(fr.: Pierre de Luxembourg).
Piedra firme. Roca.
Martirologio Romano: En Villeneuve, cerca de Aviñón, en Francia, tránsito del beato Pedro de Luxemburgo, obispo de Metz, siempre entregado a la penitencia y a la oración.
Nació en Ligny-en-Barrois en Lorena, pertenecía a la familia de los condes de Luxemburgo; siendo niño mostró interés por la religión y así, a los 7 años hizo voto de castidad.
En 1377 estudió en París, donde conoció, en el Colegio de Navarra, a Pedro de Ailly con quién intimó. En 1379 marchó a Londres para quedarse como rehén de su hermano Valeran, prisionero por los ingleses. En el año que estuvo preso, se ganó a todos, de manera que le dejaron libre, con la palabra de que pagaría el rescate, el mismo rey Ricardo II, le invitó a la Corte.
De regreso a París, reanudó sus estudios y llevó un género de vida de austeridad, piedad y ejemplaridad que admiró todos, teniendo para ello el apoyo de Felipe de Maisiers que lo introdujo por los caminos de la vida interior. Conocedor del antipapa Clemente VII de la virtud del muchacho y, según la costumbre del tiempo, recibió numerosas canonjías en París, Chartres y en Cambrai; fue nombrado archidiácono de Dreux. A los 14 años fue elegido obispo de Metz, y a los 16 años fue creado cardenal de San Jorge en Velabro.
Para su diócesis de Metz tomó un obispo auxiliar, de edad adulta, que supliera su deficiencia de órdenes sagradas, e hiciera la visita pastoral, corrigiendo abusos y alentando a los fieles. Pero ni su entrada en Metz ni su estancia allí se logró sin la intervención armada de su hermano, lo que desagradó a Pedro, que decidió retirarse del obispado en 1385, marchando a Ligny y luego a París.
De aquí lo llamó Clemente VII para que estuviera a su lado en Aviñón, donde llevó una vida tan austera y penitente que al propio Papa le dio miedo, y viendo que ya empezaba a quebrantarse su salud, le ordenó que la mitigara. Obedeció Pedro pero lo compensó redoblando sus limosnas hasta el punto de que la mayor parte de sus rentas iba a parar a manos de los pobres.
En 1387 para encontrar un clima más favorable se retiró a Villeneuve, donde vivió con mayor retiro y dedicación a la oración, teniendo entonces lugar sus famosos éxtasis.
A los 18 años preso de la tuberculosis se preparó para la muerte, pidiendo perdón a sus criados por haberles tratado como criados y no como hermanos y logrando de ellos que lo azotaran en señal de penitencia por esto. Murió en Villenueuve-les-Avignons, haciéndose enterrar en el cementerio de los pobres de la iglesia de San Miguel. El Papa Clemente VII le beatificó en 1527. Patrón de Aviñón.
Nació en Ligny-en-Barrois en Lorena, pertenecía a la familia de los condes de Luxemburgo; siendo niño mostró interés por la religión y así, a los 7 años hizo voto de castidad.
En 1377 estudió en París, donde conoció, en el Colegio de Navarra, a Pedro de Ailly con quién intimó. En 1379 marchó a Londres para quedarse como rehén de su hermano Valeran, prisionero por los ingleses. En el año que estuvo preso, se ganó a todos, de manera que le dejaron libre, con la palabra de que pagaría el rescate, el mismo rey Ricardo II, le invitó a la Corte.
De regreso a París, reanudó sus estudios y llevó un género de vida de austeridad, piedad y ejemplaridad que admiró todos, teniendo para ello el apoyo de Felipe de Maisiers que lo introdujo por los caminos de la vida interior. Conocedor del antipapa Clemente VII de la virtud del muchacho y, según la costumbre del tiempo, recibió numerosas canonjías en París, Chartres y en Cambrai; fue nombrado archidiácono de Dreux. A los 14 años fue elegido obispo de Metz, y a los 16 años fue creado cardenal de San Jorge en Velabro.
Para su diócesis de Metz tomó un obispo auxiliar, de edad adulta, que supliera su deficiencia de órdenes sagradas, e hiciera la visita pastoral, corrigiendo abusos y alentando a los fieles. Pero ni su entrada en Metz ni su estancia allí se logró sin la intervención armada de su hermano, lo que desagradó a Pedro, que decidió retirarse del obispado en 1385, marchando a Ligny y luego a París.
De aquí lo llamó Clemente VII para que estuviera a su lado en Aviñón, donde llevó una vida tan austera y penitente que al propio Papa le dio miedo, y viendo que ya empezaba a quebrantarse su salud, le ordenó que la mitigara. Obedeció Pedro pero lo compensó redoblando sus limosnas hasta el punto de que la mayor parte de sus rentas iba a parar a manos de los pobres.
En 1387 para encontrar un clima más favorable se retiró a Villeneuve, donde vivió con mayor retiro y dedicación a la oración, teniendo entonces lugar sus famosos éxtasis.
A los 18 años preso de la tuberculosis se preparó para la muerte, pidiendo perdón a sus criados por haberles tratado como criados y no como hermanos y logrando de ellos que lo azotaran en señal de penitencia por esto. Murió en Villenueuve-les-Avignons, haciéndose enterrar en el cementerio de los pobres de la iglesia de San Miguel. El Papa Clemente VII le beatificó en 1527. Patrón de Aviñón.
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