padua para obtener el grado de Lector y en el 1388 enseñó en el Studio agustiniano de Rímini: Maestro en Sacra Teología fue nombrado profesor en Venecia. Desde esta ciudad marchó en peregrinación a Jerusalén por su singular devoción a la pasión del Señor. Regresó a Fabriano donde construyó, junto a la iglesia de los agustinos, una capilla similar a la del Santo Sepulcro de Jerusalén. El 20 de febrero de 1421, el Padre General, Bartolomé de Venecia, le escribió una carta. 
Murió en Fabriano y sus restos, junto a los de su primo Juan Becchetti de Fabriano, están expuestas a la pública veneración en la iglesia de San Agustín. La Orden de San Agustín celebra su festividad el 2 de Junio, el Martirologio Romano el 2 de Julio.  El papa Gregorio XVI confirmó su culto en 1835.

Beatos COLUMBA KANG WAN-SUK y 7 compañeros mártires. M. 1801.

Es un grupo de 8 mártires en Seúl, durante la persecución Shinyu, todos laicos, que fueron decapitados: Columba Kang Wan-suk, Ágata Han Sin-ae, Antonio Yi Hyeon, Bibiana Mun Yeong-in, Juliana Kim Yeon-i, Ignacio Choe In-cheol, Mateo Kim Hyeon-i y Susana Kang Gyeong-bok. Fueron beatificados por el papa Francisco el 16 de agosto de 2014. 

Columba Kang Wan-suk (1761 - 1801). Nació de una unión ilegítima en en el antiguo barrio de Chungcheong-do (Corea del Sur) en el seno de una de las familias nobles de Naepo. Desde pequeña se destacó por su sabiduría y honestidad: evitar las malas acciones o decir mentiras. El beato Felipe Hong Pil-ju, que será martirizado por la fe en 1801, fue uno de sus hijastros. 
Debido a sus orígenes "no oficial", se la casó, como segunda esposa, con Hong Ji-yeong, un noble de la región Deoksan. Al inicio de su matrimonio conoció la fe católica y comenzó a interesarse, y empieza su catecumenado de preparación para el bautismo.  En este periodo, cree con pasión y práctica la abstinencia. Con su estilo de vida  hace ganar el respeto y la admiración de muchas personas. Con grave riesgo, se ocupó de los católicos que fueron encarcelados durante la persecución de 1791 en Sinhae y precisamente por esto la detienen.
Después de ser liberada enseñó el catecismo a su madre, según la ley, y a su hijastro, Felipe Hong. A pesar de sus esfuerzos, no consigue convertir a su marido que, la maltrataba a causa de su fe. Su marido comenzó a vivir con una concubina. 
Un día Columba supo que los católicos de Seúl tienen una mejor preparación cristiana. Después de consultar con su madre legal y su hijastro, decidió mudarse a la capital: aquí entró en contacto con los fieles locales y se une a ellos en su afán por traer sacerdotes para atender a estos católicos neo conversos coreanos, y para ello se necesitaba apoyo financiero para pagar los gastos. 
En 1794, Columba recibió el bautismo de manos del primer misionero sacerdote, que venía desde Pekín, el beato Santiago Zhou Wen-mo, y ella se comprometió en dedicar su vida a ayudar al sacerdote en su apostolado. Después de darse cuenta de su sinceridad y el verdadero compromiso,  el padre Zhou la nombró catequista y le confió la tarea de cuidar de los fieles. 
Al año siguiente, hubo un brote de persecución en Eulmyo, y Columba ofreció su casa para acoger al misionero y pudiera huir a China, ya que se había dado orden de busca y captura contra él. La elección de su casa, como refugio, era la más segura ya que de acuerdo a los cánones de la sociedad coreana, estaba prohibido inspeccionar los hogares de las mujeres nobles. Gracias a esto, la casa de Kang se convierte en un refugio seguro el P. Zhou y para las comunidades católicas del lugar: es aquí donde la beata Agatha Jeom-hye Yun creó su comunidad de vírgenes dedicadas a la Iglesia. 
Columba evangelizó como pudo y cuanto pudo, y entre sus conversos había nobles, viudas, siervos y siervas. Gracias a ella María Canto y su hija Maria Sin - parientes de la familia real - recibieron el bautismo. La admiración de la comunidad hacia ella fue enorme, tanto es así que se decía «Se mueve como un gong. Cuando golpeó, explotó todo. " 
 En 1801 comenzó la persecución Shinyu, y las autoridades gubernamentales recibieron un soplo sobre las actividades religiosas de Columba. El 6 de abril fue detenida mientras estaba en su casa con otros creyentes: todos ellos fueron detenidos a la Jefatura de Policía de Seúl. Pero incluso en esta  grave situación, el primer pensamiento de la catequista fue por la seguridad del sacerdote chino. 
Para encontrarlo, los agentes la torturaron seis veces, pero sin éxito. Su fe es tan firme que incluso sus captores fueron castigados por su ineficacia. Uno de ellos exclamó: "Esta mujer no es humana, es una diosa." En los meses siguientes, encerrada, continúa con su obra religiosa: preparó y animó para el martirio a sus compañeros de prisión. Fue decapitada con sus siete compañeros a las afueras de la puerta occidental de Seúl. Acaba de cumplir 40 años. 

