Martirologio Romano: En Salzburgo, de la región de Baviera, san Virgilio, obispo, hombre doctísimo, nacido en Irlanda, al cual, con el apoyo del rey Pipino, se le puso al frente de la Iglesia de Salzburgo, donde construyó la catedral en honor de san Ruperto y se dedicó gozosa y felizmente a propagar la fe entre los carintios.
Natural de Irlanda. Abad de un monasterio irlandés, que peregrinó a Tierra Santa. Al volver fue llamado a Francia por el rey Pipino el Breve, que después de la conquista del ducado de Baviera, necesitó misioneros. Fue a Salzburgo a misionar, y gobernó la diócesis como si fuera su obispo y por ello recibió muchas críticas. Por fin fue nombrado obispo de Salzburgo en el 755. Bajo su mandato esta diócesis y toda Baviera tuvieron una gran vitalidad espiritual. Mandó construir la catedral dedicada a San Ruperto, que inauguró en el 774.
Se le venera como el apóstol de Carintia. Está considerado como uno de los más grandes intelectuales de aquella época y se le conoció como “el Geómetra”. Honrado y después olvidado.
Cuatrocientos años después de su muerte, un incendio destruyó la catedral, en las excavaciones para la reconstrucción, apareció su sarcófago. Y como si Virgilio fuese apenas fallecido, se difundieron sus milagros, empezó a reunirse gente en oración. La figura del obispo de la ciudad emergió del silencio y se pidió la canonización. En el 1230 empezó el proceso canónico, se recogieron testimonios para enviar a Roma. En 1233, Gregorio IX proclama santo al obispo Virgilio. En 1740 su nombre apareció en el Martirologio Romano. Patrón de la diócesis de Salzburgo.
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