4 de noviembre de 2014

San CARLOS BORROMEO. (1538-1584).


Martirologio Romano: Memoria de san Carlos Borromeo, obispo, que, nombrado cardenal por su tío el papa Pío IV y elegido obispo de Milán, fue en esta sede verdadero pastor atento a las necesidades de la Iglesia de su tiempo: realizó sínodos e instituyó seminarios para prover a la formación del clero, visitó muchas veces a toda su grey para animarlos en el crecimiento de la vida cristiana y emanó muchos decretos para la salvación de las almas. Pasó a la patria celeste el día precedente al actual


Hijo del conde de Arona, Gilberto Borromeo y de Margarita de Médicis, hermana del futuro Pío IV. Nació en el castillo de Arona junto al lago Mayor y a los 7 años fue destinado a la carrera eclesiástica, fue tonsurado y obtuvo en encomienda la abadía de los Santos Gratiniano y Felino, en Arona, feudo familiar, y después otros beneficios eclesiásticos; a los 14 años entró en la universidad de Milán, donde se doctoró en Derecho civil y canónico en la de Pavía. Fue un hombre como muchísima limitaciones humanas: tímido, silencioso, con un defecto en el habla que nunca llegó a superar, lento en el razonar y con escasa simpatía natural, pero con una gran ascesis personal consiguió vencer sus dificultades. 
Sufrió el nepotismo de los papas, su tío Pío IV le hizo cardenal diácono del título de Santa Práxedes y secretario de estado a los 22 años, sin ser sacerdote. En esta época era un joven piadoso, que no quería ser sacerdote, sino ser un joven preocupado por el honor de la familia, por ello casó a su hermano Federico con Virginia de la Rovere, hija del duque de Urbino, y a su vez pariente de varios papas anteriores. En Roma fundó la Academia de las Noches vaticanas (1562-1565), lugar de eruditas discusiones en las que se trataron temas de las Escrituras y de los Santos Padres.
En 1562, tras la muerte de su hermano, desmintiendo rumores que auspiciaban su vuelta al mundo para hacerse cargo del título nobiliario y de continuar una familia, demostró su opción irrevocable, y a los 24 años se hizo ordenar sacerdote. Fue su conversión, al contemplar la futilidad del mundo. Se puso bajo la dirección espiritual del jesuita Juan Bautista de Ribera y trabó amistad con el beato Bartolomé de Braga, arzobispo de Braga. Fue nombrado al mismo tiempo arzobispo de Milán (con la obligación de permanecer en Roma), además de administrador de las legaciones de Bolonia, Romaña y más tarde en Las Marcas. Pero en la Curia romana empezó enseguida a condenar los abusos y excesos, ganándose muchas enemistades. En 1565 entró en Milán como cardenal arzobispo (hacía 80 años que ningún obispo milanés había ocupado la sede), y allí impuso las directrices del concilio de Trento. "Las almas se ganan con las rodillas", solía decir. Terminado el concilio trabajó estrechamente desde la Congregación del concilio para la reforma del clero a quien ayudó su íntimo amigo san Felipe Neri; influyó en su tío para que en el último consistorio nombrase cardenales sólo a personas de conducta ejemplarmente religiosas. Tuvo permiso del papa san Pío V (al que él mismo había ejercido un fuerte papel para que se elevara al trono de Pedro a este dominico) para residir en su diócesis de Milán, como tanto deseaba. Inició las reformas establecidas en el Concilio de Trento: suprimió parroquias en las ciudades y las erigió en los campos. Fomentó los vicariatos rurales y reformó el clero. Fundó el seminario mayor y varios menores. Fundo la Congregación de los Oblatos de San Ambrosio (colegio de los Borromeos), congregación de sacerdotes seculares, para que fuesen los directores de los seminarios. Dio la primera comunión a san Luis Gonzaga.  
Nombrado en 1560, protector de la nación suiza, hizo visitas pastorales para reprimir los abusos y restablecer la disciplina eclesiástica. Y como tenía jurisdicción igualmente sobre tierras vénetas, genovesas y novaresas (además de las milanesas), tuvo que visitar innumerables parroquias, convocando sínodos diocesanos y seis concilios provinciales (1565-1582). En el clima de la dominación española en Lombardía, Carlos supo oponerse a las pretensiones de los gobernadores, llegando en 1579, a excomulgar a uno (Requesens), oponiéndose asimismo a la introducción de la Inquisición española en su diócesis, patrocinada por Felipe II. Supo resistir también a unos canónigos (de Santa María de la Scala), que lo rechazaron cuando quería entrar en su basílica, y a la opulencia sin medida de la congregación de los Humillados, hasta sufrir un atentado (1569), afortunadamente sin consecuencias, a pesar de que había sido advertido por santa Catalina de Ricci de que sufriría este atentado. Por ello suprimió la primera Orden de los Humillados, fundiendo su Tercera orden con confraternidades parecidas.
 En 1576 sobrevino una peste en Milán, y él fue el primero en ayudar a los necesitados, legándolo todo hasta la cama y vendió su principado napolitano de Oria para socorrer la miseria pública. Descalzo con una cuerda en el cuello seguía las procesiones penitenciales del Santo Clavo para implorar el final de la plaga. Organizó lazaretos, y movilizó a los sacerdotes y monjes como enfermeros. La epidemia se cobró unas 20.000 víctimas. Fue un santo de una gran eficiencia espiritual y material, pastor que se ocupó sobre todo de la enseñanza religiosa -escuelas y seminarios- de la ejemplaridad del clero, de los que vivían fuera de la Iglesia. "Todo lo que hagáis, que sea por amor; así venceremos fácilmente las dificultades que inevitablemente experimentamos cada día...; así tendremos fuerzas para dar a luz a Cristo en nosotros y en los demás".
A los 46 años, después de haber transcurrido en el santuario preferido, en el monte de Varallo (Novara), su último domingo de Pascua, hizo confesión general, reconociendo todos los errores de su vida. Murió en Milán, adonde se había hecho trasladar exhausto. San Carlos fue oficialmente canonizado por Paulo V en 1610. Patrón de Milán. MEMORIA OBLIGATORIA.  

