31 de diciembre de 2014

San SILVESTRE I. Papa (314–335). M. 335.


Martirologio Romano: San Silvestre I, papa, que piadosamente rigió la Iglesia durante muchos años, tiempo en el cual Constantino Augusto construyó basílicas venerables, y en el Concilio Niceno aclamó a Cristo como Hijo de Dios. En este día su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Priscila.


Poco sabemos de este Papa, fuera de su vida legendaria, antes de su elección para la cátedra de Pedro, sucediendo al papa san Melquiades, que había aprovechado la tolerancia de Majencio para reorganizar la Iglesia romana y luego con la ayuda de Constantino (tras la victoria del Puente Milvio).
Nacido y formado en Roma, tal vez se hiciera cristiano durante la última persecución de Diocleciano, porque de lo contrario no se explica su elección al papado (los obispos, en general, eran elegidos entre los confesores de la fe). En su largo pontificado, vivió un período muy importante de la historia de la Iglesia, ya que comenzaba el desarrollo del cristianismo tras la paz constantiniana. Durante 20 años de pontificado en paz y libertad, se multiplicarán las dificultades y los esfuerzos por levantar las bases teológicas y espirituales de la Iglesia, como lo manifiestan el concilio provincial de Arles (314) contra los donatistas; y sobre todo el Concilio Ecuménico de Nicea (325), en el que fue representado por Osio, obispo de Córdoba y los presbíteros romanos Vito y Vicente, contra la herejía arriana. 
Levantó las basílicas de San Juan de Letrán, San Pedro del Vaticano y San Pablo Extramuros. Son varias leyendas que ligan su vida a la de Constantino. Según su Vita legendaria, era hijo Rufino y Justa, y antes de ser sacerdote habría sufrido durante la persecución hasta llegar a ser encarcelado por haber dado sepultura a un mártir (san Timoteo); más tarde, de sacerdote, habría organizado el servicio de los pobres. Por fin, como Papa, habría publicado varios reglamentos: prescribió a los sacerdotes y a los diáconos el "colobium" (túnica sin mangas); sustituyó los nombres paganos de los dioses en los días feriales; hizo festivos los domingos y los jueves; fijó como días de ayuno el miércoles, viernes y sábado. Perseguido por Constantino, se habría refugiado en el monte Soratte; y Constantino, mientras era atacado por la lepra y proyectaba, aconsejado por los sacerdotes paganos, bañarse en la sangre de los niños degollados, habría recibido en sueños un aviso en el que los apóstoles Pedro y Pablo le invitaban a acudir a Silvestre para que le mostrara la fuente de la salvación. El emperador habría pedido el bautismo y, una semana más tarde, fue bautizado en el baptisterio de Letrán, donde también fue curado de su lepra; de aquí se dice, surgieron las leyes constantinianas favorables a la Iglesia y a los cristianos. MEMORIA FACULTATIVA.   

San JUAN FRANCISCO RÉGIS. (1597-1640).


Martirologio Romano: En el territorio de La Louvesc en la montaña junto a Puy-en-Vélay en Francia, san Juan Francisco Régis, sacerdote de la Compañía de Jesús, que, predicando el Evangelio y administrando el sacramento de la penitencia, por montes y aldea se empeñó sin descanso para renovar la fe católica en el ánimo de los habitantes

