Martirologio Romano: En Lima, en el Perú, san Juan Macías, religioso dominico, que, dedicado por mucho tiempo a oficios humildes, atendió con diligencia a pobres y enfermos y rezó asiduamente el Rosario por las almas de los difuntos.

Con 34 años marchó a Lima (1620) después de un largo viaje y trabajó en una hacienda criando ovejas, gracias a la mediación de los dominicos y compartió sus ingresos con los pobres. Pidió entrar como hermano cooperador en los dominicos en 1622 en el convento de la recoleta de Santa María Magdalena; desde entonces tendrá grandes experiencias místicas, sobre todo purificativas, sobre su soberbia al hacerse religioso, que tuvo que superar con una inquebrantable confianza en la Providencia. Después de su profesión se le confió la portería del convento de Lima, y allí desplegó su caridad e inmenso respeto para todo necesitado, sin discriminación. Tuvo siempre una gran veneración por los santos, y tuvo amistad con san Martín de Porres. Fue un hombre de convento, cuando salía lo hacía por obediencia; se disciplinó tanto que llegó a enfermar. Rezó mucho por los difuntos, de manera que tuvo callos en las manos de tanto pasar las cuentas del Rosario. Murió en su convento de Lima a los 60 años. Fue canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.
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