San PIERIO. M. c. 310.


Martirologio Romano: Conmemoración de san Pierio, presbítero de Alejandría, ilustrado en los temas filosóficos, pero más esclarecido aún por la integridad de su vida y su voluntaria pobreza. Mientras Teonas regía la Iglesia alejandrina, explicó con profundidad al pueblo las divinas Escrituras, y en Roma, después de la persecución, descansó en paz.

Recreación de la biblioteca de Alejandría
Presbítero de Alejandría. Sucedió a Teognosto en la jefatura de la escuela de Alejandría. Según Eusebio, fue “muy estimado por su vida de extremada pobreza y por sus conocimientos filosóficos. Se había ejercitado sobremanera en las especulaciones y explicaciones relativas a las cosas divinas y en la exposición que de ellas hacía a la asamblea de la iglesia.” San Jerónimo nos da todavía más detalles sobre él:
“Pierio, presbítero de la iglesia de Alejandría, durante el reinado de Caro y Diocleciano, cuando san Teonás ejercía el episcopado en aquella misma iglesia, enseñó al pueblo con grande éxito. Adquirió tal elegancia de lenguaje y publicó tantos escritos sobre toda suerte de materias (que aún se conservan), que se le llamó Orígenes el Joven. Era muy notable por su austeridad, entregado a la pobreza voluntaria, y roto al arte de la dialéctica. Después de la persecución, pasó el resto de su vida en Roma. Queda un extenso tratado suyo “Sobre el profeta Oseas”, que, por razones internas, parece que lo pronunció con ocasión de la vigilia pascual”.
El testimonio de Jerónimo que dice que pasó el resto de su vida en Roma no está en contradicción con los que afirman que sufrió por su fe en Alejandría. Focio, por ejemplo, dice: “Según algunos, sufrió martirio; según otros, pasó el resto de su vida en Roma después de la persecución”. Probablemente ambas aserciones son verdaderas. Sufrió, pero no murió, durante la persecución de Diocleciano. Si escribió sobre la vida de Pánfilo, que murió el año 309, se supone que Pierio vivía aún en esa fecha.

