Martirologio Romano: En el monasterio de Göttweig, en Austria, san Altmano, obispo de Passau, que fundó numerosas casas de clérigos siguiendo la Regla de san Agustín, restauró la disciplina del clero y, expulsado de su sede por el emperador Enrique IV por defender la libertad de la Iglesia, murió en el destierro.
Nació en Westfalia, en el seno de una noble familia. Estudió en la escuela catedral de Paderborn, donde fue maestro. Fue preboste del capítulo de Aquisgrán, y fue capellán de Enrique III y de la emperatriz Inés. Tomó parte en 1064, junto con los obispos de Maguncia y Bamberg y muchos otros del reino, en una peregrinación a Tierra Santa.
Fue nombrado obispo de Passau en el 1065, y se convirtió en pionero de la reforma gregoriana; fundó según la regla de San Agustín los monasterios de San Nicolás de Passau hacia el 1067, y de Göttweig en el sur de Austria, hacia el 1075, y donde sería sepultado; reformó los monasterios de San Floriano y de San Hipólito y participó en la fundación de Rottenbuch. Para reconducir también los monasterios benedictinos a la vida regular importó el modelo de la reforma gorziana de Kremsmünster y en Melk. Quiso imponer el celibato al clero secular, pero no pudo a causa de la oposición de ellos. Sostuvo la autoridad de san Gregorio VII contra Enrique IV y fue expulsado de su sede, pero continuó teniendo una gran influencia en toda Alemania, al ser nombrado legado papal y colaboró con el abad san Guillermo de Hirsau. No pudo regresar a Passau, y fue acogido por el margrave Leopoldo II de Austria que le dio auxilio. Educó a Leopoldo III de Austria "el Bueno". Participó en la consagración de la iglesia abacial de Lambach por insistencia de su amigo san Adalberón de Würzburgo. Murió en Zieschmauer.
Nunca fue formalmente canonizado, pero su culto fue aprobado por Bonifacio VIII en el 1300 y por Alejandro VI en 1496; tradicionalmente se lo llama «santo», pero propiamente recibe culto de beato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario