Martirologio Romano: En Kioto, de Japón, beato Juan de Santa Marta, presbítero de la orden de los Hermanos Menores y mártir, que, mientras era conducido al lugar del suplicio, iba predicando al pueblo y cantando el salmo Alabad al Señor, todas las gentes.

Al tiempo de la promulgación del edicto de persecución, en 1614, fue desterrado, pero poco después reingresó en el Japón y disfrazado de japonés recorrió las provincias de Arima y de Omura, donde la persecución era más violenta. Visitaba a los cristianos en sus casas, fortalecía a los vacilantes, reconducía a los apóstatas a la iglesia, administraba los Sacramentos. Por la noche se retiraba a algún monte, donde reposaba.
Fue arrestado y puesto en prisión en Meaco, donde permaneció por tres años con indecibles sufrimientos. Mientras era llevado al suplicio, predicó al pueblo y cantaba “Laudate Dominum omnes gentes”. Al llegar al lugar del martirio oró por sus perseguidores, elevó luego los ojos al cielo y ofreció la cabeza al hacha del verdugo; tenía 40 años. Algunas partes de su cuerpo fueron recogidas por cristianos y rodeadas de veneración, realizaron prodigios. Fue beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.
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