(Ferreolo, fr.: Ferréol d’Uzès).
Natural de Narbona, fue obispo de Uzés o Nimes y se dedicó particularmente a la conversión de los judíos de su diócesis; se dice que por este motivo el rey Childeberto lo exilió, aunque el Martirologio Romano dice que fue exiliado por envidia y al regresar junto a su grey, al cabo de tres años, le recibieron con alegría, como un verdadero hombre de Dios.
Fundó un monasterio para el cual escribió una regla. San Gregorio de Tours, su contemporáneo, lo presenta en estos términos: «En aquel tiempo, Ferreolo, obispo de Uzés, varón de gran santidad, murió, lleno de sabiduría e inteligencia; compuso algunas epístolas.» Estas cartas no se nos han conservado, mientras que sí se conserva una obra que se le atribuye, con gran verosimilitud, una regla monástica, redactada hacia el 570 y destinada al monasterio de Ferreolac, fundado en honor de otro san Ferreolo, mártir de Vienne.
La regla monástica de Ferreolo ensalza especialmente la obediencia, fundamento de la virtud, y la caridad, su madre; favorece fuertemente la vida contemplativa en el espíritu de «un corazón, un alma» de los Hechos de los Apóstoles 4,32. Busca llevar al combate espiritual contra el dominio de la carne y del orgullo, y manifiesta una característica moderación. Su propósito es conducir a los religiosos deseosos de Dios, que se esfuerzan en buscar y encontrar a Aquel que ha dicho: «Amo a los que me aman» (Prov 8,17). las prescripciones están fundadas principalmente en las Sagradas Escrituras.
Su memoria se celebra en Nimes. Un suplemento del “Martirologio de Usuardo” lo menciona en esta fecha. Una «Vita» de fecha incierta, pero netamente posterior y considerada privada de valor histórico, hace del santo hijo de una princesa merovingia y nieto de san Firmino (muerto hacia el 553), su predecesor en Uzés. Su madre sería incluso ascendiente de Carlomagno. Tiene culto local.
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