San AMANCIO DE RODEZ. M. 440.


Martirologio Romano: En Rodez, de Aquitania, san Amancio, obispo, a quien se tiene por el primero de esta ciudad

Venancio Fortunato es quien nos ha proporcionado más noticias acerca de su vida. Nació en la ciudad de Rodez, Francia. Cuando llegó a su juventud, pensó que lo mejor para su vida era dejarlo todo por amor a Jesús. Dadas sus buenas cualidades y sus virtudes, lo nombraron obispo de Narbona (año 401). Eran tiempos malos porque la ciudad estaba todavía, en gran parte, bajo el dominio de los paganos. Una vez que hizo su trabajo apostólico en este lugar, se fue a Rodez para hacer obras de conversión al cristianismo.
Primer obispo de Rodez. Sobresalió por sus virtudes y su sabiduría. Según la leyenda le convirtió san Honorato de Arles. Un día, uno de los jefes de la ciudad, le dijo que no dejaría de ser pagano mientras no viese un milagro con sus propios ojos. Le propuso que el río Laterne se subiese por las murallas. El obispo aceptó la idea o apuesta. Amancio invocó a Dios. El milagro se llevó a cabo. Y todos cuantos lo veían, comentaban que lo mejor era convertirse al Dios que anunciaba el bueno de Amancio. Con su plegaria hizo que un rayo destruyera a un ídolo y sus adoradores. En otra ocasión, comenta su biógrafo, supo ser tan generoso que perdonó la vida a un condenado a muerte. Pero, a pesar de cuanto hizo, la autoridad no lo quería. Mientras estaba rezando, el gobernador fue herido de muerte. A cada insulto que le hacían a Amancio, él respondía con amabilidad. Murió ya anciano.
Es posible que sea la misma persona que santos Amancio de Noyón y Amando de Elnone. Patrón de Rodez.  

San FÉLIX DE VALOIS. (1127-1212).


Martirologio Romano: En Cerfroid en el territorio de Meaux en Francia, san Félix de Valois, que, después de llevar durante mucho tiempo una vida solitaria, se dice que fue compañero de san Juan de Mata en la fundación de la Orden de la Santísima Trinidad para la liberación de los esclavos.

Nació en el condado de Valois, Francia. Su leyenda afirma que era de sangre real, aunque hoy se sabe que su apellido está más en consonancia con su lugar de nacimiento, que con la familia real de los Valois. Se distinguió por su amor a los pobres. Vivió algún tiempo con los monjes de Claraval. Se alistó en la cruzada predicada por san Bernardo. Luego, desengañado, se retiró a la soledad de un eremitorio de Cerfroid, diócesis de Meaux. En la soledad se encontraron Félix y san Juan de Mata, enardecidos por el ideal de la fundación de la Orden de la Santísima Trinidad, Orden religiosa fundada con el fin del rescate de los cautivos del Islam. En 1194 se constituyó la primera casa de la nueva Orden en Cerfroid. Marcharon a Roma. El papa Inocencio III, que había tenido la misma visión, aprobó y alentó sus proyectos en 1198. Escribieron la regla. Diseñaron el hábito blanco con una cruz roja y azul. 
La idea era atractiva. Muchos se alistaron en la nueva Orden de Trinitarios. Recogían dinero para redimir cautivos. Y cuando era necesario se ofrecían ellos mismos para quedarse en vez de los cautivos que pudieran flaquear en su fe. San Juan de Mata llevó la responsabilidad y Félix aporta la disponibilidad y su larga vida de oración, contribuyendo a la práctica de la observancia regular. 
Félix fue nombrado ministro de Marsella en 1208. Cada particular de su vida carece de valor histórico. Murió en Cerfroid. Su beatificación, en el siglo XVII, hizo que se pusiese de moda llamarse Félix, nombre que estaba en desuso. Su canonización se produjo por el culto popular que se le brindó, no por los milagros que pudiera haber hecho. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. 