Nació en Fontcouverte, (Languedoc-Francia), en el seno de una familia de mercaderes. Se educó en los jesuitas de Béziers y en 1616 ingresó en su noviciado de Toulouse donde se destacó por su obediencia, sencillez y humildad. Antes de dedicarse al apostolado, pasó largas horas en oración. Los superiores le vieron maduro y en el 1630 recibió el sacerdocio. Su territorio de apostolado se desarrolló desde Motpellier hacia el Vivarais y la Velay, las montañas de Ardeche y La Louvesc (Delfinado): "Mi vida, para qué es sino para sacrificarla por las almas. ¿Cómo podría yo probar mi amor a Dios, si no le ofrezco lo que más se estima en este mundo, la salud y la vida? No me sería grata la vida, si no tuviese algo que padecer por Jesucristo. Siento un deseo vivísimo de ir a las misiones de los iroqueses y ofrecer mi vida por la salvación de aquello salvajes". 
Fue durante una peregrinación a La Louvesc, cuando san Juan María Vianney, el canto Cura de Ars, se sintió movido por el ejemplo de san Juan Francisco Regis y decidió realizar su vocación al sacerdocio. Las multitudes acudían a oírle, aunque su oratoria no era brillante y a menudo tachada de vulgar, pero que sacudía conciencias. Solía decir: "Sufrir por Jesucristo es el único consuelo que hallo en este mundo. Señor, dame fuerzas para poder sufrir más y más por tu amor". Alguien dijo de él "que no tenía más que a Dios dentro de su alma, a Dios en la boca y a Dios delante de los ojos". Poseía una gracia enorme para convertir a las almas. Se dice que una dama que era totalmente reacia a la Iglesia y hasta enemiga declarada, al ver sus distinguidos modales y su gran santidad, le dijo: "Padre ¿cómo no me voy a convertir a la fe cristiana si usted me lo pide con tanta gracia?".
La fundación de una serie de casas de refugio para mujeres de la calle (Hermandad del Santísimo Sacramento) dio pie a una serie de calumnias y amenazas de muerte, pero lo más duro fue la postura incomprensible de sus superiores, quiénes juzgaron que se excedía en su celo y que pusieron muchas trabas a su actividad. Se le considera un mártir silencioso de la obediencia. El 22 de Diciembre marchó a una misión en La Louvesc en Vivarais, donde las ventiscas eran muy fuertes, y allí, al poco tiempo murió, y en su iglesia se conserva su tumba. Se le conoce como “el apóstol de Velay”. Es el primer jesuita francés elevado a los altares. Fue canonizado por Clemente XII en 1737.

Beato ALANO DE SOLMINIHAC. (1593-1659).


Martirologio Romano: En la fortaleza de Mercués, cerca de Cahors, en la Galia meridional, tránsito del beato Alano de Solminihac, obispo de Cahors, que con las visitas pastorales trabajó por la enmienda de las costumbres del pueblo, y se empeñó con apostólica insistencia en renovar la Iglesia que tenía encomendada

Nació en el castillo de Belet, cerca de Périgueux, en el seno de una familia de la nobleza. Quiso ser caballero de Malta, pero este no era su camino. Fue nombrado por un tío suyo, abad del monasterio de Chancelade perteneciente a los Canónigos regulares de Letrán, que estaba en franca decadencia y necesitaba una reforma, aunque no pudo ejercer su oficio porque era muy joven (20 años). Estudió Filosofía y Teología en París, donde conoció a san Vicente de Paúl; mantuvo una estrecha amistad con san Francisco de Sales. En 1618 fue ordenador sacerdote y después de una estancia de cuatro años en París, tomó posesión de su cargo de abad.
Como abad restableció la disciplina religiosa, el culto divino y publicó unas nuevas Constituciones. El éxito de la reforma fue rotundo y se extendió a otros monasterios de los Canónigos Regulares. Fue nombrado Visitador de los monasterios de la Orden. Tuvo dificultades porque el cardinal Rochefoucauld, ordenó la unificación de todos los Canónigos Regulares, de manera que al unirse una forma de vida más mitigada, su reforma no alcanzaba el desarrollo religioso y espiritual que él quería; apeló a la Santa Sede que le dio la razón, pero la unificación se llevó a cabo. 
Muchas veces se le ofreció el episcopado, pero siempre se negó, hasta que en 1636 fue nombrado obispo de Cahors, sin que perdiera su cargo de abad. Obtuvo el apoyo del cardenal Richelieu. Durante su episcopado aplicó los decretos del Concilio de Trento tomando el modelo pastoral de san Carlos Borromeo. Luchó contra el relajamiento del clero y la superstición. Fundó el seminario diocesano, visitó la diócesis, condenó el jansenismo y el laxismo. Su caridad no tuvo límites, como cuando se dedicó a los apestados, los enfermos, los huérfanos, creando para ellos asilos y hospitales. Murió trabajando en Mercués y su cuerpo se encuentra en la catedral de Cahors. 

Santa CATALINA LABOURE. (1806-1876).


