Martirologio Romano: En la Tebaida, en Egipto, san Poemeno, abad, tenido en suma consideración entre los anacoretas y del que se refieren muchas máximas llenas de sabiduría.
Poimén o Pimen -cuyo nombre significa «pastor»- fue uno de los más famosos padres del desierto egipcio. Retirado al desierto egipcio de Scete con un hermano más joven y uno más anciano; en el 408 los tres fueron obligados a abandonar, por las incursiones de los bereberes, ese primer asentamiento, y buscar refugio entre las ruinas del templo de Terenuthis. Anubis -el hermano anciano- y Poimén, se alternaban en la guía de la minúscula comunidad. Por la mañana trabajaban hasta el mediodía, leían luego hasta las tres de la tarde, después se dedicaban a la recogida de leña, comida, y otras eventuales necesidades. De las doce horas nocturnas sólo cuatro las dedicaban al reposo, mientras que las restantes las repartían entre el trabajo y el canto del Oficio.
Dejó muchos apotegmas llenos de sabiduría: "El agua es blanda y la piedra es dura. Sin embargo, cayendo el agua gota a gota de un recipiente sobre la dura piedra, poco a poco la taladra. Así es la palabra de Dios. Es blanda por su dulzura, y aunque nuestro corazón sea duro e insensible, si se la escucha y recibe con docilidad, abre al fin nuestro corazón, a pesar de su dureza, para dejar entrar el temor de Dios." "La humildad es tan necesaria al hombre como la respiración," "Nuestra voluntad propia es como un muro de bronce que ponemos entre Dios y nosotros." "Si refrenas tu lengua, tendrás reposo." Murió casi centenario. La liturgia bizantina define al santo como «lámpara del universo y modelo para los monjes».
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