Ágata Han Sin-ae. Nació de una unión ilegítima en  Boryeong, en la región de Chungcheong (actual Corea del Sur), en el seno de una noble familia de. Se casó, como segunda mujer de Jo Rye-san en Seul.  En 1795 y 1796, conoció la doctrina católica gracias a las enseñanza de la catequista, la beata Columba Kang Wan-suk. Junto a su hijastra y su sirvienta asistía asiduamente a la casa de Columba para aprender el Catecismo, y además ayudaba a la viuda beata Cándida Jeong Bok-hye en sus actividades eclesiales. En el verano de 1800 fue bautizada por el misionero chino Santiago Zhou Wen-mo.
Evangelizó entre las mujeres de otras familias y siervas, y además quiso que dos catequistas varones catequizaran a sus siervos, pero no tuvo éxito por culpa de su hijo. Junto a otras mujeres, incluida la beata Juliana Kim Yeon-I, formó una comunidad femenina cuya directora fue Columba Kang.
Cuando se produjo, en 1801, la persecución Shinyu, Cándida Jeong hizo acopio de todos los libros y artículos religiosos y se los llevó a Ágata, que los escondió en su negocio. Como fuera delatada ante los perseguidores, fue arrestada con otros fieles. Fue conducida ante el Ministerio de Justicia de Seúl, donde fue interrogada, pero no reveló el nombre de ningún cristiano. Fue condenada a muerte con siete creyentes, entre las que estaban Columba Kang y Juliana Kim con esta sentencia: «Han Sin-ae está profundamente pervertida por la religión católica y la ha estado practicando durante muchos años. Está a Kang Wan-suk (Columba), y fue bautizada por Zhou Wen-mo, recibiendo el nombre cristiano. Además invitó a su casa a hombres y mujeres, escondió libros y artículos religiosos en su negocio». Cuando fue detenida dijo: «No me arrepentiré jamás de lo que he hecho, aunque si tuviera que morir diez mil veces».
Junto a sus compañeras y con Mateo Kim Hyeon-u, Ignacio Choe In-cheol y Antonio Yi Hyeon, fue conducida a la Pequeña Puerta Occidental de Seúl, donde fue decapitada. 

