El acrecentará. Añadido. Crecimiento.
Martirologio Romano: En Seúl, ciudad de Corea, san José Chang Song-jib, mártir, farmacéutico de oficio, que, arrestado por haberse convertido al cristianismo, fue llevado a la cárcel, donde murió sometido a atroces tormentos.
Nació en la provincia de Kyonggi (Corea), en el seno de una familia obrera de religión pagana. Contrajo matrimonio y quedó viudo; volvió a casarse y volvió a enviudar, pasando por una fuerte crisis moral. Persona seria y responsable, era bien apreciado entre sus vecinos; desempeñaba el oficio de farmacéutico o médico. Cuando conoció el cristianismo, empezó con ilusión el catecumenado, pero la encarnación del Hijo de Dios y su concepción virginal le resultaban muy difíciles de creer. Abandonó entonces el catecumenado, se puso a criticar abiertamente los dogmas cristianos, y llevó una vida completamente al margen del cristianismo. Sus amigos católicos quisieron atraerlo de nuevo, pero todo fue en vano, hasta que un día una conversación con uno de ellos le llegó al corazón. Decidió entonces volver al catecumenado y ajustar su conducta al evangelio.
Convertido sinceramente al cristianismo, fue bautizado en abril de 1838, recibió la confirmación, y fue en adelante un creyente convencido y fervoroso en la práctica de la religión. Cuando llegaron las persecuciones, admiró el modo como los mártires confesaban públicamente su fe al precio de su vida, y quiso presentarse espontáneamente, pero lo persuadieron de que no era ése el camino. Sin embargo al tiempo fue acusado de ser cristiano y, arrestado el 18 de mayo de 1839, fue llevado ante las autoridades, ante las que testimonió valientemente su fe, y se negó a apostatar tal como le invitaban para salvar su vida. Luego lo sometieron a torturas, en las cuales mostró gran fortaleza y paciencia; el 26 de mayo le dieron 25 golpes de bastón, pero ya estaba muy debilitado y, llevado a su celda, expiró en Seúl. Fue canonizado el 6 de mayo de 1984 por SS Juan Pablo II.
Nació en la provincia de Kyonggi (Corea), en el seno de una familia obrera de religión pagana. Contrajo matrimonio y quedó viudo; volvió a casarse y volvió a enviudar, pasando por una fuerte crisis moral. Persona seria y responsable, era bien apreciado entre sus vecinos; desempeñaba el oficio de farmacéutico o médico. Cuando conoció el cristianismo, empezó con ilusión el catecumenado, pero la encarnación del Hijo de Dios y su concepción virginal le resultaban muy difíciles de creer. Abandonó entonces el catecumenado, se puso a criticar abiertamente los dogmas cristianos, y llevó una vida completamente al margen del cristianismo. Sus amigos católicos quisieron atraerlo de nuevo, pero todo fue en vano, hasta que un día una conversación con uno de ellos le llegó al corazón. Decidió entonces volver al catecumenado y ajustar su conducta al evangelio.
Convertido sinceramente al cristianismo, fue bautizado en abril de 1838, recibió la confirmación, y fue en adelante un creyente convencido y fervoroso en la práctica de la religión. Cuando llegaron las persecuciones, admiró el modo como los mártires confesaban públicamente su fe al precio de su vida, y quiso presentarse espontáneamente, pero lo persuadieron de que no era ése el camino. Sin embargo al tiempo fue acusado de ser cristiano y, arrestado el 18 de mayo de 1839, fue llevado ante las autoridades, ante las que testimonió valientemente su fe, y se negó a apostatar tal como le invitaban para salvar su vida. Luego lo sometieron a torturas, en las cuales mostró gran fortaleza y paciencia; el 26 de mayo le dieron 25 golpes de bastón, pero ya estaba muy debilitado y, llevado a su celda, expiró en Seúl. Fue canonizado el 6 de mayo de 1984 por SS Juan Pablo II.
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