Martirologio Romano: En Vienne, de Burgundia, san Adón, obispo, que fue elegido para la sede siendo monje, y honró egregiamente la memoria de los santos al escribir un Martirologio.
Nació en la diócesis de Sens, Borgoña, en el seno de una noble familia; estudió bajo Lupo Servato en Ferriéres en Gâtinais; aquí fue aceptado en la Orden benedictina, pero el abad de Prüm (Tréveris) obtuvo sus servicios como director de la escuela de su monasterio (841-853). Después de algunos años, tuvo que dejar este monasterio a causa de los celos de algunos monjes, y marchó a Grenoble, Ravena y Roma; al regreso a Francia, se detuvo en Lyon, centro de estudios sobre los Martirologios. Aprendió el oficio y se puso a trabajar. Es autor de un “Martirologio” que adolece de muchos defectos, ya que escribió muchas de las leyendas sobre los santos, e inventó muchos santos, que nunca fueron canonizados. Se difundió rápidamente, sobretodo en las comunidades benedictinas. No gustaron sus comentarios demasiado largos y el monje Usuardo lo redujo a lo esencial.
Hacia el 859, fue elegido arzobispo de Vienne en el Delfinado. Fue un obispo admirable bajo todos los aspectos. Gobernó su diócesis con firme autoridad en tiempos de contiendas políticas. Murió en Lyon. Pocos siglos después fue canonizado y aparece incluso en aquellos Martirologios de compiladores muy escrupulosos.
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