Antonio Yi Hyeon. Nació en Yeoju, en la provincia de Gyeonggi (actual Corea del Sur). Poco tiempo después que el catolicismo entrara en Corea, le llegaron a sus manos algunos libros religiosos y los estudió con avidez. En un segundo momento frecuentó la casa de Josafat Kim Geon-sun, dónde vivía su tío Lucas Yi Hui-yeong; allí comenzó su formación cristiana en el otoño de 1797.
Después se trasladó a Seúl, donde conoció al beato Felipe Hong Pil-ju, con el cual profundizó el Catecismo y fue bautizado por el primer misionero en Corea el beato Santiago Zhou Wen-mo. También conoció a los beatos Bernabé Jeong Gwang-su, Pedro Choe Pil-je y Francisco Kim Jong-gyo, con los que participaba en los encuentros de oración.
Se casó con la hija del beato Antonio Hong Ik-man, y de esta forma fue cuñado de Felipe Hong Pil-ju. En el invierno de 1800 murieron sus padres, y poco después estalló la persecución Shinyu.
Antonio y sus amigos fueron arrestados y llevados al cuartel general de la policía en Seúl, donde había muerto su tío durante los interrogatorios y torturas. Antonio no dijo nada que pudiera dañar a la Iglesia, a pesar de las palizas y las presiones por los interrogatorios, durante  un momento cedió, pero no reveló dónde se encontraban los otros cristianos. Fue trasladado al Ministerio de Justicia, donde se arrepintió de su apostasía. Consciente que sufriría más presiones, fue determinante en profesar sus fe y dar su vida por Dios. Sus enemigos al no poder convencerlo para que renegara de su fe, fue condenado a muerte. Antes de recibir la sentencia, Antonio dijo: «Durante cuatro años me he conmovido profundamente mientras leía y estudiaba los libros de la Iglesia junto a mis compañeros…. He creído en la religión católica durante muchos años y la amo. Por tanto no renunciaré  a mi fe en Dios, no me importa el castigo que me vendrá dado». Junto a otros compañeros fue conducido a la Pequeña Puerte Occidental de Seúl donde fue decapitado. 

Bibiana Mun Yeong-in (1776 - 1801). Nació en Seúl en el seno de una familia de status social mediano. Su padre era oficial de baja graduación y vivía con Bibiana y sus hermanas pequeñas, teniendo escondidas a sus hijas mayores en otro sitio, por miedo a que se las llevasen para que fueran damas de la Corte. Pero, en 1783, los oficiales de la Corte se dieron cuenta de la inteligencia y la belleza de nuestra beata y la eligieron: apenas tenía 7 años.
Después que aprendió a escribir, fue encargada de la redacción de informes. En 1797, con 21 años, tuvo que dejar la Corte a causa de una grave enfermedad. En aquella época conoció la religión católica por medio de una anciana y de ella, aprendió el Catecismo. Un año después se puso en contacto con la catequista beata Columba Kang Wan-suk y fue bautizada por el beato Santiago Zhou Wen-mo. Fue asidua de la casa de Columba, donde se reunía con otros cristianos para profundizar la doctrina y participar en la Misa. 
Se repuso de su enfermedad y tuvo que regresar a la Corte. Aunque no podía cumplir plenamente con sus deberes religiosos, hizo todo los posible para mantenerse fiel en la oración. Cuando descubrieron que era católica, fue expulsada de la Corte. Libre de sus deberes cortesanos, pudo dedicarse plenamente a su fe. Leía las vidas de los santos y se empeñó en vivir como ellos. Alguna vez manifestó su deseo de morir mártir. Su familia la repudió a causa de su fe; Bibiana tuvo que marcharse y alquiló una casa en Cheongseok-don junto a Seúl, donde hospedó al catequista beato Agustín Jeong Yak-jong.
En 1801, cuando comenzó la persecución Shinyu, Bibiana regresó a su casa, esperando el día en que moriría mártir. Fue arrestada y la llevaron  al cuartel general de la policía en donde la torturaron con saña. En medio del sufrimiento, apostató, pero en seguida se dio cuenta de todo y dijo: «Aunque pueda morir, no cambiaré de idea sobre mi fe en Dios». 
Fue trasladada al Ministerio de Justicia, donde después de recibir más palizas, no cedió. Intentó explicar las enseñanzas cristianas y se reafirmó en su fe total en Cristo a pesar de aquellos momentos de debilidad. Los jueces, viendo que no podían hacerla ceder en su fe, pronunciaron la sentencia de muerte: «Está totalmente atrapada por la religión católica y no renunciará jamás a ella. Por tanto merece morir diez mil veces». Junto a sus compañeros, entre las que se encontraba Columba Kang, fue decapitada en la Pequeña Puerta Occidental de Seúl. Tenía 25 años. 

Juliana Kim Yeon-i. Esta coreana nació en el seno de una familia humilde. En Seúl conoció la doctrina cristiana por la beata Ágata Han Sin-ae y fue bautizada por el beato Santiago Zhou Wen-mo, presso la casa en la casa de la catequista beata Columba Kang Wan-suk.
Como toda aquella primera comunidad cristiana coreana, profundizó su fe mediante el estudio del Catecismo, la oración y el sacramento de la Eucaristía; fue muy conocida entre los fieles. Su misión evangelizadora la llevaron a Yangjegung o Pyegung, el lugar donde se establecían los miembros de la familia real y las damas de la Corte, cuando dejaban sus menesteres en palacio. Hizo amistad con las propietarias del Yangjegung, María Song (emparentada con la realeza), su nuera Maria Sin y con la dama la beata Susana Kang Gyeong-bok y a menudo las invitaba la Misa celebrada por el padre Santiago. Mediante esta relación, consiguió que su hija fuera dama de la Corte.
Cuando empezó la persecución contra los cristianos, en diciembre de 1800, escondió en su casa, a petición de Columba, al beato  Simón Kim Gye-wan, que ayudaba en Misa al padre Santiago. Al año siguiente estuvo escondido en su casa el beato Alejo Hwang Sa-yeong… todo esto la pusieron en peligro.
Fue detenida y, en un primer momento, la llevaron al cuartel general de la policía en Seúl, después al Ministerio de Justicia, en los dos lugares fue repetidamente torturada, pero no delató a ningún hermano en la fe. Su cuerpo se debilitaba cada vez más, pero su fe se fortalecía más y decía: «No lamento haber creído en el Catolicismo y si debiera moriría diez mil veces». Junto a sus siete compañeros fue decapitada a extramuros de Seúl. Tenía 39 años. 

Ignacio Choe In-cheol. Nació en Seúl, en fecha desconocida, en la familia de un intérprete. Su hermano mayor el beato Matías Choe In-gil le enseñó el catecismo. Junto a él fue arrestado, por primera vez, durante la persecución Sinhae en 1791; se le permitió regresar a su casa, por tres día, con el fin de que apostatase. Su madre y sus hermanos, le suplicaron llorando que salvara su vida. Ignacio, se dejó convencer y se presentó ante el Ministerio de Justicia para decir: «No creo en la religión católica» pero añadió «aunque fuera condenado a muerte, no puedo decir que la religión católica sea una religión malvada».
Nada más llegar a su casa, comprendió su error y puso más intensidad en su vida de fe, uniéndose a su hermano en la ayuda a los cristianos más perseguidos, como el padre Santiago Zhou Wen-mo, y por ayudarle a escapar, Matías sufrió el martirio el 28 de junio de 1795. Ignacio asumió, de cierta manera, la herencia de su hermano mártir, y fue uno de los responsables de la Iglesia coreana, participando activamente en su expansión. Quemó las tablillas para los ritos hacía los ancestros, este mismo gesto le costó la vida al beato Pablo Yun Ji-chung. Cada vez que el padre Santiago estaba a punto de ser detenido, hacía todo los posible para buscarle una vía de escape.
Cuando estalló la persecución Shinyu, nuestro beato se refugió en casa de una tía, donde fue arrestado. Sufrió numerosos interrogatorios y muchos tipos de tortura en el cuartel general de la policía de Seúl y en el Ministerio de Justicia, pero siempre permaneció incólume en su fe: «Aunque fuera ejecutado, no abandonaré jamás mi religión católica». No sólo no se retracto, sino que les explicaba como en sus enseñanzas del cristianismo se alcanzaba la salvación eterna.
El Ministerio le condenó a muerte en base a cinco acusaciones: infligir su promesa de no creer en el catolicismo; seguir creyendo en el catolicismo cuando su hermano murió; haber dedicado su vida a difundir las enseñanzas católicas junto a sus compañeros; haber declarado que la doctrina católica era grandiosa hasta en el cuartel general de la policía; haber invitado a venir a Corea al padre Santiago Zhou y además haberlo servido. De esta forma fue decapitado con sus siete compañeros en la Pequeña Puerta Occidental de Seúl. 