Beata ELENA ENSELMINI. (1218-1242).


Martirologio Romano: En Padua, en la región de Venecia, beata Elena Enselmini, virgen de la Orden de las Clarisas, que sufrió con admirable paciencia multitud de dolores y hasta la pérdida del habla.

Era hija de la noble familia de los Anselmini de Padua. A los 13 años decidió entrar en un convento que hospedaba, en dos moradas distintas, a las monjas y a los frailes de la Orden de san Francisco, en una zona llamada "la Celda vieja" (la actual Arcella), y fue el propio san Francisco de Asís quién le impuso el velo. San Antonio de Padua, la preparó teológica y moralmente. 
Durante seis años su experiencia como clarisa fue luminosa y gozosa, no obstante el rigor de la regla. Pero a los 20 años, surgieron los años de las tinieblas, tinieblas incluso en sentido físico, con enfermedades que la dejaron afásica; pero fueron sobre todo las tinieblas del alma: fue probada en la duda y en la aridez espiritual. Fue tentada en creer que todo era inútil; que la salvación eterna le sería siempre negada. Pero en los momentos de mayor desorientación íntima, se acogió a la fe y a la obediencia a los superiores. Con la tenacidad de una voluntad bien templada, era capaz de encontrar la paz y la certeza de que la Providencia la guiaba a un destino mejor. 
Quedaba su enfermedad (se quedó ciega y sorda), y sólo se podía comunicar con los signos del abecedario, y así pudo expresar sus visiones místicas. Un día vio en el Paraíso numerosas almas de religiosos que vivían en comunidad, y esto la sorprendió, pues pensaba que eran las penitencias lo que nos hacía alcanzar el Cielo, en cambio le fue revelado que era la obediencia y el ejercicio de penitencia lo que hacía alcanzar el Cielo. 
De complexión grácil y enfermiza, padeció en los últimos quince meses de vida repetidas fiebres, y permaneció durante tres meses sin comer, ni beber, ni pronunciar palabra. El 4 de octubre de 1231, arrebatada en éxtasis, vio a los santos Francisco y Antonio en actitud de cantar las alabanzas del Señor. En definitiva, "el cielo en la celda", hasta el 4 de noviembre, cuando expiró, a los 24 años. 
Podemos decir que su cuerpo sufrió en la muerte un proceso natural de momificación y quedó intacto, y las manifestaciones de fervor son exageradas, pero revelan la espontaneidad de una devoción popular hacia esta ilustre clarisa. Su cuerpo, por una circunstancia fortuita, fue colocado en una urna y conservado en la pequeña iglesia del monasterio, hasta el año 1509, en que fue trasladado a la iglesia de Santa María de los Armenios, luego llamada de la Beata Elena. Y, desde 1810, fue trasladado a la de Santa Sofía, donde permaneció hasta el 23 de mayo de 1958, en que fue devuelto a la iglesia de La Arcella. Fue beatificada por Inocencio XII el 29 de octubre de 1695.

Beata FRANCISCA DE AMBOISE. (1427-1485).


Martirologio Romano: En el convento de Nuestra Señora des Cöts, de Nantes, en Francia, beata Francisca de Amboise, que, siendo duquesa de Bretaña, fundó en Vannes el primer Carmelo femenino francés, donde se retiró como sierva de Cristo al quedar viuda.

Hija de Luis de Amboise, vizconde de Thouars, nació en plena guerra de los Cien Años en Thouars. Su padre se enroló en las tropas de santa Juana de Arco, mientras ella, con cuatro años de edad, la casaron, por contrato matrimonial con el duque Pedro de Bretaña. 
La pequeña Francisca vivió en la corte bretona del duque Juan V para recibir la educación que le correspondia a su futuro estado. Mientras Pedro, su futuro esposo, siguió su formación bajo la dirección de su preceptor Juan de Treal. Francisca, fue entregada a los cuidados de la hermana del rey, la duquesa Juana de Francia, mujer de profunda piedad, que le enseñó los menesteres propios de las damas de su rango. Cumplida la edad de consumar el matrimonio, convenció a su esposo de vivir un matrimonio "blanco" (como luego atestiguaría éste en su lecho de muerte); a pesar de la consonancia que parecía que existía en el matrimonio, pasó su vida esforzándose en complacer y aplacar a su celoso marido y haciendo obras de caridad. En 1450 fue coronada duquesa de Bretaña, junto con su esposo. Pedro subió al trono de Francia en 1450. Profunda la benéfica influencia de Francisca sobre su marido y sobre la buena marcha de la Corte y de las cosas del Estado, y los siete años de su gobierno los recordó el pueblo como los “tiempos de la santa duquesa”. Junto con su esposo consagraron a María un santuario en Folgoët. 
Francisca supo frenar los excesos de la Corte. Todos los miércoles sentaba a su mesa a once doncellas pobres; el día de Navidad escogía a un niño pobre, lo vestía con traje nuevo y lo hospedaba como representante del Niño Jesús; el Jueves Santo lavaba los pies a doce pobres y les ofrecía un traje nuevo. En 1457 enviudó. Le esperarían años difíciles ya que todos se cebaron contra ella. Pedro había dejado en testamento que, a su muerte, su esposa pudiera dedicarse a sus obras de caridad. 
El general de los carmelitas, san Juan Soreth, en el año 1552 había conseguido del papa Nicolás V la aprobación de las religiosas carmelitas y que les concediese las mismas gracias que gozaban las religiosas de otras Ordenes. Francisca fue la primera monja carmelita y se la considera como la fundadora del carmelo femenino francés, con su dinero fundó el primer monasterio femenino de carmelitas en Francia, el cual fue erigido en Bondon, cerca de Vannes, en 1463, con las monjas que el beato Soreth trajo de Lieja. En el 1468 tomó el hábito en el convento de Trois-Maries, que ella misma había fundado en Nantes, y del que llegó a ser priora. Ella sólo quería la "humilde sierva de Jesucristo".
En todas partes llamó la atención por su rigurosa observancia, por su gran humildad y por su total entrega al servicio de todas las hermanas, sobre todo, de las más enfermas y ancianas. Escribió un libro titulado "Exhortaciones Espirituales", que es una especie de regla y normas de vida interior para vivir la vida en el claustro. A ella se le atribuye la introducción de la práctica de la Comunión frecuente ( y para las enfermas incluso diaria), y la imposición por voto, bajo pena de excomunión, de la más estricta clausura que impedía tanto la entrada al monasterio a toda persona (incluso a las mujeres) como la salida de las monjas. Al morir dijo a sus hermanas: "Adiós, hijas queridas, yo me voy a experimentar lo que es amar a Dios sobre todas las cosas". 
El pueblo empezó pronto a venerarla como santa, a causa de sus virtudes y de los milagros obrados en su sepulcro, pero el culto de la beata Francisca no fue confirmado sino hasta 1863 por el beato Pío IX.

Beata MARÍA LUISA MANGANIELLO. (1849-1876).


Martirologio Romano: En Montefusco, Avellino, beata Maria Luisa (Teresa) Manganiello, llamada la «analfabeta sabia de Montefusco», miembro de la Tercera Orden de San Francisco, en quien reconocen su origen la congregación de las Hermanas Francescanas Immaculatinas, fundada poco tiempo después de la muerte de la beata.

