Martirologio Romano: En el territorio de Théouranne, en Flandes, san Audomaro, que, siendo discípulo de san Eustaquio, abad de Luxeuil, fue elegido obispo de los Marinos y renovó allí la fe cristiana.
Natural de Oval, cerca de Coutances, Normandía y no Constanza, Alemania. A la muerte de su madre, entró en el monasterio de Luxeuil (Luxovia), junto con su padre; fue discípulo de san Eustaquio, abad de Luxeuil. Dejó la abadía para dedicarse con sus compañeros santos Bertino y Mummolino, a la evangelización de la región de Morinie, cuya capital era Thérouanne. Obispo de Thérouanne (en aquella época comprendía el Paso de Calais, Flandes) y de Boulogne, nombrado por el rey san Dagoberto II hacia el 639.
La diócesis tenía una gran necesidad de evangelización, y para este fin contó con la ayuda de numerosos monjes que poblaron la zona de abadías; él personalmente fue cofundador de Sithu, junto con san Beltrán, san Mummolino, san Eloy y san Bertino, que fue el segundo abad sucediendo a san Mummolino. En torno a esta abadía surgió la ciudad llamada Saint-Omer. Fundó la iglesia de Saint Martin sobre el río Lys. En su política episcopal mantuvo relaciones de colaboración con san Audoeno de Rouen (en Rouen, Audomaro ordenó sacerdote a san Wandregisilio), y con san Lamberto de Lieja, con quién se encontró en el 667 para la traslación de las reliquias de san Vedasto de Arrás. Se le atribuyeron muchos milagros. Murió ciego y enterrado por san Bertino en el territorio de Wavrans. La leyenda dice que, como san Benito, se envolvía en una manta espinosa para vencer las tentaciones carnales.
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