Mateo Kim Hyeon-i (1775 -1801). Era hijo de una concubina y un intérprete de renombre de Myeongryebang en Seúl, en la Corea del Sur. Aprendió el catecismo por medio de su hermanastro mayor, el beato Tomás Kim Beom-u. Él y otro hermano, Bernabé Kim Iu, se convirtieron a la fe católica fueron bautizados por  Pedro Yi Seung-hun. Los dos hermanos pronto se encontraron con una situación difícil: en 1785, Tomás fue exiliado durante la "persecución Myeongryebang." Sin embargo, continuaron practicando su religión en secreto. 
Cuando, a finales de 1794, llegó a Corea ilegalmente el beato padre Santiago Zhou Wen-mo, misionero de China, Mateo y Bernabé se comprometieron en las actividades de la Iglesia. Formaron una pequeña comunidad, en la casa de Felipe Hong Pil-ju, y con otros creyentes, incluidos los también mártires Tadeo Jeong In-hyeok y Pedro Choe Pil-je, allí estudiaban las enseñanzas de la fe y rezaban, dirigidos por el padre Santiago. Cuando el padre Santiago, acosado por sus perseguidores, tuvo que esconderse, encontró refugio en la casa de Bernabé y allí se celebraban la Eucaristía para los fieles. Los dos hermanos se unieron al Myeongdohoe, una comunidad de creyentes fundada por el misionero chino. 
Cuando estalló de la persecución Shinyu en 1801, los dos hermanos fueron detenidos y trasladados a la sede de la policía en Seúl. Se dice que en el momento de la captura, una enorme cruz resplandeciente apareció delante de Mateo y señaló el camino a la prisión. En la sede policial, el juez interrogó y torturó a ambos, pero no revelaron los nombres de otros católicos. Bernabé fue interrogado de forma especial, debido a que el gobierno sabía que su casa era un lugar donde los católicos se reunían y donde había escondido al sacerdote chino. Sin embargo, no pudo resistir las salvajes palizas y murió en mayo de 1801. En cambio, Mateo, junto con sus siete compañeros, fue decapitado en la Pequeña Puerta Occidental  en Seúl. Tenía veinte años. 

Susana Kang Gyeong-bok (1762 - 1801). Nació en el seno de una familia de condición humilde. Se convirtió en dama de la Corte y, al final de su servicio, se fue a vivir a Yangjegung o Pyegung, el lugar donde se alojaban los miembros de la familia real cuando abandonaban el palacio. Allí conoció a los propietarios de Yangjegung, María Song y su hija María Sin, que eran católicas y la pusieron en contacto con el primer sacerdote misionero en Corea, el padre chino Santiago Zhou Wen-mo, y con su colaboradora, Columba Kang Wan-suk, una catequista. A menudo, junto con otras damas de la Corte, iban a la misa celebrada en la casa de la beata Colomba, y se formaban en la doctrina católica. Allí recibió el bautismo, y desde entonces, su nombre será Susana. 
En 1801 arreció la persecución Shinyu contra los cristianos, y el padre Zhou tuvo que huir a Yangjegung con la ayuda del siervo Nam Gu-wol. Susana, que había ido a visitar a su madre, se enteró de que la policía estaba buscando a los católicos de Yangjegung, marchó  allí para darles la noticia, de tal forma que el misioneros chino pudo escapar. Una vez que supo que estaba seguro, Susana salió de la casa, pero pronto fue capturada por la policía y llevado a la sede en Seúl. 
Fue sometida a interrogatorios y torturas, no se rindió y dijo: "Me siento profundamente llena con el catolicismo, así que no puedo cambiar mi mente aunque me muera." Trasladada a la Corte Suprema, fue de nuevo interrogada y golpeada, hasta el punto que llegó a retractarse: «Creo que no volveré a la religión católica.» 
Debido a esta declaración, la Corte Suprema la remitió  al Ministerio de Justicia. En ese lugar, Susana se arrepintió y otra vez estuvo dispuesta a profesar la fe. Sus perseguidores querían obligarla a revelar el paradero del padre Santiago Zhou, pero fue en vano. Ahora estaba lista para morir por Dios, repitió: "Yo estaba profundamente imbuida de la religión católica, y creo que su doctrina es verdadera. Mientras vivía en Yangjeung, visité al padre Santiago Zhou y he recibido el sacramento del Bautismo. Desde entonces, mi fe en la doctrina católica se ha convertido en más fuerte. Por lo tanto, yo no tengo la menor intención de renunciar a mi fe, incluso si muero por ella ". Así, junto a sus compañeros, fue decapitada a las afueras de Seúl. Tenía 39 años. 