Es "la analfabeta Sabia" de Montefusco en la provincia de Avelino (Italia); Teresa Manganiello nació cerca de Montefusco, en el seno de una familia de campesinos. Como muchos niños campesinos del sur de Italia de aquella época, no asistió a ninguna escuela y siempre creció a la sombra de la casa colonial edificada en los campo de aquella zona del país. Ya adolescente manifestó el deseo de consagrar su vida a Dios; cuando tuvo 18 años, llegó al convento de San Egidio el padre Ludovico Acernese quien, ante el despertar en la vida cristiana de aquella zona, instituyó en Montefusco la Tercera Orden Franciscana.
Teresa se sintió fuertemente atraída por el ideal franciscano y corrió enseguida a registrarse, convirtiéndose en la primera terciaria de Montefusco, eligió al padre Acernese como a su guía y confesor. En 1870 a los 21 años, vistió el hábito terciario y al año siguiente hizo la profesión de los votos tomando el nombre de hermana María Luisa. 
El padre Ludovico Acernese supo reconocer en ella todas cualidades más profundas de su alma, por lo que la nombró primera consejera y luego, por la perfección de su ideal franciscano, maestra de las novicias. La familia nunca apoyó su deseo de hacerse monja, principalmente para no privarse de la gran ayuda que era tener a Teresa viviendo en casa, ella llevó un estilo de vida monacal; fue llamada popularmente "monachella santa"; estaba siempre presente en la misa diaria en la iglesia de San Egidio, además vivía intensamente la oración, que junto a ásperas mortificaciones corporales, las ofrecía por la reparación de los escándalos; a pesar de eso siempre y dondequiera tenía una encantadora sonrisa que atraía a todos.
Aunque era analfabeta, contestaba con sabiduría incluso a personas de vasta cultura; fue la artífice de la extensión, en Irpina y en Sannio, del Movimiento Terciario Franciscano, que conducía junto al padre Acernese, quien ante la insistencia de Teresa Manganiello de su ideal religioso y hablando de aquello con otras terciarias, planeó la fundación de una Comunidad por ellas. Para tener una aprobación especial, la mandó en 1873 a una audiencia con el Papa beato Pío IX, para que le presente su intención; el beato pontífice la bendijo y la animó a ir adelante; y cuando ya era considerada como la primera superiora de la naciente Congregación de Monjas Terciarias Franciscanas, su salud empezó pero a declinar.
En 1874, mientras oraba en la iglesia tuvo la primer hemoptisis acompañada de una grave artritis; en aquella época fue una enfermedad maliciosa que atacó a personas de toda edad y condición social. Siguió adelante, entre los altos y bajos de la enfermedad, hasta que en el verano del 1876 el mal la postró; a los muchos sacerdotes y fieles que fueron a visitarla les regaló siempre su maravillosa sonrisa; totalmente entregada a las manos de Dios la Virgen a quienes oraba fervorosamente. Murió con tan sólo 27 años y fue enterrada en el cementerio de Montefusco; cinco años después de su muerte, el padre Ludovico Acernese, confiando en su espiritual protección, fundó en Pietradefusi la Congregación de las ´Monjas Franciscanas Immaculatinas´ de las que Teresa es "Piedra angular" y "Madre espiritual." Fue beatificada por Benedicto XVI el 22 de mayo de 2010.

OTROS SANTOS DEL DÍA:


