
Entre los católicos del lugar era uno de los más destacados. Cuando oía el relato de los mártires, lloraba, y manifestaba su deseo de compartir su misma suerte.
En el 1798, durante la persecución Jeongsa, Francisco fue detenido en Hongju. Durante seis meses sufrió numerosos tormentos, y al final fue condenado a muerte junto a dos católicos más. Durante la última comida, que se ofrecía tradicionalmente a los condenados a muerte, sus dos dos compañeros sollozaban, pero Francisco tenía el rostro radiante de gozo. Agradeció a Cristo y a María, por obtener la gracia del martirio, y dijo a sus compañeros que el martirio era una gracia divina y que su tristeza era una tentación diabólica... “¿Si perdéis perdéis esta oportunidad tan buena de ir al Paraíso, pensáis que podéis esperar otra?”. Gracias a su consejo, los otros dos se llenaron de coraje. Los tres afrontaron el martirio en Hongju.
Francisco fue beatificado por el papa Francisco en Corea, el 16 de agosto de 2014, junto al grupo comandado por el beato Pablo Yun Ji-chung.
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