San Siricio. Papa (383-399). M. 399.
Martirologio Romano: En el cementerio de Priscila, en la vía Salaria Nueva de Roma, san Siricio, papa, a quien alaba san Ambrosio como verdadero maestro, ya que, consciente de su responsabilidad sobre todos los obispos, les dio a conocer los documentos de los Padres, confirmándolos con su autoridad apostólica.
Natural de Roma. Fue lector y diácono bajo el pontificado de san Liberio, y permaneció como diácono con san Dámaso. Sucedió en el pontificado a san Dámaso, por aclamación del pueblo romano.
Contribuyó a la evangelización en época de invasiones vandálicas y al desarrollo de la autoridad papal: un ejemplo es su carta al arzobispo Imerio de Tarragona, que ha sido considerada como el primer decretal que es un instrumento bastante importante para reafirmar el primado de Roma e imponer el respeto hacia las leyes de la Iglesia. En el 386, convocó un sínodo en Roma, cuyas decisiones fueron comunicadas a la Iglesia de África con otros decretales. San Jerónimo escribió contra él, ya que este Papa, no le dio el apoyo que le había dado su predecesor. En cambio encumbró a san Ambrosio de Milán con el que mantuvo una intensa correspondencia. Después de una revisión de su vida, el papa Benedicto XIV, observó en 1748, que este Pontífice, había sido sobre todo un Papa moderado y moderador, en contra del carácter intempestuoso de san Jerónimo. Murió en Roma y está sepultado en el cementerio de Priscila.
San Básolo. (555-620).
Natural de Limoges; se hizo monje en Verzy (Reims) y después ermitaño en Champaña que ha dado nombre a la ciudad de Dombasle, vivió durante 40 años en una colina. Fue célebre como taumaturgo. Según la leyenda un jabalí perseguido por cazadores fue a refugiarse junto al ermitaño cuyos pies lamió. Murió en el monasterio de Verzy.
San Conrado de Constanza. (c.900 - 975).
Martirologio Romano: En Constanza, de Suabia, en Germania, san Conrado, obispo, óptimo pastor de su grey, el cual hizo generosa providencia de sus bienes en favor de la Iglesia y de los pobres.
Nació en una familia de hondas raíces güelfas. Recibió su formación en la escuela catedralicia de Constanza, fue introducido, aún bajo su predecesor Notingo, en los oficios vinculados con el cargo. Fue nombrado obispo de Constanza (934-975), en Suiza, por consejo de san Ulrico, obispo de Augsburgo, del que fue amigo toda su vida. La diócesis tuvo tiempo de experimentar la virtud de su pastor: su paciencia y su sabiduría, su templanza y su prudencia. Construyó iglesias y monasterios, como la iglesia abacial de San Mauricio siguiendo el modelo del Santo Sepulcro. Se deshizo de sus bienes y se los entregó a los pobres. Peregrinó tres veces a Tierra Santa. Era ya viejo cuando fue a Italia, junto con el emperador Otón I (962). En una época en la que la mayor parte de los prelados estaban envueltos en la política secular de su tiempo, él fue capaz de ocuparse solamente de los intereses eclesiásticos. Murió en Constanza y fue sepultado en la iglesia de San Mauricio. En el 1526 los luteranos arrojaron sus reliquias en el lago Constanza. Patrón de Constanza, de Friburgo.
Martirologio Romano: En el monasterio Sixt de Canónigos Regulares, en Saboya, beato Poncio de Faucigny, que fue primero abad en Abbondance y, renunciando al cargo, quiso morir como un sencillo religioso.
Nació en Saboya, a los 20 años ingresó en los Canónigos Regulares de Premontré en Abondance; fundó y gobernó el monasterio de San Sixto; regresó a Abondance donde fue abad; renunció a su cargo para morir como simple religioso. Fue muy venerado por san Francisco de Sales.
Hugo Taylor y Marmaduco Bowes. Beatos. M. 1585.
York en el s. XVI |
Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beatos mártires Hugo Taylor, presbítero, y Marmaduco Bowes, de los cuales, el primero, aún joven, por haber entrado en Inglaterra siendo sacerdote, y el segundo, en cambio, ya anciano, por haberle ayudado, fueron llevados al suplicio del patíbulo, en tiempo del reinado de Isabel I.
Hugo Taylor era natural de Durham, pero no se tienen noticias de su familia y juventud. Luego de hacer los estudios en el colegio inglés, se había ordenado sacerdote en 1584 y había vuelto a Inglaterra, donde ejercía su ministerio cuando fue arrestado por orden de Lord Envers en 1585. Fue juzgado el 24 de noviembre de ese año. Se le aplicó el estatuto 27 de Isabel y fue condenado a muerte por traidor. Al día siguiente de su condena pudo decir misa y en ella se ofreció al Señor pidiéndole la gracia de morir un viernes como el Redentor.
Mamarduco Bowes era natural de Angram Grange, cerca de Appleton, en Cleveland; era un rico terrateniente, estaba casado y tenía varios hijos. Sus vecinos lo estimaban por sus buenas cualidades. Era católico de corazón, aunque para evitar las consecuencias tremendas de confiscación de sus bienes disimulaba su catolicismo y aparecía como protestante. Pero tenía para sus hijos un maestro católico y albergaba sacerdotes en su casa. El maestro apostató y denunció a Mamarduco. Arrestado y llevado ante el tribunal, confesó la fe, se arrepintió de haberla disimulado y ofreció su muerte como satisfacción por este disimulo. La beatificación tuvo lugar el 22 de noviembre de 1987 por el papa Juan Pablo II.
No hay comentarios:
Publicar un comentario