Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Siete Durmientes de Éfeso, que, como se relata, después de su martirio, reposan en paz, en espera del día de la resurrección.
Eran: Constantino, Dionisio, Juan, Malco, Martiniano, Maximiano y Serapión, jóvenes de Éfeso, quienes para evitar verse obligados a ofrecer sacrificios a los ídolos se refugiaron en una caverna. Cuando el prefecto lo supo sufrieron el martirio asfixiados dentro de una cueva que fue cerrada a cal y canto en el monte Oclón de Éfeso. Pasadas las persecuciones, ya en tiempos de Teodosio, en el año 408, se encontraron sus cuerpos y vestidos incorruptos, como si su martirio hubiese sido un sueño. Por lo que fueron llamados, los Siete Santos Durmientes.
Pero la “Leyenda Áurea”, afirma que cuando era emperador Teodosio, hubo un terremoto y se desplomó la pared que cegaba la cueva y los siete durmientes despertaron persuadidos de que sólo había pasado una noche. Uno de ellos, enviado a la ciudad para buscar alimentos, vio en todas partes la imagen de la cruz, y no conocía a nadie. Puesto que pagaba las compras con monedas de Decio, lo detuvieron y condujeron ante el gobernador. Y en un largo interrogatorio se acabó por descubrir la verdad. Esta historia se interpretó como una prueba de la resurrección de los muertos.
Los siete durmientes han sido identificados en Occidente con los siete hijos de santa Felicitas, y en Bretaña con los siete santos bretones. De ahí que sean objeto de culto en el antiguo santuario de Vieux Marché (Côtes du Nord) cuya cripta es un dolmen. Hubo peregrinaciones a su tumba. Esta leyenda de los durmientes de Éfeso ha sido adoptada por el Islam: cada viernes se lee en las mezquitas. Todo es una leyenda y se ha suprimido su culto.
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