Beata EUGENIA JOUBERT. (1876-1904).

(fr.: Eugénie Joubert).
Bien nacida.

Martirologio RomanoEn Lieja, en Bélgica, beata Eugenia Joubert, virgen de la Congregación de la Sagrada Familia del Corazón de Jesús, que consagró su vida a enseñar la doctrina cristiana a las niñas y, atacada por la tisis, siguió con amor a Cristo sufriente.

Eugenia nació en Yssingeaux, (Francia). Infancia, vocación, vida religiosa, apostolado, sufrimiento y muerte; todo en la vida de Eugenia quedará marcado por la presencia maternal de María. En 1895, ingresó como postulante en el convento de las religiosas de la Sagrada Familia del Sagrado Corazón, en Puy-en-Velay. Eugenia ni siquiera tiene veinte años; su porte es vivo y graciosa su forma de reír. Pero su jovencísimo rostro, casi infantil, refleja al mismo tiempo una seriedad muy profunda. Su recogimiento es admirado y provoca la emulación de sus compañeras de noviciado. 
En1896, tomó el hábito religioso de manos del padre Rabussier, fundador del instituto. En 1897, sor Eugenia pronunció sus votos religiosos. La nueva profesa descubre en ello un estímulo para progresar en esa vía, y se fija en dos aspectos que le parecen esenciales para alcanzar "la sencillez del niño": la humildad y la obediencia. Para sor Eugenia, la humildad es el medio de atraer "las miradas de Jesús". En una ocasión, es reprendida severamente a causa de un trabajo de costura mal hecho, pero la labor en cuestión no era suya... A pesar de que su naturaleza se rebele contra ello, sor Eugenia calla; podría justificarse, explicar la equivocación... pero prefiere unirse al silencio de Jesús, que también fue acusado en falso. En la humillación encuentra una ocasión de "crecer en la sumisión", lo que para ella es un verdadero éxito. La humildad va pareja a la obediencia. Sor Eugenia ve en la obediencia "el fruto de la humildad y su forma más verdadera".
Nada más pronunciar los votos, la joven religiosa es destinada a Aubervilliers, en las afueras de París, a una casa dedicada a la evangelización de los obreros. Se encariña con el corazón de los niños, consiguiendo de ese modo aquietar sus travesuras, que no faltan en su auditorio. Su secreto fue la paciencia, la dulzura y la bondad. Los resultados que consigue son inesperados.
Durante el verano de 1902, sor Eugenia sufre los primeros efectos de la enfermedad que se la llevaría de este mundo: la tuberculosis. Empieza entonces un doloroso calvario que durará dos años, y que acabará santificándola uniéndola mucho más a Jesús crucificado. Encuentra un gran consuelo meditando sobre la Pasión. En medio de la oración, Jesús le hace comprender que, para seguir siendo fiel en medio de los sufrimientos, debe "abrazar la práctica de la infancia espiritual", "ser un niño pequeño con Él en la pena, en la oración, en el combate y en la obediencia". Hasta el último momento la guían la confianza y el abandono. Tras una hemorragia especialmente fuerte, recae agotada. Sor Eugenia acoge en medio de una gran paz el anuncio de su partida hacia el cielo, recibiendo el sacramento de los enfermos y la Comunión. Alguien le acerca un retrato del Niño Jesús, ante cuya imagen sor Eugenia exclama: “¡Jesús!... ¡Jesús!... ¡Jesús!...” y su alma emprende el vuelo hacia el cielo. Fue beatificada por san Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1994.

