19 de octubre de 2014

San PEDRO DE ALCÁNTARA. (1499-1562).


Martirologio Romano: En la villa de Arenas, en la región española de Castilla, san Pedro de Alcántara, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que adornado con el don de consejo y de vida penitente y austera, reformó la disciplina regular en los conventos de la Orden en España, siendo consejero de santa Teresa de Jesús en su obra reformadora de la Orden de los Carmelitas.


Juan de Sanabria nació en Alcántara (Cáceres) en el seno de una familia burguesa. Estudió Filosofía en Salamanca tres o cuatro años sin llegar a graduarse. A los 16 años se hizo franciscano en el convento de San Francisco de Majaretes, cerca de Valencia de Alcántara (1515), donde cambió su nombre por el de Pedro. Por aquellos días se estableció la reforma de los franciscanos descalzos. A ellos pertenecerá nuestro novicio. Llamó siempre la atención ya que la gracia de Dios le asistió de un modo especial. Durante sus tiempos de estudiante sus compañeros cambiaban de conversación -si no era suficientemente edificante- cuando veían venir a Pedro, y, decían: "Callad, que viene el de Alcántara". Fue ordenado sacerdote en 1524. Parece que fue guardián de Nuestra Señora de los Ángeles de Robledillo y de San Onofre de la Lapa. Durante toda su vida quiso llevar la Orden al rigor de la primera regla; llegó a definidor provincial en 1535 y en 1538 le nombraron provincial. Con la fuerza fervorosa de su palabra, fue santificando las tierras de Extremadura, Portugal y Castilla. Fundó los conventos de Villanueva del Fresno, Santa Cruz de Tabladilla (Navaconcejo) y Valverde.
Reformó su provincia franciscana; sobre todo, con el ejemplo de una pasmosa penitencia y pobreza, fruto de su oración edificante: la reforma alcantarina. "Hemos hecho un pacto mi cuerpo y yo; que mientras viva en este mundo, nunca ha de tener intermisión en el padecer; pero, en llegando al cielo, le dejaré para siempre descansar". Se dice que llevó la pobreza a tal extremo que nunca se hizo un hábito nuevo. Como provincial de San Gabriel marchó al capítulo general de los observantes de Mantua (1541), pero enfermó en Barcelona y no pudo seguir su camino. Esto fue ocasión para que entablase amistad con san Francisco de Borja, entonces virrey de Cataluña. Su fama fue tanta que fue requerido por el rey de Portugal y allí marchó en 1537, después volvió en 1542 donde edificó el convento de Palhaës, del que fue guardián y maestro de novicios hasta 1544. Volvió de nuevo a Portugal en 1550 para elevar a provincia aquella fundación. Escribió el “Tratado de la Oración y de la Meditación” en 1554, que compuso inspirándose en el “Libro de la Oración” de fray Luis de Granada. 
Carlos V lo quiso como confesor y él le dijo "Vuestra Majestad buscará de hacer la voluntad de Dios. Si yo no regreso más, querrá decir que Dios no ha querido que yo aceptase este encargo". Se marchó y no volvió más. Fue visiblemente perseguido por el diablo y para defenderse de él acudía al sagrario de la iglesia. En 1554 le propusieron ser de nuevo provincial, pero ni los frailes ni Pedro quisieron, entonces solicitó hacer vida eremítica, asistido por un compañero y se estableció en un eremitorio cerca de San Marcos de Altamira, en la aldea de Santa Cruz de Paniagua o de las Cebollas, donde entabló amistad con el obispo de Coria; y esta amistad le trajo investigaciones por parte de la Inquisición, porque el obispo estaba emparentado con una familia filoluterana, pero no pudo probarse nada contra su ortodoxia. 
Después de varias visicitudes e incomprensiones por parte de algunos superiores y frailes, Pedro marchó a Roma, donde el general Julio Magnano le nombró definitivamente comisario. Volvió a España donde continuó fundando conventos, donde destaca el de El Palancar. Erigió la provincia de San José y publicó unas “Ordenaciones provinciales” donde quedó plamado el espíritu del franciscano alcantarino. Murió en Arenas de Ávila (hoy Arenas de San Pedro) una de sus fundaciones más queridas. Santa Teresa de Jesús dirá de él: "En oración tenía grande ímpetus de amor... Con toda esta santidad, era muy afable, aunque de pocas palabras; en éstas era muy sabroso porque tenía muy lindo entendimiento...". Pedro de Alcántara es uno de los grandes místicos españoles y fue muy querido por san Francisco de Sales. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Patrón de la diócesis de Coria y de Extremadura, de Arenas de San Pedro. Fue canonizado en 1669 por el papa Clemente IX. MEMORIA FACULTATIVA (en España).

1 comentario: