(fl.: Ida van Leuven).
Trabajadora.
Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Roosendaal, en Brabante, beata Ida, virgen, que desde joven sufrió por parte de su padre antes de entrar en la vida religiosa, y con la austeridad cotidiana imitó en su cuerpo a Cristo sufriente.
Nació en Lovaina, hija de un rico mercader de vinos, que preocupado solamente de engrandecer su fortuna, se contrarió mucho cuando su hija, de 18 años, que quería hacerse monja: no le dio permiso y la hizo sufrir mucho. Ida, conocida ya por su conducta de vida y sus fenómenos místicos, por fin consiguió convencer a su padre.
Ingresó en las cistercienses de la abadía de Rossendael (Malinas, Brabante) donde recibió de Dios carismas extraordinarios. Su vida fue un camino de imitación de Cristo en sus sufrimientos. Se dedicó a la oración, a la contemplación y a los trabajos manuales, entre los que destacaba era en la transcripción de libros; pero no rechazó jamás aquellos más humildes, siempre al servicio de sus hermanas. Gracias a su intercesión se produjeron muchas conversiones.
Se cuenta que su rostro se iluminaba a veces con una luz celestial, que leía en los corazones y que despedía un fragante perfume. Lo que sí parece cierto es que su tumba se convirtió en sitio de peregrinación, pero las reliquias de la beata se perdieron en 1580.
Debemos reconocer que la biografía de la beata Ida de Lovaina es un tanto sospechosa, en parte porque no existe ninguna confirmación externa de los hechos ahí narrados y también porque abundan en ella los portentos más asombrosos. Tiene culto local.
No hay comentarios:
Publicar un comentario