(pol.: Marcin Jan Oprzadek).
Guerrero, marcial, belicoso.
Martirologio Romano: En el lugar de Hartheim, cerca de Linz, en Austria, beato Martín Oprzadek, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, quien, de nacionalidad polaca, contemporáneamente y del mismo modo alcanzó el reino celestial.
Juan nació en Koscielec (Cracovia, Polonia), en el seno de una familia campesina. Enviado a la escuela elemental, debió, sin embargo, dejarla cuando era aún un adolescente porque, al no tener padre, debía trabajar para ayudar a su madre y a su hermano enfermo. A los 28 años, habiendo muerto su madre y su hermano, pudo seguir su vocación religiosa, que desde la adolescencia sentía, entrando en la Orden Franciscana, en la Provincia de Nuestra Señora de los Ángeles, en la parte meridional de Polonia, entonces bajo dominio austríaco. Hizo el postulantado en el convento de San Casimiro de Cracovia, donde recibió el hábito religioso el 11 de noviembre de 1912 con el nombre de fray Martín (Marcin). Pasó luego a Wieliczka y más tarde a Sadowa Wisznia, y sin haber hecho aún la profesión religiosa, fue llamado a filas al estallar la I Guerra Mundial. Encuadrado en el XIII regimiento, llamado «cracoviano», participó en la guerra hasta su final.
Terminada ésta, volvió en febrero de 1919 al convento de Cracovia. Enviado a Wieliczka, aquí hizo el noviciado a partir del 11 de septiembre de 1920 y un año más tarde podía hacer la profesión religiosa. Ya profeso, fue enviado otra vez al convento de Cracovia, en el que perseveró como hermano portero durante los años que faltaban para su profesión solemne, emitida el día de San Francisco, 4 de octubre de 1924. Más tarde fue enviado, sucesivamente, a los conventos de Przemusl, Konin, Lvov, Wloclawek, Kasimierz Dony y nuevamente a Wloclawek, siendo en todos estos sitios un hombre de intensa oración, humilde, paciente y confiado en la Providencia divina.
Ocupada Polonia por los nazis, lo arrestaron el 26 de agosto de 1940 junto con el beato P. Cristino Gondek y lo encerraron en Dachau. Aquí, por su debilidad, fue declarado inválido y llevado a Linz (Austria), donde fue eliminado en la cámara de gas. Fue beatificado el 13 de junio de 1999 por SS Juan Pablo II.
Juan nació en Koscielec (Cracovia, Polonia), en el seno de una familia campesina. Enviado a la escuela elemental, debió, sin embargo, dejarla cuando era aún un adolescente porque, al no tener padre, debía trabajar para ayudar a su madre y a su hermano enfermo. A los 28 años, habiendo muerto su madre y su hermano, pudo seguir su vocación religiosa, que desde la adolescencia sentía, entrando en la Orden Franciscana, en la Provincia de Nuestra Señora de los Ángeles, en la parte meridional de Polonia, entonces bajo dominio austríaco. Hizo el postulantado en el convento de San Casimiro de Cracovia, donde recibió el hábito religioso el 11 de noviembre de 1912 con el nombre de fray Martín (Marcin). Pasó luego a Wieliczka y más tarde a Sadowa Wisznia, y sin haber hecho aún la profesión religiosa, fue llamado a filas al estallar la I Guerra Mundial. Encuadrado en el XIII regimiento, llamado «cracoviano», participó en la guerra hasta su final.
Terminada ésta, volvió en febrero de 1919 al convento de Cracovia. Enviado a Wieliczka, aquí hizo el noviciado a partir del 11 de septiembre de 1920 y un año más tarde podía hacer la profesión religiosa. Ya profeso, fue enviado otra vez al convento de Cracovia, en el que perseveró como hermano portero durante los años que faltaban para su profesión solemne, emitida el día de San Francisco, 4 de octubre de 1924. Más tarde fue enviado, sucesivamente, a los conventos de Przemusl, Konin, Lvov, Wloclawek, Kasimierz Dony y nuevamente a Wloclawek, siendo en todos estos sitios un hombre de intensa oración, humilde, paciente y confiado en la Providencia divina.
Ocupada Polonia por los nazis, lo arrestaron el 26 de agosto de 1940 junto con el beato P. Cristino Gondek y lo encerraron en Dachau. Aquí, por su debilidad, fue declarado inválido y llevado a Linz (Austria), donde fue eliminado en la cámara de gas. Fue beatificado el 13 de junio de 1999 por SS Juan Pablo II.
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