(Laudelino. fr.: Landelin).
Del país, que ama al país.
Martirologio Romano: En Saint-Crespin, en Hainaut, san Landelino, abad, que, convertido por san Autberto de una vida de latrocinio al ejercicio de la virtud, fundó el monasterio de Lobbes y, seguidamente, el de Saint-Crespin, donde terminó piadosamente sus días.
Natural de Bapaume en Artois. Aunque fue educado por san Autberto de Cambrai, se dejó llevar por el mal y llegó a ser un bandido que tuvo el seudónimo de "el Taciturno". En el 654, la muerte repentina y trágica de uno de sus compinches, despertó en él la conciencia del peligro que corría su alma. Inmediatamente decidió volver al lado de san Auberto como un humilde penitente y, poco después, anunció su determinación de retirarse a Lobbes, un lugar donde había vivido con sus antiguos amigos, para purgar con la penitencia y la soledad sus pasadas culpas y rezar por sus víctimas. Pero muy pronto se encontró rodeado por discípulos que deseaban seguir su ejemplo; de aquel grupo surgió la famosa abadía de Lobbes.
San Landelino, que se consideraba absolutamente indigno de gobernar una comunidad religiosa, constituyó a su discípulo, san Ursmaro, como el primer abad, y él mismo partió, primero hacia Aulne (656) y de ahí a Wallers (657) donde, según algunos de sus biógrafos, nacieron otras comunidades en torno suyo y de cuyas abadías fue el fundador.
Todavía en busca de soledad, penetró junto con san Adelino y san Domiciano, en el extenso bosque que ocupaba el territorio entre Mons y Valenciennes. Hasta ahí le siguieron nuevos discípulos que fundaron la abadía de Saint-Crespin (670), a la que el propio Landelino se vio obligado a gobernar hasta el final de sus días. Sin embargo, todo el tiempo que le dejaban libre sus obligaciones, lo pasaba en la oración y penitencia, en una celda alejada del resto de la comunidad. Murió santamente en esta abadía. Tiene una duplicación con san Landelino "el Ermitaño".
Natural de Bapaume en Artois. Aunque fue educado por san Autberto de Cambrai, se dejó llevar por el mal y llegó a ser un bandido que tuvo el seudónimo de "el Taciturno". En el 654, la muerte repentina y trágica de uno de sus compinches, despertó en él la conciencia del peligro que corría su alma. Inmediatamente decidió volver al lado de san Auberto como un humilde penitente y, poco después, anunció su determinación de retirarse a Lobbes, un lugar donde había vivido con sus antiguos amigos, para purgar con la penitencia y la soledad sus pasadas culpas y rezar por sus víctimas. Pero muy pronto se encontró rodeado por discípulos que deseaban seguir su ejemplo; de aquel grupo surgió la famosa abadía de Lobbes.
San Landelino, que se consideraba absolutamente indigno de gobernar una comunidad religiosa, constituyó a su discípulo, san Ursmaro, como el primer abad, y él mismo partió, primero hacia Aulne (656) y de ahí a Wallers (657) donde, según algunos de sus biógrafos, nacieron otras comunidades en torno suyo y de cuyas abadías fue el fundador.
Todavía en busca de soledad, penetró junto con san Adelino y san Domiciano, en el extenso bosque que ocupaba el territorio entre Mons y Valenciennes. Hasta ahí le siguieron nuevos discípulos que fundaron la abadía de Saint-Crespin (670), a la que el propio Landelino se vio obligado a gobernar hasta el final de sus días. Sin embargo, todo el tiempo que le dejaban libre sus obligaciones, lo pasaba en la oración y penitencia, en una celda alejada del resto de la comunidad. Murió santamente en esta abadía. Tiene una duplicación con san Landelino "el Ermitaño".
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