Martirologio Romano: En París, en Francia, santa Catalina Labouré, virgen, de las Hijas de la Caridad, que de manera singular honró a la Inmaculada y brilló por la simplicidad, caridad y paciencia.

La llamaban Zoe Catalina y había nacido en Fain-les-Moutiers en Borgoña. Era una rica campesina bretona, no muy instruida, se hizo cargo de su casa y de sus diez hermanos desde su niñez a causa de la muerte de su madre. Se trasladó a Châtillon-sur-Seine, para adquirir un poco de instrucción en el pensionado que dirigía una prima suya. Allí un sacerdote le ayudó a discernir su vocación. En 1828, con 22 años, quiso ser Hija de la Caridad. Su padre se trasladó a París para que se distrajera, y la puso a trabajar como criada y como camarera en el café de uno de sus hijos. Por fin, dos años después, con el permiso de su padre, ingresó en el postulantado de Châtillon-sur Seiney en 1830, en el noviciado de París, y en 1831 hizo los votos y tomó el nombre de Catalina. En el período siguiente tuvo las apariciones del corazón de san Vicente de Paúl, y la “de ver a nuestro Señor en el Santísimo Sacramento”. 
Nadie supo que en su juventud, el 27 de Noviembre de 1830, estando orando con toda la comunidad en la capilla del convento de París, y se le presentó María con este dialogo: "Esta esfera que tu ves, representa el mundo entero y a cada persona en particular; estos rayos son el símbolo de la gracia que yo derramo sobre los que las piden. Haz acuñar una medalla según este modelo. Recibirán abundantes gracias y gozarán de mi protección todas las personas que la lleven bendecidas y pendientes del cuello, y recen con confianza esta plegaria: ¡Oh! María sin pecado concebida, rogad por nosotros los que recurrimos a Vos". María también le pidió que las Hijas de la Caridad volvieran a la fidelidad de la regla. Empezó así la devoción a la medalla milagrosa. 
En 1832, el padre Aladel, su confesor, (que en un principio fue muy aspero y duro con ella) visitó a monseñor Quelen, arzobispo de París, y consiguió permiso para grabar la medalla, según la Virgen había manifestado a Catalina. El mismo arzobispo de París pudo comprobar los frutos espirituales de la medalla en varias ocasiones. La medalla se propagó muy rápidamente. Catalina se preocupó mucho de ello, pero con tanta discreción que se mantuvo en secreto el nombre de la vidente. Ella sólo hablaba con su confesor y seguía su vida normal. 
El pueblo la llamó la Medalla Milagrosa por los muchos prodigios que obraba. El más famoso fue la conversión del judío Alfonso de Ratisbona. Ratisbona aceptó por cortesía una medalla de la Virgen Milagrosa, con la recomendación del rezo diario del "Acordaos" de san Bernardo. Visitó en Roma, la iglesia de Sant'Andrea delle Fratte. Se acercó a la capilla de María que se le apareció tal como venía grabada en la medalla. Se arrodilló y quedó transformado. Se bautizó, se ordenó sacerdote, convirtió a muchos judíos y fundó las Hermanas de Sión para este apostolado.
Mientras tanto, Catalina vivió en la humildad y el anonimato. Se trasladó en 1835 al hospicio de Enghien, en Reuilly, a 5 kms de París. Atendió a los ancianos, trabajó en la cocina, en el gallinero, en la enfermería, en la portería. Sufrió en silencio la falta de comprensión del nuevo confesor. Consiguió que se levantase el altar, con la estatua que perpetuase las apariciones, en la capilla donde había recibido las confidencias de la María. Catalina murió en París, un 31 de Diciembre, 46 años después de la aparición y hasta después de su muerte no se reveló que ella había sido la vidente de este magno hecho. Fue canonizada en 1947 por Pío XII.

Beata JOSEFINA NICOLI. (1863-1924).


