Martirologio Romano: En Valencia, España, beatas María del Niño Jesús Baldillou Bullit y compañeras, vírgenes del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías y mártires, que en la misma persecución bajo la violencia de los enemigos de la Iglesia fueron gloriosamente al encuentro de Cristo Esposo.
Sus nombres eran: Presentación de la Sagrada Familia (Pascuala) Gallén Martí, María Luisa de Jesús Girón Romera, Carmen de San Felipe Neri (Nazaria) Gómez Lezaun y Clemencia de San Juan Bautista (Antonia) Riba Mestres.
María del Niño Jesús nació en Balaguer (Lérida). Allí transcurrió su infancia y juventud. En 1924 ingresó en el noviciado escolapio de Masnou (Barcelona), donde profesó en 1927 a los 22 años de edad. Ya en el noviciado dio muestras de una virtud poco común y de una obediencia esmeradísima. Destinada al colegio de Valencia, en esta casa permaneció hasta su muerte, ocupada en los oficios domésticos. Tanto para la comunidad como para las niñas fue modelo de vida totalmente entregada al Señor, en la sencillez y alegría de la cotidiana educación. Joven a los 31 años, el 8 de agosto de 1936, el Señor la encontró preparada para su encuentro con él, en las playas del Saler (Valencia).
Presentación era natural de Morella (Castellón) y nació en 1892. Pertenecía a un hogar profundamente cristiano. Dios lo bendijo con cuatro hijas y las cuatro fueron religiosas: una Hija de la Caridad y tres Escolapias. Junto con su hermana Josefa, hicieron el noviciado en San Martín de Provensals (Barcelona), y allí profesaron en 1892. Tras siete años en el colegio de Olesa de Montserrat fue destinada al colegio de Valencia; en este colegio estuvo el resto de su vida, sembrando la Buena Nueva del Reino entre las niñas confiadas a su apostolado. Fue un modelo constante para sus hermanas de comunidad: sencilla y modesta, humilde y servicial. Y como recompensa, a los 64 años, Dios la invitó al supremo sacrificio de amor en la playa del Saler, Valencia.
María Luisa nació en Bujalance, (Córdoba) en 1887. Fue alumna del colegio escolapio de Bujalance. Ingresó en el noviciado escolapio de Carabanchel (Madrid), en el 1916, y profesó en 1918. La mayor parte de su vida escolapia la pasó en Cuba. De 1934 a 1936, entre las niñas valencianas, derrochando simpatía con su característico gracejo andaluz. Siempre se la vio alegre y jovial, con la sonrisa en los labios y una serenidad que admiraba a sus hermanas. En varias ocasiones comentó que no le importaría morir mártir. Y el Señor escuchó sus deseos a sus 49 años de edad y 18 de profesión religiosa, en las playas valencianas del Saler.
Carmen era natural de Eulz (Navarra), nació en 1869. Sintió la llamada del Señor e ingresó en el noviciado de Carabanchel (Madrid), donde profesó en 1895. Ese mismo día fue destinada al colegio de Valencia. Encargada de la portería durante 41 años, vivía intensamente la vida escolapia y sabía hermanar el trabajo y la oración. Afable y sonriente, supo transformar aquella portería bulliciosa, por el constante ir y venir de las alumnas y sus familiares, en una Betania, donde se recreaba el Señor, que le acompañaba siempre. Su vida fue una preparación continua, y ante la llamada apremiante del Señor, el 8 de agosto de 1936, supo responder con heroísmo, a los 67 años de edad, junto a sus otras cuatro hermanas escolapias. Mártir en las playas del Saler, Valencia.
Clemencia nació en Igualada (Barcelona) en 1893. Alumna del colegio igualadino escolapio se distinguió por su aplicación y simpatía natural. Sintió pronto el deseo de abrazar la vida religiosa, pero no pudo realizar sus deseos hasta el 1919, fecha de su profesión religiosa. Después de una breve estancia en el juniorato de Zaragoza, fue destinada al colegio de Valencia. Las hermanas que convivieron con ella aseguraban que todas la querían: las superioras hallaban en ella un descanso y consuelo, las hermanas un corazón amplio, siempre dispuesto a hacer el bien; y las alumnas una madre. En la playa del Saler, Valencia, trocó la vida terrena por el cielo, cuando contaba 41 años de edad.
Estas cinco escolapias, dada la situación persecutoria religiosa reinante en Valencia, el 22 de julio de 1936, se ausentaron del Colegio y buscaron refugio en un piso de la calle San Vicente, propiedad del chófer del Colegio. Allí pasaron días calamitosos. El día 8 de agosto de 1936, a las cinco de la mañana fue asaltada la vivienda. Les dijeron que habían sido denunciadas y que debían declarar en el gobierno civil. Un coche les esperaba a la puerta, pero conducidas a la playa del Saler de Valencia, recibieron la palma del martirio y sellaron con su sangre su vida de fidelidad a Jesucristo. Sus restos mortales descansan en la cripta del Colegio de Escolapias de Valencia. Fueron beatificadas con los demás mártires de la Guerra Civil en valencia, en 2001.
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