Santos Vidal y Agrícola. M. 304. 
Martirologio Romano: En Bolonia, de la Emilia, santos Vidal y Agrícola, mártires, que, según nos refiere san Ambrosio, el primero de ellos fue antes siervo del segundo y luego compañero y colega en el martirio. Vidal padeció tantos tormentos que no le quedó parte de su cuerpo sin heridas y Agrícola, a su vez, sin asustarse por el suplicio de su antiguo criado, le imitó en el mismo martirio, siendo crucificado
Mártires en Rávena, durante la persecución de Diocleciano. Según una leyenda posterior Vidal era esclavo de Agrícola, y sufrió el martirio delante de su patrón, con tal coraje, que Agrícola ante su ejemplo supo afrontar la crucifixión por amor a Cristo. 
Vidal, a quién está dedicada la basílica de Rávena, fue en realidad pariente de Agrícola, en otra versión de la historia, tabién esposo de santa Valeria y padre de santos Gervasio y Protasio, pero esto es según antiguos hagiógrafos. Otra leyenda dice que ayudó a perseverar en la fe al mártir san Ursicino, y que fue martirizado en el año 62.
Su culto se inicio cuando san Ambrosio de Milán y san Eusebio de Bolonia, descubrieron los cuerpos de algunos mártires, de forma que también se les hace mártires de Bolonia. Su leyenda es un intento de dar una historia a estas reliquias. 
Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales y aparecen juntos el 4 de Noviembre y separado, Vidal es san Vidal de Rávena el 28 de Abril. 

Santos Nicandro y Hermás. s. IV. 
Martirologio Romano: En Mira, de Licia, santos mártires Nicandro, obispo, y Hermas, presbítero.
Parece que los enterraron vivos y de esta forma consumaron su martirio en la defensa heroíca de la fe.

San Perpetuo de Maastricht. M. c. 620. 
Martirologio Romano: En Maastricht, junto al Mossa, en Brabante, de Austrasia, san Perpetuo, obispo.

Abadía de Öhren
Santa Modesta de Tréveris. M. c. 680. 
Martirologio Romano: En Tréveris, de Austrasia, santa Modesta, abadesa, que, consagrada a Dios desde la infancia, fue la primera que presidió la comunidad de monjas del cenobio «ad Horreum» (Öhren) en la ciudad, y estuvo unida con santa Gertrudis de Nivelles en total familiaridad, basada en Dios.
Fue consagrada a Dios desde su infancia. Fue abadesa benedictina de Trier y luego fue la primera abadesa del convento de Éhren en Tréveris; recibió este encargo del fundador del convento san Modoaldo. Estuvo sumamente unida a santa Gertrudis de Nivelles en la intimidad con Dios.

San Claro de Beauvaisis. M. 875. 
Presbítero y mártir inglés. La leyenda dice de él que fue un príncipe inglés de extraordinaria belleza que huyó a Francia para hacerse monje, pero una mujer se enamoró perdidamente de él, y lo persiguió. Nuestro monje huyó de ella, hasta que ésta, enfadada ordenó a sus soldados matarlo y lo decapitaron. Otras tradiciones dicen que fue obispo y mártir de la región de Vexin en Francia. 

San Emerico de Hungría. (1007-1031). 
Martirologio Romano: Junto a Alba Real (Székesfehérvár), en Panonia (hoy Hungría), san Emerico o Enrique, hijo de san Esteban de Hungría, rey de los húngaros, sorprendido por una muerte imprevista.
Hijo único de san Esteban rey de Hungría y de la reina santa Gisela. Fue educado por san Gerardo Sagredo; ya desde su juventud mostró una sensibilidad especial hacia la virtud. Destacó por la pureza de su juventud. Cuando el emperador Conrado II proyectaba apoderarse de las rentas de la diócesis de Bamberg, le propuso al joven Emerico que participase en la expoliación, pero el rey san Esteban lo impidió. 
 Las "instrucciones" de san Esteban a su hijo no son auténticas. Es cierto que el monarca tenía la intención de compartir sus responsabilidades con con Emerico (aunque es falso que haya renunciado a la corona en favor de él), pero antes de que tuviese tiempo de hacerlo, Emerico murió en una cacería. Cuando le llegó la noticia, san Esteban exclamó: "Dios le amaba, por eso me lo quitó tan pronto". El príncipe fue sepultado en la iglesia de Szckesfehervar y, en su sepulcro se obraron numerosos milagros. El padre y el hijo fueron elevados al honor de los altares al mismo tiempo, en 1083 por san Gregorio VII. Es patrón de la juventud húngara.