Martirologio Romano: En el lugar llamado Klifane, en el Líbano, san Nimattullah al-Hardini, presbítero de la Orden Libanesa Maronita, dedicado a los estudios teológicos y a la pastoral entre los jóvenes, siendo eminente por su espíritu de oración y penitencia.
Nació en Hardin (Líbano). Se llamaba Youssef. Pertenecía a una familia cristiana maronita. Pasó los primeros años de su infancia frecuentando los monasterios y eremitorios de su pueblo. Terminados sus estudios se fue a vivir con su abuelo materno, Youssef Raad, párroco de Tannourin, cuyo ejemplo suscitó en él el deseo del sacerdocio, vivido como servicio a la Iglesia.
Ingresó en la Orden Libanesa Maronita a los 20 años. Fue enviado al monasterio de San Antonio de Qozhaya, cerca de la Qadischa (Valle santo), para realizar sus dos años de noviciado, durante los cuales se entregó con fervor a la oración comunitaria y la trabajo manual. Dedicó todo su tiempo libre a visitar al Santísimo.
Después de su profesión monástica en 1830, fue enviado al monasterio de San Cipriano y Santa Justina, en Kfifan, para estudiar la filosofía y la teología, a la vez que trabajaba en el campo. Destacó por su habilidad como encuadernador. Durante este período a causa de su ascetismo y su intensa estudio, se enfermó. Su superior lo destinó a la sastrería. Al ser ordenado sacerdote, fue nombrado director del estudiantado y profesor, labor que desempeñó hasta sus últimos años. Dividió su jornada en dos partes: la primera mitad para prepararse para la celebración de la Eucaristía, y la segunda mitad para la acción de gracias por la eucaristía. Vivió esta dimensión contemplativa juntamente con el amor a sus hermanos y a la cultura. Fundó una escuela para instruir gratuitamente a la juventud.
Le tocó vivir dos guerras civiles (1840 y 1845), que fueron preludio de sangrientos acontecimientos de 1860, durante los cuales muchos monasterios fueron quemados, muchas iglesias devastadas y muchos cristianos maronitas asesinados. En este marco civil y religioso, su hermano el padre Eliseo, ermitaño, lo invitó a abandonar la vida comunitaria para retirarse a un eremitorio, pero él respondió: “Los que luchan por la virtud en la vida comunitaria tendrá más mérito”.
Fue severo y duro consigo mismo, pero misericordioso e indulgente con sus hermanos. Fue grande su devoción a María, especialmente a la Inmaculada Concepción. Formó cofradías para honrar a María. Fundó también 16 altares consagrados a María, uno de estos, en el monasterio de Kfifan, fue llamado, después de su muerte, “Nuestra Señora de Hardín”.
En 1845, a los 33 años, la Santa Sede lo nombró asistente general de su Orden con un mandato de tres años, por su celo en el cumplimiento de la reglas monásticas. Para ese cargo fue reelegido otras dos veces, pero se negó siempre a aceptar el nombramiento de abad general de la Orden. Residió, con los demás asistentes, en el monasterio de Nuestra Señora de Tamich, casa general de la Orden, pero solía ir a su antiguo monasterio para realizar su trabajo de encuadeernador. De 1853 a 1859 tuvo entre sus alumnos a san Charbel Majluf, que asistió a la muerte de su maestro. Fue querido por los musulmanes y drusos. Mientras se encontraba en el monasterio de Kfifan para dar clases, pero debido al intenso frío, se enfermó de pulmonía, y tras una agonía de 10 días murió.
Fue beatificado por SS Juan Pablo II en 1998 y canonizado por el mismo Papa el 16 de mayo de 2004 (que fue la última ceremonia de canonización realizada en su pontificado).
Fue beatificado por SS Juan Pablo II en 1998 y canonizado por el mismo Papa el 16 de mayo de 2004 (que fue la última ceremonia de canonización realizada en su pontificado).
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