
También son oscuros los motivos que le llevaron a elegir el valle de Susa como lugar de su eremitorio. Quizás formó parte de un grupo de personas, entre las cuales figura un tal Juan Morosini, que acompañaron a san Romualdo en el viaje a Cuxa en el 982 y, recorriendo el valle, se quedó atraido por su belleza. Luego el lugar de su estancia fue el monte Caprasio, donde se fue junto algunos compañeros, e inició vida eremítica; en este lugar, que después tomó el nombre de Celle, construyó una iglesia en honor a María. Parece que se le apareció muchas veces al arcángel san Miguel del que era muy devoto, y le edificó una capilla, sobre una veta del monte delante al cual él vivía; la leyenda dice que el mismo arcángel ayudo al santo a transportar el material sobre la rocosa montaña para la construcción de la iglesita, que con el tiempo será uno de los centros de peregrinación más importantes del Piamonte: San Michele della Chiusa. Nuestro santo murió en Celle. Sus restos fueron trasladados a San Ambrosio de Susa.
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