Martirologio Romano: En Cagliari, Italia, beata Josefina Nicoli, virgen, religiosa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Nació en Casatisma (Pavía, Italia) en el seno de una familia de clase media. Estudió magisterio en Pavía. Su deseo secreto, que la impulsó a realizar estos estudios, era el dedicarse a la educación de los niños pobres en un tiempo en el que era muy alto el porcentaje de analfabetismo. Este deseo fue madurando, sobre todo, a través del dolor, que visitó a su familia con la muerte de algunos de sus hermanos.
En 1883 ingresó en la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en Turín. En 1885 fue trasladada a Cerdeña, donde enseñó en el “Conservatorio de la Providencia” de Cágliari. La experiencia educativa entre niñas pobres la marcó de forma especial. En 1886 se originó una peste en la ciudad y nuestra beata en sus horas libres, junto con otras compañeras del conservatorio, crearon las “cocinas económicas” al servicio de los muchachos abandonados de la ciudad, donde también se les enseñó el catecismo. Más tarde organizó a estos chicos en una asociación llamada “Los Luisitos”, estimuléndolos a vivir en actitud de ayuda fraterna y educándolos en una sana sociabilidad que, a muchos de ellos, les condujo a cambiar de vida.
En 1889 fue trasladada al orfanato de Sássari. También allí desarrolló un émplio proyecto apostólico, organizando diversas instituciones orientadas siempre al servicio de los más pobres. Creó la “Escuela de religión” para las jóvenes universitarias. Tuvo que sufrir a la masonería que trataba de debilitar la presencia de los católicos en la ciudad.
Después de una estancia en Turín, donde fue Directora de la casa de formación, regresó, en 1914, a Cágliari para reponerse de una tuberculosis. Una serie de malentendidos y falsos testimonios por parte de la administración del orfanato obligaron a sus superioras a trasladarlas nuevamente. Sor Josefina aceptó en silencio la humillación más grande que pudieron hacerle: la declaración incapaz de administrar el orfanato. Ante esta situación se repetía a sí misma: “Josefina, esto te viene muy bien. Aprende a ser humilde”. La Providencia la condujo en la última etapa de su vida al Asilo de la Marina, en Cágliari.
Fundó la primera sección en Italia de la “Pequeña obra de Luisa de Marillac”. Formó también un grupo de Acción Católica femenina. Pero a quienes dedicó gran parte de sus iniciativas apostólicas fueron para los “niños de la cesta”. Era un grupo numeroso que vagaba por la ciudad, sobre todo en las cercanías del mercado de la ciudad, llevando una cesta; y se ganaban el sustento llevando equipajes de la estación al puerto.
La caridad fue la norma de su vida. En el último año de su vida fue, de nuevo, calumniada por un funcionario del asilo, ella calló, y el testimonio de su vida llevó al funcionario difamador a su lecho de muerte a pedirle su perdón, como así hizo. Murió en Cágliari de una bronco-pulmonía. Fue beatificada por Benedicto XVI el 3 de febrero de 2008.

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santa Columba de Sens. M. 237. 
Martirologio Romano: En Sens, de la Galia Lugdunense, santa Columba, virgen y mártir.
Adolescente zaragozana, hija de un príncipe, que abandonó su pueblo para evitar ser denunciada como cristiana; marchó a Francia junto a otros cristianos españoles y todos fueron martirizados en Meaux o en Sens, durante la persecución de Aureliano. Sus hechos no merecen crédito alguno. Conducida a un prostíbulo antes de ser ejecutada, la habría defendido un oso de un joven libertino que se disponía a violarla. Después de otros hechos fantásticos murió decapitada. La santa Columba que se venera en Colonia como una de las Once mil vírgenes compañeras de santa Úrsula, no es más que una duplicación de su homónima de Sens, de quien se ha copiado sus atributos. 

las santas en el cementerio de
Giordano en Roma
Santas Donata, Paulina, Rústica, Dominanda, Serótina e Hilaria. s. III. 
Martirologio Romano: Siempre en Roma en el cementerio de los Giordano en la vía Salaria nova, santas Donata, Paulina, Rústica, Dominanda, Serotina e Hilaria, mártires
Su historia es una leyenda. Solamente encontramos sus tumbas en la vía Salaria, en el cementerio de Santa Priscila. Parece ser que fueron torturadas y martirizadas en una autentica leyenda de denuncias, desengaños y ellas defendiendo su fe y su castidad. No se conoce ni siquiera la época en la que fueron martirizadas. 

