Martirologio Romano: En Amatunte, de la isla de Chipre, tránsito de san Juan el Limosnero, obispo de Alejandría, famoso por su compasión para con los pobres y tan rebosante de caridad para con todos que hizo construir muchas iglesias, hospitales, orfanatos, para aliviar todas las necesidades de la ciudad, llegando a aportar para ello los bienes de la Iglesia y exhortando continuamente a los ricos al ejercicio de la beneficencia.

Ha pasado a la historia por su generosidad al dar limosnas, que era tanta que dicen que murió con un tercio de céntimo. Decía que había que dar siempre a quién nos pidiera porque no sabíamos si era Cristo quien nos ponía a prueba nuestra generosidad. Fundó 70 iglesias y dos monasterios, hospitales y orfanatos, siendo el primero en erigir una casa para jóvenes pobres embarazadas.
Cuando los persas saquearon Jerusalén ayudó a todos los que huían hacia Egipto y mandó comida y sustentos a los habitantes a la ciudad saqueada. Envió también dos obispos y un abad para redimir a los cautivos. Él mismo vivió con gran austeridad, y son numerosas las anécdotas que se cuentan de su proverbial generosidad, en la que no aceptó regalo alguno, e incluso prohibió que su clero los recibiese. Nicetas, el gobernador, había ideado el proyecto de un nuevo impuesto muy perjudicial para el pobre. El patriarca habló en defensa de los pobres. Nicetas persuadió a Juan para que hiciera una visita al emperador, pero tuvo un aviso del Cielo de que moriría pronto; así que mientras estaba en camino a Chipre, murió en su ciudad natal.
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