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santa Monegunda. M. 570. 
(Monegundis, Munegunda. fr.: Monégonde).
Protectora. 
Martirologio Romano: En Tours, ciudad de Neustria, santa Monegunda, consagrada a Dios, que, habiendo dejado patria y progenitores, se entregó únicamente a la oración.
Natural de Chartres. Tuvo dos hijas que murieron; la santa, abrumada por el dolor, determinó abandonar el mundo y consagrarse enteramente al servicio de Dios, pues temía que la pena la hiciese concentrarse en sí misma y olvidarse de su Creador. Así pues, con el consentimiento de su esposo, se construyó una celda en Chartres y se recluyó en ella. La celda tenía por todo mobiliario una estera, en la que la santa tomaba su corto reposo. Su único alimento era un poco de pan de avena mojado en agua. Más tarde, Monegundis se trasladó a Tours, donde siguió viviendo en la misma forma, en una celda próxima a la iglesia de San Martín. Con el tiempo, se le reunieron numerosas imitadoras, y la celda se transformó en el monasterio de Saint-Pierre-le-Puellier. San Gregorio de Tours nos dejó un relato de su vida. Patrona de Chimay (Hainaut).

San Swithun de Winchester. (c.800 - 862). 
(Esvituno, Swithin, Swintino, Swituno, Suituno, Seduino, Sithian, Suintino). 
Fuerte
Martirologio Romano: En Winchester, en Inglaterra, san Swithun, obispo, célebre por su austeridad y por su amor a los pobres. Construyó muchas iglesias, que visitaba siempre caminando.
Nació en  en Wessex y pasó su juventud en la antigua abadía de Winchester, aunque no se sabe con certeza si fue monje. Ordenado sacerdote, fue nombrado director o diácono del viejo monasterio. Su sabiduría, su piedad y prudencia hicieron que fuera nombrado capellán del rey Egberto de los sajones occidentales y preceptor del príncipe Ethelwolf. 
Al subir al trono el príncipe Ethelwolf en el 836, nombró a Swithun como su consejero en asuntos espirituales y eclesiásticos. En el 852, fue elegido obispo de Winchester por petición del rey, y fue consagrado por el arzobispo de Canterbury, Ceolnoth; durante el decenio que rigió esta diócesis el reino de Wessex alcanzó su mayor potencia e influencia. Se caracterizó por su humildad y entrega a su feligresía. Cuando murió fue sepultado, por propia petición, en el cementerio de la catedral. La leyenda dice que cuando murió llovió copiosamente después de una terrible sequía, por ello se le invoca durante las sequías. Patrón de Winchester.  

San Lídano de Sezze. (1026 - 1118). 
(Lindano).
Martirologio Romano: En Sezze, en el Lacio, san Lídano, abad, fundador del monasterio de este lugar, que con sus monjes procuró el saneamiento de las tierras circundantes, para librarlas de la malsana fiebre palúdica.
Nació en Civita d'Antino (L'Aquila, Abruzzos). A los nueve años ingresó en los benedictinos de Montecasino. Alcanzada la mayoría de edad, su patrimonio heredado por su familia, fue destinado, con el consentimiento del abad Riquerio de Montecasino, a la construcción de un monasterio con iglesia anexa, en las faldas del monte Antoniano, en el corazón de las paludes Pontinas, diócesis de Sezze. La zona que hoy se conserva recibe el nombre de Quarto San Lidano, él vivió aquí durante 72 años y fue su abad. Se le recuerda sobre todo por su obras de desecación de las paludes Pontinas.
En su vejez se retiró a Montecasino. Fue sepultado en la iglesia de su cenobio y después, a causa de la destrucción de la iglesia por el emperador Federico II, las reliquias fueron trasladadas a la catedral de Sezze. El papa León X (1475-1521) confirmó el culto y organizó la fiesta establecida por los estatutos de la ciudad de Sezze. Pío VI, el 9 de abril de 1791, concedió oficio propio y la solemne festividad el 2 de julio. Es el patrón de Sezze.