Martirologio Romano: En la villa de Soisy, en Francia, muerte de san Edmundo Rich, obispo de Canterbury, que, desterrado por defender los derechos de la Iglesia, llevó una vida santa entre los monjes cistercienses de Pontigny.

Fue nombrado canónigo-tesorero de la catedral de Salisbury donde estuvo once años, donde era sabido que las rentas que administraba iban a manos de los pobres. Predicó, por encargo del papa Gregorio IX, la Cruzada contra los musulmanes; tuvieron sus predicaciones muchísimo éxito, y muchos pecadores se arrepintieron e hicieron donaciones para la liberación de Tierra Santa. Escribió “Espejo de la Iglesia”.
Fue designado arzobispo de Canterbury (1233) y el obispo de Salisbury tuvo que ordenárselo para que aceptara, pues se negaba aceptar el cargo, como antes se había negado a otros beneficios, como el cobrar por sus predicaciones. Durante su episcopado tomó especial interés en el cuidado de las jóvenes sin medios, para las que fundó una institución propia para protegerlas. Su posición intransigente a favor de la buena disciplina, de la observancia monástica, le llevó a la desobediencia de los monjes que querían sus privilegios, y como no podía con ellos tuvo que excomulgarlos. Su defensa de la justicia en las altas esferas del reino, le llevó a la enemistad con el rey Enrique III, con su propia curia diocesana y con el legado del Papa. Fue desterrado por Enrique III, a Pontigny en 1235, y al destierro fue acompañado por san Ricardo de Wych, futuro obispo de Chichester. Cuando llegó a Francia san Luis IX y su corte le recibieron con respeto y afecto. Quiso volver a Inglaterra, pero ya enfermo murió en el convento agustino de Soisy, asistido en todo momento por su amigo san Ricardo de Chichester. Al morir dijo: “Señor yo sólo te he deseado a ti”. Está enterrado en la abadía cisterciense de Pontigny, Yionne. Seis años después el papa Inocencio IV lo canonizó el 16 de diciembre de 1246.
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