San Zótico de Constantinopla. M. c. 350. 
Martirologio Romano: En Constantinopla, san Zótico, presbítero, que se preocupó de alimentar a los huérfanos.
Presbítero romano que se trasladó a Constantinopla, cuando Constantino llevó allí la capital del Imperio. Amigo y consejero del Emperador, fundó un hospital donde recogió a todos los enfermos que no aceptaba la sociedad como: los leprosos, lisiados, además de analfabetos y huérfanos. Fue un gran defensor de la fe contra el emperador arriano Costanzo, que le acusó de malversador de fondos y le condenó a muerte.  

San Barbaciano de Rávena. s. V. 
Martirologio Romano: En Rávena, de la región de la Flaminia, san Barbaciano, presbítero.
Presbítero de Antioquía que marchó a Roma y se retiró en el cementerio de Calixto donde llevó una vida de oración y de penitencia. Realizó numerosos milagros, algunos en favor de personalidades de la corte imperial y por su fama llamó la atención de la emperatriz Plácida Augusta; ésta le convenció para que estableciese su residencia en Rávena, donde construyó el monasterio de San Juan Bautista y dirigió una comunidad de monjes; fue confesor de la emperatriz. 
Por su intercesión, Gala Placida obtuvo, milagrosamente, reliquias de san Juan Evangelista y, por un voto, en el 425, hizo erigir la célebre basílica en honor a este santo. Cuando murió Barbaciano, tanto la emperatriz como el Arzobispo de Rávena, san Pedro Crisólogo, decidieron que fuera enterrado en su monasterio que después sería llamado de Santos Juan y Barbaciano. Con su sabiduría sirvió con grandeza al Estado. Patrón de Rávena y Bolonia. 

Santa Melania "la Joven". (383 - c.438). 
Martirologio Romano: En Jerusalén, santa Melania la Joven, que con su marido san Piniano se marchó de Roma y llegó a la Ciudad Santa, donde abrazaron la regla, ella entre las mujeres consagradas a Dios y él entre los monjes, ambos reposaron en una santa muerte
Nieta de santa Melania "la Anciana". Nació en Roma, pertenecía a la familia patricia de los Valerios y se casó con su primo san Piniano, un senador romano y millonario. Ambos decidieron en Roma, dedicarse a liberar esclavos y atender a los necesitados, vendiendo para ello todas sus posesiones de España y Francia. Muerto sus dos hijos de su temprano matrimonio y mantuvieron su resolución de vida de apostolado. Visitaron a san Agustín de Hipona y le ayudaron a fundar dos monasterios en África. Finalmente fijaron su residencia en Jerusalén. Piniano eligió una vida de perfección entre los monjes, y ella rigió santamente un monasterio de religiosas, la del monte de los Olivos. Melania hizo un viaje a Constantinopla, con el ideal de ver bautizado a Volusiano, su ilustre tío. "Puedes con tranquilidad ir a ver al Señor, porque has combatido el buen combate" le repite el obispo de Jerusalén cuando murió en esta ciudad totalmente pobre. Recibió a la emperatriz Eudoxia.

San Mario de Lausana. (530-594). 
Martirologio Romano: En Lausanne, entre los helvecios (hoy Suiza), san Mario, obispo, que trasladó allí la sede de Aventicum, edificó muchas iglesias y fue defensor de los pobres.
Nació en el país de los Eduos, Galias, y se formó en la abadía de Saint Symphorien de Autun. Obispo de Avenches, en Suiza (574-594). En el 585 tomó parte en el concilio de Macon. En el 587 consagró la iglesia de Nuestra Señora de Payerne en un terreno de su propiedad. Trasladó su sede episcopal a Lausana, donde fundó el convento de Payerne. Fue un gran defensor de los pobres. Su martirio es del todo legendario. Es el autor de la continuación de la “Crónica de Próspero” desde el 567 hasta el 581. Es una narración histórica bien precisa, que registra los sucesos acaecidos en Italia y en Oriente, con atención dedicada a los reinos franco y burgundio. Fue inhumado en la iglesia de San Tirso que después tomó su nombre.